Empatía: Mirando el mundo desde el corazón de otras personas

(Basado en el libro The Emphatic Civilization de Jeremy Rifkin)

La Empatía, algo que las personas hacemos por naturaleza.

El 24 de Diciembre de 1914 en Flandes, se estaba peleando el quinto mes de la primera guerra mundial. Millones de soldados estaban preparados y listos en trincheras a lo largo y ancho de los campos de diferentes países Europeos. Las condiciones eran infernales. El frio, las trincheras sucias y enlodadas. Soldados compartían sus cuarteles con ratas y enfermedades. Soldados muertos en la zona de “nadie” (terreno entre las trincheras de ambos bandos) y sus cuerpos abandonados a metros de sus compatriotas sobrevivientes.

Conforme inicio el atardecer de ese día, algo extraordinario sucedió. Los soldados alemanes empezaron a encender velas en los miles y miles de pinos que estaban en el campo de batalla creando así millares de árboles de navidad; y con las luces de estas velas empezaron a cantar canciones navideñas. Los soldados Ingleses sorprendidos y sin saber que hacer respondieron con aplausos. Para después contestar con canciones en su propio idioma.

Luego soldados de ambos bandos empezaron a caminar a la “tierra de nadie” y empezaron a darse la mano, a charlar. Se intercambiaron cigarros y bromas absurdas de la guerra.

Según los historiadores, el 25 de Diciembre de 1914 más de 100,000 soldados a lo largo de toda Europa estaban agotados y en voz baja hablando entre sí. Enemigos hace 24 horas se ayudaban a enterrar a sus camaradas. Se tiene registro de más de un partidito de fut bol soccer.

Para la noche del 25 los generales de ambos lados se preocuparon de una posible tregua sin negociación y de inmediato re-tomaron las riendas de su guerra. Esta tregua surreal de la navidad de 1914 terminó tan abruptamente como había empezado. Así la primera guerra mundial continúa hasta Noviembre de 1918 cobrando casi 9 millones de vidas.

Cómo es que por una cuantas horas, miles de soldados rompieron con su línea de comando e inclusive con su patriotismo para comportarse por unas horas de la manera más humana posible?  Mientras que la guerra se mide con el heroísmo de sus soldados al estar dispuestos a morir por causa y su país; miles de soldados de la nada decidieron mostrar valentía de otro tipo; decidieron apoyarse y brindar confort en el duelo y sufrimiento del otro.

Los hombres de Flandes se comportaron con la simpatía y sensibilidad que ha caracterizado a los seres humanos por toda su historia; la empatía humana trasciende barreras culturales, familiares, raciales, políticas e inclusive de comando.

Por naturaleza las personas nos preocupamos los unos por los otros. Pensamos en nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padres. Tenemos la habilidad natural de cuidarnos los unos a los otros.

Me pregunto entonces porque cuando funcionamos como organismos; ya sea ejércitos, partidos políticos, congresos o empresas, no encontramos la forma de pensar en los sentimientos de los otros. Lo que es peor, no solo no encontramos la forma, no tenemos la intención de entender los sentimientos de los demás.

La palabra empatía es relativamente nueva en el diccionario de la humanidad. Antes, usábamos simpatía.

Empatía proviene de dos raíces: del alemán Einfuhling y de la palabra pathy.

Einfuhling es usada en alemán para describir estética. Se refiere a la forma en la que observadores proyectan sus sentimientos hacia un objeto de adoración o contemplación; y se entiende como la manera en la que expresamos nuestro aprecio al ver, por ejemplo una obra de arte. El filósofo historiador Alemán Wilhelm Dilthey describe la palabra Einfuhling como el proceso mental con el cual una persona se adentra el ser de otra persona para ver, y sentir lo que otro está viviendo.

Es en 1909 que el psicólogo Norteamericano E. B. Titchener transforma la palabra Einfuhling a “empathy” o empatía. Como muchos en su época Titchener estaba interesado en la introspección, que es el proceso en el que las personas examinan sus propios sentimientos. Y por esto podemos asumir que la extensión “pathy” sugiere el poder entender el estado emocional de dolor o placer del otro.

He tenido oportunidad en mi trabajo de viajar por el mundo y trabajar con grandes empresas en diferentes proyectos. Un cliente nuestro nos contrató para descubrir oportunidades nuevas entre los changarros de México. Para mí el descubrimiento tuvo muchas sorpresas; por un lado lo que observamos juntos de los clientes. Platicar con ellos, ayudarles a surtir sus tiendas, conocer un poco de sus vidas. Una tiendita era propiedad de dos hermanos. Hablamos con los 2 pero no juntos. Un hermano quiere dar servicio al cliente, cree que su negocio ayuda a la colonia. Conoce a todas las personas que pasan por enfrente. El otro considera su negocio una carga, sin el estarían en la quiebra. Los clientes solo quieren tomarles el pelo. Ambos creen que el único problema del negocio es el otro hermano.

Estas historias que aquí les cuento son del tipo de historias que las organizaciones de todo tipo deberían de buscar, porque hay crecimiento cuando dejamos de pensar en nosotros y nos dedicamos a pensar en los demás. Pero también son historias acerca de cómo las instituciones pueden perderse cuando rompen esa conexión que deberían de tener con las personas.

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