Ciencia y Tecnología

El yo subyugado: adicción, voluntad y autocontrol

En la década de los años 60, Walter Mischel, reconocido psicólogo especializado en la personalidad, desarrolló una prueba psicométrica conocida como “prueba del malvavisco” que evalúa si un infante preescolar puede resistir el antojo y no comerse un malvavisco que se colca a su alcance, con la oferta de comerse dos o más si espera un rato. Se conoce que los infantes que logran esperar ponen su atención en otra cosa que no sea el malvavisco o bloquean sus movimientos para coger el premio y llevárselo a la boca. Los estudios a lo largo de décadas de quienes pueden o no resistir la tentación del malvavisco han revelado una notable coherencia de origen cognitivo, conductual y económico en términos mesurables de autocontrol. Si bien la prueba del malvavisco provee de una medida de conflicto, no se han dilucidado las funciones cognitivas y emocionales que subyacen esta conducta aparentemente sencilla.

Walter Mischel
Walter Mischel y la prueba del malvavisco (Imagen: The Star).

A pesar de una patente diferencia de circunstancias, cabe preguntar si los adictos a una droga tan poderosa como la heroína pueden o no pueden resistir el intenso deseo de administrarse la sustancia. Esta resistencia a una poderosa pulsión depende de un cúmulo de circunstancias y facultades, como el arraigo de creencias referentes a la naturaleza de la adicción o en un poder espiritual o transpersonal en el que apoyarse. Se conoce que si el sujeto cree que la adicción es una enfermedad que suprime el poder de decisión, en efecto esta creencia resultará en una disminución o abatimiento de la resistencia.

Se ha debatido mucho si las adicciones constituyen una enfermedad neuro-psiquiátrica o una degradación moral y ésta constituye una polémica relevante a la autoconciencia y la conformación del yo. El nodo del dilema se refiere a si los adictos son responsables de sus acciones y su dependencia o no lo son. Si se tratara de una enfermedad, se suele deducir que no lo son porque los mecanismos cerebrales de la toma de decisiones y del ejercicio de la voluntad están dañados. Ahora bien, aunque sabemos que la adicción es una enfermedad porque ocurre una modificación funcional del cerebro que afecta el control sobre la propia conducta, esto no parece tan determinante como lo que acontece en ciertas enfermedades neurológicas. Por ejemplo, aunque un enfermo del mal de Parkinson quiere hacerlo, no puede controlar su temblor, lentitud de movimiento y rigidez porque ha degenerado un importante sistema cerebral responsable de la modulación motora: el sistema dopaminérgico nigro-estriado. De hecho, el intentar moverse voluntariamente agrava los síntomas mencionados.

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Cartel de un simposio sobre adicciones del Ayuntamiento de Cádiz.

La disyuntiva sobre la adicción no parece ser entre una enfermedad y una condición moral, pues ambos términos son aplicables a esta condición neuropsicológica con ciertos criterios. Es patente que los adictos sufren un deterioro en su capacidad de autocontrol y se les dificulta tomar decisiones correctas sobre su consumo e implementarlas; pero también que muchos logran un autocontrol suficiente para atenuar o abolir su comportamiento adictivo. Es decir, los adictos tienen una voluntad deteriorada, pero potencialmente suficiente para mediar entre la necesidad del consumo y la consideración de sus consecuencias. Esto no sólo ocurre en los trastornos adictivos que generan conductas compulsivas y trastornan la vida del sujeto y sus allegados, sino también en la difícil y prolongada lucha que muchas personas experimentan entre el placer de la comida y una vida sana o una apariencia estética. De hecho, las decisiones y elecciones de la vida diaria se debaten y dirimen entre los deseos de disfrutar los efectos placenteros de ciertas conductas y los razonamientos sobre sus efectos indeseables, para no mencionar la disyuntiva ética entre la satisfacción de tomar venganza y el sentido de justicia. ¡Cuántas batallas de la vida se dirimen en estas movedizas arenas!

Dado que la afectación de la voluntad y de la agencia es el dilema por considerar, es necesario referir al sistema cerebral de la recompensa, una red de núcleos involucrados en las exquisitas y cautivadoras sensaciones de placer. Este circuito ligado al gozo se sitúa en zonas antero-basales del cerebro que están inervadas o acometidas por abundantes terminales de neuronas de estirpe dopaminérgica, es decir, que utilizan dopamina como neurotransmisor, y cuyos cuerpos celulares se ubican en un núcleo del tallo cerebral. Varios fármacos y muchas conductas compulsivas que producen habituación, dependencia y adicción tienen un efecto intenso en los núcleos del circuito de la recompensa que se relacionan con el placer de su ejercicio y con la avidez de su carencia. Los mecanismos celulares y moleculares de la adicción sobre este circuito están bien dilucidados y corresponden a adaptaciones moleculares de los receptores a los neurotransmisores operantes, en particular a la dopamina y a los opioides endógenos como las endorfinas y las encefalinas.

adiccion al opio
Representación de un fumadero de opio en el Londres de 1874 (Imagen tomada de Wikipedia).

