Durante las últimas décadas, México se ha caracterizado por un bajo crecimiento económico por razones estructurales. Sin embargo, el intenso proceso de reformas aprobado en el país abre la oportunidad para revertir esa deficiencia. Las mejores expectativas y los fuertes flujos de inversiones esperados pueden detonar un círculo virtuoso que coloque a nuestra nación en la senda del desarrollo.
En los últimos 30 años, México creció 2.4 por ciento en promedio, lo cual significa tasas insuficientes para enfrentar las necesidades de un país con más de la mitad de la población en condiciones de pobreza y altas necesidades de mejores empleos. Factores como la crisis financiera internacional, los huracanes Ingrid y Manuel y los cambios de gobierno han agravado las dificultades para retomar las tasas de crecimiento anuales de 5 por ciento de manera sólida, duradera y sostenible.
No obstante, las reformas estructurales (laboral, educativa, financiera, telecomunicaciones, competencia económica y energía entre otras) aprobadas el año pasado para incentivar la inversión privada y elevar la competencia económica, la productividad y la competitividad global abre una gran oportunidad para revertir el rezago y la parálisis de los últimos sexenios.
Y es que la desaceleración económica registrada los últimos años impactó los niveles de productividad de la mano de obra en México pero el proceso de reformas puede revertir esa situación. A través de la negociación y los acuerdos políticos se han empezado a sentar las bases para acabar con los privilegios de los poderes fácticos pues el objetivo es remover obstáculos que generaban incertidumbre para poder crecer a mayores tasas.
Las nuevas y mejores condiciones se confirman con los respaldos de las firmas calificadoras Moody’s y Standard & Poor´s que han elevado y mejorado las notas crediticias de nuestro país, lo cual eleva el potencial de crecimiento nacional. Aunado a esto los resultados de la estrategia de seguridad y el combate al crimen organizado han alcanzado mejores condiciones para la inversión privada tanto nacional como internacional.
La aprobación de las leyes secundarias ( de competencia económica la semana pasada en la Cámara de Diputados y la discusión de la de telecomunicaciones a partir de hoy en el Senado de la República) abren expectativas favorables. Lo cierto es que 2014 será un mejor año con tasas de crecimiento económico ligeramente arriba de 3 por ciento, como resultado de las mejores expectativas y del mayor crecimiento económico esperado en la economía estadounidense.
Roberto Albisetti, senior manager del IFC (Corporación Financiera Internacional), sostiene que “las reformas aprobadas han abierto las puertas a que muchas nuevas empresas entren a sectores antes monopolizados que requerirán de financiamiento y el IFC puede aportar recursos y reducir el perfil de riesgo”. En efecto hoy las expectativas de México son otras y generan la posibilidad de entrar a un círculo virtuoso de desarrollo, inversión, crecimiento y mayor empleo.