Ocio y Negocio

Antonio Vega, abogado y torero

El formar parte de una sociedad que se sustenta en el intercambio de bienes y servicios, nos fuerza a competir entre todos, en aras de tener los medios para sustentar nuestras necesidades, tanto las básicas como las que nos hemos venido creando.

El tiempo que le dedicamos al trabajo en general es muy alto y tal vez sirva como paliativo filosófico como lo afirmó Confucio hace siglos: “Encuentra lo que te gusta y desde ese día no trabajas”. El trabajo absorbe gran parte del tiempo y energía; y se margina el resto de las dimensiones de la vida en pos del dinero, la respetabilidad, el poder y la fama.

Hace muchos años conocí a Peñoles, quien era un alto ejecutivo en su área legal, su nombre taurino Antonio Vega, y recuerdo que se entusiasmó cuando supo que era hijo de José Luis Carazo, me dijo que él iba a dejar su puesto porque iba a intentar ser matador de toros, a sus poco más de 40 años; recuerdo que le dije “ahí tienes el caso de Corralito”.

Platicamos sobre Fernando Corral “Corralito”, quien debutó como novillero en Tlalnepantla, Estado de México, en 1948; una novillada en 1949 y otra en 1960 completaron su breve historial siendo contemporáneo de andanzas taurinas de mi papá. Reapareció 24 años después, el 17 de junio de 1984, en la Plaza de toros Monumental de Morelia, Michoacán.

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Antonio Vega, matador mexicano (Imagen: Al Toro).

En esta segunda etapa tuvo su presentación en la Plaza de toros México con 54 años de edad, el 5 de enero de 1986. Alternó con Eulalio López “El Zotoluco” y Pepe Murillo con novillos de doña Celia Barbabosa y su segundo novillo le infirió una cornada, era funcionario público y dejó el puesto para dedicarse a su vocación taurómaca.

Me dijo: “Carazo, quiero encontrar sentido a lo que hago”. Y nos despedimos enterándome al poco tiempo que había renunciado a su puesto y que iba a seguir su sueño adolescente, truncado por su madre, quien lo mandó a Estados Unidos a estudiar la preparatoria, para que quitarle la idea –según ella negativa– de ser torero.

Fue muy amigo de Jesús Solórzano –por cierto, de los pocos tentadores de las ganaderías de Alberto Baillères–. Chucho lo invitó a sus andanzas en tientas y corridas de toros, en algunas ocasiones se vestía de luces para salir como sobresaliente y Chucho –generoso- le dejaba hacer quites en sus toros.

Antonio –como abogado su nombre real Alejandro de la Vega–, a instancias de Jorge Ávila, gerente de la plaza Caletilla de Acapulco, le ofreció la oportunidad de debutar de luces y, a los 43 años, casado y con dos hijos, teniendo un puesto de trabajo de alto nivel, se decidió a ser novillero contra viento y marea, cumpliendo su primera vocación.

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De izquierda a derecha: Jesús Solórzano, Curro Rivera y Antonio Vega.

A lo largo de más de cinco años, comprendidos entre 1983 y 1988, Antonio Vega sumó más de 50 novilladas. En esa época alternó con toreros como “El Glison”, Alejandro Silveti, Guillermo Ibarra, Mele Barbosa, Rafael García, José María Napoléon, Alejandro del Olivar, entre muchos otros, bajo el apoderamiento del impecable taurino como fue Antonio Martínez “La Crónica”, el banderillero potosino ya retirado por aquellos años.

Me alegró que tomará la alternativa el 1 de octubre de aquel 1988 en la plaza “Oriente” de San Miguel de Allende, con 48 años. Su padrino fue Chucho Solórzano y el testigo Curro Rivera. No llegó a los 30 festejos cuando se decidió retirar de los ruedos en 1995 y al mismo tiempo siguió ejerciendo su carrera de abogado en la cual era brillante.

Su charla era agradable y su conversación absorbente en varios temas –predominando el taurino en que destilaba su amor por su profesión–, y desde luego el legal, en el que fue excelente, varias veces nos encontramos en la ópera y en conciertos de música clásica, en Bellas Artes y en otros sitios.

