Ni guácala ni fúchila son suficientes

En una reciente plática con mi nieto mayor, que tiene 17 años, comentábamos diversas situaciones acerca de la violencia y la inseguridad que nos rodea y que nos ha obligado a cambiar de estilo de vida. Me preguntó específicamente si el presidente conmina a los delincuentes, pensando en sus “fuchis guácalas”, antes de cometer un delito; y que al referirse a sus acciones como guácala y fúchila sea suficiente, o cuando menos útil, en el combate al ambiente de gran inseguridad que nos cobija. Le dije a mi nieto que “no”, y estuvimos hablando largo tiempo hasta que al final me sugirió que debería escribir sobre este asunto.

Durante muchos años acompañé a mi abuela materna y a mi madre a las ceremonias religiosas, siempre me llamaron la atención las homilías que se brindaban dentro de ellas, en esa época el sacerdote subía al púlpito a ofrecerla, me tocó presenciar algunas dadas por curas, párrocos, obispos y hasta algún arzobispo, siempre me pareció que el púlpito era un sitio de poder, el orador tenía a los oyentes, los fieles, a sus pies, rodeado por todos los costados de la figura de Dios. En esa época no había equipos de sonido, lo que obligaba a que todos guardaran un silencio absoluto y mantener una atención extrema, toda vez que el sacerdote tenía una vista panorámica absoluta y podía observar a quién no lo hacía, incluso me tocó presenciar alguna recriminación al respecto. Por supuesto, la temática era casi siempre la misma, cómo alejarse del mal y procurar el bien, y que después de un tiempo ya no estuve tan de acuerdo con esos conceptos. Por cierto, después del Concilio, el púlpito ya no se usa tanto, incluso ni para rezar el rosario.

Púlpito de Catedral de Viena

Pues bien, siguiendo esta analogía, a mí me parece que las conferencias matutinas de nuestro presidente, se realizan desde un púlpito, incluso el atril solitario hace esa función y sus acompañantes utilizan sitios con muy escasa relevancia; el escenario está rodeado de lo que él piensa que fueron la 1ª, la 2ª y la 3ª Transformación, en un salón magnifico del Palacio Nacional que ha pasado a ser un templo. Pero si ustedes realizan una síntesis y un análisis de La mañanera, se podrán percatar que con frecuencia se reduce a señalar el mal y los malos, y el bien y los buenos. En ocasiones, ha recibido críticas acerca de contener algunos aspectos religiosos como parte de su discurso teóricamente laico.

Al menos en tres ocasiones ha tenido alusiones específicas a los delincuentes, una cuando lamentó la condena a cadena perpetua de El Chapo Guzmán y que se tomara como ejemplo –en La mañanera dijo: “No le deseo mal a nadie, no me gusta hacer leña del árbol caído. Es por cierto un principio bíblico”–, otra cuando les pidió a los delincuentes que antes de cometer delitos pensaran en sus madres y el dolor que podrían causarles, y la tercera y más reciente, cuando les dijo que lo que hacían despertaba una respuesta de guácala y fúchila. Considero que trivializar un fenómeno tan grave, minimizarlo y reducirlo a una respuesta tan sencilla de conseguir, puede tener un efecto negativo. Desde luego que, a los delincuentes, al menos los que cometen agravios en gran escala y consecuencia, no les importa nada lo que les conmina el señor presidente.

Guácala y fúchila.
Caricatura: Trizas.

Se ha intentado hacer una diferencia entre la delincuencia organizada y la no organizada, y creo que resulta artificial; lo que debería intentarse es diferenciar entre delincuentes de alto impacto y su capacidad de dañar a la sociedad, y aquellos que no lo son tanto. Creo que en cuanto a los delincuentes, no hay mucha diferencia entre los que realizan narcotráfico y tráfico de personas, y quienes realizan cobro de derecho de piso y asalto a transporte público, todos ellos no temen las consecuencias, no tienen ninguna compasión por las víctimas y no sienten el mínimo remordimiento, ellos y su círculo cercano no sólo aprueban las acciones, sino que las festejan. En el comportamiento delincuencial no hay una diferencia entre quien roba combustible, realiza narcotráfico a gran o pequeña escala, quien roba un transporte público y es capaz no sólo de robar, sino de matar para ello, o quien extorsiona con el derecho de piso y puede llegar a asesinar a quien no se lo paga.