Dado que la evidencia indica que este circuito constituye el principal fundamento orgánico de las más intensas experiencias de placer, como la euforia producida por los opiáceos o la cocaína, el estremecimiento del orgasmo, o el gozoso escalofrío que produce un cierto tipo de música para cada sujeto, el sistema participa crucialmente en la toma de las decisiones que muchas veces van contra lo que la persona considera adecuado, sano, deseable o justo. Pero se debe decir que la voluntad no sólo implica el circuito de recompensa, sino una red más amplia que enlaza múltiples actividades cognitivas, afectivas y volitivas. Sin duda el trastorno del sistema de recompensa afecta la toma de decisiones porque la avidez de disfrutar el beneficio del consumo o el deseo y la necesidad de resolver la abstinencia son compulsiones tan intensas como contrapuestas. Ahora bien, a diferencia de la degeneración del sistema dopaminérgico en el Parkinson, la alteración adquirida por la adicción en el sistema de recompensa es funcional reversible y recuperable, aunque la pulsión persista, como bien lo saben quienes han abandonado el consumo de alcohol por años, pero se siguen considerando “alcohólicos”.

cerebro de los adictos a
El cerebro de los adictos a metanfetamina (derecha) muestran una disminución de los receptores a la dopamina en el núcleo caudado (en rojo y amarillo) en comparación con el cerebro sano (izquierda). Fuente: American Journal of Psychiatry.

El punto es que, si bien la adicción es una enfermedad neuropsiquiátrica adquirida por ciertas prácticas, los afectados pueden ejercer autocontrol, aunque enfrentan una dificultad enorme, grandes sufrimientos, y requieren de una voluntad muy robusta para lograrlo. Esto implica a ese factor llamado “fuerza de voluntad” que podemos identificar y valorar en nuestra experiencia cotidiana y que en parte puede ser la expresión de un hecho neurofisiológico: el polo frontal de la corteza cerebral es capaz de inhibir la actividad de los núcleos clave del sistema de recompensa. En su aspecto psicológico, la fuerza de voluntad se manifiesta o coincide con el grado de determinación, firmeza y resolución con los que un sujeto es capaz de llevar a cabo sus decisiones, intenciones o deseos. El factor varía de acuerdo con múltiples circunstancias y posibilidades, como la constancia, la perseverancia, la paciencia, la iniciativa, el autodominio, el temple o la disciplina, valores que requieren especificación tanto conceptual como cognitiva y fisiológica.

El carácter interviene también y en el lenguaje popular se reconoce que varía en grados que van desde “pusilánime”, “débil” o “inseguro”, cuando escasea; pasa por “confiado”, “seguro” o “firme” cuando es prudente y eficiente, pero puede llegar al exceso en personas llamadas “tenaces”, “férreas” e “implacables”. La fuerza de voluntad implica la posibilidad de resistir la pulsión de llevar a cabo acciones que redundan en una satisfacción inmediata y postergarlas en aras de una recompensa mayor a largo plazo.


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Nubes que tienen dueño, riesgo soberano en el almacenamiento de datos digitales

Gaia. Como la diosa madre. Así le han llamado. Con plena conciencia, ni para qué dudarlo, de que se recupera, en el apelativo del proyecto, el de la diosa primigenia. 

Gea, también nombrada así. La madre de todo lo que después del caos emerge.  Gaia/Gea, representación última y primera, a un tiempo, del nuevo comienzo de las cosas, del surgimiento de un orden mínimo donde lo que está por venir encuentra condición de posibilidad.

Gaia X es el nombre con el que la Europa unida cifra uno de sus proyectos tecnológico-digitales más ambiciosos: contar con una Nube propia para resguardar los datos de sus instituciones y ciudadanos.  

Esa información, sensible y estratégica a cuál más, se encuentra hoy mayoritariamente al resguardo de grandes plataformas como Google, Microsoft, Amazon, las tres norteamericanas, o Alibaba, que oferta su servicio desde China.

Datos bancarios, récords de salud, intercambio de mensajes entre gobiernos, y un sinnúmero más de datos se hallan bajo el cuidado de estos gigantes cibernéticos.

datos gaia x
Imagen: Panorama Audiovisual.

Si no fuera real, costaría trabajo pensar, empero, que incluso el órgano ejecutivo, el gobierno de la Unión Europea, tiene sus datos en estos también llamados centros de hiperescalamiento, también llamados “servicios en la nube”.

La pandemia, de proporciones globales, sí, pero de impactos locales, también, ha venido a asentar, aún más, un principio básico: datos y soluciones a los problemas caminan férreamente de la mano.

Si el primer tramo de la Era digital dibujó en su centro a la información como el elemento, a un tiempo, dislocador y organizante de la nueva realidad, hoy los datos ocupan ese sitio.

En buena medida, justamente, en ello recae el paso entre la tercera y la cuarta Revolución Industrial.

Mientras la tercera, surgida a mediados de los noventa, señaló a la información como la pista sobre la que debían repensarse herramientas y procesos, la cuarta, en plena marcha en el presente, obliga a dirigir la mirada hacia los datos.  

Leerlos de modo correcto se torna así en la condición superior para cifrar cualquier intento de compresión de los fenómenos multifactoriales y ampliamente interrelacionados que nos rodean.

En una mirada de Longue durée, resulta más que ilustrativo plantear el tránsito entre las cuatro revoluciones industriales apuntando la mirada hacia lo que fue el combustible esencial de cada una de ellas.

datos abiertos
Imagen: Matt Chinwort.

El vapor para la primera; los combustibles fósiles para la segunda; la información (puesta en computadoras y en el Internet) en la tercera; y, finalmente, hoy, la cuarta, en la que Inteligencia Artificial, Fintech, Internet de las cosas, Blockchain, se soportan sobre la base de los datos, de su calidad, oportunidad, robustez y pertinencia.

Cualquier ruta que menosprecie o relegue aquello que entre los datos reluce, estará condenada a un trazo entre palos de ciego o el caminar en círculos; cuando no, el abierto extravío.

De ahí que el asunto sobre quién posee esos datos, dónde los almacena, bajo qué medidas de seguridad, de acuerdo con la legislación de qué país, se torne en un asunto que rebasa lo meramente cibernético, para insertarse en la lógica de la seguridad soberana.

