Reflexiones acerca de la agresión

Solamente cuando un mosquito se posa en tu testículo es que te das cuenta que hay formas de resolver un problema sin usar la violencia.  Sabiduría oriental

 

Cómo me gustaría tener un manual que me ayudara a sobrevivir el stress que me causa la agresión!!!

Se ha escrito mucho  sobre la forma de reaccionar ante la agresión. Dicen los libros que para no quedar a la merced de impulsos primitivos,  es aprender a controlar y  responsabilizarse de nuestros actos, saber qué queremos conseguir y tener la resistencia para lograrlo. Con esto, ¿serían los pasos para mantenerme optimista y enfocada para enfrentar la agresión?

La gran clave  está en el control. (Entiéndase como control “tomar acciones ante una determinada situación)”. Si no logro controlarme, menos posibilidad tendré de responsabilizarme de mis actos. Es ver el control como el guardián preciado de mis pasiones

Para ello hay metodologías para entrenar, manejar y optimizar las respuestas ante la agresión.

Quienes saben de inteligencia emocional dicen que hay que mantener el foco y saber responder con respons-habilidad ante la demanda.

Pero hay dos formas de tomar control: uno es esperando a que pase el enojo sin hacer nada y la otra es tener el entrenamiento para manejar y hasta optimizar la respuesta.

Dentro de la sabiduría oriental hay dichos y frases profundas que debieran de ayudarme. Como por ejemplo, ésta de Confucio:

“Es mejor que piensen eres un tonto por callar que hablar y demostrarlo

Tengo que reconocer que cuando estoy en un predicamento, ser lo mejor que puedo ser es agotador!!! Después de todo, a pesar de la humillación, la desilusión, la situación difícil, puedo regresar a mi casa, preparar cena, tomar un poco de vino y reír.

Lo que más me había dolido al ser enfrentada en la vida a la falta de respeto, es la falta de civilidad, de conciencia de mi condición de persona. Recién me di cuenta cómo una persona puede olvidarse de lo que es la decencia básica y la cortesía.

La verdad es que  no me basta con una taza de café bien cargado. Haciendo un recuento de mis talentos, capacidades, habilidades, experiencias, conocimientos y una natural inclinación por el optimismo, no logro enfrentar el reto de aceptar que, ante la agresión tienda a responder con agresión o me paralice y no haga nada.

Ultimadamente reaccionar ante la agresión es una forma de pensar, más que una estrategia deliberada y  cuando me agreden existe una lucha que vivo internamente para no desmoralizarme y comprometer mis valores primarios;  hay un  daño que se me presenta en mis relaciones personales, aspiraciones y esperanzas.

Una experiencia de vida me ha afortunadamente enseñado de que hay posibilidades de responder ante la agresión.

Hace muchos años, estando en un campamento en Tepoztlán con mi familia, una tarde nos invadió un enjambre de mosquitos. Todos empezamos a espantarlos sin resultado, nos enojamos y nos golpeamos tratando de matar a semejante cantidad de insectos. Entre nosotros estaba Simón un hombre apacible, y se quedó parado sin hacer nada.

Cuando pasó la crisis y estando todos picoteados a pesar de nuestros esfuerzos, nos acercamos a preguntarle a Simón si los mosquitos no lo picaban y nos respondió: “no tengo como matar a todos, entonces los dejo molestarme, pero me concentro en mí para que me sean irrelevantes.

Hacer los mosquitos irrelevantes no es lo que estaba pasando. Era mucho más profundo!!!! Simón se estaba fortaleciendo, estaba aprendiendo a controlarse ante la adversidad!

Podría pensar que yo pudiera llegar a este estado de autoconocimiento estando acampando en Tepoztlán, pero ¿cómo controlar cuando estás en el trabajo estresada, la vista es oscura y el clima amenazante?

Cuando la cultura empresarial en la  que me muevo me hace pensar solamente en velocidad, conveniencia y productividad, a pesar de los libros y de los ejemplos de vida que he tenido, se que nadie podría darme la solución ante mi falta de respuesta absoluta ante la agresión!.

Cuando me quedo paralizada, mi combinación de necesidades, sueños, fantasías y neurosis me hacen comprender que el concepto “tomar el control ante la agresión” no tiene que ver con el mundo a mi alrededor, ni siquiera con quién es el agresor: está relacionado  con la forma particular en la que veo el mundo.

Cuando entro en el mundo de cada día, una vez afuera, ya en el tráfico, encontrándome en la caótica, poco placentera, ineficiente masa de seres humanos que cruzan por la ciudad, me doy cuenta cómo necesitamos del intenso mundo de los humanos. Y muy constantemente necesitamos a uno, solamente a un ser humano a quien le preocupáramos.

Ante esa ocasional posible ausencia, el mundo me parecía enormemente estresante, demandante y complicado. Pensé que separarme del asunto ayudaría a resolver creativamente mi camino por el mundo.

Hoy, regresando a casa me puse a organizar mi closet; el problema no se resolvió porque mi problema no era un closet desorganizado, lo que necesitaba era una comunidad, una forma de comunicarme ¡!!!!

¿Qué aprendí? Que puedo amarme a mi misma amando a otros, que necesito conexión con otros para poder controlarme ante la agresión.

También aprendí que no era mi respuesta quedarme sola. En general soy un ser privado. Pero esto me lleva al aislamiento y el aislamiento me lleva a la soledad. La agresión me hizo buscar a mi comunidad, reírme, burlarme de mi misma…. Y prepararme.

Estoy más que lista.

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DAVID

MUY BIEN EXP´LICADA MIS RESPETOS

DAVID

MUY BIEN EXPLICADA

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