Ojos que no ven, corazón que no siente. Para los amantes de lo mórbido y la cobardía llega: ghosting.
Llevas meses ideando la forma de terminar esa relación de años. La verdad no quieres enfrentarte a las lágrimas, ni dar razones convincentes de por qué todo se está yendo en picada. Apenas soportas la idea de las tediosas llamadas o mensajes que siguen el proceso de ruptura (en el cual alguno de ustedes intenta regresar mientras el otro sólo busca correr tan rápido como sea posible) y ni hablar de los nervios que te entran cuando debes enunciar esa terrible frase… “tenemos que hablar”.
Para todos aquellos amantes de la cobardía llega el ghosting una tendencia popular que ha tomado fuerza -incluso entre famosos- y que básicamente se trata, como su nombre lo indica, de volverse un fantasma, de desaparecer sin más. No hay gloria ni tampoco pena en este estilo de alejamiento y es que cerca del 11% de las parejas terminan sus relaciones a través de este curioso mecanismo que busca, literalmente, desaparecer de la vida de tu peor es nada sin tanto drama.
¿Tener una conversación seria no es lo tuyo? Ghosting ¿Tienes miedo de la forma en la que reaccionará esa persona? Ghosting ¿La verdad nunca te interesó tu relación? ¡Ghosting!… y no es que aprobemos esta forma de terminar como la más sana del mundo -y definitivamente no como la más valiente- pero sí resulta eficaz para desprenderte por completo de la vida de alguien; asegurando, sin lugar a dudas, que esa persona no sienta ni el más mínimo deseo de volver a saber de ti.
¿Las reglas básicas para aplicarlo como un profesional? Sencillo, borra toda comunicación, contacto o posibilidad de encuentro con esa persona… es más si piensas que lo mejor es cambiar tu dirección junto con tu número telefónico no dejes que las reglas de la moralidad, lo que es correcto o incorrecto y ni siquiera los recuerdos, te detengan. Simplemente aléjate de esa persona sin comunicárselo, deja que la decisión se vuelva un encuentro unilateral entre tú y tu deseo, omite su sentimientos, pero sobre todo, evita prolongar lo inevitable.
Qué importa si te tachan de inmaduro, nada vale que te digan desgraciado, poco sensible, falto de confianza, egoísta o cruel, lo único que en realidad cuenta es terminar una relación -que claramente no te interesaba- sin toda la culpa que trae consigo el romperle el corazón a alguien.
De acuerdo con Jen Kim de Psychology Today esta clase de conducta es producto de una disonancia cognitiva: a pesar de saber que es injusto, inmoral o inaceptable, no logra ver las consecuencias de sus actos y eso le tranquiliza. Por eso afirma que los practicantes del ghosting suelen ser inseguros, inmaduros y poco comprometidos ya que al huir de esa forma lo único que se busca es evitar reconocer equivocaciones propias y eludir la responsabilidad.
Por Diana Caballero