Alguna vez comentamos lo que escribió Viktor Frankl: “La vida nos exige una contribución, y depende de cada uno de nosotros descubrir en qué consiste”. Él me parece que por diferentes vías la encontró. Se fue en el paseíllo de la vida a la Gloria un hombre que vivió intensamente sus pasiones; deja en sus hijos y nietas la herencia de quien disfrutó de su pasar por este mundo intensamente. Lo vamos a extrañar. Un abrazo a su familia y amigos con nostalgia.


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Cohesión y fuerza

Con el transcurrir del tiempo hemos sido los aficionados testigos del declive de la fuerza del toreo, en los países que lo tienen como tradición –perdón, tal vez la excepción sería Francia en sus reductos taurinos– y, entre otros, me refiero a la asistencia a los festejos, la difusión y el crecimiento de corrientes animalistas que pretenden su prohibición.

El número de festejos ha disminuido; los medios de comunicación poco o nada se ocupan de los acontecimientos taurinos; la asistencia a los cosos no se rebosa como en épocas pasadas –salvo excepciones muy puntuales–; los patrocinios son magros y los políticos se han alejado de lo que algunos en ese sector perciben, ya no es popularmente correcto.

El segmento popular –ese que abarrotaba las localidades más baratas– ha disminuido notoriamente en todos los países y es cuestión solamente de ver los huecos en esas localidades en muchos de los festejos; sean corridas de toros o novilladas.

toreo decadencia
Imagen: Milenio.

Ahora que llegó la pandemia, lo anterior se agravó y vemos con gran preocupación cómo los segmentos profesionales del toreo, en todos sus estamentos, están padeciendo por la continuidad, en especial los ganaderos quienes han tenido que sacrificar muchos años de trabajo al detenerse los festejos en casi 90%, y si algo no para en su crecimiento diario, es el toro.

Desde luego, qué decir de los novilleros, matadores, subalternos, muchos más que tienen su fuente principal de ingreso directa o indirectamente en la celebración de festejos taurinos y que son un gran número de personas.

Ahora bien, la pandemia ha arrasado parejo y el regreso a una convivencia de contacto –con la vacuna ya empezando a circular para paliarla– se ve en un horizonte de bastantes meses, lo cual implica una situación económica mundial compleja y tensa.

¿Qué nos toca a quienes nos interesa el toreo? Impulsarlo y construir –con base en lo genuino– la solidez que habita en su tradición y poner sobre la mesa sus fuerzas y también las debilidades para paliarlas.

Todos los segmentos tenemos que construir la cohesión que no existe y que, en gran medida, es la que tiene a la tauromaquia en el estado en que se encuentra y que se ha tornado más sombrío con la pandemia. Debemos salir del encierro obligatorio; con el objetivo de ganar el favor popular que se ha perdido, ese me parece que pudiera ser el grial.

toreo y pandemia
Imagen: Hardtimes.

Desde la máxima figura y el empresario, hasta el aficionado que le importa lo que acontece en el ruedo –del que viven miles de personas y representan muchos puestos de trabajo– sería la principal asignatura.

Terminó un año que nadie consideró que íbamos a vivir así –¡y lo que le sigue!–, entonces es momento de pensarnos distintos y reflexionar en que la cohesión hace la fuerza, y como me dijo un buen amigo español: “de grano en grano se llena el granero”. Habría que aportar el propio.

El mensaje es que el toreo entre en una etapa de mirar al futuro con el ánimo de reposicionarlo en el favor popular; los ganaderos siguen criando toros y habrá algunos niños que piensen que mañana quieran ser toreros, y existen empresarios con gran afición que no están pensando tirar la toalla y desperdiciar la historia y la identidad de los países taurinos.

Ya cerrado el año, a ello expreso estas líneas con el deseo de que a todos los que amamos al toreo nos parezca que es necesario hacerlo, y sea la tarea de recolocarlo en el ámbito popular la que nos lleve a ser diferentes, a pensarnos en equipo y no que cada uno jale por su cuenta, como tantas veces e inútilmente lo hemos hecho. Es hora de jalar parejo, no la chiflemos que es cantada. Feliz 2021.


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Adiós al ganadero mexicano Julio Muñoz Cano

Hace algunos meses recibí una llamada de mi gran amigo Alberto, quien me comentaba con entusiasmo que recién se había encontrado con un compañero desde la juventud preparatoriana; y me dijo, “te hablo porque su familia cría toros de lidia”. Al mencionar que se trataba de Julio Muñoz Cano, me dio gran gusto y quedamos de buscarlo e ir a comer con él.

