Contracorriente

Todo a favor de la vieja normalidad

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Las dos ruedas del tren de la recuperación tendrán que ser, por el lado derecho, la reanimación de inversiones, y por el izquierdo, políticas de Estado decididas a abatir las desigualdades. Sin una intervención del Estado, los mercados, por sí mismos, no resolverán ni la recuperación económica ni la mayor equidad en la distribución de sus beneficios.

De sobra se conocen las tendencias de las últimas décadas a invertir partes crecientes de las utilidades empresariales en especulación financiera, en vez de innovar y ampliar capacidades productivas, y nada hay que agregar sobre la concentración de riqueza al reconocimiento de que está fuera de control en el mundo.

No obstante, lo que han hecho hasta ahora los gobiernos de casi todos los países, refuerza esos lastres en vez de superarlos. Los Estados de las naciones ricas, empezando por Estados Unidos, han operado para inyectar trillones de dólares a sus respectivas economías, dizque para que no les falte liquidez a las empresas para realizar inversiones y a los consumidores para salir a gastar en bienes de consumo duradero.

peso a la deriva, covid-19
Imagen: El Espectador.

Dos problemas presentan hasta ahora esa derrama de emisión monetaria y recursos fiscales, que ya alcanza la marca –sin precedentes– del 10% del PIB mundial: el primero es que no se está generando la reacción esperada en inversiones y consumos, y el segundo, más importante aún, es que no conlleva una visión de futuro que pretenda alterar la vieja “normalidad” de la política económica y de los negocios.

Lo que hay, por lo pronto, son los mayores déficits presupuestales de la historia, una caída sin precedentes del PIB, riesgos de mayor volatilidad de los precios de todo tipo y alzas en cotizaciones bursátiles en plena recesión industrial, producto de la especulación.

Y es que al saberse que la pandemia va a durar mucho más tiempo del que se había previsto, ni las empresas están invirtiendo los apoyos que recibieron, ni las familias están consumiendo más con los cheques fiscales que les llegaron a sus domicilios, sino que buena parte la están ahorrando.

PIB mundial decrece
Imagen: Sectorial.co.

El registro de depósitos bancarios de Estados Unidos lo confirma; entre febrero y abril de 2020 casi se duplicaron, al pasar de 1.5 billones a 2.9 billones de dólares. Ese dinero recibe cero intereses de los bancos y si no se reactiva pronto la demanda de consumo como estímulo principal de las inversiones, montos crecientes se irán a los mercados bursátiles y monetarios a atizar la especulación.

Ya está ocurriendo, lo que explica que, por ejemplo, el Dow Jones Industrial acumule –en pleno desplome de la actividad– una ganancia de 6.91% en un mes, al 23 de junio, periodo en el que el índice Nasdaq va ganando 8.65% y el S&P 500 un muy buen rendimiento de 5.95%.

Por eso, el informe más reciente del departamento de Economía y Asuntos Sociales de la ONU advierte que la descomunal inyección de dinero puede no tener el suficiente impacto en el consumo y las inversiones.

recesión, peso mexicano
Imagen: Forbes México.

Y es que el problema medular de la recuperación no es la liquidez, sino que la demanda no ofrece estímulo a las inversiones por la extrema concentración de la riqueza y de los ingresos, causa de que el consumo del mercado haya crecido mucho menos durante las décadas del neoliberalismo, que el potencial de la planta productiva.

Por cierto, que el gobierno de México se negó a seguir la estrategia de endeudamiento público para elevar la liquidez a disposición empresarial, y con pocos recursos ofrece créditos escasos a muy pequeñas y medianas empresas, y a varios millones de personas.

Muchas propuestas reconocen la necesidad de “resetear” el capitalismo y todas ellas coinciden en que se debe fortalecer al Estado con sentido democrático y una ética favorable a la mayor equidad en la relación capital/trabajo, a lograr mayor justicia en la distribución del ingreso y a la protección de la vida y de la naturaleza.

