En México se gasta más en agua embotellada que lo que se paga por un recibo por el servicio de agua potable.
Ciudad de México.- En el marco de la celebración por el día mundial del agua, la situación que se vive en México, tanto del consumo como cuidado del líquido ha obligado a una cultura de captación de agua de lluvia y almacenamiento, que no necesariamente ha impactado en un menor consumo, por ejemplo, de agua embotellada o un manejo eficiente del agua residual.
Según Antonio Caso director comercial de Rotoplas, en México el consumo de agua embotellada se ha incrementado en los últimos años, mientras que el costo por su servicio no refleja el costo de la infraestructura por traerla.
“Somos un país con una cultura sobre el manejo del agua muy precaria, donde ni siquiera hemos tenido el cobro (adecuado) del servicio del agua”, afirma en entrevista a elsemanario.com.
“Tenemos una cultura del consumo de agua embotellada, desde (la época en que proliferaron) los garrafones de vidrio, que hace que la gente gaste una buena parte de su ingreso, en consumir agua cuando esta debe ser bastante más accesible para el consumo humano”, lamenta el director de Rotoplas.
De acuerdo a cifras de Caso, en México el 45% del agua residual recolectada es agua tratable, “estamos hablando de que el 50% del agua se vierte y ni siquiera tiene un tratamiento para su recuperación, aunque son estimaciones muy burdas, te dan una idea de la cantidad de agua que se desperdicia en este país”.
En este sentido, Caso asegura que falta una mayor vinculación entre las leyes o normatividad, donde se debe de obligar a que el agua no se descargue directamente al alcantarillado, sino que tenga un pretratamiento.
Por un lado tenemos el desperdicio del agua residual y por el otro el gasto que hay en una familia mexicana por consumir agua embotellada.
Debido a que en México hay trece millones de personas sin acceso a agua potable, Caso asegura que está empezando a haber una cultura obligada de cuidado del agua.
“En México hay trece millones de personas sin acceso a agua potable, más del diez por ciento de la población”, lamenta al afirmar que el líquido es sinónimo de calidad de vida, de salud, de una mejor contacto con el entorno; es muy positiva, pero preocupante su trato.
Por Octavio N. Cervantes.