Las ciencias sociales y las humanidades también han dado trabajo y satisfacción en busca de un mejor país.
Ciudad de México (elsemanario.com).- Para todos es conocido el aporte que la UNAM ha hecho a los estudios científicos “duros” y lo que ello ha significado para el país; lo que nos ha dejado, a quienes nos han dejado.
Pero la gracia del conocimiento no sólo se posiciona sobre quienes desean estudiar las matemáticas o la física; no sólo se sitúa en las ciencias duras, en lo exacto o en lo experimental, como la química. Vaya, la chispa que puede ser el detonante para un invento, proyecto o para “darle al clavo” a algún tema investigado, no está patentada sólo por estas ciencias.
Las humanidades, las -a veces, poco valoradas- ciencias sociales forman parte fundamental no sólo de la educación del país sino del mundo.
Vale la pena retomar un párrafo de Guillermo Hurtado en su artículo sobre las fortalezas de la UNAM:
Los institutos y los centros de la UNAM están repartidos en dos subsistemas: el de investigación científica y el de investigación en humanidades y ciencias sociales. El primero está conformado por 22 institutos y ocho centros, y el segundo por 11 institutos y seis centros. En conjunto, la UNAM destina el 26 por ciento de su presupuesto de 37 mil 755 millones de pesos a la investigación. De ese porcentaje, la mayor parte va a la investigación científica, dejando a la investigación en humanidades y ciencias sociales un porcentaje menor”.
Podría pensarse que se apuesta y se presupuesta más en la fiereza de las ciencias duras por toda la infraestructura utilizada en sus trabajos e investigaciones y por todo lo que le han dejado a este país. Sin embargo, las ciencias sociales son, entre otras cosas, las encargadas de estudiar los procesos socioculturales y económicos que de entrada, son de vital importancia para un país y su sociedad.
Actualmente, en el marco del cambio de rector en la UNAM y todas sus posibles candidaturas, Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora de la Facultad de Ciencias, asegura tener la capacidad suficiente para tomar puesto tan importante. Ella será la encargada, después de todo y en un plano hipotético, de salvaguardar el apoyo científico e incrementar, si así sucediere, el apoyo para las sociales, las humanidades y la cultura.
La candidata por la Rectoría señala que entre sus prioridades para el periodo que abarca de noviembre de este año hasta el 2019, se encuentran:
- Docencia.
- Renovación del proyecto de bachillerato.
- Relevancia de la investigación en ciencias y humanidades, las artes y la cultura.
Vaya, se requiere entonces de un fomento en este tipo de investigación, cosa que, por ejemplo, lleva a cabo la Coordinación de Humanidades de la UNAM, que también se dedica a
proponer soluciones sobre las problemáticas sociales que son prioritarias para el país, incluyendo su dimensión Internacional, que requieran la participación de investigadores en diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales y las Humanidades”.
Con esto se pretende que la UNAM se consolide a la vanguardia de las humanidades y las ciencias sociales, lo que a su vez propicia una proyección mayor a nivel nacional e internacional.
Es por ello que también se organizan eventos como la Fiesta de las Ciencias y Humanidades, en la UNAM, que tiene como objetivo primordial acercar a las generaciones jóvenes al trabajo de los investigadores de esta casa de estudios, por lo que se han preparado 300 pláticas, presentaciones de libros, talleres y exposiciones; esto, para el 16 y 17 de octubre en el Museo de las Ciencias Universum y el Museo de la Luz, Ciudad Universitaria.
¿Cuáles son, entonces, los retos de las humanidades y las Sociales?
Rosalía Casas, diría que estos retos tienen que ver
con las políticas que se definen desde el gobierno o desde nuestras instituciones para evaluar el desempeño de nuestras disciplinas, para fomentar la formación de recursos humanos y para tratar de fortalecer la vinculación con la sociedad. Todos esos temas están a debate en la actualidad”.
Guillermo Hurtado habría mencionado que uno de los retos que tienen las humanidades y las ciencias sociales, por ejemplo es el de superar las políticas de Estado:
En México existe una política de Estado para la Ciencia y la Tecnología cuya expresión es la Ley de Ciencia y Tecnología que rige el funcionamiento de Conacyt. Se trata de una ley que busca generar un desarrollo científico que ayude al progreso nacional. Pero cuando uno examina este ordenamiento, incluso en los principios del Conacyt, cuando buscamos qué se entiende por ciencia, da la impresión de que se piensa en las ciencias naturales, biotecnología, ingeniería, y que sólo de una manera muy sesgada, o forzándolo mucho, se toma en consideración a las Humanidades y a las Ciencias Sociales. Nos preocupa que estas áreas del conocimiento no formen parte de la visión de Estado que tenemos sobre el desarrollo científico. Las Ciencias Sociales y las Humanidades no parecen tener un impacto regulador, visible, concreto en nuestro proyecto de nación”.