Son ideas, pero que no encabezan la tendencia dominante hasta el momento.


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¿Cómo afectará el paro económico mundial, del cual México no escapa, la distribución del ingreso entre los hogares mexicanos? Es la pregunta que guía el trabajo del doctor Fernando Cortés para la serie de publicaciones del Centro Tepoztlán en torno a las implicaciones y posibles cursos de acción ante la pandemia.

Mientras se conocen los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, que se publicarán el año próximo, Cortés compara las distribuciones inmediatamente anteriores y posteriores a las tantas crisis económicas que hemos padecido.

Entre 1977 y 2010 México sufrió crisis profundas en 1982, 1994-5 y en 2008-9, así como una retracción económica de 2000 a 2003 derivada del estancamiento de la economía de Estados Unidos.

En todas esas crisis hubo menores ingresos monetarios por habitante y en todas, la desigualdad disminuyó “porque en todos los casos, han sido los hogares «más adinerados» los que más pierden”.

pobres
Ilustración: Víctor Velez,, “Pobreza” (irancartoon).

Todos los sectores han perdido ingresos siempre; como toda crisis, la actual dejará un número mayor de pobres en el país, pero los más pobres no suelen ser los más afectados –relativamente– en sus bajos ingresos, debido a que se trata principalmente de hogares rurales dedicados a actividades agrícolas de autosubsistencia.  

En los cinco primeros deciles de los diez en que están clasificados los hogares mexicanos según sus ingresos, abundan los hogares que, “en situaciones económicas difíciles, hacen uso intensivo de su fuerza de trabajo familiar, con lo cual neutralizan en parte las pérdidas de ingreso”.

En el décimo decil entran los hogares de profesionistas, artistas y trabajadores de la educación, funcionarios de los sectores público y privado, vendedores y agentes de ventas; están también las familias realmente ricas del país, sobre las que existen sospechas fundadas de que declaran menores ingresos.

Si en todas las crisis han sido los profesionistas, artistas, académicos y burócratas los más afectados en sus ingresos, lo serán más ahora que el gobierno, desde un año antes de la pandemia, rebajó nominalmente los salarios a los funcionarios públicos y este año recortó hasta 75% los presupuestos de las instituciones de educación superior.

Dicen los que entienden las motivaciones del presidente, que no es que aborrezca a los burócratas e investigadores, sino que considera que han vivido en situación de privilegio y que deben aceptar un sacrificio en la cruzada contra la pobreza.

cientificos sin dinero
Ilustración: Dante de la Vega (El Universal).

El hecho previsible es que la participación del decil 10 en el ingreso nacional disminuirá más este año que en crisis del pasado, lo que hará que también caiga la desigualdad en la distribución del ingreso; esa caída sería mayor en favor de la equidad, si no cayeran también los ingresos de los deciles más bajos, aunque lo hagan en proporción relativamente menor.

Cuánto caerán los ingresos monetarios de los cinco primeros decirles, dependerá de la eficacia de los programas sociales orientados a tratar de mejorar la calidad de vida de la población más vulnerable.

Al final del 2020, toda la población habremos sufrido baja en los ingresos monetarios, y si en alguna medida mejora la distribución del ingreso, será principalmente porque el decil de ingresos más altos será el que sufra mayor pérdida. O sea que la menor desigualdad será efecto de un empobrecimiento general, debido a la crisis económica global y a la propia de nuestro país. El trabajo de Cortés está accesible en el sitio web del Centro Tepoztlán.


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Quien considera cuestionada su autoridad, tiende a radicalizar expresiones con las que cree que la reafirma; ni el “ni los veo ni los oigo” de Carlos Salinas de Gortari fue tan lejos como el “no hay medias tintas (…) o se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país”, de Andrés Manuel López Obrador.

