“El Tenorio Cómico”: “Un, dos, tres… por toda la comedia”

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Sinopsis:

“Don Juan Tenorio” de José Zorrilla es reinterpretado por un grupo relevante de cómicos y comediantes de este país para usar la historia como un vehículo de crítica y sátira social contemporánea.

 

Existe una creencia actoral en donde se afirma que hacer reír es más difícil que hacer llorar. En sentido estricto con la técnica y el oficio del actor, ninguno de los dos caminos es más fácil o complicado en comparación del otro; cada uno de ellos tiene ciertas ventajas y desventajas al momento de realizar una interpretación enmarcada en sus límites.

No obstante, cuando se hace comedia la risa representa el principal medidor de impacto del trabajo actoral; cuando el público suelta carcajadas al mayoreo, el intérprete tiene cierta garantía que su desempeño en escena es efectivo, funcional; por el contrario, si después de un chiste o una rutina cómica el público responde con un silencio, el actor cae en vulnerabilidad y desesperación al no ver eco a su esfuerzo, al vaticinar el desastre de todo el espectáculo.

La risa es el medidor de funcionalidad más recurrido en una comedia, sin embargo, no es el único elemento que podría considerarse; existen otros aspectos como la función crítica. La comedia, como género dramático y estructura de montaje, no puede entenderse si no tiene una reflexión social que la sustente; detrás de las risas o cualquier fenómeno provocado por espectáculos cómicos se encuentra una gran denuncia sobre los grandes problemas de la vida pública.

La situación financiera, la credibilidad de los políticos y las disputas entre varios grupos sociales son los lugares en donde la comedia se instala para provocar la reflexión de nuestra circunstancia, para desatar mediante la risa, en el mejor de los casos, un espacio de discusión sobre los acontecimientos que vivimos día a día. Una buena comedia no es moralizadora, ni mucho menos puede encuadrarse (venderse) a ciertas causas sociales, sólo señala los defectos a nivel individuo y sociedad para despertar conciencias. Si el público decide hacer algo al respecto, ya es responsabilidad de éste, no del espectáculo.

La comedia es una válvula de escape en un ambiente repleto de tensiones y preocupaciones sociales. En el México que nos toca vivir, nos conviene reírnos de nuestra miseria y nuestras debilidades para no acabar más hundidos en la desolación, en la desesperanza. Por eso, celebro el re-estreno de “El Tenorio cómic-o” en el Teatro Aldama.

Este espectáculo es ya una tradición en la cultura mexicana que empezó como un pretexto para celebrar el día de muertos. Con el paso de los años, se convirtió en la manera ideal de reunir a un respetado grupo de actores cómicos y, de esta manera, deformar el texto original de José Zorrilla para llenarlo de situaciones hilarantes en beneficio del lucimiento de sus intérpretes.

Este año, la versión cómica de “Don Juan Tenorio” tiene en su marquesina los nombres de los mejores cómicos de nuestros país. Con riesgo a equivocarme, es uno de los pocos espectáculos con esta solidez actoral en el terreno de la comedia. Freddy y Germán Ortega, Ariel Miramontes, José Luis Guarneros “El Macaco” y María Elena Saldaña son algunos actores que hacen gala de su enorme oficio para hacer reír al público.

En este montaje la anécdota de “Don Juan Tenorio” sólo es un pequeñísimo pretexto para llevar la historia  a un lugar donde la comedia, la farsa y la sátira política ocupen lugares privilegiados. Hay una gran inspiración en el formato de espectáculo de carpa. El libreto toma todas las licencias literarias para convertir a los personajes de Zorrilla en reflejos de las debilidades de la cultura mexicana de una manera certera y funcional; incluye personajes fuera del texto original y propios de nuestra época para engrandecer esta condición (como Werevertumorro).

El público sale complacido al encontrar representadas grandes figuras de la escena política, económica y de entretenimiento y, a través de ellas, exorcizar sus demonios. Los recursos cómicos propios del mexicano, como el albur, se presentan en una forma magistral; el doble sentido, los juegos de palabras y los chistes son las herramientas de cada escena para incidir en la diversión y las conciencias.

El espectáculo es una enorme clase de técnica a nivel de actores. Lo más sorprendente en cada uno de los intérpretes es la forma de llevar el ritmo y su capacidad de improvisación. Hay varios momentos donde el texto permite la interacción del actor con el público y es ahí donde se nota un colmillo del tamaño del mundo para hacer rutinas cómicas con elementos propios de cada función. La energía del montaje crece en cada momento para hacer una gran explosión al final de éste.

“El Tenorio Cómic-o” es una invitación a purificar nuestro ambiente social. La reflexión de nuestro tiempo se hace de una manera sutil porque todo se encuentra envuelto en grandes capas de humor. La profundidad de la denuncia es grande pero no por ello tenemos que dejar de reír.

 

Traspunte

En la Feria del Libro Teatral me encontré una joya: “Compañía Nacional de Teatro. Memoria gráfica 1972-2002”. Es un registro visual y bibliográfico de todas las obras montadas por este grupo durante treinta años. El trabajo de investigación y recopilación de Jovita Millán de cada montaje es increíble porque tal vez es lo único que queda de esas temporadas (algunas de las placas ya las quitaron de los teatros); es un documento histórico digno de tener, analizar y compartir.

 

“El Tenorio Cómico”

Libreto: Eduardo Tepichín

Teatro Aldama (Rosas Moreno 71, colonia San Rafael)

Viernes 19:00 y 21:30 hrs., sábados 17:30 y 2120:30 hrs., domingos 17:30 y 19:30 hrs.

@TenorioComico

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