Contracorriente

Supuestos equivocados ante la crisis

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La crisis económica global es tan desconocida para los gobiernos, como el Covid-19 lo es para las autoridades sanitarias de Europa y América. Lo que es claro a estas alturas es que las medidas fiscal y monetaria ortodoxas para estimular las inversiones productivas no están funcionando, y que la recuperación de actividades no será en forma de “V” como se anticipaba en marzo.

Los asesores en economía ni siquiera están de acuerdo en si ya estamos en recesión, o sólo pasamos por una debacle de proporciones épicas causada por la pandemia. No hay claridad sobre qué hacer para volver al estado anterior de las cosas, o como otros plantan, para resetear el sistema productivo y financiero con un papel más intervencionista del Estado.

En Estados Unidos, el debate entre Trump y Joe Biden se limita al manejo de la política fiscal, los impuestos y la política monetaria. Trump los redujo a los multimillonarios y empresas en diciembre de 2017 y los subió para la mayoría de la clase media, sobre el supuesto (equivocado) de que con ello estimularía las inversiones productivas.

biden y trump
En disputa por la candidatura, Joe Biden vs. Donald Trump.

Lo que sucedió entonces fue una aceleración momentánea, que no se sostuvo; los impuestos que se ahorraron las empresas y los muy ricos no se convirtieron en nuevas inversiones productivas, sino en especulación bursátil.

Lo mismo ha sucedido ahora con los trillonarios paquetes de apoyo a empresas y consumidores en medio de la pandemia, que aparte de haber provocado endeudamiento y déficit fiscal sin precedentes y una mayor desigualdad social, ni las empresas y familias que recibieron los cheques los convirtieron en mayor demanda de consumidores o de inversiones productivas, sino principalmente en ahorro familiar e inversiones especulativas en Bolsas de Valores, que por eso crecen separadas de la economía real.

¿Falló el diagnóstico?, ¿el instrumento fiscal ya no sirve?, o ¿bien manejado sigue siendo útil? El hecho es que los índices de actividad manufacturera en Estados Unidos, de la zona euro y de Japón estaban en zona de recesión real desde el último trimestre de 2019, antes de la pandemia y que, en medio de ésta, la recesión ya es más profunda que la del 2008, comparable o peor que la de la Gran Depresión de 1929.

Los economistas ortodoxos keynesianos argumentan que se ha hecho un mal manejo de los estímulos fiscales, sin los cuales las economías capitalistas no saldrán de su estancamiento secular; los monetaristas, como Stanley Fischer, exgobernador adjunto de la Reserva Federal de Estados Unidos, sostienen que los estímulos fiscales tampoco funcionan, porque además de que provocan endeudamiento público y déficit hacendario, tardan demasiado tiempo en tener efecto.

crisis estados unidos
Imagen: La Voz.

Por supuesto que también se encuentra uno con la opinión de que ni mayor flexibilización monetaria ni estímulos fiscales pueden resolver la recesión porque, como argumenta el británico Michael Roberts, la recesión no se debe a una debilidad de la demanda agregada, sino a la tendencia decreciente de las ganancias de los negocios (utilidades de las empresas como porcentaje del PIB), tendencia que Roberts lleva varias décadas midiendo en 20 economías ricas y emergentes.

Hay una cuarta postura sobre la crisis que enfatiza, no las fallas de instrumentos de política, sino las del sistema por injusto, que produce más de lo necesario y que al distribuir, no satisface necesidades básicas de gran parte de la población mundial.

Según esa perspectiva, la crisis productiva habría comenzado mucho antes de la difusión del Covid-19 y su causa sería la sobreproducción de mercancías que no encuentran compradores, lo que obviamente afecta la tasa de ganancia empresarial e inhibe las nuevas inversiones que se pretendería animar con estímulos fiscales y flexibilidad monetaria.

deuda y crisis
Imagen: WashTimes.