El presidente bien se ha ganado el distanciamiento de empresarios, más por su rijosidad que por falta de argumentos; con mucho menos razones, también se ha echado en contra a las clases medias en todo su espectro, desde burócratas hasta investigadores científicos a las que castiga en sus ingresos sin ofrecerles nada a sus expectativas de lo que pueden esperar de las acciones del gobierno.

Si además se descontrola la pandemia esta semana, cuando se cumplen los 14 días de la “reapertura” de algunas actividades, decretada en plena incandescencia del semáforo en rojo, el presidente, que no da ejemplo de distanciamiento social ni del mínimo cuidado del uso del cubrebocas, también perderá autoridad entre las principales víctimas, que ya están siendo las clases populares. 

Y eso a nadie beneficia; nada más peligroso para la sociedad, abrumada por crisis sin precedentes como estamos en México, en un entorno mundial que padece lo suyo, que la falta de un gobierno con credibilidad para convocar y organizar esfuerzos que mitiguen costos y apuren la construcción de una nueva normalidad.

4t y amlo
Ilustración: Rictus.

El presidente está cometiendo el mismo error que contribuyó al penoso fin que tuvieron gobiernos como el de Bolivia, Ecuador, Brasil y otros, que lograron avances sociales pero las prácticas personalistas y clientelares impidieron la construcción de asideros políticos plurales con empresarios medios y clases sociales, que no necesariamente representan a las fuerzas de la reacción ni de la oligarquía, aunque tampoco estén dispuestas a firmar un cheque en blanco, en nuestro caso, a la 4T, ni el gobierno tiene derecho a exigirlo.

El otro error importante en la experiencia de gobiernos que lograron cierta mejoría en la distribución del ingreso en sus países, fue que mantuvieron sustanciales continuidades con el neoliberalismo económico; en nuestro caso, además, se pretende la disciplina fiscal sin endeudamiento ni reforma hacendaria.

El resultado inevitable en Sudamérica fue que el alcance redistributivo fue mucho menor a las expectativas generadas entre los sectores favorecidos, y en cambio provocó la indignación y temores entre las clases medias, que no simpatizan con los llamados a la solidaridad social ni a los “sacrificios” en sus ingresos para ayudar a abatir la pobreza.

Las expectativas incumplidas de los sectores pobres y el conservadurismo congénito de las clases medias, fueron capitalizados por los discursos de derecha basados en una construcción caricaturesca de la idea de populismo, al que interesadamente suelen confundir con el comunismo.

Aunque termine su sexenio, que es lo mejor para el país, López Obrador no habrá conseguido disminuir la pobreza ni afectar las causas de ésta, que él atribuye a la corrupción, mientras siga alejando de su gobierno a sectores que pueden coincidir en los fines, aunque quieran, con toda razón y derecho, que los medios sean negociables, como todo en la buena política.


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Ante el derrumbe del modelo neoliberal en el mundo, dice el presidente López Obrador en su presentación de La nueva política económica en los tiempos del coronavirus, divulgada el 15 de mayo pasado, “sería un absurdo insistir en aplicar ese mismo paradigma para enfrentar la actual crisis económica (…), que en los hechos, provoca nuevos ciclos de concentración de la riqueza”.

Siendo esto cierto, que lo es, la alternativa que va siguiendo el gobierno es radicalmente más justa pero, ¿es viable económica y políticamente?; otros gobiernos progresistas, más cercanos a la socialdemocracia como el nuestro, que a cualquier corriente socialista o algo semejante, han fracasado y el fracaso de la 4T, como ya han dicho otros analistas, es el mayor peligro para México.

Detrás de la cuarentena sanitaria, en todo el mundo avanza una crisis económica y social en varios campos: la caída de la demanda de consumo por el confinamiento, la caída de la oferta por cierre de actividades y falta de insumos, la quiebra de empresas que no puedan soportar pagos de deudas, nómina, impuestos y demás; alto riesgo de una crisis financiera; la pérdida de empleos, que en México será mayor a un millón y de ingresos en todos los estratos sociales que, por supuesto, tendrá las peores consecuencias entre quienes viven en condiciones de pobreza.

pandemia en tiempos de lopez obrador
Imagen: Las Provincias.

