“Feroces”: “Sueños protagonistas”

Lectura: 4 minutos

Feroces es una obra que, por el tema, me dejó un sabor agridulce. La relación filial tan descarnada entre estas “niñas” provoca incomodidad en una sociedad tan doblemoralina.

Es indudable el éxito de Feroces en el Teatro Milán. Tener en el elenco una “estrella” como Zuria Vega se vuelve el elemento clave para atraer a los espectadores; cuando aparecen este tipo de proyectos en la cartelera siempre me intriga saber qué historia se representa y cómo la cuentan porque en un alto porcentaje los asistentes, al ser seguidores de una figura televisiva, no consideran al teatro como una de sus primeras opciones de entretenimiento o sólo les interesa la figura en cualquier medio donde trabaje.

Nunca menosprecio obras donde esté el nombre de un actor/actriz con grandes vuelos mediáticos porque se vuelve una oportunidad para generar un público (o ahuyentarlo de por vida). Feroces es una historia que trata del encierro de cuatro hermanas en el ático de la casa de la madre recién fallecida; quieren encontrar el testamento para despejar dudas sobre la herencia cuando el mal funcionamiento de la puerta las deja encerradas. La convivencia forzada las obligará a reconocerse de nuevo y limar las asperezas del pasado.

Parece una obra escrita por Woody Allen en su premisa. Me recuerda a Hannah y sus hermanas en el tono o, por su construcción de personajes, a Interiores. Feroces está escrita por el español Chema Rodríguez-Calderón quien es sensible al universo femenino y las relaciones filiales que se pueden generar dentro de él. Mi primer problema lo tengo con el texto porque carece de una adaptación a la idiosincrasia mexicana.

La dialogación no empata con nuestro uso de lenguaje y esta situación me sacaba de ficción todo el tiempo. Nunca hay referencias a estar en determinado espacio geográfico pero, más si es así, se necesita neutralidad o caer en una franca tropicalización. Este manejo de tiempos verbales y la adjetivación me plantean personajes alejados y no cumple a cabalidad la comedia que debe ser.

Por otro lado, la presencia de Rodríguez-Calderón en el texto llega a ser molesta: a la menor provocación justifica a sus personajes e impide que la acción dramática hable por sí sola. La intención de Feroces es mostrarnos la crueldad como una forma de amor; estas hermanas fueron criadas por una madre incapaz de mostrar afecto si no era por medio de destruir, anular, aplastar; esas heridas hacen de las hijas mujeres incompletas y condenadas a repetir el patrón emotivo en cualquiera de sus relaciones.

La carga femenina complejiza el texto; desde razones biológicas hasta culturales la mujer tiene una escala emotiva más degradada que en un ambiente familiar se vuelve atractivo por verse. Rodríguez-Calderón se quiere robar el foco de atención con licencias poéticas para explicar por qué se comportan como se comportan estas mujeres; si fuera una novela no tendría ningún problema, es más, hasta lo agradecería, pero en una obra dramática se vuelve poco efectivo. El colmo de los colmos está en el final, en el momento más climático, cuando los personajes tienen su toma de conciencia pero el escritor vuelve a meter su cuchara. Es demasiado su protagonismo.

La dirección de Lorena Maza es acertada en cuanto al fondo y a la forma. La obra es un pastel que se parte en cuatro rebanadas iguales; la construcción compleja de los personajes hace del ensamble uno de los más poderosos de lo que va de la temporada. Maza tomó la decisión correcta de centrar todos sus esfuerzos en la actoralidad sin perderse en extravagantes decisiones de tráfico o plástica (hay pequeñas coreografías poco claras aunque esto no me afectó al final).

Conecté con la escenografía porque todo el tiempo me dio la sensación de asfixia. La decisión de quitar las piernas (telones de aforo que cuelgan en las partes laterales del escenario) y literalmente encerrar a las actrices con un techo es congruente con el espíritu de la obra. Para las intérpretes este recurso les ayuda muchísimo a crear la tensión necesaria a lo largo del montaje.

Debido a su estreno tan reciente todavía hay ciertos problemas con el ritmo; esto se solucionará conforme se den más funciones. Me sorprende Zuria Vega porque percibo su compromiso de cumplir las notas de dirección; la veo disciplinada y siempre a favor de que se cuente la historia a pesar de su calidad de “estrella”. Hay ciertas partes donde puede jugar más con su personaje pero, intuyo, está en las últimas calibraciones del planteamiento actoral, el montaje y los espectadores. Maya Zapata tiene en sus manos el personaje más entrañable. Me pasó algo muy interesante con ella: su caracterización no me permitía seguirla dentro de ficción.

Esto fue una situación estrictamente personal porque el público se doblaba de risa con sus participaciones. Su personaje es la hermana histriónica (no en balde se dedica a la actuación), con un perverso sentido del humor y de las cuatro la más reactiva. Entiendo que una mujer en estas condiciones puede estar en una permanente afectación en la voz y el cuerpo pero a mí en varias escenas me sobra la impostación. Insisto, la percepción fue solo personal y el montaje se sostiene a pesar de la interpretación.

¡Qué gran actriz es Sonia Franco! Nunca la había visto en teatro y su propuesta merece una fuerte ovación. Si tienen la oportunidad de sentarse en las primeras filas no se pierdan el trabajo de ojos; hay un mundo interno que se transmina con el menor de los gestos. Mónica Dionne, como la hermana mayor y conservadora, hace una interpretación limpia y precisa; sus años de experiencia le sacan provecho al juego cómico y me quedo pasmado con sus múltiples recursos para nunca repetirse.

Feroces es una obra que, por el tema, me dejó un sabor agridulce. La relación filial tan descarnada entre estas “niñas” provoca incomodidad en una sociedad tan doblemoralina como la nuestra; es inevitable identificarse con esta necesidad de destrucción en nombre del amor. Hay muchas preguntas para la cena de ese día, no obstante, recordar el protagonismo del escritor me deja una experiencia incompleta. A pesar de la justa dirección. A pesar del efectivo trabajo actoral.

Feroces, Teatro Milán
Feroces, Teatro Milán

 

Feroces

De: Chema Rodríguez-Calderón

Dirección: Lorena Maza

Teatro Milán (Lucerna 64 esquina Milán, colonia Juárez)

Viernes 20:30 hrs., sábados 18:00 y 20:30 hrs., domingos 18:00 hrs.

@somostremendasP @3aLlamadaTeatro

 

 

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x