Sinopsis:
Una pareja llega a habitar un complejo de condominios recién estrenados llamado “Nerium Park”. Ellos son los únicos del edificio y, poco a poco, el ambiente del departamento y la zona provocará, de una manera enigmática, una toxicidad en su relación que los llevará a cuestionarse de una manera violenta quiénes son, qué desean de su pareja y qué tanto son capaces de ver a ésta tal cual es.
Antes de cualquier otra cosa, y porque hablaré de una obra del Foro Lucerna en el Teatro Milán y siempre quiero tocar el tema pero por “x” o “y” ya no lo hago, debo reconocer el enorme esfuerzo de todo el personal por mantener este espacio en óptimas condiciones. Está como si lo hubieran abierto ayer y, mejor aún, todas las personas que te reciben en la taquilla, dulcería, lobby, baños o los foros lo hacen con una actitud cálida. El Milán-Lucerna es un paraíso frente a los teatros de esta ciudad casi en ruinas, descuidados o abandonados con trabajadores déspotas, groseros y, por sobre todas las cosas, desinteresados por cuidar al espectador.
Pablo Perroni y Mariana Garza, dueños del espacio, hacen de su administración un ejemplo para todos los interesados en la gestión cultural porque saben que las disciplinas escénicas tienen sentido porque alguien las ve, alguien las escucha y ese alguien merece todo nuestro respeto por invertir su tiempo y dinero, de entre todas las opciones de entretenimiento, en algo llamado teatro. Y para los directivos, participantes y rémoras de la subvención teatral pronto deberían ir a este teatro y tomar notas de qué se está haciendo para no sólo generar públicos sino para conservarlos. En fin, el Milán-Lucerna es una casa cálida, amorosa y confortable; qué bien se siente estar ahí.
Después de tocar este necesario punto, entraré de lleno en la obra que tiene el horario estelar en el Foro Lucerna: “Nerium Park”. Me emociona pensar esta obra como una experiencia inmersiva: el espectador es parte del montaje. Cuando la atmósfera me envuelve estoy dentro de un juego potente y contundente.
No me encanta la reseña de varios periodistas donde ven a “Nerium Park” como un thriller o un espectáculo donde “te espantan” como si fuera la Casa de los Sustos de un parque de diversiones. El texto de Josep Maria Miró pone los acentos en la descomposición de una pareja por sus propias expectativas, mentiras y silencios. Yo logré conectarme con el montaje a través de la decadencia amorosa, de hecho, después de pensar la historia muchas veces encontré este tema como el idóneo para hablar de ella: la anécdota no sólo habla del fin de una pareja sino de lo mal que te la puedes pasar cuando termina.
A partir de aquí, hay un sinfín de lecturas del montaje: cómo le dices adiós a quien amas; los juegos de poder al interior de una pareja; la competencia entre los géneros para ser el proveedor de la casa; la incapacidad de comunicarnos y de conocer al “otro”. De hecho, todo el tiempo recordaba “Menos que cero” de Brent Easton Ellis por la crudeza en el lenguaje y la estridencia de las imágenes para hablar de las relaciones interpersonales.
Uno de los logros de “Nerium Park” es la dirección en manos de Sebastián Sánchez Amunátegui. Para mí es uno de los trabajos más sobresalientes de toda su trayectoria por la unidad en el concepto y la sencillez para contar la historia. Esta decisión de apostar por una saturación de elementos sensoriales no puede ser más exitosa. Sin duda, gracias a ella, eres empático con la ansiedad de los personajes y entras en un estado donde todo se vuelve irritable, incierto y peligroso. De por sí Sebastián sabe conducir a los actores a un espacio de intimidad, a una cercanía con el espectador, que con este texto se vuelve esencial para entrar en la historia y no te deje ir de principio a fin.
Hay dos cosas que quisiera destacar: el trabajo musical de Tareke Ortiz es uno de los más interesantes de este año porque las composiciones no están al servicio de contar una historia, al contrario, se vuelven un personaje más, como una especie de testigo del drama de los protagonistas. Por otro lado, la escenografía me da todo el tiempo esa sensación opresiva de vivir en un lugar tóxico y no poder escapar por más ganas de irte; en el programa de mano están acreditados como los responsables de esta área al personal técnico del Teatro Milán; pues a ellos todos mis respetos por resolver este dispositivo de una manera efectiva.
Mariana Garza y Pablo Perroni hacen un trabajo actoral meticuloso. Me sorprende cómo pudieron ensayar esta obra (y cómo les da la cabeza y el cuerpo) mientras resuelven todos los problemas de la administración del Milán-Lucerna. Amén de su pertinente tipo físico para interpretar los papeles, se nota un oficio y una metodología para ejercer la actoralidad; me encanta cómo ponen a prueba su técnica en cada nuevo proyecto. Nunca los había visto tan concentrados en trabajar la irradiación de sus personajes como en “Nerium Park”.
El montaje es tan afortunado que casi olvido cómo Josep Maria Miró, el escritor, es buenísimo para plantear el primer y segundo acto de sus obras pero irregular al momento de concluir un tercer acto. El pitch de sus libretos siempre apantalla pero cuando yo veo cómo lo estructura y cómo construye a los personajes se diluye la fuerza inicial. Nadie duda de su capacidad para complicar más el conflicto de los protagonistas, siempre sorprende porque esboza situaciones sumamente interesantes pero se engolosina de esta habilidad y después ya no sabe cómo salirse de sus propias enredaderas.
Lo mismo me pasó con “El Principio de Arquímedes” (montaje que también se presentó en el Lucerna dirigido por Diego Del Río) porque las conclusiones son débiles y no se cierra la trayectoria de los personajes. Con “Nerium Park” me pasa lo siguiente: sobran tres escenas donde se redunda el conflicto; por otro lado, y tal vez lo más preocupante, en el mero final, después de llegar a una experiencia límite tanto para el intérprete como el espectador, Josep no se compromete ni con el mundo interno de los protagonistas ni con el entorno hostil donde viven. Falta un acento final.
Sebastián Sánchez Amunátegui sí pone este último compás, sí se compromete con una postura para cerrar la historia pero si yo leyera sólo el libreto esta debilidad sería mucho más evidente. Insisto, me pasó con “El Principio de Arquímedes”, he revisado otros textos de Josep, y hasta ahora veo el mismo patrón: hace de sus textos una pirotecnia pero que no se puede sostener hasta el final. Yo veía “Nerium Park” y me preguntaba “¿cómo te vas a salir de ésta, Josep?”; avanzaba la obra, el conflicto se complicaba más y volvía a decirme “¿cómo te vas a salir de ésta, Josep?”. La obra se queda a 3/4 en tono y construcción de los personajes.
La verdad Josep Maria Miró debería agradecerles a Sebastián, Mariana, Pablo y a todo el equipo de producción porque le mejoran la plana. Y, a pesar de esto, “Nerium Park” es una de las grandes opciones para ver esta temporada y celebrar la existencia del Milán-Lucerna. Tan vivo y vibrante.
Traspunte 1
No se pierdan esta clase magistral de David Mamet:
Por eso es una de las mentes más prodigiosas del teatro occidental del siglo XX.
Traspunte 2
Pues Azela Robinson en “Los negros pájaros del adiós” en el Foro Shakespeare (ya terminó temporada) se posiciona como una de las intérpretes más extraordinarias de este año.
“Nerium Park”
De: Josep Maria Miró
Dirección: Sebastián Sánchez Amunátegui
Foro Lucerna (Lucerna 64, colonia Juárez)
Viernes 20:45 p.m., sábados 18:30 hrs., domingos 17:30 hrs.