Esa situación la están viviendo todos los países capitalistas, y en la mayoría de ellos, los gobiernos han resuelto endeudarse para inyectar sumas billonarias, sin precedentes, al objetivo de salvar de la quiebra al mayor número posible de empresas mediante apoyos fiscales y crediticios; en menor medida se refuerza el consumo de la gente.

La apuesta de López Obrador va en otro sentido sobre dos premisas: que el fin último del Estado es el bienestar general de la población, no “la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función del mero crecimiento”, y que “la separación entre el poder económico y el poder político se está convirtiendo en una realidad”.

La estrategia con la que pretende romper “el molde que se usaba para aplicar las llamadas medidas contracíclicas” se arma con varios elementos; el primero es que y “en vez de conseguir líneas de crédito para endeudar al país (…) nosotros estamos optando por intensificar el combate a la corrupción”.

Uno de esos frentes de combate es el influyentismo en la condonación de impuestos a grandes contribuyentes, para tener una recaudación significativamente mayor y recursos para reforzar los apoyos sociales al 70% de las familias del país.

Con los programas sociales y las remesas de migrantes, la apuesta es que estén “fortaleciendo la capacidad de compra o de consumo de la gente y con ello podremos reactivar pronto la economía”. El apoyo preferente es a los consumidores pobres, no a las empresas como en otros países, lo cual será insuficiente, a menos que haya capital privado en México dispuesto a evitar una gran letalidad empresarial.

Otra apuesta muy fuerte (incierta) es a que el 30% restante de la población “aproveche la posibilidad de hacer negocios, de obtener ganancias lícitas y progresar sin trabas o ataduras”, y que más empresas vean en el enfrentamiento entre China y Estados Unidos la ampliación del campo de negocios del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

choque Estados Unidos, China, Mexico
Ilustración: Gustavo López (B2B Vanguardia Industrial).

Apuesta, por último, a que las clases medias y las de mayores ingresos reconozcan que la solución de fondo para vivir libres de miedos y temores, pasa por enfrentar el desempleo y la pobreza, por evitar la desintegración familiar y la pérdida de valores, y por favorecer la incorporación de los jóvenes al trabajo y al estudio.

La estrategia tiene grandes obstáculos a su viabilidad; algunos ejemplos: el primero es ir en contra de lo que predomina en el mundo, que es lo que Max Weber denominó el “espíritu capitalista”, men­talidad y actitud que aspira sistemática y permanentemente al lucro. No es un espíritu justiciero, ni es ético, ni se propone asegurar el bienestar social ni el derecho a la felicidad, ni se le critica por eso porque no es su propósito. Sus reglas están hechas para la amplia­ción de las ganancias empresariales, y el mercado y los organismos financieros internacionales le cobran implacablemente a los gobiernos o empresas que pretendan ir en contra.

Otro obstáculo es que lo que predomina en México no son leyes e instituciones que se hubieran conformado para reproducir condiciones sociales básicamente igualitarias, sino al contrario, han contribuido a perpetuar las diferencias y los privilegios. La transformación que dice el gobierno haber alcanzado en ese orden, es objeto de las mayores descalificaciones y de la fuerte oposición de intereses afectados, y no acaba de consolidarse ni de convencer a las clases medias para tener su apoyo.

mexico de lopez obrador
Ilustración: Ricardo Figueroa (Nexos).

Los medios de comunicación con los que el presidente está en rencilla cotidiana, sin excepción, tienen muchos temas para criticar con razones, como que la corrupción permite que algunos personajes del círculo cercano sean intocables; prensa, radio y TV con pocas excepciones, son otro obstáculo formidable que las “mañaneras” no suplen como fuente de información social.

