Hubble. La mirada de la Tierra hacia el universo

Es el ojo que los terrestres tenemos y con el que podemos obtener imágenes de las estrellas que nos permite conocer un poco más los misterios del universo.

México (elsemanario.com).- La mayoría ha visto alguna vez esas impresionantes fotografías en las que se ven enormes estrellas, planetas lejanos o nubes de gases de colores brillantes que existen en el universo y, seguramente muchas otras, se han proyectado en su imaginación a escenas de películas como Star Wars o Guardianes de la Galaxia para darse una idea de cómo se verían en la realidad.

Sin embargo, a veces, no nos percatamos que muchas de esas imágenes –por no decir la mayoría–, provienen de la misma fuente: el Telescopio Espacial Hubble.

Este amigo es como un ojo para la Tierra. Se trata de un telescopio orbital de gran tamaño (estacionado a unos 600 kilómetros del planeta) que permite a los astrónomos obtener imágenes de puntos muy lejanos del universo y ver el cosmos con mayor claridad.

Pero además de ser un telescopio, es una nave espacial y un satélite que transporta infinidad de instrumentos ópticos, sistemas de navegación y aparatos científicos.

¿Por qué está estacionado en el espacio o por qué es mejor que los telescopios que hay en la tierra? Porque la atmósfera produce inestables bolsas de aire que bloquean y distorsionan la luz, limitando la visión incluso de los instrumentos más potentes.

El ojo terrestre

Las imágenes del Hubble han ayudado a los científicos de la Tierra a fijar la edad del universo –estimada entre 13 o 14 mil millones de años–, a capturar los primeros retratos de muchas galaxias antiguas, en todas sus fases de evolución, permitiendo retroceder al pasado y estudiar su desarrollo.

El telescopio ha sido fundamental en el descubrimiento de la energía oscura, una fuerza poco conocida pero propagada por todo el espacio que anula la gravedad y contribuye a la continua expansión del universo.

El Hubble también mide las atmósferas de los planetas fuera de nuestro sistema solar, explorando su composición y registrando datos que algún día podrían servir para encontrar vida extraterrestre.

Hubble entra en acción

El Hubble, llamado así a en honor del astrónomo Edwin Hubble, inició a operar en 1990 enviando imágenes nunca antes obtenidas por los telescopios terrestres, sin embargo no eran perfectas pues eran ligeramente borrosas debido a un problema óptico.

Fue en diciembre de 1993 cuando astronautas del transbordador espacial Endeavour pudieron reparar el telescopio en órbita permitiendo al instrumento enviar a la Tierra imágenes tan nítidas como el cristal.

En 2002, astronautas del transbordador Columbia instalaron al Hubble una nueva cámara que es diez veces más sensible que tenía originalmente con lo que el telescopio podía obtener imágenes mucho más nítidas.

Por jubilarse

A pesar de sus numerosos logros, el Hubble está casi al final de su vida útil, tuvo su última revisión periódica en mayo de 2009. Su sucesor, el telescopio espacial James Webb, tenía programado su lanzamiento en 2013 pero fue reprogramado para 2018.

El nuevo instrumento orbitará mucho más lejos de la Tierra (1.5 millones de kilómetros) -la mejor distancia- para observar a través del polvo espacial las primeras formaciones de estrellas, galaxias y sistemas solares.

El Webb será el primero capaz de medir realmente la composición atmosférica de un planeta rocoso, posiblemente parecido a la Tierra pero lejos en el espacio, y mejorar así enormemente la búsqueda de vida.

Además, del Hubble y de su sucesor, en la órbita terrestre también se encuentran el telescopio espacial Spitzer que capta imágenes de luz infrarroja capaz de detectar radiaciones muy lejanas o débiles.

También está el observatorio de rayos X Chandra que captura los rayos que emiten los eventos más violentos del universo, como es el caso de las supernovas.

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