El director logra su cometido cuando no se sostiene de algún elemento de la escena, sino es capaz de manipular todos para dejar al público en un reconocible estado de ánimo.
Ciudad de México.- ¡En qué momento Fernando Bonilla se convirtió en uno de los grandes directores de este país! Con No se elige ser un héroe hace tributo a su ascendencia actoral (su padre es ni más ni menos que Héctor Bonilla) al poner a prueba su experiencia y poética en la historia más estremecedora.
Salí de la sala deshecho o, más bien, hecho añicos; sentí una necesidad de repasar en mi cabeza por varios días cada diálogo, personaje, momento y fue ahí cuando me di cuenta que Fernando Bonilla había cumplido su propósito: escuchar en la cabeza mi propia crueldad sin el amortiguador de las buenas costumbres. Su montaje es un homenaje a México sui géneris: se nota el profundo amor de Bonilla a este país y, precisamente por eso, hace ver lo hundidos que estamos en la pobreza; no necesita de términos económicos como “crisis”, “Tercer Mundo” o “devaluación” para hacernos sentir la verdadera carencia: la espiritual. En realidad No se elige ser un héroe es un tratado de la miseria.
Notorious B.IG. junto con P. Diddy tienen su famosa canción Mo money mo problems donde afirman: “It´s like the more money we come across the more problems we see” que serviría de epígrafe para No se elige ser un héroe. La historia cuenta el reencuentro de cinco hermanos que no pueden estar juntos bajo el mismo techo. El motivo de la reunión es discutir sobre el interés de Coca Cola de llevar a un spot publicitario la anécdota de la muerte de su padre: se ahogó en el mar al salvar a una niña.
La oferta supera cualquier cantidad ganada por cada uno en toda su vida y, mejor aún, en dólares; deciden pasar la tarde en la casa de la infancia, en medio de una playa de Veracruz venida a menos, para activar una bomba de tiempo donde nadie podrá salir a salvo.
No se elige ser un héroe no se limita a hablar de la familia; podría ser una empresa, institución o un país donde la conexión entre sus miembros está destinada al fracaso. El dinero de Coca Cola pone a esta familia en un estado de guerra donde se develan las intenciones rotas. Ante el vacío sólo queda conformarse con el dinero y sus satisfacciones inmediatas. No hay tregua: hay una permanente vigilia ante el “enemigo” aunque sea mi hermano. Y es en este ambiente de tensa calma donde sale a flote todo lo podrido; las relaciones familiares se sostienen por el dolor y con la posibilidad de convertirse en “millonarios” el demonio se les escapa.
La estructura dramática es sorprendente porque anuncia un final potente y sorpresivo. Los cuadros llevan hacia pequeños momentos de comedia involuntaria ante la densidad de las apariencias y la moral. Me parece atinada la cotidianidad de los diálogos porque es reconocible un destacado trabajo estético a partir de la rudeza y vulgaridad, tanto en el texto original del español David Desola y la adaptación de Fernando Bonilla.
La dirección de Fernando Bonilla es impecable porque mantiene un ritmo vertiginoso a lo largo de la hora y media del montaje. Llevó a sus actores hasta el límite de sus personajes mediante la calidad de movimiento y trabajo energético. No obstante, lo más destacado de su montaje radica en la unidad que logró construir.
Para mí el director logra su cometido cuando no se sostiene de algún elemento de la escena, sino es capaz de manipularlos todos para dejar al público en un reconocible estado de ánimo; es evidente cómo la atmósfera nos lleva a un lugar.
Sorprende la efectividad de los trazos escénicos propuestos por Bonilla y agradezco la economía y sutileza para resolver las transiciones de escenas. El trabajo es limpio porque se encuentra en un justo balance entre la actoralidad, el movimiento y la producción. Por momentos No se elige ser un héroe evocó en mí una versión contemporánea de Fotografía en la playa de Emilio Carballido junto con la complicada construcción de personajes dentro de un sistema familiar en Hannah y sus hermanas de Woody Allen.
La actuación de Sergio Bonilla es insuperable por su manejo energético; Verónica Merchant hace de su personaje una de las mejores interpretaciones femeninas (la imagen de esta hermana siniestra no se me puede borrar de la cabeza); Mariannela Cataño y Rodolfo Arias sostienen la obra con uno de los contrapuntos más difíciles pero ejecutado con una maestría técnica. Eugenia Arriola sorprende por ser una nueva presencia poderosa en el escenario. Por favor, corran por un boleto para ver No se elige ser un héroe. La experiencia es intensa y los dejará marcados de por vida.
****
Traspunte
¿Azteca Teatro? ¿En la peor crisis de TV Azteca?
No se elige ser un héroe
De: David Desola
Adaptación y dirección: Fernando Bonilla
Foro Shakespeare (Zamora 7, Colonia Condesa)
Sábados 20:00 hrs. y domingos 18:00 hrs.