Al salir de la cuarentena económica, podríamos encontrarnos ante un gran desempleo, quiebras empresariales, estar al borde de una crisis financiera y de una crisis social en grados que dependerán de la eficacia de la estrategia gubernamental y de la disposición empresarial a invertir ante el momento de salvarse de la quiebra.

Como sea lo que nos espera, es momento de entrar en cordura, de entender que López Obrador es fruto del país que crearon las élites, que la corrupción y las desigualdades tienen que abatirse, y que el mayor riesgo para México es que el gobierno fracase y sus bases pierdan toda esperanza de reivindicación.


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Previendo que la cuarentena de actividades económicas elevará peligrosamente la insolvencia de muchas empresas cuando llegue el momento de pagar sus deudas, la bancada del PRI en el Senado presentó la iniciativa de una Ley de Concursos Mercantiles de Emergencia.

Sin duda, los bancos verán crecer su cartera vencida, pero mejor que una ley que facilite a los deudores la reducción y diferimiento de sus pagos, sería que los bancos ofrezcan una reducción drástica de las tasas de interés que cobran, y que pocas empresas podrán pagar.

La verdad es que ante la iniciativa senatorial, la Asociación de Bancos de México argumentó que la iniciativa aumentaría el riesgo de impago de los créditos otorgados, lo que afectaría no sólo la “salud del sistema”, sino la oferta crediticia en volumen y en costos; habría menos créditos y ¡MÁS CAROS!

cuotas de bancos
Ilustración: Freepik.

Los créditos comerciales en México ya son de los más caros del mundo; un par de ejemplos. Llegó a mi correo un mensaje publicitario de BBVA ofreciéndome 100 mil pesos a través de mi tarjeta de crédito. “Una preocupación menos” dice el aviso, como si lo fuera tener que pagar una tasa 3.08% de interés mensual, que en un año se convierte en 36.96%.

Pregunté, a través de internet, al propio BBVA, pero de Colombia, por el costo de un crédito a través de la tarjeta VISA ro, y encontré que la “Tasa efectiva anual” es del 21,58%, más de 15 puntos de diferencia con lo que se cobra en México.

Además, allá la anualidad por el uso de la misma tarjeta es 285 pesos mexicanos, no los 2,350 pesos que acabo de pagarle a Scotiabank.

Con los créditos hipotecarios sucede algo parecido. El BBVA en Colombia cobra como “Tasa efectiva anual crédito hipotecario” 9.89% y en la filial en México, la “Tasa de interés ordinaria fija y anual” es de 13.30%

¿Qué tiene el mercado colombiano, o el banco central colombiano que los bancos vieron y no han visto en México? El Banco de México tiene atribuciones de ley para moderar lo que nos cuestan los servicios financieros, pero no se ha decidido a ejercerlas.

deudas
Ilustración: Edel Rodriguez.

Por cierto, el Banxico dispuso prestarle 350 mil millones de pesos a los bancos comerciales y a los de desarrollo, a un interés de 5.5% anual (esta semana), con la indicación de que los canalicen a las micro, pequeñas y medianas empresas, y a personas afectadas por la cuarentena sanitaria y económica.

Me relató un lector, propietario de un hotel al que llegaban muchos turistas por su céntrica ubicación en Oaxaca, que se acercó a Banorte, su banco, para preguntar por los créditos del Banxico a pequeños negocios; como respuesta obtuvo que aún no estaban activados. Cuando lleguen a los bancos las circulares del Banxico activándolos, ¿establecerán el margen que los bancos pueden aumentarle al 5.5% que les costará ese dinero, o se permitirá que el oligopolio bancario fije las tasas a su absoluta conveniencia?

A la pandemia debe seguir un proceso de recuperación económica que será mucho más largo y difícil –y letal para muchos negocios– si Banxico permite que la banca extranjera –administradora del ahorro y crédito del país– cuadruplique o hasta decuplique las tasas que paga por su fondeo.