Unas semanas atrás, el presidente francés, Emmanuel Macron, hablaba de “un tener peso por nosotros mismos”, aludiendo a la Europa unida, y a sus acciones en materia de tecnología digital.

En lo que fue una larga charla con la revista Le grand continent, Macron hace énfasis sobre la idea de “autonomía tecnológica y estratégica”, como pivote de la capacidad para que Europa, dice, sea capaz de “construir sus propias soluciones”.

Si dependemos de las tecnologías norteamericana o china, aseguraba el mandatario francés, “no podemos garantizar a los ciudadanos europeos el secreto de la información ni la seguridad de sus datos privados”.

Tan importante es ello, como lo que concierne, a la manera en que en la actualidad se escurren, territorialmente hablando, responsabilidades jurídicas.

datos digitales
Imagen: Andrei D.

Macron lo planteaba en estos términos, “Europa debe ser capaz de proporcionar soluciones en materia de ‘cloud’; de lo contrario, sus datos se almacenarán en un espacio no sujeto a su derecho, que es la situación en la que nos encontramos”.

De cara a la complejidad del presente y a la necesidad de replantear las rutas preconcebidas hacia el futuro común, los datos tienen, pues, un valor incalculable e insustituible.

Insumo preciadísimo, no es que de quien sean los datos y los sepa organizar y descifrar, será el futuro; pero casi.

De naturaleza titánica, la Europa unida no ha podido elegir mejor resonancia onomástica para pensar en su cloud que Gaia.

Cuenta Georg Jünger acerca esta diosa de cuyo vientre todo volvió a iniciar, Homero la llamaba la Gloriosa y también la que dispensa frutos y vida.

El poder de Gaia, advierte Jünger, abarca lo lumínico, pero también lo subterráneo. Indagadora de lo que está en el orden del cielo, tanto como de lo que está enterrado. Figura tutelar a la le rinden culto los magos y los buscadores de tesoros.

Tesoro inestimable para el presente del futuro, son los datos. No pueden tener mayor dueño que lo público.

Como las nubes; así.


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Decidir con evidencia y no con creencias

Las decisiones en todos los niveles deben ser basadas en evidencia, no en anécdotas, experiencias personales o creencias.

En la década de los noventa, se inició un movimiento que transformó la práctica médica: la “Medicina basada en evidencia”, que se define como el uso consciente, explícito, juicioso y razonable de la mejor evidencia moderna para tomar decisiones sobre la atención de pacientes individuales. La medicina basada en evidencia integra la experiencia clínica y los valores del paciente con la mejor información de investigación disponible. Es un movimiento que tiene como objetivo aumentar el uso de investigación clínica de alta calidad en la toma de decisiones médicas.1

La diferencia entre la medicina basada en la evidencia y la medicina tradicional no es que sólo la primera considere la evidencia para la toma de decisiones, ambas tienen en cuenta las pruebas, sin embargo, la clave está en que la medicina basada en evidencia exige mejores pruebas de las que se han utilizado tradicionalmente.1

En medicina ha funcionado como nunca en la historia de la humanidad. En los últimos 30 años hemos visto una mejora en la salud de las personas, disminución de la mortalidad e incremento en la esperanza y la calidad de vida.

medicina de evidencias
Fotografía: El País.

Si este pragmatismo en la medicina nos ha traído grandes beneficios, ¿por qué no lo usamos en todas nuestras tomas de decisiones?

Los tres ganadores del Premio Nobel de Economía de 2019 sí lo han comprendido. Con sus investigaciones han mejorado considerablemente nuestra capacidad para luchar en contra la pobreza mundial; a través de experimentos en campo para comprobar intervenciones y con un enfoque basado en la creación de evidencia han transformado la economía del desarrollo, ahora es un campo investigación floreciente.2

Estos ejemplos son notables y nos demuestran que las decisiones que se toman con base en las evidencias tienen mucho mejores resultados, por lo que debemos de extrapolar este conocimiento a todas las decisiones de la sociedad. Lo que ha generado un movimiento en diferentes ámbitos como la elaboración de políticas basadas en evidencias,3 la gestión basada en evidencia y,4 sin duda, la justicia basada en evidencias,5 así como muchas más donde se está aplicando y se puede aplicar.

medicina china tradicional
Medicina china tradicional (Fotografía: XLSemanal).

Esto podemos generalizarlo en todo lo que realicemos y hagamos, enfocando todos los esfuerzos en aquello que se ha demostrado ser efectivo a través de la investigación empírica, en lugar de sólo por medio de anécdotas o experiencia profesional.

Una práctica basada en la evidencia, que es el uso objetivo, equilibrado y responsable de la investigación actual y los mejores datos disponibles para guiar las decisiones de políticas y prácticas, implica una revisión crítica y continua de la literatura de investigación para determinar qué información es creíble y qué políticas y prácticas serían más efectivas dada la mejor evidencia disponible. También implica una evaluación y garantía de calidad rigurosas para garantizar que las prácticas basadas en la evidencia se reproduzcan con fidelidad y que las nuevas prácticas se evalúen para determinar su eficacia, de modo que se mejoren los resultados y se genere más evidencia.5

No hay duda de que debemos llevar una vida basada en evidencia y exigir que los demás la practiquen, en especial las personas que están a cargo de decisiones cruciales para la sociedad, como lo son políticos, empresarios, ingenieros, médicos y muchos otros profesionistas, personas cuyo impacto de sus decisiones trasciende de su persona al generar implicaciones para los demás.

