En Perspectiva

9 cosas que no debe hacer

Lectura: 5 minutos

Poco a poco, cuando el estrés empieza a hacer estragos en nuestra vida, descubrimos la posibilidad de aprender a gestionar nuestras emociones. Una novedad en términos generacionales, pues eso es algo que no les ha sido enseñado a las generaciones previas.

La clave de la gestión adecuada de las emociones es considerar tanto lo que no se debe hacer como lo que sí debe hacerse. Así lo sostienen los estudios realizados por el Dr. Travis Bradberry, del Centro de Investigación Talentsmart de Estados Unidos, en el que ha analizado a más que un millón personas. Con ello se ha podido demostrar que las capas superiores de las organizaciones se ocupan con gente de alto desempeño en cuanto a inteligencia emocional se refiere (90% para ser exactos).

En consecuencia, resulta interesante conocer aquellas cosas que las personas emocionalmente inteligentes son cuidadosas en evitar con la finalidad de mantenerse así mismos tranquilos, enfocados y en control. Estas personas buscan conscientemente evitar los siguientes comportamientos, porque saben lo fácil que resulta caer en ellos si uno no es cuidadoso.

Si bien, la lista siguiente nos es exhaustiva, éstas son algunas de las nueve cuestiones clave que evitan las personas emocionalmente inteligentes y de alto rendimiento:

1.- Ellos no dejan que nadie limite su alegría

Cuando tu sentido del placer y satisfacción se deriva de compararte con otros, a partir de ese momento ya no eres más el amo de tu propia felicidad. Cuando las personas emocionalmente inteligentes se sienten contentos por algo que han hecho bien, no dejan que la opinión de nadie les arrebate esa satisfacción y esa sensación de logro.

Es cierto que resulta imposible substraerse totalmente de lo que los demás piensan de uno, pero no debemos compararnos con otros todo el tiempo. Las opiniones de otras personas siempre deben tomarse con cautela. El verdadero valor de uno mismo viene de nuestro interior, independientemente de lo que otras personas puedan pensar. Lo que es un hecho, es que uno nunca será tan malo o tan bueno como lo piensa la gente.

2.- Ellos perdonan fácilmente, pero no olvidan

Las personas emocionalmente inteligentes son rápidas para perdonar, pero eso no significa que olviden.

Perdonar significa dejar ir lo que ha ocurrido, pero no significa darle al agresor otra oportunidad. Las personas emocionalmente inteligentes se resisten a ser frenadas innecesariamente por los errores de otros, así que se apuran a tomar distancia de ellos y son firmes en la protección de sí mismos contra futuros daños.

3.- Ellos no mueren en la lucha

Las personas emocionalmente inteligentes saben lo importante que es vivir para luchar otro día. En conflicto con la emoción, no debe uno afirmarse en el terreno para luchar esa clase de batalla que sabes te dejará severamente dañado. Cuando lees y respondes correctamente a tus emociones, entonces eres capaz a elegir tus batallas sabiamente y sólo te afirmas en tu posición cuando el tiempo es el correcto para ganar.

4.- Ellos no priorizan la perfección

Las personas emocionalmente inteligentes no buscan la perfección como su objetivo, porque saben que no existe. Los seres humanos, por nuestra propia naturaleza, somos falibles. Cuando la perfección es tu meta, quedará en ti siempre una sensación de fracaso, y te la pasarás lamentando, buscando la causa de tu falla y de aquello que debiste haber hecho diferente, en vez de disfrutar de lo que fuiste capaz de alcanzar.

5.- Ellos no viven en el pasado

El fracaso puede erosionar tu autoestima y hacer que sea duro de creer que puedes alcanzar un mejor resultado en el futuro. Más aún, el fracaso es el resultado de tomar riesgos y de intentar alcanzar algo que no es fácil. Las personas emocionalmente inteligentes saben que el éxito descansa en la capacidad de encarar el fracaso y eso no puede suceder si se vive en el pasado. Alcanzar algo de valor siempre va a demandar tomar algunos riesgos y usted no puede permitir que el pasado disminuya su confianza en sus capacidades para alcanzar el éxito. Cuando vives en el pasado, éste se convierte en tu presente y limita tu capacidad de avanzar.