No hay recuperación de empresas posible sin crédito, que es lo que ocurriría en los hechos a las tasas de interés vigentes.


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Las crisis, como las que estamos padeciendo en el mundo entero, dejan al descubierto los problemas y pocas veces las soluciones, pero siendo profundas como la sanitaria, la económica y la geopolítica, dan lugar a la esperanza de que la nueva normalidad sea mejor que la que originó la crisis.

Entre la identificación de los problemas y la esperanza de cambios, el Washington Post quiso dejar muy clara su perspectiva al encabezar un editorial de la casa el 20 de marzo pasado señalando que, “O muere el capitalismo salvaje o muere la civilización humana”.

Se refería a una de las crisis contemporáneas que ha venido gestándose durante décadas, que es la del modelo económico causante de desigualdades extremas y polarización política y social en Estados Unidos y por extensión, a otras partes del mundo; ese modelo ya no tiene soluciones de fondo.

hegemonia y covid-19
Imagen: La Kolmena.

También el equipo editorial del New York Times se refirió el 9 de abril pasado al agotamiento de ese modelo y a la esperanza de que la nación vuelva a ofrecer seguridades de una libertad ciudadana basada en la estabilidad y la prosperidad. La seguridad humana a la que hay que aspirar, es a la ausencia de miedo, ausencia de necesidades, ausencia de víctimas de desastres, confianza en un estado de derecho y regocijo en la diversidad cultural, escribe Úrsula Oswald en un artículo indispensable.

Pero no sólo estamos ante el agotamiento del modelo económico, sino que se nos cruza otra crisis en peligroso estado de descomposición y polarización política, que es la decadencia de la hegemonía global que ha ejercido Estados Unidos desde 1945.

Tras el colapso de la Unión Soviética y el fin de la guerra fría, el poderío militar y económico estadounidense conformó un mundo unipolar, pero China ya entró a la disputa por la hegemonía global con Norteamérica y cuenta, para ello, con capacidades científicas en respaldo de su competitividad comercial, que está convirtiendo en una estrategia monetaria para desafiar el monopolio del dólar estadounidense.

No se resolverá en pocos años ni estará ausente de caos y violencia.

Xi Jinping y Donald Trump
Grafiti del Parque del Muro, en Berlín (EFE; El Clarin).

China aprovechó el frenón económico global, forzado por la pandemia del COVID-19, para presentarse como la primera nación en operar una moneda virtual con respaldo del Banco Central, es decir, sustituta del papel moneda; el sistema se puso a prueba a fines de abril en cuatro ciudades.

El China Daily, periódico dirigido a la audiencia internacional que el gobierno suele usar como guía de su política, explicó que “Una moneda digital soberana proporciona una alternativa funcional al sistema de pagos en dólares” –cimiento y base de la hegemonía global estadounidense–, y agrega el diario que el dólar estadounidense y el digital soberano de China pueden operar como sistemas de pagos uno al lado del otro “o, si es necesario, de forma mutuamente excluyente”.

La buena noticia para México es que la guerra entre Estados Unidos y China por la hegemonía global, ampliará las oportunidades del sector exportador de nuestro país.

moneda digital china
Imagen: Getty Images.

La mala noticia es que el sector exportador no jala al resto de la economía y que, en ausencia de una política industrial, el riesgo es que se profundice la integración asimétrica con Estados Unidos, cuyo desplazamiento gradual como potencia imbatible la hará cada vez más peligrosa; AMLO ha logrado sosegar al neofascista Trump, pero las estrategias estadounidenses serán cada vez más desesperadas, con Trump o un demócrata en el gobierno.

Una esperanza para México de tener un lugar en la recomposición geopolítica que causará el traslado del eje económico y político del mundo al Asia oriental, es que se recupere la presencia y liderazgo que perdió en gran parte de América Latina y ganar con ello peso en las negociaciones que vienen.