El Informe 2020 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) focaliza el problema en la “hiperdesigualdad” como el mayor obstáculo a la reconstrucción de la economía mundial, y como clave para superarla propone no favorecer a las empresas sino a los trabajadores, aumentando los salarios reales.

Para avanzar en ese sentido, la UNCTAD considera necesario transformar la manera en que las decisiones de política favorecen a unos en perjuicio de otros, como ocurrió durante “cuatro décadas de represión salarial”.

El futuro ya no será, definitivamente, como era antes (desaparecieron certezas básicas) y aún no es claro si llegará a ser más próspero, equitativo e incluyente.


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Mejor reconciliación que disculpas

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El presidente López Obrador insiste en que España ofrezca disculpas a los pueblos originarios de México por el robo, pillaje y muerte de la etapa militar de la Conquista, y dado que esa etapa fue solamente el requisito material para la conquista religiosa de esos pueblos, que también el Vaticano les ofrezca sus disculpas.

La insistencia presidencial pasa por encima de la evidencia de que ni el Estado ni la organización religiosa que hicieron la conquista material y espiritual existen ya; desaparecieron la monarquía absoluta y el concordato con la Iglesia por el que los misioneros estaban a su servicio.

Pero más grave que esa omisión, es la pérdida de perspectiva del legado colonial, del que en vez de disculpas de los desaparecidos reyes católicos, Isabel y Fernando, tendríamos que asumir el paquete completo para superar lo que Octavio Paz, Samuel Ramos y otros han analizado como complejos del mexicano.

conquista cortes y malinche
“Cortés y la Malinche”, José Clemente Orozco, 1926 (Colegio de San Idelfonso).

Un componente esencial de esos complejos es nuestro antihispanismo; en vez de atizarlo con enjundia, el presidente debería llamar a abrazar lo español del mestizaje para una mejor integración de nuestro carácter nacional.

No toda Hispanoamérica rechaza el componente español de su identidad cultural. En nuestro caso, Washington tendría que disculparse con todos nosotros, porque fue su primer enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, Joel Roberts Poinsett, quien desde 1822 fomentó el antihispanismo como parte de la campaña estadounidense de esos años contra la influencia europea en América.

“América para los americanos”, decía la doctrina Monroe, lanzada en 1823; Poinsett, además de fundar la Logia Yorkina que impuso a Vicente Guerrero en la presidencia de la República, mediante asalto dirigido por Santa Anna, en 1829, se llevó las nochebuenas mexicanas y registró su nombre como “poinsettas”.

Paradójicamente, el antihispanismo se ha vuelto lema de gobiernos de centro izquierda en algunos países de América Latina; en otros, como Perú, las élites no se pelearon con la hispanidad y su población mestiza no tiene los mismos problemas de identidad que nosotros los mexicanos; hasta le levantaron un gran monumento ecuestre al conquistador Francisco Pizarro en pleno corazón de Lima, la capital.

logia yorkina, antihispanismo
Imagen: Ritualy Propaganda.

Las estatuas que se le han llegado a erigir a Hernán Cortés en México son vandalizadas, y ahora el oportunista Partido Verde quiere desaparecer hasta la de Cristóbal Colón.

Casi todo estudio sobre cómo somos los mexicanos encuentra que los mestizos, población mayoritaria desde la época colonial, se adaptaron entre los mundos que les dieron origen, pero no llegaron a pertenecer al indígena ni al español; no adoptaron una identidad indígena que los dotara de una concepción clara de sí mismos como la tienen las comunidades, ni pudieron ser españoles, como era su anhelo verdadero al asociarlos al poder de la autoridad.

Hoy por hoy, los mestizos también tendrían que ofrecer disculpas a los pueblos indígenas, porque si hay un elemento que unifica a sus muy diversos grupos, es su énfasis en la diferencia que sienten respecto a los indígenas, y eso está detrás de su discriminación racista.