6.- Ellos no residen en los problemas

Las personas con alta inteligencia emocional se cuidan de no establecerse en sus problemas. Donde usted enfoque su atención determinará su estado emocional. Cuando se establece en los problemas que vive, crea y prolonga un estado emocional negativo con alto contenido de estrés, situación que mina su rendimiento. Por el contrario, cuando usted se enfoca en acciones para mejorarse a sí mismo y a sus circunstancias, crea una sensación de eficacia personal que produce emociones positivas y mejora su desempeño. Las personas emocionalmente inteligentes no se atascan en los problemas porque saben que son más efectivos si se enfocan en soluciones.

7.- Ellos no permiten gente negativa a su alrededor

Los quejumbrosos son malas noticias, porque sólo se revuelcan en sus problemas y fallan en enfocarse en soluciones. Estas personas buscan reclutar a más personas a su “partido de la lástima” para que así puedan sentirse mejor sobre ellos mismos. Las personas frecuentemente se sienten presionadas a escuchar a los quejumbrosos, porque no quieren ser vistos como insensibles o groseros, pero hay una tenue línea entre prestar un oído comprensivo y verse drenado por su espiral de emociones negativas. Uno puede evitar esta situación simplemente poniendo límites y distancia cuando sea necesario. Velo de esta manera, si esa persona fuera un fumador, ¿te sentarías a su lado toda la tarde inhalando su humo tóxico pasivamente? Tú debes poner distancia de por medio y hacer lo mismo con los quejumbrosos. Una gran manera de establecer límites es preguntarles a los quejumbrosos cómo han pensado arreglar esa situación. Los quejumbrosos se quedarán callados o conducirán la conversación en una dirección más productiva.

8.- Ellos no sostienen rencillas

Las emociones negativas rencorosas son en realidad una respuesta al estrés. El sólo pensamiento acerca del acontecimiento implicado envía al cuerpo la indicación de prepararse para la batalla. Cuando una amenaza es inminente, esta reacción es esencial para la supervivencia, pero cuando una amenaza es historia antigua, sujetarse a ella genera un estrés sostenido que provoca estragos en el cuerpo y a la larga tiene consecuencias devastadoras en la salud. De hecho investigadores en la Universidad de Emory han demostrado la contribución del estrés a la presión alta de sangre y a las enfermedades del corazón. Tener rencor es tener estrés y las personas emocionalmente inteligentes tratan de evitarlo a toda costa. Aprender a dejar ir al rencor voluntariamente no sólo lo hará sentirse bien ahora, sino a la larga también mejorará su salud.

9.- Ellos no dicen Sí a menos que realmente lo quieran

Una investigación realizada en la Universidad de California en Berkeley muestra que mientras más dificultad tenga la persona en decir “No”, es más probable que experimente estrés, agotamiento laboral, e incluso depresión. Decir “No” es uno de los principales desafíos para la mayoría de la gente, especialmente en culturas como la mexicana. “No” es una poderosa palabra que no debe uno tener miedo de esgrimir. Cuando es momento de decir “No”, las personas emocionalmente inteligentes evitan frases tales como “No creo que pueda”, “Haré todo lo posible“ o “No estoy seguro”. Decir “No” a un nuevo compromiso honra tus actuales obligaciones y te da la oportunidad de atenderlas satisfactoriamente.

Aprender a gestionar nuestras emociones, reconociendo el papel central que estas tienen en nuestra calidad de vida, es un cambio cultural significativo para nosotros los mexicanos. Sin embargo, entender su valor y los dividendos que ello arrojará tanto en lo personal como en nuestras relaciones sociales nos permitirá cada vez más… Vivir con Sentido.

Un México para la 3era. Edad

Lectura: 7 minutos

La nobleza de una sociedad se materializa en las condiciones de bienestar que es capaz de garantizarle a las Personas de Avanzada Edad. Después de una vida de esfuerzo la sociedad debe reconocer la contribución de los adultos mayores al desarrollo económico y social, y proveer los satisfactores necesarios, en forma de bienes o servicios, frente a los retos vinculados al envejecimiento demográfico.