Antes de hacerlo me aclaró que no tenía idea de los toros y me pidió le platicara algunos antecedentes de la ganadería de Caparica, que así se denomina actualmente el hato ganadero de su amigo, y recuerdo haberle proporcionado algunos datos como referencia.

En primer lugar, le ratifiqué que Julio, su hermano Manuel y Roberto Viezcas compraron una ganadería que se fundó en 1978, por Don Claudio Esquivel con el nombre de Santa Catalina con 60 vacas y dos sementales de Mariano Ramírez en Zinapécuaro, Michoacán, y luego agregó reses de Campo Alegre de Don Alfredo Ochoa.

En el 2008 fue cuando adquirieron la divisa de los sucesores de Don Claudio y le pusieron Caparica –que así se llama un bello lugar en Portugal– cuando ya tenían vacas y sementales de El Junco de Don Fernando Ochoa, uno de la Viuda de Fernández y en 2008 se le agregó uno de Barralva.

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Julio Muñoz Cano, ganadero mexicano (Imagen: Al Mundo Toro).

Debutó la ganadería el 15 de agosto de 2009 en la plaza del Restaurante Arroyo y los logros fueron importantes; se premiaron al novillo y el encierro como los mejores de esa temporada.

Debutaron en la Plaza de Toros México el domingo 18 de julio de 2010, con 6 novillos para César Ibelles, Manolo Olivares y David Aguilar, teniendo una presentación triunfal al recibir aplausos cinco de los novillos lidiados y dando vuelta al ruedo los ganaderos al término del festejo.

Recuerdo con gran entusiasmo cuando Julio me platicó que habían comprado a los sucesores de Don Luis Javier Barroso, el rancho de El Rocío, que fuera propiedad de Manuel Buch en el Estado de México y ahí se ubicaron Las Huertas, que ahora lleva con gran entusiasmo en Hidalgo, Rodrigo Barroso Cañedo.

Emocionado de su cercanía con la capital, dentro de su actividad profesional que les permitía tener gran éxito en la construcción, me decía que le sería más fácil estar en contacto con el campo y sus animales, denominando a la propiedad El Rocío de la Valentina.

El 7 de enero de 2018 los toros que les denominamos serios por su presencia física y por su evidente madurez en el matiz de su comportamiento, fue como debutó Caparica en La México. El encierro fue para la confirmación de alternativa de Antonio Lomelín, con el padrino Jerónimo y el testigo Juan Pablo Llaguno.

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Antonio Lomelín, matador de toros mexicano (Imagen: Al Toro).

Los astados fueron en general aplaudidos en su salida y en el arrastre, hasta que al final el púbico les pidió a sus criadores salieran a recibir un aplauso al final del festejo, por el interesante juego en conjunto de sus reses y en particular el comportamiento sobresaliente del cuarto de la tarde, bautizado como Vaquero que relanzó la carrera de Jerónimo.

Regresando a la charla inicial, Alberto me dijo un poco mosqueado: “¿Pero no todo el tiempo vamos a hablar de toros, verdad?”. Le dije que no se preocupara de toros, sólo saben las vacas y no hablan.

La realidad es que no fue así, asistió el hijo del mismo nombre de Julio y los dos de testigos gozosos; ambos nos concretamos a escuchar a dos cuates de escuela preparatoria relatar sus vivencias en las que prevaleció la nostalgia y las anécdotas de dos personas entrañables.

Atrás quedaron los logros profesionales de ambos, resaltando por sobre todo ello la satisfacción de un reencuentro después de muchos años de no verse y donde destacó la generosidad de hacernos partícipes a su hijo y a mí, de lo bien vivido y del gran valor que es la amistad.

A quienes tuvimos el privilegio de conocer a Julio, sabemos lo profesional y sobre todo lo cálido, afectuoso y generoso que fue.

Con gran dolor platico que se nos adelantó en el paseíllo a la Gloria. Lo vamos a extrañar y mucho, en especial quien fue su compañero preparatoriano y no pudo contener una lágrima cuando supo la noticia.


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Un año en términos taurinos: esmirriado

El 15 de marzo de 2020 en la ciudad de Teziutlán, Puebla, los que asistimos a la corrida dominical organizada por los señores Óscar Sierra y los Ángel López Lima padre e hijo, ignorábamos a lo que nos íbamos a enfrentar los meses siguientes en una época muy compleja para todo el orbe.

