El modelo económico mexicano, que mantiene al 75 por ciento de los ciudadanos al límite de la supervivencia, es políticamente redituable, asegura académico de la UNAM.
Ciudad de México (elsemanario.com).- Daniel Rodríguez Velázquez, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que la pobreza y la desigualdad son inherentes al modelo económico mexicano.
En el marco del seminario Problemática Nacional Actual, aseguró que estos dos problemas han estado presentes desde la formación de México como país independiente y que son la base del modelo económico actual, el cual hace que el 75 por ciento de la población subsista al margen de la supervivencia. Con un ambiente de salarios bajos y un mercado laboral reducido, predomina una existencia de carencias y de bajo acceso a los derechos fundamentales de los ciudadanos, como es el acceso a servicios de salud. Todo esto va acompañado por programas políticos que buscan legitimar políticas sociales mediocres pero con alta rentabilidad electoral. Por ejemplo, los programas de combate a la pobreza generan una condición de dependencia en las comunidades, puesto que buscan borrar su capacidad de autogestión. A su vez, tienden a ocultar problemáticas de fondo como lo es el despojo de tierras y el desempleo. Mantener en la pobreza al 75 por ciento de la población resulta rentable políticamente en un régimen no democrático.
Indica que los acontecimientos actuales evidencian la disparidad social, económica, de justicia y de satisfacción de demandas de las familias en condiciones de vulnerabilidad. Esto se complementa con el aumento de la deuda externa y de las políticas de austeridad cuyo blanco es la mayoría de los mexicanos. La estimación de a lo que la deuda externa llegará en este año son poco alentadores y agravaran todavía más las condiciones de desigualdad, declaró Rodríguez Velázquez.
Existe una ausencia en propuestas públicas para modificar esta realidad, pero se hace un esfuerzo por ocultar el origen de la riqueza extrema de unos pocos.
En el actual modelo se adjudica al nivel individual los esfuerzos por combatir la pobreza y la desigualdad. Se necesita un modelo que se base en los derechos humanos, finalizó.
Televisores y casas como ejemplos actuales
En los años de esta administración se han presentado diferentes políticas que perfectamente caben en estas declaraciones de Rodríguez Velázquez, entre ellas destaca el programa en torno al “apagón analógico” y la entrega de 13 millones de televisores digitales, bajo el argumento de que se está satisfaciendo el derecho constitucional de acceso a la televisión.
En la semana se reportó una queja ante la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en que se exigía que se suspendiera este programa, no por ineficaz y banal, sino porque podría ser utilizado como estrategia electoral a favor del PRI en detrimento de los demás partidos.
Otro caso es la Cruzada Contra el Hambre, implementada igualmente por la Sedesol. En el informe 2014 de la Comisión Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó irregularidades y fallas en la implementación del programa, según reportó Reforma. Sobre los resultados anunciados en el programa no existe claridad en los mecanismos con los que se obtuvieron las cifras enarboladas como logros.
También resulta significativa la referencia hecha hacia el ocultamiento de la fuente de riqueza de los pocos, con lo cual se vienen a la mente especialmente los casos del Grupo Higa y los escándalos en torno a la Casa Blanca de la primera dama Angélica Rivera y del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, los cuales se ha tratado de borrar de las discusiones en el Congreso.