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Así como se trata de evitar la muerte injusta de personas, es necesario afinar los sistemas fiscal y financiero para tratar de reducir la quiebra de negocios, de ingresos familiares y los riesgos de una crisis bancaria.

No se trata de adelantar la reactivación de actividades poniendo en riesgo vidas de personas; hay que cumplir los protocolos y esperar a que los epidemiólogos indiquen dónde y con qué gradualidad empezar a reabrir actividades.

El plan de rescate económico tiene que asumir varias condiciones extraordinarias que requerirán movilizar recursos monetarios, también extraordinarios.

Los resultados que tendrán negocios de todo tamaño este año serán malos, y los ingresos familiares se reducirán; la mejor manera de sacarlos adelante es abriéndoles acceso a créditos, en montos suficientes y condiciones de intereses y plazos en que los puedan pagar.

No se trata solamente de resolver problemas de liquidez de corto plazo, sino principalmente de reponer pérdidas de activos y de ingresos familiares, y de hacerlo cuanto antes para evitar quiebras masivas –irreversibles– y apurar la vuelta a la normalidad.

deudas coronavirus
Ilustración: Mathew Kurian.

En tiempos normales, la función del crédito es financiar proyectos de expansión, de crecimiento, de adquisiciones nuevas; lo extraordinario ahora es la necesidad de financiar la reposición de pérdidas para asegurar la supervivencia de millones de negocios, lo que hace a quienes necesiten de esos recursos, muy malos sujetos de crédito conforme a los protocolos bancarios.

Ahí es donde tiene que intervenir el Banco de México, tanto para fortalecer la liquidez de los bancos como para aplicar la Ley para Regular las Agrupaciones Financieras según la cual, “el Banco de México regulará las Comisiones y tasas de interés” de los bancos.

Lo primero, elevar la liquidez de los bancos, lo acordó hace 15 días el Banco de México con recursos por 750 mil millones de pesos para recibir instrumentos de baja liquidez en garantía, a cambio de otros papeles y de efectivo.

Está bien eso; no se parece al Fobaproa, porque el Banxico no está comprando esos títulos depreciados, como se hizo en 1998 con la cartera incobrable de los bancos, sino que los está tomando en garantía por la entrega de otros de mayor valor de mercado, diferencia de precio que constituye un préstamo del banco central a los privados y a la banca de desarrollo, a una tasa de 6 por ciento anual.

Sin embargo, la liquidez bancaria no asegura que la banca otorgue los créditos que necesitará la economía del país para superar la crisis.

creditos para la pandemia
Ilustración: 123RF

Se requerirá también que el Banco de México ejerza las atribuciones que le confiere el artículo 4 de la ley citada conforme a la cual, “regulará las comisiones y tasas de interés, así como cualquier otro concepto de cobro de las operaciones celebradas por las Entidades Financieras con Clientes”.  

Hasta donde sabemos, tales atribuciones no han sido ejercidas, lo que explica que México sea el paraíso de los bancos extranjeros. Aquí operan con márgenes de intermediación financiera que promedia 8%, cuando en Chile y en España –por ejemplo– lo hacen con 1.6% (Auditoría Superior de la Federación, 2017).

La economía de México va a necesitar recursos extraordinarios que deben quedar razonablemente bien distribuidos y para ello, no hay mejor medio que el crédito, pero el plan debe asegurar que llegue a quien lo necesite y que los bancos lo otorguen en condiciones de plazo e intereses que los puedan pagar las micro, pequeñas, y medianas empresas, y las familias afectadas por la cuarentena.

Alemania acordó acciones de rescate crediticio de empresas con recursos equivalentes al 22% de su PIB, lo que nos da clara idea de cómo están midiendo otros gobiernos la salida de este parón económico.

Un plan semejante en México tendría que contemplar recursos por el equivalente, al menos, del 10% de nuestro PIB. Las medidas aprobadas por el Banco México el 21 de abril, apoyan el funcionamiento del sistema financiero hasta por 750 mil millones de pesos que, sumados “a lo ya implementado, el total es equivalente al 3.3% del PIB de 2019”.