Por tal motivo, recientemente la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida analiza las cifras que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó como parte de un conjunto de indicadores que nos muestran las condiciones objetivas sociodemográficas de la población de 60 y más años.

Conforme a las proyecciones que estima el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en 2017 residen en el país 12´973,411 personas de 60 y más años, de los cuales 53.9% son mujeres y 46.1% son hombres. Cabe señalar que una cuarta parte de los adultos mayores (24.3%) reside en localidades menores de 2 500 habitantes. Es importante reconocer que si se considera que la población tiene una mayor esperanza de vida (75.3 años para 2017) y la fecundidad es cada vez menor (2.21 hijos por mujer), entonces el peso relativo de los adultos mayores toma mayor relevancia en la estructura por edad. Entre 1970 y 1990, el porcentaje de adultos mayores respecto a la población total pasó de 5.6 a 6.2%; para 2017 dicho porcentaje es de 10.5% y de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, su tendencia esperada en los próximos años la colocan como una de las transformaciones sociales de mayor trascendencia del siglo XXI.

Por ello es muy importante mantener en la agenda pública la necesidad de que el Estado Mexicano realice los programas de acción necesarios para que los adultos mayores gocen de una vida digna. Así se pone de manifiesto en el Programa Iberoamericano de Cooperación sobre Adultos Mayores aprobado en 2011 y en la Carta de San José sobre los Derechos de las Personas Mayores de América Latina y el Caribe realizada en 2012, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas.

Hogares y Apoyos Institucionales

Conforme al Artículo 5 de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, las personas de 60 y más años deben “recibir protección por parte de la comunidad, la familia y la sociedad, así como de las Instituciones federales, estatales y municipales”. Habría que señalar que la familia es un espacio en el cual sus integrantes satisfacen sus necesidades afectivas y económicas.

Datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2016 señalan que en el país hay 33.5 millones de hogares y en 30.1% de estos reside al menos una persona de 60 y más años. La composición de los hogares, donde vive al menos un adulto mayor, es clasificada como familiar en un 83.5%, en tanto que el resto (16.5%), lo conforman los hogares unipersonales o corresidentes (donde no hay ningún lazo de parentesco entre sus integrantes).

Un aspecto que vulnera a las personas de edad es no tener un apoyo al interior del hogar. En el país hay 1.6 millones de personas de 60 y más años que viven solas y la mayoría son mujeres (63 por ciento). Otro aspecto que vulnera a los hogares con al menos un adulto mayor es que su único ingreso proviene de una o varias personas que tienen 60 y más años: 37.1% (3.7 millones) de estos hogares cumple con dicha condición.

Mortalidad y Servicios de Salud
El aumento de la sobrevivencia ha provocado que la mayor parte de las defunciones se den en edades avanzadas. De las 656 mil muertes registradas en 2015, de acuerdo con las Estadísticas de mortalidad 2015 (INEGI), 64.7% correspondieron a personas de 60 y más años. Cabe señalar que las enfermedades del sistema circulatorio (32.5%); las enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas (20.1%); los tumores (13.1%); las enfermedades del sistema respiratorio (10.7%), y las enfermedades del sistema digestivo (9.1%) son las principales causas de muerte entre la población de 60 y más años. De manera conjunta representan 85.5% las defunciones en este grupo de edad.

Distribución porcentual de las defunciones de la población de 60 y más años por causas de muerte 2015 (lista especial de tabulados <tabulación 1 para la mortalidad>CIE-10).
Fuente: INEGI. Estadísticas de mortalidad 2015. Base de datos.

Al ser un grupo en el cual las enfermedades se hacen presentes de manera cotidiana, la derechohabiencia resulta ser un beneficio de gran ayuda para las familias. Conforme a las estadísticas de mortalidad, las personas de 60 y más años que fallecieron en 2015, 15.8% no tenían derechohabiencia.

Por último, hay que destacar el gasto que los integrantes del hogar realizan en salud. De acuerdo con datos de la ENIGH 2016, poco más de la mitad de los hogares donde hay un adulto mayor se realizó un gasto en este rubro (53.7%), el cual corresponde a la atención ambulatoria, hospitalaria o en medicinas. Es importante señalar que en la Carta de San José, existe el compromiso de “promover la universalización del derecho a la salud de las personas mayores” como un aspecto intrínseco de su calidad de vida.