Referencias:

1.Masic, I., M. Mokovic, B. Muhamedagic. Evidence Based Medicine–New Approaches and Challenges. Acta Inform Med. 2008; 16(4): 219–225. Published online 2008 Dec. doi: 10.5455/aim.2008.16.219-225. Consultado desde:  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3789163/

2. Press release: The Prize in Economic Sciences. 2019. October 2019. Consultado desde: https://www.nobelprize.org/prizes/economic-sciences/2019/press-release/

3. Cairney, Paul. “The politics of evidence-based policy making”. Oxford Research Encyclopedia of politics. May 2017. Consultado en: https://paulcairney.files.wordpress.com/2015/01/cairney-2017-oxford-politics-of-ebpm.pdf

4. Pfeffer, J., R. Sutton. Evidence-based Management. Harvard Business Review 2006. Consultado en: https://hbr.org/2006/01/evidence-based-management

5. National Institute of Correctio. Evidence-based Practices (EBP). Consultado aquí.


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El yo artificial: prótesis, avatares y robots

“El cuerpo es un concepto”. Cuando hace años escuché esta frase, me pareció chocante y síntoma de un idealismo absoluto que considera la mente como primordial y a la materia, cuerpo incluido, como una derivación de su etérea actividad. Después de años de indagar sobre el problema mente-cuerpo me he dado cuenta de que mi convicción realista de que existe un mundo fuera de las mentes que puedan percibirlo y recrearlo, implica que el cerebro es el órgano dedicado precisamente a percibirlo y recrearlo. En este sentido acepto una variante puntuada de esa frase: “El cuerpo” es un concepto. En efecto la conciencia de uno mismo implica la imagen y representación verbal del propio cuerpo por el sistema mente-cerebro y éstas tienen una realidad psicológica indudable y trascendente que sostiene a un yo dúctil y mudable que exploro en estas secciones.

Recuerde el lector o lectora algún incidente de ir conduciendo su automóvil e involuntariamente rozar o rayar la carrocería con algo externo: ¿no sintió este choque como si la superficie metálica fuera la propia piel? Al conducir un vehículo, la imagen o representación del cuerpo se extiende a todo el coche, porque en su movimiento éste depende de las decisiones del conductor. Pensemos en el bastón de un ciego. Insensible e inerte por sí mismo, el bastón se torna en una extensión, en una prótesis del cuerpo, porque el ciego palpa al entorno con él, descubre obstáculos y lo manipula para apoyarse, remover un estorbo o propinar un bastonazo. El cerebro del ciego realiza un acomodo funcional que Juan González, filósofo mexicano de la percepción, denomina “recalibración prostética”, una adaptación tácita e inmediata de las capacidades funcionales que pone en evidencia la extraordinaria plasticidad cerebral en íntimo juego con la situación.

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Banco ciego, ilustración de “La isla del tesoro” (1911) por Newell Convers Wyeth. El bastón del ciego se convierte en una extensión prostética de su cuerpo. (Imagen de Meister D).

En la realidad virtual ocurre una readaptación más patente, pues el ajuste implica una reorganización de los sistemas sensitivo-motores. La identificación con avatares o dobles virtuales muestra la maleabilidad no sólo de la imagen corporal, sino de la agencia y sentido de posesión del cuerpo, capacidades que explota de manera espectacular la película Avatar de James Cameron (2009), aunque la ficción de producir un avatar tridimensional que se desempeñe en el mundo real no tiene por el momento posibilidades. Las técnicas actuales de realidad virtual sí han permitido crear simulaciones del cuerpo del participante en tercera dimensión de tamaño real. Incluso ha sido posible sumergir al sujeto en ambientes virtuales que reproducen situaciones realistas de tal manera que se reconozca en el avatar virtual y tenga la ilusión de poseer ese cuerpo que dista de ser el suyo. Para ello es necesario sincronizar los estímulos sensoriales del cuerpo original y del sustituto, como hemos relatado antes en referencia a la ilusión de la mano de hule. Lo que se produce es una ilusión del cuerpo entero y el participante puede verse a sí mismo sea en primera persona, como si en efecto estuviera en el cuerpo virtual de su avatar, o en tercera persona, como se ve uno entre dos espejos. Estas técnicas se han usado para modificar ciertos trastornos de la imagen corporal, como la anorexia, pues, al cambiar las dimensiones del cuerpo virtual, cambian las actitudes de los sujetos hacia sus propios y “verdaderos” cuerpos.

avatar
Sigourney Weaver y su avatar en la película Avatar de James Cameron (2009) (Imagen de Bolsamania).

Otra cuestión de la maleabilidad de la conciencia corporal y de la autoconciencia se refiere a si será posible generarla en robots capaces de comportarse como seres humanos. Si esto fuera así, el robot debería ser considerado análogo a un ser humano, aunque su cuerpo sea mecánico. He referido antes que en su célebre libro “Yo, robot” (1950) el científico y escritor de ciencia ficción Isaac Asimov inventó a Cutie, un tipo avanzado de robot que desdeña a los humanos, se autoproclama profeta de los robots y no se convence de que es una máquina. El relato asume que un robot tan inteligente como Cutie disfruta de una conciencia de sí, pero se puede pensar que es un sofisticado artilugio parlante que capta el mundo y obra sobre él, pero sin sentirlo ni sentirse.