En este trecho y por desgracia, muchos han emprendido el paseíllo final hacia la Gloria; uno de ellos, el empresario y también ganadero poblano Ángel López Lima, quien como comenté, organizó muchos festejos exitosos, además de la plaza en El Pinal; llamada así debido a que la zona donde fue construida predominan los árboles de pino.

Mucho vamos a extrañar a Don Ángel, quien fue muy buen ganadero y en el emprendimiento desbordaba pasión, heredada a su sucesión –en particular su hijo Ángel–, que como relato, estuvo al pie del cañón el 15 de marzo, en la última corrida que se celebró sin las restricciones sanitarias que posteriormente se han aplicado, en los pocos festejos taurinos que se han celebrado.

Para recordar en la corrida del Teziutlán, en la suerte suprema arriesgó Diego Silveti y como premio le otorgó el juez de plaza dos trofeos, mientras que “El Zapata” obtuvo uno y Luis Ignacio Escobedo puso voluntad, sin que le acompañara el triunfo. La corrida se celebró con buenos astados de la ganadería hidalguense de Torreón de Cañas y uno de Las Huertas que sustituyó al primero de la ganadería titular.

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José Ángel López Lima (Q.D.E.P).

A partir de aquel día, los festejos han sido escasos y prácticamente la actividad se ha reducido alrededor del 90% y como consecuencia, se ha puesto de cabeza a los sectores profesionales del toreo; por lo que implica un paro en un sector en el que el elemento vital, que es el toro, no frena en su crecimiento.

La estadística de las corridas es magra –esmirriada– e implica menos de tres meses de principio de año regular y, tras los festejos que se han celebrado en diferentes plazas –insisto con las restricciones sanitarias conducentes–, a estas alturas vale la pena repasar algunos números, que nos den una idea de cómo se mueve el escalafón taurino de matadores.

Entre los matadores en México, se encuentra José Mauricio, con 13 festejos acumulados y es el líder seguido de cerca por “El Chihuahua”, “El Zapata”, “Calita” y Leo Valadez; los dos últimos con 10 festejos cada uno y, como ya lo relataba en alguna colaboración anterior, “Calita” actuando en Europa con gran mérito para su causa.

Los siguientes cinco son en sexto lugar Joselito Adame, y siguen Arturo Saldívar, Luis David Adame, Gerardo Rivera y Sergio Flores.

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José Mauricio Morett, torero mexicano (Imagen: Al Toro México).

En España y Francia, el líder fue Enrique Ponce con 16 festejos y le siguen Emilio de Justo con 8, Daniel Luque con 7 empatado con Curro Díaz y con 6 desde Juan Leal hasta Sebastián Castella, quien este año anunció su retirada –se infiere temporalmente– y con 5 se incluye a Morante de la Puebla, Pablo Aguado, Manuel Escribano y “El Calita”.

Números escuetos, que nos dan una idea de los nombres de quienes permiten que la llama del toreo siga vigente en el renglón de matadores.

Varios de ellos que han venido a llamar la atención, de quienes no estaban tan familiarizados con algunos de los mencionados y que seguramente con la ilusión de que en tiempos mejores pudieran rivalizar, con los más reconocidos.

El esfuerzo que han hecho todos es importante dentro de las circunstancias, habida cuenta que el modelo de negocios de los toros en México depende principalmente de la asistencia del público a las plazas, y a diferencia de los deportes profesionales, el toreo obtiene muy poco dinero de los patrocinios por diferentes motivos.

Cabría mencionar que en España y Francia el apoyo otorgado fue importante y más del 70% de los festejos fueron retransmitidos, paliando un poco el renglón económico, que fue escueto.

El futuro del toreo, como muchas otras actividades, está en entredicho y tenemos mucho que trabajar en equipo, para mantenerlo y cuando sea posible, acrecentarlo.

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Imagen: RETVE.

Y bueno, en el horizonte se ven anunciados Luis David y Leo Valadez parte del elenco que conforma el tradicional ciclo taurino de Istres, en Francia, que incluye una corrida charra en homenaje a México; así como otros festejos que se realizarán entre junio y octubre del próximo año, de acuerdo a lo que confirmó el empresario Bernard Marsella.