Pedir perdón saldría sobrando si desde el gobierno, en vez de campañas internacionales de reivindicación del pasado, se hicieran campañas para la comprensión propia de la diversidad cultural entre indios y mestizos, un requisito preliminar, básico, elemental para el mutuo conocimiento y reconciliación.

Un problema es la politización que han hecho varios gobiernos de sus posturas de aceptación o rechazo de la hispanidad como legado colonial, la cual está adquiriendo fuerza en América Latina y en España como un elemento más de confusión en esta complicada época, en la que sería más pertinente que alentaran la solidaridad.


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Trump y sus seguidores, tal para cual

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Cuando numerosos analistas de la elección presidencial de Estados Unidos dejan de lado los datos económicos, los programas y la correlación de fuerzas políticas, y construyen escenarios si Trump fuera reelecto tomando más en cuenta la patológica personalidad del presidente, significa que consideran un debilitamiento grave de las instituciones del país.

Como han dicho quienes lo conocen, a Trump no hay que tratar de entenderlo por opiniones elaboradas y precisas, porque no las tiene, sino por su perfil psicológico paranoide, por el concepto que tiene de sí mismo, por su necesidad de ser el centro de atención, por su susceptibilidad a los elogios y a la furia que le provocan los desprecios.

Considerando la personalidad de Trump, John Bolton, por ejemplo, concluye que en un segundo periodo, el presidente estaría mucho menos constreñido por normas y estrategias políticas: se sentiría libre de ser él mismo para perseguir lo que le beneficie en lo personal, vincularía decisiones de gobierno a sus negocios, acentuaría su inclinación a protagonizar dramas para ganar popularidad, atacaría a quien no le agrade, “como Angela Merkel” (canciller alemana que desairó su invitación a una reunión cumbre del G7), y apoyaría a quien si le simpatiza, “como Kim Jong-un” (el dictador de Corea del Norte).

cumbre g7
Trump, Merkel, Macron y Shinzo Abe en la cumbre del G7 en 2018 (Imagen: El País).

El escenario internacional se complicaría para los aliados de Estados Unidos y crecerían los niveles de confrontación con quienes no lo son; sin embargo, el mayor peligro de desestabilización que contemplan varios analistas es interno.

Aunque el presidente ha sido cuidadoso en no revelar cuánto paga de impuestos, dice Elizabeth Drew, no ha ocultado su deseo de acabar con el orden constitucional, si con ello gana ventajas políticas.

El problema es que Trump no reconoce límites; ha dicho públicamente que el artículo II de la Constitución “me da el derecho de hacer cualquier cosa que quiera hacer.” Y tiene el respaldo del fiscal general, William Barr.

Ante la elección de noviembre, el presidente se ha esforzado en desacreditar la votación anticipada por correo, la cual a causa de la pandemia se espera que sea mayor que nunca y a favor del candidato demócrata.

trump resguarda votos
Imagen: David Peón.

Hoy los seguidores de Joe Biden discuten un tema inimaginable hace poco tiempo para el orden institucional estadounidense: cómo contrarrestar la reacción republicana –seguidores y simpatizantes por millones– en caso de que Trump pierda la elección y se niegue a salir de la Casa Blanca.

Esa posibilidad es real; como dice George Soros, Trump es ahora un individuo muy peligroso “porque está luchando por su vida, y estará dispuesto a hacer prácticamente cualquier cosa para mantenerse en el poder porque ha infringido la Constitución de muchas maneras diferentes. Si pierde la presidencia, tendrá que rendir cuentas”.

En el ejercicio del poder, Trump ha explotado los defectos más profundos de Estados Unidos, atizando la polarización política y cultural entre sus seguidores, el 91% de los cuales son blancos, en su gran mayoría hombres, con bajo nivel educativo y están muy enojados, inseguros, temerosos y más pobres que hace 30 o 40 años.

