El excapitán del Ejército, Jair Bolsonario, recibió casi la mitad de los sufragios en las elecciones Brasil 2018, lo que podría dar un giro a la derecha de la segunda potencia de América Latina.
Los resultados de las elecciones presidenciales efectuadas en Brasil este domingo 7 de octubre, obligan a Bolsonaro a enfrentar al izquierdista Fernando Haddad, exalcalde de Sao Paulo, en una segunda vuelta el 28 de octubre.
Con el 46.3 por ciento de los sufragios a su favor, el excapitán del Ejército brasileño ya se colocó como el favorito para ganar las elecciones, contra el 29 por ciento logrado por Haddad; sin embargo, el puntaje no fue el suficiente para una contundente victoria por lo que se realizará un balotaje el último domingo del mes.
En las últimas semanas, Bolsonaro, de 63 años, trepó en las encuestas de opinión después de ser víctima de un atentado que lo mantuvo en hospitalización y favorecido por un electorado molesto con el Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad, cuyo líder, Lula da Silva, está en la cárcel por corrupción.
Las elecciones de 2018 en Brasil con la más polarizada desde el final del gobierno militar en 1985 y Bolsonaro cuenta con el respaldado de un grupo de generales retirados que aboga públicamente por la intervención militar si continúa la corrupción.
¿Hacia dónde virará el timón de Brasil?
Las cosas podrían cambiar drásticamente en la primera potencia económica de América Latina. La llegada de Bolsonaro cambiaría el rumbo de la política de Brasil hacia la derecha y apunta a reducir la cantidad de ministerios, privatizará empresas estatales y combatirá el fraude en los programas sociales si es electo.
Bolsonaro ha mantenido una feroz retórica calificada como antidemocrática en dónde el candidato de extrema derecha ha revelado su postura de que la policía, ya notoriamente violenta de Brasil, debería matar a tantos criminales como sea posible y su deseo de reducir los avances de los últimos años han enfurecido a un gran número de votantes.
En caso de que Bolsonaro gane, tendrá un Congreso mucho más favorable de lo que se imaginó para impulsar sus políticas de reforma económica socialmente conservadora y de libre mercado.
Por su parte, Haddad, exministro de Educación, se mantiene en la contienda y ha advertido sobre un riesgo en la democracia.
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