Se incluye la denominada corrida Sinfónica y la de Tres Caminos, en la que algún triunfador podrá confirmar su alternativa en la Plaza México durante la Temporada Grande, lo que reafirma un verdadero hermanamiento artístico y taurino entre ambas naciones, y se lidiará el 18 de junio un encierro de Zalduendo para Morante de la Puebla, Ferrera y Juan Leal.

Ésa será la apuesta, de quienes hacen esfuerzos por no dejar apagar la llama de la ilusión, de quienes disfrutan de su ejercicio. Esperemos que el año próximo, entonces sea en algún momento el reencuentro con la esperanza de acrecentar su vigencia en el futuro. Así lo deseamos y que así sea.

Feliz Navidad y lo mejor para el año nuevo.


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Ocho décadas de El niño sabio de Camas

El que escribe era muy niño cuando a México vino a torear y convertirse en un ídolo de la afición mexicana el torero de Camas, Paco Camino, quien era un jovencito o mocito como dirían en España cuando debutó como matador de toros en el Toreo de Cuatro Caminos, el 1 de enero de 1962, con El Calesero y Antonio del Olivar con toros de Pastejé.

El tiempo pasa volando y el 14 de diciembre cumple 80 años uno los toreros más importantes de la historia y es motivo de alegría desearle parabienes a quien tanto nos retribuyó en los ruedos. Trayectoria majestuosa a partir de sus once años y que entre los años 1958 y 1959 tomó velocidad como novillero, ganándose el mote de “el niño sabio de Camas” por su clara facilidad en la práctica del toreo.

Eran épocas de nuestro país en las que el toreo ocupó un lugar preponderante en los hogares mexicanos, había tres canales de televisión y los domingos por canal 2 era una costumbre el futbol a mediodía; luego la corrida o novillada en la voz de Pepe Alameda y, al terminar, el cuento de Cachirulo.

Rápidamente se dio a conocer en todo el país El camero y según he podido platicar con aficionados de aquella época, en especial el 27 de enero de 1963 cuando toreó en La México con Juan Silveti y Alfredo Leal.

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Imagen: Al Toro México.

Los toros eran de Mariano Ramírez y no había pasado mucho durante el festejo, hasta que Paco anunció un toro de regalo de nombre Novato que brindó al entonces presidente Adolfo López Mateos, popular político –ya no hay de esos– y muy reconocido aficionado taurino.

Seguramente aconsejado por su gran apoderado Chopera, a través de los micrófonos de la televisión, le brindó su lidia que resultó en una faena de apoteosis, en la que los naturales y la suerte suprema fueron de tal magnitud que le concedieron los máximos trofeos y su consagración plena en México, presenciada prácticamente en todo el continente y retrasmitida con la magistral crónica de Pepe Alameda.

Pero tal vez la tarde más representativa en su trayectoria mexicana, lo fue la de los berrendos de Santo Domingo, en El Toreo de Cuatro Caminos el 31 de marzo de 1963. Faenas vibrantes que se pueden apreciar en las imágenes que existen en las redes sociales, con la voz emocionada de Pepe Alameda, celebrando la manera de interpretar el toreo del andaluz y la comunión con la afición mexicana.

Genio y figura del que siempre es una alegría recordarlo sabiendo que actualmente goza de cabal salud, uno de los ídolos más importantes de la historia del toreo mundial y que, además, a través de su ganadería, tiene presencia en muchas dehesas mexicanas por su encaste, Santa Coloma.

No sé por qué, tendrá su explicación, pero hay recuerdos de la infancia, de la adolescencia o de la juventud y, entre esas remembranzas que se mantienen vigentes en la memoria, está aquella tarde de Querétaro en mano a mano con Manolo Martínez y el toro Navideño de Javier Garfias, el 18 de diciembre de 1977, faena que le brindó, por cierto, a Lorenzo Garza. Cuando regresábamos de la corrida le dije a mi papá: “tenías razón, éste es uno de los mejores cinco toreros de la historia”.

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Imagen: Alamy.

El apellido Camino se convertiría puntal en Madrid con doce puertas grandes en su carrera y así sucedió en muchas otras plazas.

Y para muestra de lo que implica ser figura del toreo una historia, en 1970, la afición de Madrid, igual que la de Sevilla, se había quedado sin ver a Paco. La petición para que se respetase su cache no había casado bien con los intereses de ambas empresas que decidieron dejarlo fuera.

