¿La qué? Esta palabra que asusta a hombres y mujeres por igual siempre implico un tema tabú pero ¿de qué va realmente? Conoce cuál fue el proceso de la menopausia en la historia.
Descrito esta en el génesis, el glorioso día de retribución en el cuál las mujeres perderán el pecado de la impureza mensual de forma definitiva… los egipcios distinguían a las mujeres entre rojas y blancas dependiendo de su fertilidad -o la falta de esta-, e incluso, los griegos describieron un cambio en las mujeres alrededor de los 40 años con el cuál perdían su condición de engendradoras.
Si lo único que nos convierte en mujeres es nuestra capacidad de gestar y parir, el cese del principio básico con el cual estos dos aspectos funcionan no puede ser más que toda una tragedia; de hecho, la menopausia fue vivida de esta forma durante años. Este pensamiento fue mayormente influenciado por el desconocimiento general -que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX- sobre los procesos biológicos en las mujeres.
La menopausia era principalmente considerado un tema tabú, respondía a elementos mágicos o divinos y frente a todo representaba el momento en el cuál una mujer se desprendía de su condición de fémina -no eran muchas las mujeres que llegaban a presenciar este evento pues el promedio de vida rayaba en los 35 años-.
Así fue que, como todo buen tabú, la menopausia busco ser “tratada” de diversas formas: a las mujeres se les recomendó en algún momento fumar un poco de opio y consultar al doctor al día siguiente, las prácticas donde se frotaban los óvulos triturados de ciertos animales en la piel o se bebía el jugo preparado de sus testículos eran comunes.
La ménépausie fue un termino acuñado hasta 1821 -aunque es un hecho tan viejo como la humanidad misma- por el médico francés Charles Pierre Louis de Gardanne quien la describió como el momento en el cuál existe una perdida completa de la menstruación debido a la disminución de las hormonas sexuales dentro del organismo, viene del griego mens, que significa mensualmente, y pausi, que significa cese.
Aunque en Occidente se ha relacionado con golpes de calor, sudoración excesiva, cansancio, aceleración del pulso cardíaco, olvido, insomnio, dolores de cabeza y cambios en el estado de ánimo, se ha descubierto que éstas pueden ser meras somatizaciones que responden a la idea que culturalmente se maneja sobre la menopausia. Por ejemplo, en Japón las mujeres suelen destacar como únicos síntomas la irregularidad en el sangrado -cuando inicia- y dolor en los hombros, las mujeres en Honk Kong sólo logran identificar un ligero dolor en sus articulaciones y los científicos alrededor del mundo se preguntan el por qué existe una diferencia tan significativa entre occidentales y orientales.
Al parecer el estilo de vida tiene un papel determinante en la forma en que se presenta la menopausia en las mujeres, ahora se sabe que los niveles de hormonas dentro del organismo son mayormente influenciados por la forma en que comemos, dormimos y nos ejercitamos. Varios estudios muestran la relación directa que existe entre los síntomas de la menopausia y la dieta que llevamos -se ha identificado al alto consumo de soya que mantienen las japonesas con su absoluta falta de bochornos y sudoración-.
Muchas culturas ven a la menopausia, no como un período de pérdida o como un evento que marca el comienzo de la vejez sino como el inicio de una verdadera libertad adquirida. Tal es el caso de las mujeres en la India a las cuales sólo se les permite reunirse en el salón de los hombres, charlar y bromear con ellos, hasta que su menopausia se presenta. Para la cultura Maya, la menopausia, otorga sabiduría y ayuda a las mujeres a adquirir un nuevo status.
En lugar de tratar este período como una etapa de metamorfosis, nuestra cultura se ha encargado de disfrazarla de enfermedad y desde 1970 las ‘curas efectivas’ no dejaron de aparecer a partir de que la FDA aprobó los tratamientos hormonales.
Hoy en día se habla de hormonas bio-idénticas para solucionar los síntomas que la menopausia acarrea y debido a que, están determinadas bajo la carga genética especifica de cada mujer y no provienen de ningún animal son consideradas como el mejor tratamiento. Los productos naturales también entran al ruedo con alimentos como la soya y el ñame, no obstante, los expertos recomiendan buenas dosis de ejercicio como parte de las mejores actividades para descargar varios de los síntomas que se presentan durante la etapa en la cual la capacidad para hornear bebés deja de determinar lo que es ser mujer.
