En pleno siglo XXI sigue el estigma de nombrar a los órganos sexuales por su nombre

La sexualidad y el erotismo están ahí, no se le pueden ignorar, despreciar o marginar sin pagar las consecuencias…

Ciudad de México (elsemanario.com).- La sexualidad es un tema ampliamente abordador por miles de personas alrededor del mundo, existe conocimiento importante acerca de los órganos que participan en ella, de los métodos anticonceptivos que se venden, igual que de las enfermedades que su práctica descuidada puede traer como consecuencia; sin embargo, cada vez son más las personas que notan en toda esta información una carencia fundamental, poco se sabe acerca de su goce y se le maneja todavía bajo el estigma de lo prohibido.

El sistema educativo parece haber confinado a la sexualidad a un mero tramite requisitorio, muchos de los movimientos que están en pro de trabajar una cultura mucho mas inmersa en lo erótico, afirman que el sistema plantea a la sexualidad como algo superfluo, cuando en realidad tiene una serie de consecuencias sumamente importantes para el desarrollo del individuo, es como si se pensara: “este será quizás uno de los pasos mas importantes dentro de tu vida, será una actividad que fundamentara tu relación afectiva y a partir de esto se generan una serie de consecuencias importantes en tu cuerpo… pero no hablemos de ello”. Se reprocha el hecho de que se toque de manera superficial y completamente externa, de hecho dentro de nuestra cultura ni si quiera exista una educación erótica.

Freud solía pensar que todos los problemas de la psique humana tenían relación directa con deseos ocultos, con pulsiones instintivas y, sobre todo, se basaban en una sexualidad reprimida. Su teoría causo una gran polémica cerca del año de 1889 y tal parece ser que, después de cien años, las cosas no han cambiado significativamente. Las enseñanzas sobre sexualidad siguen manteniendo una distancia notable entre lo erótico y lo biológico; mas que ver a lo parte físico un medio para acceder a  un erotismo, se le considera como un fin en si mismo. Hasta ahora, la mayoría de los conocimientos sobre este ámbito, radican principalmente en el funcionamiento orgánico de las partes implicadas en el proceso de reproducción.

Puede parecer incluso una locura pensar que en las escuelas se puede enseñar a las personas a disfrutar de una sexualidad plena, que esta dotada de una carga erótica, pero parece mucho más desquiciado imaginar que en pleno siglo XXI el sexo sigue manteniéndose como un tema tabú.

Los orígenes de la palabra erotismo se remiten al dios Eros que, en la mitología griega, representaba al dios del amor, de la atracción sexual y el sexo; este no siempre tiene relación con el amor, pero si con el placer. El erotismo puede definirse como la capacidad que tiene el individuo para el goce sexual y es este goce el que generalmente se omite de toda clase de enseñanza con respecto a la sexualidad humana.

Este aprendizaje humano es histórico y contextuado; se han construido una serie de nociones y políticas en torno a la sexualidad, de esta forma se regula el acceso que el individuo tiene al sexo, al placer, la reproducción e incluso a las formas de expresión de amor.

Miguel Ángel Santos Guerra, catedrático de la Universidad de Málaga, afirma que resulta lamentable que una dimensión del ser humano tan importante y placentera como la sexualidad pueda convertirse, por diversos motivos, en la causa de tantas frustraciones. Y asegura que esto es debido a la falta de una verdadera educación sexual.

Desde su perspectiva, no existe un solo debate social sobre cualquier asunto relacionado al sexo (aborto, pedofilia, preservativos, sida, impotencia, píldoras del día después…) que no terminen haciendo referencia a la necesidad de educación; además destaca la diferencia entre la educación y la mera instrucción. La primera se basa en saber pensar y convivir, no solo basta con dominar los conocimientos sino que también es requerida la capacidad para discernir, analizar y criticar; la segunda consiste en lo que se ha venido haciendo desde hace ya varias décadas y aporta nada a la expresión del ser humano como individuo. Además expresa que la educación no tiene lugar solamente en el ámbito escolar formalizado sino en muchos ámbitos y escenarios de la vida: la familia, la calle, los medios de comunicación… Todo educa o deseduca. La sexualidad y el erotismo están ahí, no se le pueden ignorar, despreciar o marginar sin pagar las consecuencias, para él, vivirla de forma enriquecedora y feliz requiere del conocimiento de sus claves, la aceptación de sus dimensiones y la vivencia positiva de las emociones que su ejercicio conlleva.

Las francesas feministas Fannie Sosa y Pousy Draama se han decidido por trabajar precisamente bajo esta línea de pensamiento y crear una serie de videos para enseñar a los niños a conocer y amar su cuerpo. Estos videos resultan extraños en una cultura tan ajena a esta clase de apertura como la nuestra y son parte de su campaña ‘The School of no Big Deal’, que se centra en intentar reestablecer los valores culturales a los cuales se les da mas importancia de lo que deberían e intentan resaltar la relevancia de otros valores, que si convendría promover dentro de una sociedad moderna.

Su plan esta dirigido a la implementación de la enseñanza a través de videos realizados bajo una temática caricaturesca y con tintes psicodélicos que buscan mas que nada llamar la atención de los usuarios, y están dirigidos a niños de entre tres y nueve años. En estos se les enseña a amar su cuerpo y respetarlo, además de presentar al erotismo como algo normal y ampliamente beneficioso; en si es una búsqueda para conseguir que las nuevas generaciones pierdan el miedo a disfrutar de su cuerpo, mientras que mantienen una consciencia de respeto hacia su persona y la de otros.

Estas pueden ser mejores herramientas de aprendizaje que otras menos reales y mas promotoras de las desigualdades genéricas, como la pornografía, si bien resulta un cambio descomunal llegar a pensar que este tipo de programas serán transmitidos en horario estelar para niños y adultos por igual, si destaca la necesidad que existe por parte de las sociedades para reconfigurar su sistema erótico y sexual.

Aquí, el capítulo número uno de Baby love your body (programa de educación erótica para niños):

 

0 0 voto
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x
()
x