Ante tal situación, Paco Camino comenzó a rondar la idea de hacer una gesta.

Y qué mejor que seis toros en la corrida de Beneficencia. Además, quería hacerlo gratis, para dejar claro que, al reivindicarse como figura del toreo, el dinero estaba en un segundo plano. Lo que de verdad quería en aquel momento era demostrar que su trayectoria merecía un respeto, que sentía no había recibido por parte de las empresas de la Maestranza y Las Ventas.

A las seis en punto de la tarde, Paco Camino se hizo presente en la arena de Las Ventas vestido de grana y oro. La gran ovación que sonó al aparecer ya no cesó un sólo instante en las apenas dos horas que duró el festejo. Pero Camino no se conformó y pidió que saliera el segundo sobrero de Felipe Bartolomé, al que El camero cortó la octava oreja de tan apoteósica tarde.

Datos escuetos de una trayectoria plena de vicisitudes en las que predominó el carácter, la gracia y la determinación de no apearse de su sitio en el planeta taurino y por eso lo reconocemos como uno de los más grandes.

Tengo la gran fortuna de platicar con él de vez en cuando y siempre lo siento animado, añorando a México y apasionado por la vida. Por eso, es una gran alegría recordarles a todos que el 14 de diciembre es un día especial, pues nació en Camas uno de sus iconos más grandes, y para quienes lo hemos tratado, el ser humano en otro plano, esto es, en términos mexicanos, una persona a toda máquina. Dios le conserve la salud muchos años más.


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Se nos fue una gran persona

Y entendiendo que es una frase muy trillada, al conocer la partida a la Gloria del buen ganadero español José Luis Iniesta Vázquez, fue lo primero que se me vino a la mente con la nostalgia de un afectuoso encuentro en una Feria de San Isidro, en el camino a los corrales de Las Ventas. Ese día por la tarde se lidió un encierro de su ganadería de Los Espartales, en corrida de toreros a caballo.

Amablemente nos invitó al matador mexicano en retiro José Luis Vázquez y al que escribe, a conocer –antes de ser entorilado– un muy buen encierro que entre otros toreó, Diego Ventura.

En ese lugar tan especial, el silencio prevalece y fue en la salida de las corraletas que tuve la oportunidad de platicar con él, pues en ese año, el 31 de enero de 2016, nos vimos en La México el día del mano a mano de José Tomás con Joselito Adame.

Aquella fecha a él se le extravío la cartera y al ser vecinos de localidad, lo único que pudo hacerse fue que reportara las tarjetas a través de mi celular, y tratar de paliar el mal rato que había pasado en compañía de su esposa.

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Foto: El Mundo.

Estaba muy agradecido por el detalle de darle seguimiento de sus documentos extraviados a su regreso a España, y de haberle apoyado para que regresara al hotel donde se hospedó.

De aquel viaje estaba muy emocionado con sus colegas mexicanos, pues con otros criadores españoles, uno de ellos Carlos Núñez, fueron invitados a su convención anual y sintió la calidez de nuestro país a través de quienes se dedican a la noble tarea de criar a las reses de lidia.

José Luis Iniesta fue tesorero de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, cuando se está viviendo la peor crisis de la historia en el toreo, y antes ya había ejercido con gran profesionalismo y por amor al arte ese trabajo. Era como en tantas actividades muy querido por su bonhomía.

Sus ganaderías eran las que llevan su nombre: de encaste Juan Pedro y la de Los Espartales; de encaste Murube-Urquijo vía El Capea, misma que logró en 2018 hacer historia en Madrid, cuando en Las Ventas su toro “Biemplanteao”, fue gran materia prima para que Diego Ventura obtuviera los máximos trofeos, hecho que no se había producido antaño para un torero a caballo.

Recuerdo que hablamos por el celular un día después, y su felicidad era la propia de quien sabe que ha marcado un hito en una plaza que es el epicentro taurino del mundo; varios ganaderos mexicanos lo acompañaban en la celebración, uno de ellos, José María Arturo Huerta.

ganadero mexicano
Foto_ Hosteltur.

Alguna vez me dijo, “para mi afición taurina tengo que tener otros negocios más rentables”, y así fue, era un avezado empresario, ocupaba la presidencia del grupo hotelero Río. Entre otros, el hotel Río de Badajoz, la hospedería Hurdes Reales (Las Mestas), el hotel Convento de la Luz (Brozas) y el Bingo Río, y en ese renglón también fue muy reconocido.

