Hacia una ética global y el futuro de la humanidad

En la actualidad parece que con frecuencia tanto los gobiernos nacionales como los estatales o provinciales,  se ven claramente rebasados por un sinnúmero de problemas.

Ciudad de México.-  En la actualidad parece que con frecuencia tanto los gobiernos nacionales como los estatales o provinciales, así como las autoridades municipales y de las ciudades se ven claramente rebasados por un sinnúmero de problemas que van desde la seguridad, el crimen organizado y la viabilidad económica hasta el deterioro de la naturaleza y el ambiente pasando por una larga temática.

Los sistemas jurídicos de buena parte de los países desarrollados, de economías emergentes y sobre todo de países pobres se ven también saturados y rebasados por lo que en varios de ellos se ensayan esquemas más flexibles de solución de controversias. Sin embargo, es claro que en muchas realidades hay una situación de falta de control y de ingobernabilidad.

De igual forma, a nivel global buena parte de la problemática mundial parece estar completamente fuera de control, como el crimen organizado transnacional, la especulación financiera, la destrucción de la naturaleza, el deterioro del medio ambiente, la violencia de grupos radicales y la acción de grupos fácticos legales e ilegales.

La estructura institucional de las Naciones Unidas y de otros organismos multilaterales, así como el sistema jurídico internacional integrado por tratados e instrumentos internacionales multi y bilaterales no están regulando con eficacia numerosos problemas.

Estas realidades exigen un rediseño institucional de los sistemas jurídicos internacionales y nacionales en todos sus niveles. Pero no basta la implementación de reformas legales y de políticas públicas en estas materias.

Es importante también una labor de convencimiento de los ciudadanos de todo el mundo para lograr mejores esquemas de gobernabilidad democrática, desarrollo, justicia y equidad, preservando la naturaleza y el ambiente de tal suerte que sea sustentable el futuro para todos.

Es necesario renovar valores éticos para poder afrontar las nuevas realidades a nivel global. El crecimiento de la población, el agotamiento de los recursos naturales, el daño al ambiente, en algunos casos irreversible, la falta de control de grupos fácticos, la violencia, la corrupción y la impunidad requieren no sólo de medidas legales, y de políticas públicas, sino del convencimiento social para erradicar esas conductas y que prevalezca el interés general con visión de largo plazo sobre los intereses particulares y las visiones de corto plazo.

El teólogo suizo Hang Küng ha explorado, entre muchos otros pensadores, estos esquemas hacia la articulación y renovación de los valores. Retoma las tradiciones de los sistemas morales como el de Confucio y Buda, el hinduismo, judaísmo, cristianismo y el Islam, y saca raíces comunes y profundas para nuevos esquemas éticos que nos permitan sobrevivir en entornos crecientemente complejos.

Es claro que en la era del conocimiento los progresos de la ciencia y la tecnología nos están permitiendo resolver muchos problemas que nunca antes habían tenido solución. Pero buena parte de la población mundial está fuera de estos beneficios.

Una de las discusiones más importantes es precisamente en el campo de la ética para construir un mejor futuro para todos.

En suma, no es suficiente con efectuar reformas legales e institucionales. Cambiar la realidad y construir un mejor futuro a nivel local, nacional y global exige cambios de actitudes y valores, una intensa labor de convencimiento para enfrentar los nuevos retos que a todos los niveles nos plantea la realidad contemporánea y sus perspectivas.

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