A raíz del comentario de uno de los lectores de esta columna, he decidido compartir con ustedes algunos aspectos de la medicina privada. Hace ya tiempo un distinguido médico me comentó que no debía llamarse “privada” porque toda la medicina debía ser privada, era mejor llamarla “particular”. Quizá tenga razón y uno de los aspectos pendientes de la medicina pública es que en algunos momentos hace que se pierda la privacidad, como cuando se hospitaliza a los enfermos en cuartos múltiples. Es posible que sea un pendiente más.
En sentido estricto, la medicina privada forma parte del Sistema Nacional de Salud junto con las diferentes formas de la medicina pública o gubernamental. Cuando se miden los recursos, se hace de manera conjunta, aunque posteriormente se puedan o deban desglosar para tomar decisiones tanto operativas como de planeación.
La medicina privada, en nuestro país, tiene un desarrollo amplio desde hace muchos años, es posible que haya estado instalada desde siempre entre nosotros, el acto de cobro-pago después de una consulta por un problema de salud, seguramente existió en un inicio.
Luego de muchos intentos, es probable que pueda determinarse la conformación del sistema privado (o particular) alrededor de la primera mitad del siglo pasado cuando surgieron o se desarrollaron diversos hospitales. Unos surgidos de varias agrupaciones como el Hospital Español, El Hospital ABC (de la comunidad británica y americana), el Hospital Francés (que tuvo un gran desarrollo aunque ya ha desaparecido); otros conformados por grupos de médicos, algunos por uno solo de ellos, como la Clínica Londres, el Hospital Santelena o el Hospital Santa Fe y, más recientemente, el Hospital Mocel, todo esto en la Ciudad de México; en otras ciudades del país fue sucediendo algo parecido, donde se combinaban instalaciones surgidas de la misma manera e igual que en el entonces D.F., con mayor o menor desarrollo y calidad.
Invariablemente, los pacientes han acudido con el médico privado en dos circunstancias, porque tienen confianza en él, o porque el Sistema Público no les resuelve su problema; en la primera circunstancia hay poco que comentar y es decisión libre del enfermo y su familia, la segunda en sentido estricto no debería suceder.
El Sistema Público debiera tener un desarrollo y una capacidad que hicieran que el paciente tuviera que elegir el Sistema Privado sólo en circunstancias que tuvieran que ver con una elección absolutamente libre, incluyendo circunstancias de confianza con su médico y sus servicios o razones de comodidad, pero nunca de accesibilidad o tiempo de acceso.
Las circunstancias que rodean a los hospitales privados han venido cambiando con el paso de los años. Hasta la última década del siglo pasado, la oferta de los hospitales estaba muy diversificada y estos obtenían sus ingresos primordialmente del pago directo que sus clientes les hacían por los servicios recibidos, los médicos obtenían sus honorarios de la misma forma. Esto ha venido variando de manera más o menos rápida; han surgido cadenas de hospitales que han agrupado la mayoría de los hospitales y los costos de la atención médica se han incrementado de tal forma que ahora la mayor parte de los ingresos provienen de los seguros de gastos médicos; creo que va siendo excepcional que un paciente cubra o pueda cubrir los costos de su atención de manera directa. Este incremento de los costos de la atención no sucede sólo en el ámbito privado, sino también en el público. El acceso a nuevas técnicas, nuevas tecnologías y nuevos medicamentos, que proporcionan mayores y mejores posibilidades terapéuticas y mejor pronóstico ante muchos padecimientos, han venido incrementado los costos considerablemente.
Por sólo poner algún ejemplo, comentaré un caso quirúrgico y uno médico. La colecistectomía (extirpación de la vesícula biliar) es la cirugía que más frecuentemente se realiza en todos los ámbitos, antes se realizaba de manera abierta, es decir, se abría el abdomen, el paciente permanecía internado 6 o 7 días e iniciaba su convalecencia en casa; hay que comentar que una limitante que ahora se observa claramente es que el paciente tenía dolor postoperatorio por varios días y que al principio solía ser muy importante; la realización laparoscópica de la intervención vino a cambiar el panorama considerablemente, porque el enfermo no tiene dolor postoperatorio y puede ser egresado a casa muy rápidamente, sin embargo, la utilización del equipo necesario para realizar la intervención cuesta más dinero e incrementa el costo total.