En su debilidad claman por un salvador que les transmita convicciones simples y directas, que no les dejen dudas en sus propias creencias. Sienten que, por primera vez en su vida, tienen a un representante de ellos en la Casa Blanca y ahí lo quieren. Son el gobierno que tienen en Trump; veremos qué sucede si la elección favorece a Joe Biden.


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Dos poderosas razones por las que Trump debe perder su reelección como presidente de Estados Unidos son, por un lado, el desastre de sus tres años de gobierno y, por otro lado, que es un obstáculo a las posibilidades de recuperar cierta prosperidad con mayor bienestar social y un impostergable equilibrio ambiental.

Afortunadamente el desastre económico y social causado por su gobierno ha afectado poderosos intereses y promovido la formación de grupos que coinciden en que Estados Unidos no aguanta otros cuatro años con Trump en la presidencia.

El mundo también lo ha sufrido. Ya causó enorme daño al comercio internacional al querer reducir el déficit estadounidense, pero fue tan estúpida la manera en que quiso hacerlo que el déficit en la balanza comercial estadounidense no se redujo, sino que aumentó en 2018 y en 2019. También se elevó su déficit con México, a pesar de amenazas a empresas asentadas aquí si no regresaban a territorio estadounidense; nuestro superávit creció casi 18% el año pasado.

trump y mexico
Imagen: Expansión.

La rebaja de impuestos a las grandes corporaciones fue otra de sus sandeces, que ni siquiera alentó inversiones importantes y dejó un desastre fiscal; en cambio, no sólo ignoró las disparidades salariales, sino que atacó todo mecanismo redistributivo, como los servicios de salud, a pesar de que en Estados Unidos es donde se producen más pobres entre los países ricos.

El trato despótico a los migrantes, separando niños de sus padres y aterrorizando la vida de gente que aporta con su trabajo, es otra de las marcas de Trump, como también lo es la irresponsabilidad en el manejo de la pandemia, que puede medirse por las miles de muertes que debían haberse evitado.

Trump debería ser candidato a severas penalizaciones y no a la presidencia de Estados Unidos que es, todavía, el país más poderoso y como tal, tendrá mucho que ver en las transformaciones radicales que habrá que hacer a la economía y la cultura de consumo capitalistas para afrontar la emergencia climática, el mayor desafío que nos espera tras la pandemia.

El descongelamiento del Ártico, los feroces incendios forestales en diversas partes del planeta, la acidificación de los océanos y cambios en las corrientes marinas, son avisos de que estamos ante la emergencia de proteger la supervivencia de la especie humana.

Las alternativas para afrontar la emergencia no son evidentes; lo que es claro, es que los mercados no serán los que encabecen su propia transformación para asignar recursos conforme a criterios ambientales.

emergencia climatica y trump
Imagen: Roxanne Pasibe.

Se requieren liderazgos para el señalamiento de prioridades y el diseño de las acciones globales, en concordancia con gobiernos que deberán modificar sus políticas de fomento industrial y de bienestar social.

Se tendrán que aceptar cambios muy drásticos en la gobernanza política, en el uso de fuentes de energía, en la organización del trabajo y hábitos de consumo. La reconfiguración del sector energético en favor de las tecnologías limpias y de fuentes renovables es, sin duda, prioritaria.

Se tendrá que pasar, como dice la economista italiana Mariana Mazzucato, de los subsidios, garantías y protección de gobiernos a empresas, a la conformación de sociedades público-privadas que promuevan inversiones que favorezcan el interés público de largo plazo, y no las ganancias privadas de corto plazo.

Los gobiernos de Francia, Bélgica y Dinamarca han tomado medidas condicionantes de apoyos a empresas, comprometiéndolas a sumir acciones ambientales severas. Sin embargo, el problema es que afecta la competitividad de esas empresas, por lo que claramente ningún esfuerzo nacional puede prosperar sin la concurrencia internacional.


