“Esto no es Daisy”: “SOS”

Lectura: 3 minutos

 

Sinopsis:

“Esto   no   es   Daisy”   trata   sobre   la   intoxicación   que   vivimos   en   el

mundo   contemporáneo.   La   comida,   las   imágenes,   la   edad,   las

relaciones   interpersonales   y   la   tecnología   se   convierten   en

agentes tóxicos para nuestros ojos, oídos, cabeza y cuerpo. ¿Hasta

qué punto podemos vivir sin estar dopados? ¿Estamos realmente

despiertos? El silencio se condena y la alienación se convierte en

el patrón a seguir. ¿Hay posibilidad de redención en este mundo?

¿Dónde está la verdad ante tanto ruido?

Había hablado ya del “espacio alternativo” como sinónimo de “no-

me-alcanzó-el-presupuesto” o ” éste es mi capricho y me vale el

público”.   Otro   de   los   términos   confusos   es   el   de   “teatro

posdramático” que, desde la parte académica, se entiende como

una forma de hacer teatro mediante la

performatividad,

el

uso

equívoco y simultáneo de signos, la saturación de referentes de la

vida cotidiana y el uso exacerbado del cuerpo.

Cuando me encuentro con espectáculos con esta etiqueta me

da   miedo   que   en   realidad   sea   charlatanería   con   altos   vuelos

intelectuales. Hay una necesidad en la mayoría de quienes deciden

hacer esta teatralidad de impactar por impactar, de ser pirotécnico

por el mero hecho de ser pirotécnico. Exhibicionismo, pues, que en

la mayoría de los casos, esconde una falta de técnica o poética.

La  burra  no era  arisca:  después  de  ver  una  mayoría  de

espectáculos con este calificativo y sus enormes (y evidentes)

carencias estoy curtido. Por eso, cuando me topo con una obra de

teatro que cumple a cabalidad con el posdrama me callo para

aplaudir y celebrar. Esto me pasó con “Esto no es Daisy”. La

propuesta cumple con la experimentación escénica con todas las

de la ley y, sobre todo, tiene la intención de hacer un viaje, una

experiencia para el espectador.

Uno de los grandes aciertos de Rodrigo García, el autor, es

cómo rompe con la linealidad de la historia para dejar a una mujer

como   hilo   conductor   del   espectáculo.   Con   ella   se   desarrollan

 

diferentes estampas de esta enajenación autoimpuesta mediante

imágenes confrontativas. No sólo las palabras se vuelven golpes

sino también los significados que cargan. Hay una fuerte necesidad

de   hacer   una   crítica   a   la   comodidad   de   la   vida   cotidiana   y

capitalista.

Los   detalles   ordinarios   se   vuelven   extraordinarios;   las

palabras   cómodas   se   vuelven   incómodas;   los   sueños   perdidos

vuelven a nuestras cabezas. García pone los momentos donde

deben de ponerse para hacer del montaje una llamada de auxilio.

Nos confronta con esta vida tóxica que no puede ser reconocida

por estar inmersos en ella. Por momentos me recordó la crudeza

de Raymond Carver en sus textos. “Esto no es Daisy” es un canto a

la conciencia y a la libertad; le restituye el valor original a palabras

usadas a diestra y siniestra.

Este texto, y cualquier experiencia posdramática, no tendría

sentido sin una dirección valiente. Paulina Orduño, la directora del

montaje, decide explotar la sensorialidad de las palabras para

hacer una experiencia sorprendente en recursos y soluciones. A

partir de elementos escenográficos sencillos y un video, recrea

dinámicas saturadas que propician una atmósfera congruente con

el espíritu del trabajo de García. Orduño sorprende por

la manera

de resolver puntos climáticos, convertir los momentos descriptivos

en juegos del drama y, sobre todo, diseñar una arco dramático

interesante de principio a fin.

El   ensamble   actoral   conformado   por   Belén   Mercado,   Isaí

Reveles, Edgar Landa y la misma Orduño vive en cada una de las

funciones   una   verdadera   prueba   de   fuego   en   cuanto   a   la

corporalidad. Al verlos sólo podía pensar en lo difícil que es la

aplicación de las técnicas donde el cansancio se transforma en

energía;   a   pesar   y   en   contra   de   la   demanda   física   de   los

movimientos mantienen el punto medio donde el espectador los

puede seguir con los ojos y el oído. Sólo por ver qué hacen con sus

cuerpos “Esto no es Daisy” adquiere una sensación de peligro, de

audacia.

Reconozco a la compañía Mil Grullas Teatro tener los cojones

de montar un texto de este calibre sin caer en el exhibicionismo,

hacerlo desde una parte honesta y preocuparse por invitar al

espectador a un viaje con cuestionamientos que sólo él será capaz

de responder al final de la función.

Traspunte

 

Pensé que los boletos de “Rent” en el Teatro Milán iban a ser caros.

Su precio es (muy) adecuado.

“Esto no  es Daisy”

De: Rodrigo García

Dirección: Paulina Orduño

Casa Actum (Héroes del 47 número 9, colonia San Diego

Churubusco)

Sábado 15 y 22 de octubre a las 20:30 hrs.

 

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x