No hay duda que, evitar el dolor tiene un valor fundamental, y hace que no haya duda en que ésta debe ser la técnica actual; no deberían realizarse ya colecistectomías abiertas si no existe una indicación precisa para ello; y el incremento en los costos se debe asumir. Los comentarios quirúrgicos pueden ser múltiples, en ortopedia los gastos se han incrementado muchísimo con el uso de materiales quirúrgicos especiales, prótesis y técnicas de rehabilitación que resultan muchos más caros ahora que antes, pero que le dan al paciente mejores resultados, con menor dolor, mejor pronóstico y mayor funcionalidad. Ejemplos médicos puede haber muchos, pero el infarto del miocardio puede ser el más claro, primero por su frecuencia, es la mayor causa de fallecimiento en nuestro país; y por los retos que plantea. La meta es que el paciente consiga tener un tratamiento completo antes de 3 horas de iniciadas las manifestaciones clínicas, y cuando mucho antes de 6 horas porque el tiempo marca las posibilidades de obtener mejores resultados con una mortalidad menor y, además, un pronóstico funcional muy diferente, el paciente adecuadamente tratado tiene menos posibilidades de tener insuficiencia cardíaca como secuela.
El reto radica que primero el problema debe ser rápidamente identificado, iniciar el tratamiento trombolítico (que tiene un costo considerable) y trasladar al paciente a un sitio donde se reúna el equipamiento (salas de hemodinamia) y los recursos humanos (cardiólogos intervencionistas) para someterlos a un procedimiento que frecuentemente incluye la colocación de artilugios (stents) con los que se logra mejorar las zonas de obstrucción arterial, después el paciente debe ser atendido en un lugar especial (unidad de cuidados coronarios), todo esto realizado en una carrera contra el tiempo, porque los resultados que se obtienen antes de 3 horas, de 6 horas son muy diferentes a los que se consiguen si se ha pasado este tiempo; todo ello hace que la atención de un paciente con insuficiencia coronaria aguda sea muy costosa. El reto está en conseguir medicamentos trombolíticos más eficientes, más baratos, y stents menos costosos, pero esto no se ve en un horizonte de corto plazo. Otros ejemplos de cambios notables están en los tratamientos oncológicos, la quimioterapia que se utilizaba hace 20 años, ya costosa, frente la que se usa o debe usarse en la actualidad cuesta mucho más.
Una muestra de la actualización del sistema privado es que, aunque siempre han participado, en la actualidad su participación en la enseñanza de posgrado en medicina y enfermería se ha ampliado considerable y puntualmente con cursos de alta exigencia y calidad; también muchos centros participan en la educación de pregrado. Varios de los médicos que ejercen individualmente de manera privada son o han sido parte del sistema público. La participación en la investigación es más modesta, pero existe, y más de una de las organizaciones tiene revistas periódicas de difusión del conocimiento.
Creo que el problema no consiste en que exista un Sistema Privado de salud, sino en que el paciente tenga que recurrir a él por falta de acceso al Sistema Público. Un problema que pudiera avizorarse, con el desarrollo actual, es que muchos de los grandes hospitales pertenecen a una o dos corporaciones, lo que seguramente desvirtúa el mercado. Otra es que algunos de los motivos del crecimiento del Sistema Privado estaban en el crecimiento lento pero constante de los seguros de gastos médicos, que probablemente ahora se verá modificado y la posibilidad de transferencia de servicios, del Sistema Público al Privado, y que de alguna manera había venido sucediendo; un ejemplo es el servicio de hemodiálisis, pero que en el futuro cercano se ve difícil que suceda.