Portada de “Yo robot” de Isaac Asimov, originalmente publicado en 1950. Abajo: Ilustración de este libro en Loresumo.
Yo robot de Isaac Asimov,

Decidir una cuestión de este calibre parecería requerir el recurso del teatro griego conocido por la expresión latina Deus ex machina (el dios que baja de la máquina), la aparición en escena de un dios para resolver un enigma que está más allá de la capacidad humana. Esta expresión, pero sin intervención divina, constituye el título de la película de ciencia ficción Ex-machina (Alex Garland, 2015), la cual aborda de manera lúcida y fascinante el intento de resolver si una máquina en forma de una figura femenina capaz de habla y conducta humanas, es o no es consciente y, sobre todo, si tiene conciencia de sí misma. Para ello Nathan (Oscar Isaac), su creador, un extravagante potentado y genio de la Inteligencia Artificial que vive aislado en un hogar-laboratorio remoto y paradisíaco, manda traer a Caleb (Domhnall Gleeson), avezado técnico de su empresa, para dictaminar si la robot llamada Ava, tiene o no conciencia. Caleb se da cuenta de que se trata de una avanzada prueba de Turing, la propuesta de que si no es posible distinguir la conducta del robot de la humana, el robot debe poseer no sólo inteligencia, sino conciencia de sí mismo, lo que vendría a constituir, de hecho, un yo artificial.

Ex-Machina
Ava, Caleb y Nathan, personajes de Ex-Machina, película de Alex Garland (2015) que plantea averiguar si una robot construida para comportarse como humana tiene conciencia de sí (Imagen de: World of Movies).

Para ello Caleb entrevistará a Ava durante una semana y deberá dar su dictamen. Cuando Ava (Alicia Vikander) aparece en escena, es claramente una robot, pues partes de su estructura son transparentes y dejan ver la maquinaria interior, pero en su totalidad, en su actitud y en su faz Ava es claramente femenina, atractiva y acaso seductora. Caleb se da cuenta de que Ava no sólo tiene una inteligencia aguda y emociones congruentes, sino que parece tener conciencia de sí. Pero ¿se trata de una simulación magistral o Ava está realmente consciente? Cuando Caleb le pregunta si puede demostrar que es un ser consciente de sí, ella sagazmente le responde: ¿puedes tú probar que eres autoconsciente? Al no haber evidencia demostrable, Caleb debe generar una opinión justificada. Pero vemos que Nathan ya había previsto esto y para él la prueba definitiva consistiría en que Caleb se enamore de Ava, con lo cual se habrá cumplido con creces la prueba de Turing. Caleb, en efecto, se enamora de Ava, pero ella tiene otros planes que demuestran capacidades muy eficaces y elaboradas de manipulación, simulación y planeación de estrategias para satisfacer sus deseos.

En tanto espectador de la película, veo que todas estas son características necesarias de la autoconciencia, pero ¿son suficientes y probatorias? Como no es posible tomar la perspectiva de Ava, la cuestión depende de si se puede atribuir autoconciencia a otro ente con base en su comportamiento y lenguaje. Dado que Ava despliega caracterísitcas que asociamos a la autoconciencia se la concedemos de forma espontánea y razonable como se la concedemos a nuestros prójimos humanos. Pero el asunto tiene implicaciones profundas. Por ejemplo: para crear una humanoide autoconsciente su creador debería conocer el fundamento material de la autoconciencia, implementarlo en el robot y comprobar que se comporte como tal. Pero Nathan ha fabricado una máquina que reproduce o imita a la perfección conductas humanas y se pregunta si Ava en verdad es y está autoconsciente. La inteligencia artificial ha hecho creer que no importa de qué está hecha la máquina, sino lo que hace y ejecuta, pero un neurobiólogo como el que esto escribe está convencido que la conciencia y la autoconciencia requieren de un organismo vivo no sólo dotado de neuronas, sinapsis y neurotransmisores, sino de inscripciones históricas, culturales y simbólicas para que pueda ser consciente del mundo, de sí mismo y poder disfrutar de ese saber que sabe de sí.


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Aprieta Ley Olimpia al delito de la ciberviolencia

El 40% de las agresiones son cometidas por personas conocidas, siendo las mujeres jóvenes entre 18 y 30 años las más vulnerables en los espacios digitales.

En México se vive un contexto grave de violencia estructural contra las mujeres, se estima que el 66% de las mujeres mayores de 15 años –alrededor de 30.7 millones en el país– han vivido alguna forma de violencia en algún momento de su vida.

Con el desarrollo vertiginoso de la tecnología y los medios de comunicación, la violencia digital en México contra este sector de la población ha ido en aumento y se coloca como un tema de preocupación pública cada vez con más fuerza, lo que ha dado pie a la creación de campañas, propuestas y modificaciones legislativas que puedan combatir este tipo de problemáticas del mundo digital.

Ante esto, el pasado 5 de noviembre fue aprobada por unanimidad en el Senado de la República la llamada Ley Olimpia nacional, un conjunto de reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) y al Código Penal Federal. Entre las modificaciones establecidas, tienen como propósito fundamental reconocer la violencia que opera mediante redes sociales y plataformas digitales y castigar estas prácticas que vulneran la privacidad e intimidad sexual de las personas, principalmente niñas y mujeres.

Mario Uribe Olvera, abogado penalista y profesor de la Universidad Panamericana (UP), confía en que nuestro país cuenta con todas las herramientas necesarias para proteger a la mujer de la violencia digital; sin embargo –aclara– la ley estipula a la persona afectada como ‘sujeto pasivo’, es decir, que cualquier persona sin importar su género, pueden verse afectados por este delito y tiene derecho a formular una querella ante el Ministerio Público.

“Esta legislación pretende sancionar cualquier acto de violencia y acoso digital, que están definidas como todas las acciones en las que se expongan, difundan o reproduzcan contenido audiovisual de índole sexual íntimo de una persona sin su consentimiento a través de medios electrónicos que atentan contra su dignidad, integridad y vida privada causando un daño psicológico en el ámbito público como privado, además de daño moral”, expresa el académico de la UP.

