El año de 2014 es un referente en relación con los acontecimientos que marcaron el siglo XX. En este 2014 se cumplen 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial; 75 años del estallamiento de la Segunda Guerra Mundial, en 1939 y 25 años del fin de la guerra fría y del orden bipolar que surgió de la postguerra, con la caída del Muro de Berlín y la posterior desintegración de la Unión Soviética.
Si es común considerar que el siglo XX comenzó en Europa con la “Gran Guerra”, en México dio inicio en 1910 con el movimiento revolucionario y la caída del régimen porfirista. Pero a los cambios políticos y económicos en el mundo y en México hay que añadir los efectos del progreso científico y tecnológico, así como los cambios demográficos.
En 1900 México, contaba con 13.6 millones de habitantes, en tanto que en 2014 asciende a casi 120 millones de personas, de acuerdo al Consejo Nacional de Población, (CONAPO). Esto es la población de México creció casi nueve veces en este periodo de tiempo.
Este incremento de la población fue mayor proporcionalmente al que se dio en el mundo, en el mismo periodo, el cual pasó de 1,650 millones de personas en 1900 a casi 7,300 millones de seres humanos en 2014, lo cual equivale a un incremento de más de cuatro veces.
En México, el porcentaje de personas que viven en situación de pobreza es cercano al 45% de la población y quienes están en situación de pobreza extrema alcanzan el 9.8%
Esto conlleva, entre otras cosas, la urgencia de retomar el camino del crecimiento de la economía. El PIB de México aumentó a elevadas tasas de 1936 a 1982. La tasa de incremento anual del PIB de 1940 a 1970 fue del 6.1%
Sin embargo, de 1982 a 2013 la tasa de crecimiento de la economía ha sido en promedio de 2.3% anual.
Es claro, que es necesario retomar el desarrollo, con énfasis en la equidad distributiva y el cuidado del medio ambiente. No olvidemos que el cambio climático es el mayor problema colectivo que enfrenta la humanidad y que México es un país especialmente vulnerable al mismo.
Debemos afrontar el reto de satisfacer las necesidades económicas y sociales de una población que alcanzará los 150 millones de personas en 2050, con pleno respeto de las libertades fundamentales y de los derechos de las personas. Con estricto apego a los principios del Estado democrático de Derecho.