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Confianza empresarial en el gobierno, o en sí mismas

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Las inversiones pública y la privada cayeron a niveles sin precedente en el periodo abril/junio con respecto al primer trimestre del año; las causas del desplome son la política económica del gobierno y las condiciones de inversión que persiguen los empresarios.

El INEGI informó esta semana que la inversión pública disminuyó 4.4% (noveno trimestre consecutivo a la baja); la caída de la inversión privada fue de 33.25% (quinto periodo de contracciones).

Lo más sencillo es atribuir tan malos indicadores a las medidas de reclusión y cierre de actividades a las que obligó la pandemia, pero el problema también tiene facetas de carácter vicioso que habría que romper.

confianza empresarial
Imagen: Maravillas Delgado.

Del lado de la baja inversión pública juega la obstinación de López Obrador con la austeridad, y de parte del sector privado, la exigencia al gobierno de “estímulos” para invertir, en vez de perseguir buenos resultados con base en mejorar su eficiencia competitiva en el mercado.

La austeridad draconiana del gobierno, que le celebraría el Fondo Monetario Internacional que contribuyó al neoliberalismo, no da lugar a participación de inversiones privadas en la construcción de infraestructura, ni al avance del país en esa materia.

Tampoco fortalece al mercado interno; si durante el primer año de gobierno se promovió el aumento real del salario mínimo por primera vez en décadas y se emprendieron acciones para liberar a sindicatos de cacicazgos, en contraste, en aras de la austeridad, se le redujeron los salarios de la burocracia y este año se le quitó el bono de aguinaldo y se recortó el presupuesto de varias secretarías.

Ésa no es una fórmula secreta con la cual presumirle al mundo. La motivación es irracional: según lo ha dejado ver López Obrador en las mañaneras, él considera que los excesos en gasto público sólo favorecen a los ricos. Probablemente, pero la austeridad como solución a ello, termina por afectar a los más pobres.

inversion publica
Imagen: Ricardo Figueroa.

Es el caso que, en medio de la pandemia, no se ha creado ningún programa de apoyo social para los desempleados, por lo que muchos se convertirán en nuevos pobres. Sólo se adelantaron las entregas de algunos programas y se les extendieron microcréditos a pequeñas empresas.

Por otra parte, está la reticencia empresarial a invertir; el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, planteó bien el problema el lunes, en reunión con el Consejo Coordinador Empresarial, que le reclamó certezas, confianza y “estímulos económicos”; dijo el funcionario que “la responsabilidad de la Secretaría de Hacienda es dar certidumbre en la política fiscal y en la política económica” para generar un marco en el que todos los actores de la economía puedan operar en condiciones de confianza. Ésa es toda su responsabilidad, que no es poca cosa y que la ha cumplido.

También la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, está en lo suyo y garantizó a los empresarios que no hay persecución ni terrorismo fiscal, y que las autoridades fiscales proceden conforme al derecho que manda que quien tiene que pagar impuestos, los pague.

baja en inversiones
Imagen: Nexos.

Las certezas y confianza en el ambiente de negocios son importantes, pero lo fundamental para que las empresas inviertan en su expansión, es que tengan mercado para sus productos o servicios, y eso sólo se gana con eficiencia competitiva.

Durante décadas, se abusó de los bajos salarios para elevar la competitividad, pero ya es claro para todo mundo que no se puede seguir por ese camino cuando al 49% de la gente con empleo, es decir, a la mitad de los trabajadores, no les alcanza lo que ganan para comer.

No puede el empresariado seguir rehuyendo de la responsabilidad de emprender la alternativa de la eficiencia tecnológica y la innovación de productos, so pretexto de la falta de confianza e incentivos fiscales.


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En AMLO, las emociones cuentan

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La promoción de una consulta popular sobre el enjuiciamiento jurídico de cinco expresidentes, tiene motivaciones de algún peso racional pero son mayores las emotivas. Con frecuencia, López Obrador no logra ocultar sus emociones y luego trata de revestirlas de razones; sus críticos las ven como “ocurrencias”, que a veces lo son.