De acuerdo con un informe publicado por la Association for Progressive Communications, existen tres perfiles principales de mujeres que viven esta forma de violencia: mujeres que viven en una relación íntima de violencia, mujeres profesionales con perfil público que participan en espacios de comunicación (periodistas, investigadoras, activistas y artistas), y mujeres sobrevivientes de violencia física o sexual.

Estadística digital de la violencia

Siete de cada 10 mexicanos conviven en el ciberespacio con una conexión diaria de 8 horas y 20 minutos en Internet. Desde la pandemia de COVID-19, nuestros hábitos de consumo han incrementado la convivencia en plataformas digitales y redes sociales haciéndolos parte de nuestra vida cotidiana.

Anterior a esto, el ciberespacio se convierte en una atmósfera relevante para todos que no está exenta de violencia: en 2019, el 36.4% de las mujeres entre 20 y 29 años fueron víctimas de ciberacoso, mientras que 40.3% mujeres mayores de 12 años recibieron insinuaciones o propuestas sexuales por Internet.

“La generación Z es la más afectada en este sentido, al estar inmersos en la constante comunicación a través de redes sociales, el ciberespacio se ha vuelto su entorno natural a la hora de socializar. Tomando en cuenta lo anterior y que muchos se encuentran en la adolescencia, etapa donde descubren su sexualidad, el escenario es más que idóneo para que se desarrollen este tipo de actos violentos digitales”, revela el abogado penalista.

El Módulo de Ciberacoso 2019 del INEGI muestra en las siguientes cifras una problemática social de violencia contra mujeres y niñas en la red.

Cerca del 25% de las mujeres mexicanas que utilizan internet ha sufrido agresiones virtuales.
En el rango de mujeres de 12 a 29 años el nivel de violencia supera el 33%.
Al menos 4 de cada 10 mujeres ha recibido propuestas o insinuaciones sexuales.
Poco más del 25% de los agresores son conocidos por las víctimas.
Sólo el 8.6% de las agresiones contra mujeres fueron denunciadas a las autoridades.
En términos absolutos son 9.4 millones de mujeres las que han sufrido violencia digital.

¿Qué es lo que penaliza la Ley Olimpia y cuáles son sus sanciones?

Toda persona que grabe videos o audios, que tome fotografías o que edite o simule material sexual íntimo de otra persona mediante engaños es susceptible de sanción. También se acota que aun cuando el material haya sido creado de manera consensuada, la persona que lo exponga, lo distribuya, lo difunda, lo exhiba, lo transmita, lo comercialice, lo oferte, lo intercambie o lo comparta a través de cualquier medio virtual sin consentimiento de la otra parte será acreedor a la sanción por violencia digital.

La sanción penal es de seis años de prisión y la monetaria, de entre 500 y 1,000 Unidades de Medida y Actualización (UMA), casi 87,000 pesos en su sanción más alta con los valores actualizados de 2020. Las sanciones, dice la reforma, serán agravadas si el agresor es el cónyuge, concubino o mantiene o mantuvo un vínculo íntimo, afectivo o familiar con la víctima. También se intensificarán en el caso de que las agresiones sean cometidas por un servidor público.

La Ley Olimpia también implica reformas legislativas que castigan explícitamente no sólo a personas físicas sino también a personas morales que utilicen cualquier medio digital para ejercer con dolo violencia en contra de mujeres, incorporando el concepto de violencia mediática. En este rubro se acotan que las sanciones se extienden para actos de reproducción de estereotipos sexistas, que hagan apología de la violencia contra mujeres y niñas y que produzcan o permitan la producción o difusión de discursos de odio o discriminatorios en términos de género o que causen daño a mujeres y niñas de tipo psicológico, físico, económico, patrimonial o feminicida.

“En estos casos”, comenta Mario, “las autoridades podrán ordenar medidas de protección, como el ordenamiento para el bloqueo, eliminación o destrucción de este tipo de contenidos, a cualquiera que sea la empresa, medio de comunicación, plataforma virtual o red social en la que haya tenido vida dicho contenido”.

No estigmatizar ni criminalizar derechos a sexualidad virtual

A pesar de que la inserción de este delito es nueva en el Código Penal, Mario Uribe define este tipo de delito como uno de los casos más comunes y recurrentes dentro de nuestra sociedad. Por lo que hace hincapié en que en algunas prácticas sexuales con la tecnología, como el sexting, el organismo social se enfoque en educar a las personas con mecanismos de autoprotección si deciden participar en esta práctica.

“No hay que confundir, el sexting es una práctica muy común entre parejas que consiste en compartir desde mensajes hasta imágenes, videos o incluso audio de contenido sexual, (que ahora con el contexto de la pandemia por Covid-19 se ha vuelto más recurrente) como parte del ejercicio libre de los derechos sexuales de la persona… No es cuestión de estigmatizar ni de criminalizar esta actividad, sólo de hacer conciencia y reforzar los mecanismos de autoprotección para que en un futuro, si la pareja decide separarse, ambos miembros tomen las medidas necesarias, para prevenir verse perjudicados por este delito”, apunta Mario Uribe Olvera.

¿Porqué Ley Olimpia?

Se conoce así por Olimpia Coral Melo, quien a los 18 años había sido víctima de ciberviolencia por su novio, quien compartió con otros usuarios un video sexual en el que ella salía desnuda.

