Recibir en México a refugiados sirios: ¿Ayuda humanitaria o asunto de moda?

Me gustaría pensar que atender nuestros problemas nos permitirá no “ser candiles de la calle y oscuridad de la casa”, además de no convertir una causa humanitaria en una mera moda.

Ciudad de México.- No es casualidad leer en varios medios de comunicación sobre la crisis migratoria que hay en Europa debido a los cientos de miles de refugiados sirios que están huyendo de sus países a causa de una cruenta guerra civil. Todos hemos visto esas escenas de desesperación donde varias personas cruzan en barcazas el Mar Mediterráneo arriesgando su vida y la de sus familias para pisar suelo europeo y solicitar asilo.

Nadie tampoco puede ser ajeno o insensible a aquella trágica fotografía del pequeño de tres años de edad, Aylan Kurdi, que apareció ahogado en una playa turca después de que el barco donde viajaba con su familia naufragara. Mucha gente se conmovió al ver el cuerpo de ese niño sirio, incluidos varios jefes de Estado y de gobierno, al grado que muchos de éstos comenzaron a abrir sus fronteras para que varias familias de esa nación árabe llegaran a sus países.

Sin embargo, está la otra cara de la moneda en la que el racismo y la xenofobia de muchos europeos comenzó a aflorar y naciones como Croacia y Hungría cerraron definitivamente sus pasos fronterizos ante la entrada cuasi masiva de refugiados sirios. Fotos donde policías golpean brutalmente a cientos de migrantes ilegales empezaron a aparecer en varios medios occidentales y las voces de la gente no se hicieron esperar. Todos clamaban por humanidad para estas personas que se encuentra en situaciones adversas y migran para tener mejores condiciones de vida, o simplemente por temor a no ser una víctima más de la guerra o del temido Estado Islámico.

En América Latina diferentes Estados como Brasil, Venezuela, Argentina y Uruguay han comenzado a abrirles la puerta a los refugiados. El caso más conocido ha sido en este último país donde el entonces presidente, Pepe Mujica, acogió a varias familias con la esperanza de una vida mejor, aunque desafortunadamente ahora muchas de estas personas no estén conformes por una u otra situación y se quieran marchar de esa nación sudamericana, enfureciendo y hasta ofendiendo a algunos uruguayos que los han llamado “malagradecidos”.

Otros países de la región como Chile y México están evaluando la posibilidad de socorrer a refugiados sirios, sin embargo, me pregunto ¿nuestro país tiene la posibilidad de acoger con fuerza y capacidad económica a miles de personas que huyen de la guerra, la violencia o la injusticia humana siendo que en nuestra nación vivimos una situación grave en lo que a pobreza y derechos humanos se refiere? Uno de cada dos mexicanos es pobre y eso sin mencionar a los altos índices de violencia provocados por el crimen organizado, además de los cientos de desplazados existentes por esta causa. Aunado a ello, hay miles de compatriotas que también arriesgan la vida al intentar cruzar la frontera norte para buscar mejores condiciones de vida.

Nuestro país tiene una larga tradición de asilo con los pueblos del mundo e históricamente ha acogido a cientos de miles de refugiados que huían de sus países por razones políticas, por guerra o por dictaduras, y aunque ahora vivimos una situación adversa y desafortunada, siempre estamos en condiciones de recibirles. Me gustaría pensar que atender nuestros problemas nos permitirá no “ser candiles de la calle y oscuridad de la casa”, además de no convertir una causa humanitaria en una mera moda. No olvidemos que cuando hemos tenido problemas en nuestro hogar, el mundo nos ha abierto la puerta.

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