De Ramiro la mejor medicina a sido en Mexico la privada simplemente por doctores como usted que se dedica asa la publica para que su practica de medico llegue a todos y también la gratuita que mantiene vivos a todo un ejército de familia y su consulta privada que le da a todo individuo que la pide gracias a Dios por personas que primero piensan en el paciente y no a cuando se va it a su casa o si le van a pagar. Con mucho carilo la doctora Sofia Scholar
Estimado Don Manuel:
Son muy acertados tus comentarios; vale reflexionar sobre ellos. Debo agregar el hecho de que las grandes corporaciones dueñas de hospitales y, ya casi dueñas de numerosos grupos de médicos y enfermeras, se han encargado de encarecer los servicios de salud, por la simple razón -sinrazón-, de que se dedican a mercantilizar estos servicios, viéndolo simplemente como uno más de sus negocios. Alabado será el día en que se vuelva a considerar el servicio de salud como eso: un “servicio”, cuyos costos no se hagan acreedores al término de Usura.
Con mi saludo afectuoso, deseándote larga vida y feliz.
Estimado Dr. Ramiro:
Buen artículo, aunque creo que debería de analizarse dos situaciones diferentes en la llamada consulta “particular” o “privada”
1. Los tiempos de atención los define el médico y no un sistema burocrático, por lo que habitualmente es el médico quien decide cuanto tiempo necesita para poder interrogar, explorar e integrar un diagnóstico etiológico, pero además para poderle explicar al paciente qué tiene, cómo debe modificar su estilo de vida y en su caso incorporar el tratamiento farmacológico para lograr una excelente calidad de vida, que riesgos representa la condición, tanto a corto como a mediano y largo plazo, que objetivo tienen las visitas subsecuentes y el porqué de los estudios que será necesario realizar. Lo anterior, además, debe hacerse de manera adecuada de acuerdo a las condiciones sociales, culturales, religiosas, afectivas, profesionales, académicas, y muchas otras, de cada paciente en lo particular (las que el mismo médico debe identificar y analizar), pues de no ser así la adherencia al tratamiento será probablemente mala. Por ello yo prefiero llamar a este tipo de consulta “particular”. Si bien el costo de este tipo de atención está influido por el mercado, el médico siempre tiene la opción de disminuirlo e incluso otorgar la consulta sin costo para el paciente, pero nunca a expensas de disminuir la atención personalizada, la afabilidad, la disponibilidad y el trato digno.
2. La medicina “privada” comercializada que se observa en los grandes grupos médicos a los que Ud. se refiere, tiene frecuentemente costos excesivos y arreglos con los seguros de gastos médicos, y no tiene como finalidad sólo atender a un paciente sino además, obtener una ganancia económica que en la mayoría de las ocasiones es desproporcionada con el costo real de la atención, de los procedimientos utilizados y de los medicamentos empleados. Así por ejemplo, no es raro observar que el costo que tiene un simple pañuelo desechable es el que corresponde al costo de la caja completa, o que una tableta de medicamento cuesta lo mismo que un frasco completo. Sin embargo, dado que los seguros de gastos médicos privilegian la atención en estas cadenas hospitalarias, el paciente se ve “obligado” a acudir a éstas, en donde, por otro lado, suele recibir el trato que se especifica en el punto “1”, lo que contribuye a que la sensación de bienestar-efectividad por la atención recibida, sea percibida como óptima, cerrándose así el círculo de “a quien y porqué alguien elige en donde atenderse”.
Además, el sistema público se encuentra en franca desventaja contra el “particular” o “privado” en relación a la calidad, limpieza, cuidado y mantenimiento de las instalaciones, a la disponibilidad de atención inmediata y disposición del médico, a la duración de la consulta y periodicidad de las consultas subsecuentes, a la comodidad de recibir un manejo integral en el muy corto plazo cuando este es necesario, a la rapidez para poder acceder a tecnología diagnóstica y terapéutica (muchas veces con instrumentos de gran actualidad), y a la posibilidad de recibir atención las 24 horas del día los 365 días del año, entre otras.