Respecto a la pregunta y sus considerandos a consultarle al pueblo, expertos como Pedro Salazar (¿Es constitucional la consulta?, El Financiero, 16/09/2020) consideran que sobran razones para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declare su inconstitucionalidad.

No obstante, aunque quedara desechada y archivada en el Congreso, AMLO gana con la sola presentación de la pregunta, por supuesto, entre su fuerza electoral.

Y aquí es donde entran dos poderosos motivos emocionales de la iniciativa: en primer lugar, seguir tocando fibras sensibles de los sectores sociales que durante mucho tiempo se sintieron humillados e ignorados por el poder público. Ninguna representación mejor de ese poder distante y abusivo que los cinco expresidentes.

Felipe Calderón y López Obrador
Imagen: Status Puebla.

Además, esos millones de mexicanos se sienten ahora débiles, vulnerables y urgidos de creer (sin mayor reflexión) en que alguien tiene respuestas ante tanta incertidumbre que representan la pandemia y la precariedad de los empleos, y las tensiones intrafamiliares desatadas en el confinamiento.

López Obrador habla para esos mexicanos dolidos, que ahora además, se sienten vulnerables, y lo hace con conocimiento y grados de sinceridad; reivindica sus ofensas mostrándose rijoso contra quienes ha identificado como los corruptos enemigos del país (algunos en verdad lo son); ante ese público denuncia todos los días los movimientos con que sus adversarios quieren frenarlo y se empeña en mantener alta la esperanza con su “vamos muy bien”.

Sus ideas son digeribles para millones de personas, pero tienen dos enormes limitaciones: una, que sectores como las clases medias, los pequeños y medianos empresarios no encuentran elementos de identificación significativa entre el discurso presidencial y sus ganas de volver a contemplar un futuro menos incierto y más promisorio.

Otra limitación son las dificultades que ya tiene su gobierno para cumplir con las expectativas de su base social; los efectos de la pandemia, de la caída de actividades económicas y de los ingresos petroleros son profundos, y casi imposibilitan los compromisos del sexenio con el abatimiento de la pobreza, de las desigualdades y de la inseguridad pública.

Enrique Peña Nieto, juicio y corrupcion
Imagen: El CEO (Gettyimages).

En los dichos y actitudes del presidente se puede percibir un segundo motivo emocional al promover la consulta, que es que efectivamente se le hizo mucho daño al país, lo que a cualquiera que quiera darse cuenta le da coraje; pero con quien AMLO da muestras de tener mayor enojo es con Felipe Calderón.

El presidente está convencido de que el “haiga sido como haiga sido” con que Calderón llegó a la presidencia, fue robándosela a él; además lo ha responsabilizado de haberle declarado la guerra al narcotráfico teniendo un secretario de seguridad pública contra quien se acumulan evidencias en Estados Unidos de que estaba coludido con criminales (que el juez Brian Cogan en Nueva York tendrá que valorar).

Y más allá de lo que AMLO considere, el sexenio de Calderón también fue un desastre económico, si se considera que le ingresaron a las arcas públicas 160 mil millones de dólares que generó Pemex como superávit en su balanza comercial externa, millones que no se tradujeron en mayor generación de inversiones, ni de empleos, ni en el abatimiento de desigualdades, pero sí en corrupción.

Como referencia, el superávit de Pemex cayó a 41,400 millones de dólares para todo el sexenio de Peña Nieto, y desapareció hasta volverse negativo en lo que va del sexenio actual, debido a la depreciación internacional del crudo, lo que es un lastre imprevisto que limita enormemente los márgenes de acción del gobierno.


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Le queda mucho por cumplir a la 4T

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El segundo informe del presidente López Obrador no debió ser uno más, sino uno dedicado al reconocimiento de los problemas reales del país, de sus causas; está difícil que en los cuatro años que le quedan al gobierno logre acelerar el ritmo económico y entregar un México más justo, más seguro y más estable.