Originaria de Huachinango, Puebla, Olimpia Coral, junto a otras mujeres víctimas de acoso y violencia digital, formaron un movimiento para reformar Puebla y en marzo de 2014 presentaron un proyecto ante el Palacio Municipal. A pesar de la difusión otorgada a la iniciativa, no fue sino hasta 2018 que se aprobó la reforma contra la intimidad sexual en el Código Penal estatal.

Pensamiento creativo y ciencia de los datos en la Era digital

Leonardo da Vinci. No hay, quizá, mayor personaje que encarne la idea que durante siglos se tuvo del hombre dotado de un pensamiento creativo sin límites, que la del genio renacentista.

Recreado en la imaginería durante más de cinco siglos, Leonardo representa la figura del pensamiento genial.

O, para decirlo de una manera más precisa, de una genialidad que además de serlo, lo es de manera solitaria.

Un cerebro portentoso, una sensibilidad única, son concebidos como aquellos que, en lo individual, representan los puntos más altos de lo que entendemos por pensamiento creativo.

A costa de las tradiciones colectivistas, acusadas a tabula rasa como “primitivas”, el proceso de institucionalización de la ciencia y la cultura, a finales del siglo XIX, consolidado en el XX, implantan la noción de los individuos sobresalientes, únicos y geniales.

datos y tecnología
Imagen: Bratislav Milenkovic.

El arribo de las computadoras, sin embargo, y la manera cómo en pocas décadas se ha expandido su rol en todos los ámbitos, ha supuesto una amplia modificación de esta concepción.

Con gran rapidez las computadoras complejizaron sus funciones, trastocando así aquello que se entendió durante siglos como ejemplo de una forma de pensar original, asertiva, innovadora ligada esencialmente a la tarea individual.

En esta dirección, años antes de que el enigma rodeara su desaparición a bordo de un velero, en las aguas del Pacífico, cerca de las islas Farallón, Jim Gray, ya había propuesto la idea del cuarto paradigma en la historia de la ciencia.

Gray imaginó un periplo histórico de la ciencia signado por tres estadios: lo empírico, lo teórico y lo computacional.  

A estas tres fases, también concebidas como paradigmas, Gray aportó la idea de un cuarto paradigma: la ciencia de datos.

El impacto de la tecnología, pensaba Gray, modificará todo el entorno científico, de manera sustancial. Ello y, claro, eso que no dudaba en nombrar como “el diluvio de los datos”.

Si en el siglo XX y en al menos sus tres antecesores la cuestión sobre quién tenía acceso a la información constituía la palanca primordial de muchas realizaciones, el siglo actual tiene que lidiar con su contraparte: una abundancia que raya en el ahogo.

ahogo de datos
Imagen: Matt Chinworth.

El problema no estriba más en hacerse de tal o cual información, sino de un desafío que en buena medida resulta más complejo: cómo seleccionar (curar, gústese de decir ahora) es información, cómo ordenarla, cómo relacionarla y cómo interpretarla.

Sistemas y procesos se han visto alterados de manera esencial el modo de construir problemas, tanto, por supuesto, como la forma de resolverlos.

El lugar que hoy ocupan, en ese sentido, los modelos o la capacidad para evaluar resultados, es tan distintiva de este nuevo paradigma centrado en los datos, como el carácter interdisciplinario que conlleva.

El efecto de este modo de proceder es, digámoslo así, de ida y vuelta. El carácter metodológicamente interdisciplinario y dinámico, se torna en un acicate para lo propios procesos de innovación que se suceden en el objeto de estudio de la ciencia de datos: la sociedad.

Para ponerlo en otras palabras, la expansión y transversalización de esta disciplina propia de la Era digital, acarrea consigo procesos de polinización del pensamiento creativo.

Hace unas semanas, la Universidad de Ámsterdam (UvA) anunció la puesta en marcha de su nuevo Centro de Ciencia de Datos, dirigido a promover la innovación, desde luego.

Pero no menos importante, según lo que se ha declarado al respecto, será la difusión y propagación hacia todas las facultades del enfoque que implica la Ciencia de Datos.

De tal suerte que, la Universidad de Ámsterdam, además de los fines esperados que tiene todo centro similar, ha decidido dotar a su Centro de Ciencia de Datos, de una presencia que se extenderá a todas las carreras.

Nada extraño debiera resultar, en este marco, que como ubicación del nuevo Centro se haya elegido la Biblioteca de la Universidad, pensada ya no como almacén de conocimiento inerte, sino como pivote de nuevas formas del pensar colectivo.

ciencia de los datos
Imagen: Motion Story.

El Centro estará dirigido por Paul Groth, profesor de Ciencia de Datos Algorítmicos en el Instituto de Informática de la UvA, quien señala: “la universidad está en una posición única para realizar investigaciones pioneras que aprovechen la riqueza de datos que se están creando”.

Groth abunda: “Como una universidad de investigación integral arraigada en un ecosistema de ciencia de datos de vanguardia… este centro proporcionará una plataforma potente para ayudar a mis colegas a acelerar su investigación basada en datos”.

 La misma universidad está persuadida de que “la investigación está siendo impulsada cada vez más por la tecnología digital”.

Los usos son múltiples, cada vez más amplios, cada vez entreverando a mayores campos del saber y el hacer humanos.

El análisis de texto para entender los debates parlamentarios, el seguimiento GPS para medir la biodiversidad o las simulaciones para predecir la eficacia de las intervenciones de salud”, dice la UvA, son algunas de las formas en que la ciencia de datos está cambiando la forma en que se está investigando.

Investigando, viendo el mundo, actuando en él; transformándolo, también. Pensamiento y acción, transdisciplinario, horizontal, colectivo.

También.