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Banxico al rescate bancario

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Las empresas inactivas y el desempleo que va dejando la cuarentena sanitaria, terminará por generar un doble desafío financiero: una cartera vencida de créditos de la banca y la urgencia de préstamos a micro, pequeñas y medianas empresas para resarcir su capital de trabajo.

“A fin de reducir la posibilidad de que las instituciones de crédito tengan un comportamiento pro-cíclico”, es decir, que corran la misma suerte que miles de empresas afectadas por la cuarentena, el Banco de México inició la semana pasada medidas para que no les falte liquidez, y “puedan cumplir su función prioritaria de proveer financiamiento a la economía”.

Es un pre-rescate bancario consistente, principalmente en que el Banxico les reciba recursos no líquidos como garantía, tales como certificados bursátiles y de deuda corporativos “que han disminuido su operatividad”, o sea, que están depreciados y nadie los compra, y a cambio entregará otros títulos.

A esos intercambios –supuestamente temporales, si no serían compras– se aplicarán 500 mil millones de pesos con la intención, repetimos, de que los bancos tengan liquidez para que puedan seguir dando créditos.

banxico al rescate bancario
Ilustración: Baird Hoffmire.

Si el problema es de liquidez, ¿no sería más conveniente apoyar a la banca adelantándole pagos al capital adeudado del Fobaproa (IPAB), por el cual se pagan intereses reales, por lo visto insuficientes porque de los 552 mil millones de pesos originales, el año pasado se debía un billón 32 mil 288 millones de pesos? Cosa de que se pusieran de acuerdo Hacienda y el banco central.

Volviendo a las medidas anunciadas por Banxico para que la banca no deje de dar créditos; el problema es que quienes más necesitarán préstamos, serán las empresas y personas que a consecuencia de la cuarentena sanitaria, habrán perdido capital de trabajo y tendrán deudas sin pagar, razones por las que los bancos –que no son hermanas de la caridad– no los consideraran sujetos de crédito.

Es decir, que los 500 mil millones que aporta Banxico a la liquidez bancaria se colocarán conforme a la demanda de mercado y garantías con que cuenten los solicitantes de crédito.

Solamente 250 mil millones están dirigidos a “proveer recursos” a los bancos para que, específicamente, canalicen créditos a micro, pequeñas y medianas empresas, y a personas físicas afectadas por la pandemia. Sin embargo, tampoco en este caso se establecen parámetros sobre intereses y plazos a cobrar por los bancos a quienes resulten acreditados. Existe la posibilidad de que lo haga.

economia banxico
Ilustración: Katie Gorbacheva.

Si conforme a las reglas bancarias no se les otorga crédito a deudores morosos, y las PyMEs saldrán de la cuarentena siéndolo, es muy probable que Banxico descuente los créditos como banca de segundo piso, lo que le permitiría poner las condiciones de tasas y plazos a los intermediarios de esas operaciones.

A final de cuentas, lo que debería ser claro es que son las empresas y personas las que tienen que ser rescatadas del paro económico, no el negocio bancario, aunque ciertamente se requiere de un sistema de intermediación financiera en buenas condiciones para operar.

Si el PIB de este 2020 cae, como se anticipa, alrededor de 10%, pronto se requerirán muchos más recursos que los 750 mil millones actuales, para otorgar créditos suficientes, baratos y a largo plazo a la planta productiva y a las personas afectadas.

A ello suma el acuerdo el Banco Interamericano de Desarrollo y el Consejo Mexicano de Negocios para financiar, hasta con 12 mil millones de dólares a las PyMEs que están en la cadena de valor de las empresas grandes afiliadas al consejo. Además, puede resultar una muy buena experiencia pedagógica de soluciones empresariales, que dejan de esperar canonjías del gobierno.


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