Casi la única carta que le queda al sexenio para que se le reconozca como uno de transformación, es desarticular la red de corrupción. 

a) La economía mexicana arrastra desde hace décadas una baja formación de capital, que se acentuó en 2019 y se desplomó a causa de la pandemia, igual que el empleo; durante el primer semestre de este año se perdieron más de 900 mil puestos de trabajo que no se recuperarán pronto. En el mejor escenario, el crecimiento del PIB será entre 4% y 6% inferior en 2021 al de 2018.

La baja actividad privada y la caída de ingresos petroleros significa menores recursos fiscales, situación que requeriría una reforma hacendaria a fondo pero que no está contemplada en el paquete económico 2021, ni habría condiciones políticas y económicas para proponerla. No sería extraño que ocurriera una crisis fiscal y de servicio de la deuda.

b) La depresión económica y la pérdida de empleos por el COVID-19 profundizan las desigualdades; han arrastrado a millones de personas a la pobreza.

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Imagen: Jayachandran.

El indicador de corto plazo que publica Coneval dice que entre el fin de 2018 y junio de este año, la pobreza laboral aumentó de 39% a 49%; es decir, a la mitad de los trabajadores no les alcanza lo que ganan para comer, y ello a pesar de los aumentos reales al salario mínimo de 2019 y 2020.

Los programas de asistencia social son insuficientes. No tienen capacidad ni están diseñados para erradicar las causas de la pobreza; cuando mucho alcanzan, suponiendo que no hay desvíos ni corrupción, a 22 de los 61 millones de pobres que hay en el país, y lo hacen con ayudas que ayudan a paliar la miseria, pero no posibilitan cambios permanentes en la vida de sus beneficiarios.

Fuera de los jóvenes en capacitación y de los sembradores de árboles, los programas no están pensados para que la gente invierta esos recursos en mejorar sus condiciones de trabajo en el largo plazo.

Tampoco están diseñados para sortear la emergencia económica y sanitaria que vivimos, a consecuencia de las cuales, todos los mexicanos, prácticamente sin excepción, estamos viendo reducidos nuestros ingresos, aunque unos más que otros.

Proporcionalmente pierden más quienes están en pobreza moderada o media; son ellos los que están pasando a peor situación de pobreza (unos 12 millones de personas, según algunas estimaciones).

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Imagen: Kemchs.

Las causas de la pobreza no están entre los pobres, sino en el mercado laboral; la política laboral, aunque elevó los salarios mínimos, tendría que avanzar de prisa hasta alcanzar mayor equidad entre salarios y productividad laboral, lo cual depende del gobierno, pero sobre todo de la democratización de los sindicatos y de su capacidad de negociación.

c) La reducción de la pobreza y de las desigualdades no serán los mayores logros del sexenio, pero puede serlo el combate a una corrupción descontrolada que vicia el ambiente de inversiones y negocios, y que explica el nivel de impunidad de la delincuencia organizada; es la mejor carta de AMLO ante la historia, pero puede perderla si en vez de manejarla judicialmente, lo hace con miras a las elecciones del año próximo.

Se han dado pasos muy importantes para quebrar la impunidad al someter a proceso a personajes como Juan Collado y a Emilio Lozoya para tratar de probar su responsabilidad, que sería como piezas muy importantes de la red de complicidad con la que hay que acabar.

En el caso de los expresidentes, si se contara con expedientes de investigación que prueben complicidades en actos de corrupción, o peor aún, con mafias delincuenciales, no tiene el gobierno que hacer el ridículo internacional y corromper internamente nuestro de por sí lábil apego a la ley, induciendo la organización de una consulta popular para decidir qué debe hacer al respecto.

