Fincas verticales: hacia las ciudades del futuro

Las fincas verticales en ambiente controlado serán uno de los pilares fundamentales para alimentar a poblaciones en el futuro.

Ciudad de México (elsemanario.com).- La agricultura en ambiente controlado se desarrolla como una alternativa viable a la producción intensa de alimentos “porque cada día el efecto climático está afectando la producción”, de igual manera por plagas, enfermedades, falta de recursos humanos para poder trabajar, y “un sinnúmero de problemas en el campo tradicional” que afecta la producción de alimentos y desemboca en la poca calidad de los mismos.

Así lo dijo, en entrevista para elsemanario.com, David Proenza, presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Agricultura en Ambiente Controlado, al mismo tiempo que explicó que la agricultura en ambiente controlado es la técnica de la producción agrícola mediante la cual se pueden controlar distinta variables para el desarrollo optimo de las plantas, como son:

-Luz.
-Temperatura.
-Humedad.
-CO2.
-Nutrición.

Entre otras cosas, que no sólo permiten el mejor uso de los recursos, sino que alcanzan mayores niveles de productividad.

Para la ciudad de México y otras grandes urbes del país y América Latina, la implementación de esta tecnología es muy viable, asegura Proenza, ya que la finca vertical tiene muchos beneficios, no sólo el poder maximizar el uso del espacio y la producción. También este tipo de tecnologías no usan químico para producir, que es una ventaja para el consumidor.

Por ello, las fincas verticales representan una oportunidad de aumentar la producción asegurando alimentos de alta calidad.

Aunque, y vale la pena destacarlo, la única finca vertical en Latinoamérica se encuentra en Panamá, dice, a través de la tecnología japonesa. No hay nada así en México.

Además, el también presidente del Congreso Internacional de Agricultura en Ambiente Controlado explicó que uno de los grandes beneficios de la finca vertical es que se puede producir cerca de las ciudades donde se concentra la mayor cantidad de personas “viviendo, trabajando y comiendo”; por lo mismo, los costos de transportación disminuyen.

Dentro del marco del Congreso Internacional de Agricultura señalado, que se lleva a cabo del 20 al 22 de mayo, los productores de la región podrán conocer todos los pormenores tecnológicos y su aplicación a través de los principales expertos de todo el mundo.

Otra ventaja de esta forma de producción agrícola, es que se puede producir en edificios, galeras, o en lugares cerrados donde se pueda controlar lo anterior.

El concepto del ambiente controlado significa que se pueden controlar las variables mencionadas anteriormente en su totalidad o de manera parcial.

El agricultor puede controlar desde la semilla hasta la cosecha; mientras en la producción regular y tradiconal el productor que siembra mil semillas no tiene conocimiento en el momento inicial de si podrá cosechar mil plantas, en la agricultura en ambiente controlado puede tener la seguridad de que al sembrar mil semillas obtendrá mil plantas.

De la misma manera, el productor puede cuantificar no solo la cantidad exacta de semilla, sino también del fertilizante, agua, luz, etcétera.

Ahora bien, ¿cualquier persona puede tener acceso a esto?

David Proenza responde que “sí, definitivamente”. El método no es sólo para empresas grandes, puede acceder cualquier persona. Aunque, también ejemplificó, que el costo “depende del producto” y del tamaño: puede ser desde mil dólares hasta varios millones, asevera.

“Es accesible a todo el mundo dependiendo el nivel que quieres llegar”, aunque al ser tecnología nueva, encarecería su costo, pero bajaría rápidamente pues “va a llegar un momento en unos años que esto va a ser muy accesible para todos”.

Ya una empresa japonesa, bajo este mismo concepto, “está desarrollando neveras (…) que van a poder producir lechuga, tomate pepino”, es decir, productos dentro de las casas.

El impacto de la Finca vertical.

En este tipo de fincas pueden producirse cualquier tipo de alimentos, cualquier producto. Por ejmplo, las lechugas “en campo abierto, uno puede producir en un metro cuadrado nueve a diez lechugas (…) en un invernadero tú puedes subir como a 18 lechugas”; pero como eso se produce en un solo nivel, añade, “en la finca vertical, en ambiente controlado uno produce multiniveles”, por lo que, dependiendo de la altura del piso al techo puede haber “cinco, diez, 15 o hasta 20 niveles de producción”.

Por el ejemplo, menciona, en diez niveles en un metro cuadrado de finca vertical “yo puedo producir 40 lechugas”, es decir, cuatro veces más de lo que se produciría de la manera tradicional. Así, al tener diez niveles, en el espacio de un metro de manera vertical, se producirían 400 lechugas, puntualiza.

Al decir del entrevistado, si no hay una sensación de preocupación en los habitantes de las grandes urbes por desarrollar estos proyectos es porque, aunque gobiernos y ciudadanos entienden el efecto que tiene el clima en la producción a nivel local, “todavía los consumidores en nuestros países” tienen acceso a comida de esta manera, “no hay la necesidad de implementar o desarrollar algo en las casas”. Aunque asegura que eso está cambiando.

El problema radica en que cada año el clima reduce la producción global de alimentos y la población se incrementa, esta tecnología se está desarrollando y tarde o temprano la necesidad llegará y se necesitará de la misma, mencionó.

La conciencia.

La conciencia verde forma parte de los ciudadanos, misma que dicta que no se pueden seguir gastando los recursos naturales como antes. Ahora también la gente tiene la conciencia de no querer comer alimentos con pesticidas y otros químicos que se usan en su producción, asegura Proenza.

El cambio de conciencia hace que los consumidores demanden productos más sanos. El consumidor es quien tiene que demandar, “y ahí entonces viene el desarrollo para poder satisfacer esa demanda”. La razón de este congreso es esa, señala, despertar la conciencia de las personas para que entiendan por qué se tiene que incursionar en estas nuevas formas de producción de alimentos.

Aunque diferente a lo anterior, el DF tiene algunos ejemplos a favor de los alimentos sanos. Desde las azoteas verdes hasta pequeños huertos urbanos como el del huerto comunitario Roma Verde, donde se siembran y producen alimentos y además, se enseña a las personas a cultivarlos para el consumo local.

Otro caso, desde otra vía, es el huerto urbano de Iztacalco, donde la producción de alimentos llega a la población a través de diversos mecanismos, además de generar esquemas locales de comercialización con los cuales los vecinos adquieran los productos a precios muy reducidos.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, para el año 2050 la población mundial alcanzará los 9 mil 300 millones de habitantes y el 85 por ciento vivirá en las grandes urbes, por lo que para garantizar los alimentos a esta población se requerirá de un terreno fértil con la extensión de Brasil.

Por Alberto Cedeño.

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