El domingo 8 de enero de 2012 partieron plaza José con Fermín Rivera y El Capea, con sus ilusiones puestas en el encierro que resultó estupendo de la ganadería de La Estancia.
Una gran faena de José Mauricio al sexto excepcional Piamonte, que merecidamente recibió el homenaje del arrastre lento ordenado por el juez de plaza Jorge Ramos.
A José le faltó la rúbrica de la espada para cortarle dos orejas, o quién sabe si también el rabo, de haber sido exitosa la estocada que intentó recibiendo.
Piamonte mereció la vuelta al ruedo por la clase y la bravura que desarrolló.
José lo cuajó con el capote y con la muleta en donde tuvo instantes sensacionales.
Y desde luego, si llega a estocarlo como Dios manda, el premio hubiera sido grande.
La plaza estuvo con él en todo momento, mientras que él estuvo muy centrado en la faena.
Sus colegas de cartel tuvieron grandes momentos. Fermín Rivera confirmó en su primero lo que le vimos semanas atrás: un toreo clásico, sedeño, sin muchos adornos, templado y con un gran sentido de colocación en el ruedo. La petición de oreja no fue mayoritaria, sin embargo es justo enfatizar que merece más oportunidades un toreo de un concepto muy serio.
A El Capea se le vio dispuesto en sus tres toros, desplegando ganas, sobre todo temple al torear, y conocimiento de la lidia, fue una lástima que en la terna de animales que lidió, uno –el séptimo de regalo– lo hubiera pinchado, perdiendo la oportunidad por la espada de salir en hombros.
Cada semana los mexicanos en particular están triunfando, por lo cual debemos congratularnos.