ÉRASE UNA VEZ, en México, corría el mes de mayo de 1911, cuando al abordar el buque que lo llevaría su exilio, Porfirio Díaz Mori pronunció una premonitoria sentencia: “Madero ha soltado el tigre, ahora veremos si puede controlarlo”. Durante los siguientes 10 años, ocurre la etapa más cruenta de la Revolución mexicana, la lucha entre facciones de los propios revolucionarios. Es tiempo que se reconozca que el millón de muertos que nos costó la Revolución mexicana, 10% de la población, víctimas del conflicto, provino del caos y el desorden de los gobiernos que sucedieron a Porfirio Díaz.
Y es que la inclinación en nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador por la historia, nos obliga a tenerla presente y a tratar de entender sus lecciones, al menos las curiosas coincidencias, que quizá nos estén enviando mensajes a través del tiempo.
Debemos recordar que durante el periodo de 1810 a 1870 –en el apogeo de la Revolución industrial que transformó al mundo– el PIB de México sufrió una caída de más del 40%. Durante los años de la revolución armada, 1910 a 1920, las certeras estimaciones son de una caída aun más agresiva.
En contraste, durante el porfiriato, el kilometraje del ferrocarril creció 15% anual, la producción industrial 6.5%, la minería 7%, las exportaciones 8%, y las importaciones 5%. La producción de petróleo se incrementó de 8,000 barriles diarios a 8,000,000. Se fundaron más de 30 bancos que acumularon activos por más de 2,000 millones de pesos, y se reestructuraba la deuda con Europa adquirida durante el siglo xix.
No obstante, también es claro que el gobierno de Porfirio Díaz se sostuvo en una élite de tecnócratas que promovieron el desarrollo económico, pero se sostuvieron mediante un gobierno autoritario que implementó una política patriarcal populista. La convicción era que México no estaba listo para la democracia, y que la dictadura generaría el espacio de tiempo y la estabilidad para que se desarrollara, tanto en educación como en la economía, requisitos indispensables de la democracia.
Por eso llama mucho la atención cómo la historia de México y el mundo se hace presente en el mandato de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. No fue casual que hace un año, en 2018, siendo aún candidato, se presentara a la reunión de la Asociación de Bancos de México, y afirmara que, “Si los resultados electorales no lo favorecían en los próximos comicios. Él no se haría responsable si alguien soltaba al tigre”. Curiosamente evocando aquellas palabras del dictador Porfirio Díaz Mori.
Afortunadamente, los resultados electorales favorecieron a Andrés Manuel López Obrador, y no hubo necesidad de poner a prueba su velada amenaza de liberar al tigre. Sin embargo, hace unos días, él mismo fue recibido al llegar a Acapulco, previa a su reunión con los banqueros y otros eventos en su agenda, por el “Pueblo Sabio”, esta vez con rostro de tigre. Le gritaban “Fuera”, “Fuera”, el pueblo embravecido por la cancelación del presupuesto destinado a las estancias infantiles. De inmediato, sube a una camioneta y sale a toda velocidad, resguardado por vehículos escolta con rumbo a sus compromisos presidenciales.
EN PERSPECTIVA, llama la atención cómo la historia es un boomerang, y cómo puede uno llegar a ser esclavo de sus propias palabras. En la retórica presidencial, el presidente Andrés Manuel López Obrador se propone como un apóstol de la democracia, tal cual fuere etiquetado Francisco I. Madero. No obstante, pareciera compartir cada vez más rasgos con personajes autoritarios de México y de otras partes del mundo. En esta ocasión, a poco más de 100 días como presidente de México, el tigre ha visto a Andrés a los ojos, ya veremos si es capaz de sostenerle la mirada.
Cansado de ver como en mis 60 años de vida las cosas van de mal a peor y de peor a mal (en circulo vicioso). Algo que he aprendido es que el problema es la idelologia del mexicano (tantos adjetivos negativos que puedo poner aquí )……pero tengo la certeza que a 500 años de la conquista las cosas seguirán siendo los de un pueblo mediocre
Ánimo Don Luis!
México va hacia adelante sin duda. Hay retos que superar, pero tenga la seguridad de que lo haremos.
Su generación impulsó a este país al 10% de las economías más desarrolladas. Ahora queda pendiente mejorar la distribución de la riqueza, más seguridad pública y justicia pronta.
En los próximos años tendrá que ocurrir. Por eso deamos luchar todos desde cada una de nuestras trincheras.
Ánimo! Los mexicanos del Siglo XXI vienen potentes!
Muy buen articulo, tenemos un pueblo igual que el muy mediocre
Vamos mejorando! Que no decaiga el ánimo!
Sí bajamos los brazos entonces si dejamos a la patria en manos de los pillos, que no son pocos.
En realidad a obrador le ha tocado eliminar todos los focos de corrupción, uno de ellos son las famosas estancias infantiles. Y en las protestas provienen de gente que durante años se ha beneficiado de esos lugares, si en realidad fueran los padres quienes los que protestaron, serian cientos y no unos cuantos
Muy respetable su opinión Don Rodolfo.
Afortunadamente ya es medible la corrupción tanto a nivel percepción como más importante victimización. Será un invaluable legado si logro mejorar la posición de México en ese tema.
¡Le deseamos éxito en tan tremenda tarea!