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Obtiene UnADM registro de Huawei ICT Academy

El objetivo es que los estudiantes accedan a cursos y recursos de aprendizaje tecnológico desarrollados por la compañía.


La Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM) obtuvo el registro como Academia de Tecnologías de la Información y Comunicación, de parte de Huawei ICT Academy, con el objetivo de que sus estudiantes accedan a cursos y recursos de aprendizaje, desarrollados por la compañía tecnológica y de comunicaciones de origen asiático.

Al respecto, el Titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, reconoció el trabajo de las autoridades educativas de la UnADM, y exhortó a la comunidad escolar a aprovechar esta oportunidad para contribuir al desarrollo de la educación que promueve el Gobierno de México.

Moctezuma Barragán resaltó la necesidad de contribuir en la formación de profesionales en el sector de las Tecnologías de la Información (TIC’s), así como en el desarrollo de jóvenes emprendedores capaces de vincularse a la industria 4.0.

La Rectora de la UnADM, Lilian Kravzov Appel, afirmó que el desarrollo profesional y personal de las y los estudiantes es prioridad de la institución, por lo que la certificación de Huawei refleja el trabajo que se realiza para ampliar sus oportunidades y las de sus egresados.

Agregó que otros beneficios del registro son el acceso a las últimas tecnologías y recursos e-learning, así como a herramientas de simulación estándar de la industria; formación en procesos de certificación de habilidades y competencias; colaboración en intercambios nacionales e internacionales; participación en competencias por la excelencia en las TIC’s y oportunidades de colocación, entre otros.

Asimismo, Dolores Alejandra Vásquez Carbajal, Directora de la División de Ciencias Exactas, Ingeniería y Tecnología de la UnADM, informó que el primer curso será Huawei Training HCIA AI (Inteligencia Artificial) y estará disponible en el segundo semestre de 2021.

Con este tipo de colaboraciones se incentiva a los estudiantes mexicanos para que desarrollen soluciones tecnológicas con las empresas que están marcando el rumbo en las tecnologías, beneficiándose así en la adquisición de mayores conocimientos y experiencia de alta calidad.

La presencia global de las academias Huawei es de más de 600, con mil 200 instructores capacitados, en beneficio de más de 45 mil estudiantes. En México existen 90 instituciones que han logrado este registro, en apoyo de más de 2 mil estudiantes en el país.

“75% de la población mexicana confía en nuestra vacuna”: RDIF

El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) anuncia los resultados de una encuesta a más de 12 mil encuestados en 11 países del mundo sobre su actitud ante la vacunación contra la infección por coronavirus y sus preferencias a la hora de elegir una vacuna.

Según la encuesta, el 73% de los encuestados están dispuestos a vacunarse contra el coronavirus, mientras que entre los que conocen la vacuna rusa “Sputnik V”, el número de personas a que les gustaría vacunarse es aún mayor: 4 de cada 5 encuestados. El aumento en la proporción de participantes en la encuesta, que desearían vacunarse entre los conocedores de la vacuna rusa, muestra una gran confianza en Rusia como fabricante mundial de vacunas.

La plataforma de vectores adenovirales humanos en que se basa la vacuna “Sputnik V”, es casi nueve veces más confiable que la plataforma de adenovirus no humanos.

La encuesta fue realizada del 9 al 19 de octubre por la empresa líder en análisis de datos y de mercado del Reino Unido, YouGov. En ella participaron ciudadanos de Brasil, Vietnam, Egipto, India, Indonesia, Malasia, México, Nigeria, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Filipinas. Más de 2500 millones de personas viven en estos países, es decir, más del 30% de la población mundial. La encuesta se convirtió en una de las más importantes acerca de este tema y en la primera encuesta mundial en la que participaron los países de Oriente Medio y el sudeste asiático.

vacuna sputnik

México, Sputnik V, Pfizer y Moderna

De acuerdo con las declaraciones del fondo soberano de la Federación Rusa, en México se registró una aparente gran confianza en la vacuna basada en adenovirus humano (la plataforma de “Sputnik V”), pues 75% de los mexicanos se muestran positivos a optar esta vacunación contra el coronavirus.

Por su parte, Kirill Dmitriev, CEO del RDIF, manifestó su agrado ante la existencia de más vacunas con una eficiencia superior al 90%.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud se mantiene positiva ante los resultados preliminares de las vacunas contra el COVID-19 de las compañías Moderna y Pfizer, pero advirtió que aún deben esperarse los datos finales y el seguimiento de los efectos adversos en los pacientes una vez concluyan los ensayos clínicos.

“Estamos muy felices de escuchar sobre estas buenas noticias, pero hay muchas otras vacunas candidatas que entregarán resultados antes de que termine el año y comienzos del próximo, y algunas serán más fáciles de distribuir a nivel de los países y otras más complicadas. El panorama es bastante prometedor y tener a dos candidatas con más del 90% de efectividad es muy esperanzador, pero hay muchos desafíos en la implementación todavía”, aseguró la doctora Mariangela Simao, experta en vacunas y tratamientos, durante la conferencia bisemanal de la Organización.

La científica jefa de la OMS, Soumiya Suaminathan, expresó que los desarrolladores deben realizar un seguimiento de al menos dos meses a los pacientes que han recibido la vacuna una vez termine el ensayo clínico para evaluar los posibles efectos secundarios.

“Hay interrogantes que quedan todavía sobre cuánto dura la protección que proveen, el impacto sobre la enfermedad severa en diferentes poblaciones como los ancianos, así como reacciones adversas después de ciertos periodos de tiempo, así que esperamos que los ensayos clínicos sigan recogiendo datos”, mencionó.