Parte III: La vida en “El Torito”
Como lo prometido es deuda, en esta última parte de la trilogía “Conduce sin alcohol @CDMX”, les compartiré un poco sobre lo que diversas voces, desde numerosos ángulos y experiencias, me han hecho saber sobre lo que es caer en las manos del “Operativo Alcoholímetro” y pasar de 20 a 36 horas privado de tu libertad.
Ciertamente, en la práctica, es una experiencia aterradora, y el acuerdo es generalizado entre los entrevistados. Al menos para la mayoría de las personas que cotidianamente no experimentan lo que es la vida penitenciaria. Y, aunque se supone que el “Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social”, conocido popularmente como “El Torito”, es por definición un centro de detención con mínima seguridad, el personal a cargo se ocupa, desde la bienvenida, de someterte psicológicamente y dejarte saber lo vulnerable que eres y hasta qué grado. “Mientras estés ahí. Tu vida les pertenece”, señalan los oficiales a cargo.
Las mañas, los trucos y trampas del personal policíaco y operativo del centro de detención son múltiples y quizá infinitas. Una persona me comentó su caso en el cual el policía que materialmente los levantó en uno de los retenes de estos operativos, omitió intencionalmente declarar el nombre de la persona en la boleta de sanción, lo que debió subsanarse con el ingreso de ese ciudadano al respectivo centro de sanciones, sin embargo, no fue así. Ocasionando que la persona estuviera desaparecida para los familiares hasta que éste cumplió con su arresto inconmutable.
Otra sorpresa fabulosa, me comenta Pedro “N”, es que de pronto la cancha social se empareja repentinamente. Los arrestados por alcoholímetro se ven obligados a convivir con aquellos capturados por tomar bebidas alcohólicas en la vía pública, fumar mariguana, inhalar enervantes e incluso por orinar en la vía pública. Salvo aquellos que, poco informados, optan por el amparo que sólo hace posponer el pago de sus horas de arresto, y que la mayoría de los internos asumen estoicamente el pago de su pena corporal.
Le pedí a David “N” que me contara ¿qué tal estaban las instalaciones? y ¿cómo había podido dormir en esas circunstancias? Lo que reflejó su rostro me comunicó de inmediato la substancia de su experiencia. Situación que a su vez me asombró, pues le comenté que había visto unos increíbles videos sobre el programa y sus instalaciones en YouTube (0.40 El Límite de Tus Sentidos – Alcoholímetro La Película). David “N” se ríe, y entre muecas me dice: “Eso fue hace años, cuando el programa empezaba”, y con una expresiva mirada reflejó lo mal que la pasó. Mira, me dice, “Basta decirte que en las celdas diseñadas para 4 personas meten hasta 14”. Y profundiza, “En realidad la capacidad de diseño de “El Torito” debe ser de alrededor de 80 personas, considerando el número de literas disponibles, pero meten en un fin de semana promedio fácilmente 240 personas. Esto es un promedio de 12 internos en un espacio para cuatro, que mide 2.5 metros cuadrados, aproximadamente”.
Ahora, me cuenta, “Ya te puedes imaginar la calidad de los alimentos; pero eso no es lo más grave. Lo grave es nuevamente el sobrecupo, que hace que roten tres o cuatro veces la misma charola plástica que hace las veces de plato y los mismos vasos”. No obstante, te cuento, que fue una experiencia estremecedora como, incluso ahí adentro, nuestra sociedad se decanta en por lo menos dos capas. “Los hambrientos, capaces de dormir en cualquier rincón; y los otros, que prefieren no comer a probar lo que les ofrecen, y buscan sentarse donde no se manche su ropa de marca”.
Y asimismo lo señalan los custodios, donde también hay de todo: “Son ustedes una muestra de la sociedad de esta Ciudad de México, como ustedes muchos otros (más de 14 mil) bebieron y condujeron sin ser detenidos. Algunos llegaron a salvo, otros se accidentaron, murieron e incluso lastimaron a otros ciudadanos. Saquen lo mejor de esta experiencia y lleven a casa y a los amigos este mensaje…”
“Conduce Sin Alcohol. Y ahórrate muchas incomodidades y posiblemente mucho dolor”.