Me parece que muchos, quizá la mayoría de ellos, son sociópatas, un padecimiento mental, de muy difícil aceptación entre los profesionales de la salud y que tiene muy pocas posibilidades de éxito terapéutico. Algunas de las características de este problema son: patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás. Este patrón se produce antes de los 15 años de edad y se manifiesta por incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos legales; actuaciones que repetidas veces son motivo de detención.

Psicópatas.
Izquierda: Josef Mengele, derecha: Charles Mason.
  • Engaño. Se manifiesta por mentiras repetidas. También por la utilización de alias o estafa para provecho o placer personal.
  • Irritabilidad y agresividad. Se manifiesta por peleas o agresiones físicas o repetidas.
  • Desatención imprudente de la seguridad propia o de los demás.
  • Irresponsabilidad constante. Se manifiesta por la incapacidad repetida de mantener un comportamiento laboral coherente o cumplir con las obligaciones económicas.
  • Ausencia de remordimiento. Se manifiesta con indiferencia o racionalización del hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien.

En general, los sociópatas son también muy inteligentes. Quien no tiene respeto por las reglas y no siente ninguna culpa por transgredirlas, no puede ser reconvenido de manera convencional. Su combate y quizá su tratamiento requieren de un conocimiento profundo del problema y de una visión holística que permita acabar con las consecuencias de estos sociópatas, y quizá establecer medidas preventivas al futuro.

Es evidente que los gobiernos anteriores no pudieron con el problema, pero, hasta donde vamos, el actual tampoco y dos errores no han hecho nunca un acierto.

Adela Cortina.

Les recomiendo dos libros de Adela Cortina, uno de ellos Neuroética, el cual nos sugiere la posibilidad de que nuestro comportamiento ético esté marcado por la genética y otros fenómenos biológicos; en ambos libros se puede escudriñar las escalas de los valores.

Yo creo, soy optimista, que sí se puede combatir la violencia pero habría que dejar actuar a profesionales que entiendan el fenómeno y no a aquellos que están lejos de comprenderlo.

Lecturas recomendadas:
https://lamenteesmaravillosa.com/como-es-exactamente-un-sociopata/
Adela Cortina. Ética sin moral. Tecnos. Madrid. 1995.
Adela Cortina. Neuroética y Neuropolítica. Tecnos. Madrid. 2011.
Risieri Frondizi. ¿Qué son los valores? Fondo de Cultura Económica. Breviarios. México. 1974.
Raymond Ruyer. La filosofía del valor. Fondo de Cultura Económica. Breviarios. México. 1974.
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Cecilia Ximenez

Ojalá este texto se lea por muchos más nos permite darnos cuenta las dimensiones del problema y la nula comprensión que el gobierno actual tiene del mismo

Octavio Curiel

Sentí un balde de agua fría cuando mencionaste que tu nieto tiene 17 años, yo vi nacer a su madre, hace como 40 años?, pensé que en ese entonces no existían las guerras dentro del país.no sabíamos que era el derecho de piso ni del resto de atrocidades que mencionaste. Me quedé un buen rato pensando si de verdad hay una solución a esta ruptura del tejido social que sucedió en nuestras narices en 40 años .Si soy sincero creo que no hay remedio .pero si alguno hubiera, no es con las medidas que Andres Manuel intenta implementar .desde luego no me atrevo a sugerir ninguna, creo que como a los curas del púlpito les perdimos la confianza .

Marcela Braun

Si hay solución si educamos a los niños motivándolos, dándoles cariño y enseñándoles con ejemplo a manejar y conocer sus sentimientos. Saludosy gracias

Ricardo Juárez

Sin duda una muy buena reflexión, un problema que no se ha resuelto y que seguirá carcomiendo nuestra sociedad, pero que no solo padecemos los mexicanos , es un problema universal inherente al ser humano y solo se puede Atacar haciendo cumplir y castigar amos infractores y esa tarea es competencia de los gobiernos , obvio la peor manera es con un sermón

Fátima Ximenez García

La solución, no es fácil y está claro que no se encontrará en este gobierno, es tan compleja que involucran varios aspectos, desde aplicación de leyes, educación, oportunidades de trabajos etc. posiblemente nuestra generación no tendra la oportunidad de ver y disfrutar.

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