Formó Los Espartales en 1988, con reses que procedían de la vacada de Carmen Lorenzo, uno de las divisas propiedad del matador Pedro Gutiérrez Moya El Capea.

Y si bien Diego Ventura fue el primer torero a caballo en obtener un rabo en la plaza de Las Ventas, también fue él quien lidió al primer toro que fue indultado en España: Perdido de Los Espartales y el acontecimiento tuvo lugar en La Condomina, plaza de toros de Murcia, el 17 de septiembre de 2017.

Datos escuetos de una persona exitosa que derrochaba buena onda y con dolor expreso lo duro que está siendo ver partir a tantas personas entrañables y a quienes vamos a extrañar y mucho, en una época tan cruda que estamos viviendo. A su familia un beso entrañable de muchos mexicanos que disfrutamos de su amable compañía.


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Recordando a Arenero

Hace unos días, el 11 de noviembre de 2020, se conmemoró un aniversario más de la partida a la Gloria de José Luis Carazo Vega y su recuerdo sigue presente, pues lo añoramos sus familiares y todos sus amigos; quienes siempre tienen el gran detalle de hablar alrededor de esa fecha, para evocar lo mucho que lo estimaron y que aún lo tienen en su mente.

Y recién le acaba de alcanzar en la Gloria, quien fue su compañero de muchas andanzas periodísticas y taurinas, Guillermo Salas, un gran reportero y cronista taurino, que ocupó por muchos años importantes espacios, entre otros, en La Afición y en El Universal, dejando lecciones de cómo manejar la información taurina, hoy tan reducida en la mayoría de los medios. Como José Luis hizo el intento por ser torero y era un ser de gran bonhomía.

Saludarlo cada año en la Feria de San Marcos de Aguascalientes con su esposa era un gusto enorme, pues significaba ratos de charla de lo que había vivido y de aprender de su entendimiento de lo actual.

Ellos dos, Memo y José Luis, creían en el buen o mal fario –en castellano suerte– y, curiosamente, al que escribe le acaba de pasar un detalle que pintará de lo que estoy tratando de chamullar –en lenguaje gitano charlar– porque me acaba de suceder algo que tiene el fario pintado.

Guillermo Salas
Guillermo Salas, gran aficionado práctico y periodista taurino (Foto: El Heraldo).

Resulta que el que escribe, el sábado pasado 21 de noviembre, estaba a punto de salir de casa a una cita con mi doctora y estaba presenciando la corrida de la Gira de Reconstrucción que con gran tino organizó la Fundación del Toro en España y se lidiaba una corrida de Miura.

Poco antes de salir a la cita, saltó a la arena de la plaza de Logroño el tercero de la tarde de nombre “Arenero” –que le correspondió a Pepe del Moral–, y la verdad que se me iluminó la mirada porque en unos minutos iba a conocer el resultado de mis exámenes médicos.

Me dio la sensación de buen fario y me encomendé a la Guadalupana y a Dios porque así fuera; sin más si lo fue y sin echar las campanas al vuelo, las noticias del estudio fueron positivas y sentí que en la vida hay veces que ciertas coincidencias pudieran no serlo tanto y creo en ello.

Así somos los que hemos crecido en el ritual del toreo, como diría aquel gran torero gitano de apodo Cagancho: “no creo en las supersticiones porque eso trae mala suerte”. Lo que les platico es como fue y sinceramente me estremecí al sentir la conexión entre lo que vi en la pantalla que sucedió en Logroño y el resultado clínico.

arenero pepe del moral
José Moral Fernández, torero español (Foto: El País).

Arenero de Miura, que por cierto no fue en sus cualidades en la lidia positivo, a mí me levantó la moral solamente con su nombre y, cómo no, si me recordó el nombre de guerra de cronista taurino de mi señor padre.

Y para concluir, platico con gusto sobre el cierre de los festejos organizados en el Cortijo de los Ibelles; el gran triunfador fue el novillero de Aguascalientes, Miguel Aguilar, quien con tres trofeos ante los novillos de Barralva el sábado 21 de noviembre tuvo una actuación rotunda.

Entiendo que los  novillos de Barralva estuvieron bien presentados y, en general, se prestaron al lucimiento, destacando el tercero que recibió arrastre lento y el codicioso quinto.

