El orden de las cosas

“You don’t do anything, you let it evolve”

Juan Carlos del Valle, retomando a Sergiu Celibidache

 

 

El caos lo encuentra uno sin esfuerzos – y en su representación más contundente – en la cabeza. Pensemos en un sueño: un sueño hay que desmenuzarlo y ordenarlo para poder contarlo. No viene ordenado de por sí. Uno piensa que sí, pero no es verdad. Con las ideas pasa lo mismo: si uno se expresara en stream of consciousness todo el tiempo, diría cosas que nadie comprendería. La cabeza vive en desorden. En un desorden que nosotros todo el tiempo queremos perturbar.

Hay quien cree en el orden de las cosas (¿existe el orden espontáneo?). Tal parece que hay ejemplos de orden natural (¿existe el maldito orden espontáneo?). La evolución se supone que es uno de ellos. Uno puede adivinar cómo van a evolucionar ciertas cosas habiendo visto a sus semejantes comportarse de determinada manera. Pero puede que todo sea una ilusión.

El orden natural de las cosas 1

Pensar en orden natural de cosas me remite a tres experiencias (el orden de las experiencias es susceptible de reorganización):

La primera es una experiencia de aprendizaje. Los fisiócratas eran unos tipos que estaban convencidos de que todo tenía un orden natural y que no había que irle en contra (laissez faire, laissez passer, etc.). Hablaban de orden social y orden del sistema económico. Sostenían que el orden social estaba basado en el orden económico. Les interesaba mucho el respeto a la propiedad privada, y creían que ésta era parte del orden natural de las cosas. ¿Resultado de esta lluvia de conceptos aprendidos y aprehendidos? Que hay – al menos – dos grandes dudas en el universo fisiocrático: el que la propiedad privada sea del orden natural (o no) y el que la propia etimología de la corriente de pensamiento sea acertada (o tampoco).

La segunda es una experiencia literaria. Antonio Lobo Antunes nos contó historias de personas relacionadas con la decadencia, el desorden y la muerte (¿quién escapa a una relación con estos conceptos?); entrelazó las historias de sus personajes con la historia de su país; generó en sus lectores una confusión muy parecida a la que se encuentra cuando se atiende al barullo cerebral de cualquier momento del día.

La tercera es una experiencia artística. Tiene que ver con la exposición curada por José Esparza Chong Cuy y Julieta González en el Museo Jumex.  Un museo ficticio dentro de otro museo. Un proyecto dividido en ocho órdenes (cultura material, gente y emociones, ser social, etc.). El museo partido de la ficción (¿o museo que vive en la ficción?) tiene una estructura palladiana (¿serán las matemáticas las que nos dicten el orden natural de las cosas?). Los curadores han decidido generar en cada categoría conversaciones entre obras y textos. Un proyecto sin duda ambicioso y genial (me hubiera encantado que a mí se me ocurriera, pero no tengo forma de espantar una neblina que vive en mi mente desde hace meses y no tengo tampoco capacidad taxonómica alguna). Con el asunto del orden y del desorden como obsesión (mientras veo besarse a dos guardias, maldita recurrencia Tino-Sehgaliana, maldita paranoia), me pregunto qué hubiera pasado (sospecho que ellos también se lo han cuestionado) si hubieran decidido hacer otras vinculaciones, si se hubieran inclinado por otras temáticas y otras subtemáticas, si hubiesen hecho divisiones distintas o si se hubiesen decantado por categorizar de manera diferente. El proyecto curatorial parece funcionar. ¿Funcionaría concebido de otro modo? Si, como afirma Cioran, en el universo todo es caos, ¿es válido que en él exista cualquier afán de taxonomía?

El orden natural de las cosas 2

Me hubiera gustado conocer a Cioran. ¿Será que el orden natural de las cosas es el desorden? Cioran está enterrado en Montparnasse y platicaba a veces con Jacobo Siruela. Si ordenamos las cosas, se vuelven a desordenar. La tumba de Cioran nunca la encontré. La taxonomía nos puede ayudar a comprender – ¿qué tan lejos vivía Cioran en vida del panteón donde vive ahora en muerte? – pero la naturaleza se empeñará en mezclarlo todo para que el caos, dueño del universo, pueda seguir conservando su reino.

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