Los que hemos o estamos aún trabajando en ambos sistemas, podemos agregar a lo anterior, el hecho de que a nivel “particular”, no existen trámites burocráticos (a veces verdaderamente engorrosos) para poder atender al paciente, que no tenemos limitaciones de horario, que las opciones diagnósticas y terapéuticas no son limitadas o inexistentes y que el personal paramédico y de enfermería suele tener mejor preparación, disposición, disponibilidad y capacidad profesional, entre otros, y suspiramos y soñamos porque la atención pública alcance los mismos parámetros.
Un abrazo
Raúl
Buen día, veo comentarios en los que se crítica a los servicios de salud privada como entes que lucran con la salud de las personas, sin embargo, estoy seguro que quienes hacen esos comentarios no conocen el panorama completo.
Ante la afirmación de que los hospitales privados tienen precios excesivos, les puedo comentar que los precios son justos con respecto al costo de operar un hospital. Les explico, mantener un hospital es caro en cuestión de mantenimientos y servicios, así mismo en promedio un hospital tiene 8 trabajadores por cada cama hospitalaria, si hacemos números los costos fijos son muy altos. Considerando estos costos fijos caros, el volumen de los pacientes es limitado, es decir se tiene que distribuir esos costos en cantidades pequeñas de pacientes. La realidad es que los procedimientos que mas incrementan los montos medios en los hospitales tienen que ver con los médicos, procedimientos de traumatología y cardiología en los que el médico decide que y cuantos insumos utilizar, por ejemplos tornillos y stents, son normalmente los mas caros. El detalle es que en la gran mayoría de los casos los médicos obtienen beneficios por parte de los proveedores por utilizar sus medicamentos e insumos, imaginen, entre mas uses mas ganas. En estos casos los pacientes pagan esta comisión o mejor dicho corrupción de los médicos. Ese ingreso no mejora el margen de los hospitales, solo mejora la percepción de los médicos.
Creo que en México aun tenemos oportunidad de rescatar el sistema de salud privado y además hacerlo que trabaje para mejorar incluso el sistema de salud publica, para esto se deben de tomar acciones fuertes y dolorosas, por ejemplo:
-Regulación de precios de insumos médicos, la autoridad debe de asegurar que la competencia sea leal. La mayor parte de las veces, la diferencia entre insumos iguales, es la cantidad de dinero o beneficios que le dan a los médicos.
-Castigo a médicos por abuso de confianza y poner en riesgo la salud de sus pacientes por obtener mayor comisión. Este castigo debe ser quitarles la cédula y que ya no puedan ejercer, nadie extrañará a un médico abusivo. Como ejemplo de este punto, conozco médicos que llegan a poner 7 u 8 stents a un paciente o una cantidad de clavos impresionante, pensándolo bien deberían de ir a la cárcel.
-Unión del servicio publico y privado en ciertos servicios. La subrogación de ciertos servicios a hospitales privados es una muy buena opción, reduce los costos del gobierno y hace que los costos fijos de los hospitales se distribuyan en mas pacientes, inclusive se puede hablar con estos hospitales para que en el precio solo incluya costos fijos y ayude a los hospitales a tener mejor tecnología. Aquí existe un tema social, muchos pacientes no querrán ir a un Hospital Médica Sur si también le hacen estudios a la señora que limpia su casa.
-Lo ultimo es algo que el gobierno y las empresas no harán, ni quieren hacer. Cuidar nuestra salud. ¿Queremos no gastar en servicios hospitalarios?, evitemos a toda costa el cigarro, cuidemos nuestra alimentación, hagamos ejercicio, bebamos con moderación, tomemos suficiente agua, tengamos revisiones médicas con cierta ciclicidad y solo así haremos que la salud en el país mejore.
Mis comentarios no son percepciones sin realidades que he captado en mis años de experiencia en las que conozco las finanzas y la operación de diversos hospitales en México.
Un saludo a todos