Sebastián Ibelles y Cristian Antar, un trofeo para cada uno, desafortunadamente varios subalternos fueron lesionados y también Sebastián Ibelles, aunque todos se recuperan satisfactoriamente de la Final del Encuentro Mundial de Novilleros.

Cierro este espacio enviando un abrazo fraternal a la familia de Memo Salas, lo vamos a extrañar a quien siempre demostró bonhomía y sencillez, y le pido le dé un abrazo en la Gloria a mi Arenero, que en el nombre de un toro de Miura, me hizo saber que las conexiones amorosas son más fuertes de lo que muchas veces creemos.


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El arte vence al miedo

La vida, ese instante presente que nos mantiene con la ilusión de la eternidad, nos pone siempre ante la perspectiva de que vivimos en un mundo volátil, incierto, complejo, ambiguo y al que más nos vale tomarle con buen humor y entendiendo que el cambio es la constante.

Así, se está viviendo en estos tiempos todas las actividades y la tauromaquia no es diferente, está tratando de encontrar el rumbo que le permita seguir adelante.

Desde luego y mientras no sea posible la asistencia plena, estaremos en la sobrevivencia, que nos permita que cuando haya mejores tiempos, ajustar y tratar de recuperar la rentabilidad económica; lo que comento más adelante es con referencia al tiempo antes de la pandemia.

Hoy vivimos épocas de romance en la que todos están recuperando el sentido primitivo de lo que hacemos sin fin económico sino lúdico.

negocio tauromaquia
Imagen: Occulta.

Muchos de los criadores de toros en el mundo de la tauromaquia desde hace varios años se conforman con salir a mano, a pesar del caudal de tiempo que invierten en una actividad en la que la satisfacción es participar y no necesariamente lograr rendimiento económico; la mayoría tiene otros negocios de donde generan para mantener su afición vigente.

Algunos –los menos– viven exclusivamente del campo y a esos les pega más fuerte un momento como el que estamos viviendo, pues su única posible fuente de ingresos está mermada.

Los empresarios taurinos en los últimos años la están viviendo igual que los ganaderos y, salvo excepciones puntuales, la mayoría han declarado que las ganancias son magras –cuando las hay–, y es por eso que algunos de plano han botado el arpa y otros por su afición se mantenían tratando de no perder y con base en otros negocios que sí les eran rentables.

Un grupo selecto de matadores son los que se llevaban el grueso del ingreso –con base desde luego en sus capacidades de convocatoria–, ellos eran los principales beneficiarios de la tauromaquia y nadie lo cuestionamos, porque al fin y al cabo son los que provocaban las entradas y las expectativas más grandes.

Los demás cobraban menos y de alguna manera podían ir acumulando lo que su esfuerzo les permitía y saber también que haber dedicado su vida a su afición, en algo les estaba redituando.

arte tauromaquia
Imagen: Los Pleyers.

Los novilleros hace tiempo, salvo casos excepcionales –como Roca Rey–, surcan su carrera acumulando méritos para convertirse en matadores y ahí tratar de recuperar el tiempo invertido y muchas veces sustentados en mecenas que les invierten, en espera de que con el transcurrir de su carrera puedan capitalizar aquello que antaño no era necesario, porque desde esa categoría los punteros ya empezaban a saborear las mieles de los ingresos generosos.

Los demás participantes activos de la fiesta en su gran mayoría tienen otras labores, pues la taurina no era la que –salvo excepciones– les permitía concentrarse en ella.

Es decir, ya económicamente el modelo taurino tenía desde ese punto de vista muchos agujeros antes de la pandemia, y ahora que estamos en ella pasa como aquellos que cuando le bajan el agua al río es obvio quiénes nadan desnudos.

El toreo no se arredra en México, en Tlaxcala se han dado corridas y novilladas, en otros puntos del país también y proyectos como los del Centro de Alto Rendimiento Taurino con novilleros de varias partes del mundo, para iniciar el próximo año.

Entonces, lo que mantendrá a la tauromaquia vigente pudiera ser el romance de que todos los profesionales saben que le siguen por amor al arte y emociona que muchos no se arredren y sigan en espera de tiempos mejores, porque hoy en día estar en el mundo profesional del toreo será claramente por vocación y eso pudiera dar pie a la transformación del toreo a futuro, lo cual desde hace mucho, es justo y necesario.


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