Para el domingo 5 de febrero de 2012, la entrada fue de lleno en los numerados y con un público deseoso de disfrutar de la corrida a pesar de las inclemencias de la tarde y si bien el ganado de Xajay ha decepcionado, por su falta de acometividad y en ocasiones por evidentes signos de mansedumbre como rehuir de los engaños y ser distraídos al salir de las embestidas a media altura, hubo dos ejemplares, el segundo y el cuarto que fueron nobles y propicios para lucimiento.
El Juli, dio muestra de coraje, valor y de sabiduría para plantear faena de lucimiento a toros que no lo presagiaban, eso que se escribe fácil, es muy complejo pues para algunos es más fácil no hacer el esfuerzo y por eso no logran los niveles que ha alcanzado Julián en el toreo.
Por eso el público en La México le coreó el consagratorio grito de torero, torero, reconociendo su plenitud, su capacidad para entender las condiciones de lidia y desde luego la estética de los lances y pases que fueron ejecutados en dónde cruje la seda, por eso lo sacaron en hombros de la plaza en reconocimiento al momento taurino tan trascendental que demuestra uno de los toreros más importantes de su historia.
José María Manzanares mostró por momentos el toreo de reposo y clásico que conmueve y obtuvo una oreja, igual trofeo mereció José Mauricio que marcha y nos da alegría, en la ruta del éxito, Diego Silveti tuvo momentos muy brillantes pero perdió trofeos por sus fallas con el estoque. Tarde inolvidable de aniversario en especial con el toreo de El Juli, que vivimos en La México.