Toronto.— México y Canadá comparten el interés común de querer ser menos dependientes comercialmente de Estados Unidos, de hecho están “alineados” en varios capítulos del TLCAN contra las demandas estadounidenses, aseguran analistas canadienses, quienes estiman que si ambos socios comerciales expanden su comercio entre ellos y mantienen una alianza en las negociaciones trilaterales se verán beneficiados.
Los académicos y especialistas en comercio exterior se mostraron confiados en que si los dos vecinos de EUA se mantienen aliados para hacer contrapeso a las demandas proteccionistas estadounidenses podrán seguir estando exentos de los aranceles al acero y aluminio.
“Canadá y México comparten el interés común de querer ser menos dependientes comercialmente de EUA, así que si encuentran la forma de expandir el comercio entre ellos eso les ayudará a encontrar un punto común para una alianza dentro de las negociaciones del TLCAN”, dijo el analista Will Mitchell, profesor de Administración en la Universidad de Toronto.
En tanto, Carlo Dade, director del Centro de Políticas Comerciales e Inversión de la Fundación Canada West, en Calgary, Alberta, destacó que Canadá y México están “alineados” en la mayoría de los cinco temas más importantes de las negociaciones del TLCAN: contenido automotriz, propiedad intelectual, contratos gubernamentales, relación Estado-inversionistas y cláusula “sunset”.
Probablemente en el contenido automotriz los vecinos de EUA no estén totalmente de acuerdo, pero en los otros temas hay similitudes, aseveró.
En la mayoría de estos temas “estamos alineados con México y necesitamos trabajar con ellos”, añadió el especialista en comercio internacional, quien resaltó que Canadá está de acuerdo con México en que EUA no debe cambiar las reglas de estacionalidad en el sector agrícola.
En su opinión, en lugar de que Canadá “enfrente” a EUA y México en temas como administración de suministro (sector lácteos) Ottawa debe centrarse en luchar contra Washington, no contra México.
Por su parte, Nelson Wiseman, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Toronto, indicó que si los negociadores estadounidenses en verdad quieren alcanzar un acuerdo en el TLCAN antes de las elecciones presidenciales mexicanas deberán aceptar lo que Canadá y México proponen.
Aunque, reconoció que el tema automotriz sigue siendo áspero para el acercamiento entre Canadá y México, ya que los bajos sueldos en la industria automotriz mexicana han hecho que el sector crezca, demeritando el crecimiento de plantas canadienses.
Al respecto, Carlo Dade puso énfasis en que ninguno de los tres miembros del TLCAN “hace un carro completo por sí solo” y negó la posibilidad, como afirma EUA, de poder hacer un carro con componentes, tecnología y manufactura estadounidense. “Eso es simplemente imposible”.
“Fabricar automóviles con México y Canadá permite a EUA obtener mano de obra, tecnología y fabricación de automóviles que los estadounidenses puedan pagar”, en otras palabras, México “le está haciendo un favor a EUA al permitir que las compañías automotrices fabriquen autopartes en México, manteniendo el costo lo suficientemente bajo como para que los estadounidenses puedan comprar los automóviles, de lo contrario los compradores estadounidenses sólo podrían comprar automóviles y camiones de Asia”.
Para el investigador de la provincia petrolera, el hecho de que no haya habido avances concretos en las negociaciones del TLCAN ha resultado “embarazoso” para un presidente (Trump) que pregona ser “el mejor negociador del mundo” y que ha dicho que negociará “un mejor acuerdo rápidamente”.
Un “acuerdo en principio” daría cierta imagen de triunfo a Trump y a los congresistas republicanos en el sentido de que se logró alguna concesión de Ottawa y México, pero si sólo se alcanza un acuerdo “skinny” (superficial) eso daría una señal de fracaso, estimó Dade.
Para Nelson Wiseman, independientemente del curso que tomen las negociaciones del TLCAN en estos días decisivos, existen suficientes razones para pensar que Canadá y México continuarán estando exentos de los aranceles estadounidenses impuestos al acero y el aluminio.