La mejor carta con la que la 4T puede aspirar a un lugar digno en la historia es desarticular la corrupción desde sus cúpulas, pero la condición es que proceda con sentido de justicia, no primordialmente para ganar votos el año próximo.


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Nexos y Pío López Obrador

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López Obrador tuvo una semana muy difícil, tanto por dos problemas que se le presentaron, como por el manejo equivocado que hizo de ellos.

No hay manera de evitar que la sanción impuesta por la Secretaría de la Función Pública al grupo que edita la revista Nexos parezca una censura, ni es posible justificar que Pío López Obrador recibiera dinero en efectivo para las campañas de Morena, sin enterar al INE.

Por partes; Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, determinó que la revista Nexos había presentado un documento falso al contratar con el IMSS un anuncio por 74 mil pesos en 2018, razón por la que procedió, sin más averiguación, a inhabilitarla durante dos años y multarla con casi un millón de pesos.

nexos y dinero
Ilustración: Nexos.

Sabiendo la secretaria Sandoval de las constantes descalificaciones de López Obrador a los “intelectuales orgánicos” (Gramsci), y en particular al director del grupo Nexos, Héctor Aguilar Camín, tuvo que haber consultado el caso antes de decretar las sanciones y, así las cosas, el presidente cometió el error político de autorizarlo.

En política la forma es fondo, las apariencias impactan, muchas veces más que la sustancia y en este caso es evidente que se castiga con severidad desmedida a una revista que es opositora de la 4T.

A un político consumado como López Obrador no pudo pasarle por alto el significado que tendría –que ya tiene– la sanción a Nexos. Censura, es el acuerdo unánime, pero no parece importarle, él sigue en la línea de polarización con sus opositores.

La clase media ilustrada es una de sus predilectas para confrontarse, y no tanto por diferencias de criterio intelectual sino porque el presidente considera que investigadores y académicos convertidos en periodistas han vivido en condiciones de privilegio, y que con su silencio fueron cómplices del neoliberalismo; él –lo ha repetido– no está dispuesto a complacerlos con dinero y por eso los tiene en su contra.

censura de nexos
Ilustración: Hanna Barczyk.

Está bien que no pague por dormir conciencias, pero no que arremeta con todo el poder –no sólo el de la palabra– para castigar a quien critica sus acciones. Peor que a Nexos podía haberle ido a los centros de investigación y de promoción cultural dependientes del gobierno federal, a los que en mayo se ordenó reducirles 75% de su presupuesto para materiales, suministros y servicios generales, aunque en junio, Conacyt y la secretaría de Hacienda revirtieron la medida.

Son golpes a sectores de la clase media, de la que López Obrador se ha ganado su franca oposición sin detenerse a considerar el papel mediador que profesionistas, empleados, burócratas, artistas, investigadores, académicos y periodistas juegan entre los sectores poderosos y la mayoría ciudadana.

Otra respuesta inaceptable es la que ofreció el presidente ante la  divulgación de videos en los que su hermano Pío recibía casi tres millones de pesos en 2015 de manos de David León; su difusión fue un severo golpe al efecto que se ha buscado resaltar de la inculpación de Emilio Lozoya a legisladores de oposición, que habrían vendido su voto a favor de la reforma energética durante el gobierno de Peña Nieto.

pio y nexos
Pío y Andrés Manuel López Obrador (Foto: Alto Nivel).

Tan negativa e ilegal una acción como la otra; la de Pío por haber recibido dinero para fortalecer al partido Morena sin, al parecer, enterar al INE, autoridad que por ley debe fiscalizar cualquier entrada de dinero a los partidos; se habría cometido un delito electoral.

El Presidente, aunque dijo que se investigará el hecho, lo justificó considerando las contribuciones del pueblo como minúsculas, insignificantes en comparación al saqueo que habrían hecho Lozoya y asociados.

Si la medida del ilícito la da el monto de dinero involucrado, la falta administrativa de Nexos no ameritaría más sanción que una simple llamada de atención.


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