Ocupación

Hay una gran cantidad de población que llega a la vejez trabajando o buscando trabajo. Se observa que, entre los adultos mayores, la población económicamente activa (PEA) es predominantemente masculina y disminuye conforme avanza su edad. Información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) así lo muestra.

Durante el primer trimestre de 2017, la tasa de participación económica de la población de 60 y más años es de 33.9%; en los hombres es de 50.9% y en las mujeres de 19.6 por ciento. Por edad, esta tasa es 3.5 veces mayor en la población de 60 a 64 años (49.6%), respecto a la que tiene 75 y más años de edad (14.3 por ciento). Cabe señalar que el porcentaje de la población de 60 y más años que no es económicamente activa es del 66.1%, y de estos, más de la mitad se dedica a los quehaceres del hogar (54 por ciento).

Dos aspectos que se distinguen de la población ocupada que tiene 60 y más años (4.8 millones), es que prácticamente la mitad labora por cuenta propia (49%) y aunque la proporción no es tan grande, existe población que no percibe remuneración alguna por su trabajo (4.4 por ciento). Por su parte, de los adultos mayores que se ocupan de manera subordinada y remunerada (37.8%), la mayoría no tiene acceso a instituciones de salud por su trabajo (60.8%); labora sin tener un contrato escrito (61.8%) y casi la mitad (47.7%) no cuenta con prestaciones. De hecho, 73.2% trabaja de manera informal.

Distribución porcentual de la población ocupada de 60 y más años por posición en el trabajo 2017

Fuente: INEGI-STPS. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2017. Primer trimestre. Base de datos.

Actividades deportivas y recreativas

De acuerdo con información de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2014, 24.1% de los adultos mayores declaró hacer deporte o ejercicio físico y el tiempo promedio dedicado a la semana es de 4.3 horas. En cuanto a la asistencia a eventos culturales, deportivos y de entretenimiento, 8.3% de las personas de 60 y más años dedican parte de su tiempo a estas actividades con un promedio de 4.1 horas a la semana.

Hay que señalar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) argumenta que “en general, la evidencia disponible demuestra de forma contundente que, en comparación con los adultos mayores menos activos (hombres y mujeres), las personas mayores físicamente activas: presentan menores tasas de mortalidad por todas las causas: cardiopatía coronaria, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2, cáncer de colon y de mama, y depresión”.

Vivienda

La OMS señala la importancia de generar comunidades adaptadas a la tercera edad ya que “los entornos físicos y sociales son determinantes clave para que las personas puedan mantenerse saludables, independientes y autónomas durante su vejez”. La vivienda resulta ser un espacio que se debe adaptar a las necesidades de las personas en edad avanzada, la cual debe contar con los servicios básicos y con los materiales de construcción adecuados para que el adulto mayor no padezca enfermedades.

La Encuesta Intercensal 2015 señala que en las viviendas donde reside al menos un adulto mayor, 18% usa como principal combustible la leña o el carbón; 6.4% no cuenta con drenaje; 4.8% no tiene agua entubada y 3.8% tiene piso de tierra.

Porcentaje de viviendas donde reside al menos una persona de 60 y más años por característica de la vivienda 2015

Fuente: INEGI. Encuesta Intercensal 2015. Consulta interactiva de datos.

Un aspecto que no hay que dejar de lado son los adultos mayores que residen en departamentos (4%). En muchos casos, subir escaleras no resulta conveniente, sobre todo para aquellos adultos mayores que tienen problemas de salud, discapacidad o alguna limitación; aspecto que no queda claro que haya sido ponderado adecuadamente con la verticalización de la política de vivienda.

Mensajes clave:

• Urgimos a las autoridades y a la sociedad a no escatimar esfuerzos para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas mayores, trabajar en la erradicación de todas las formas de discriminación y violencia y crear redes de protección de las personas mayores para hacer efectivos sus derechos. Al cuidar sus derechos, los adultos mayores podrán mejorar su calidad de vida y no verse vulnerables ante cualquier situación de discriminación o maltrato a su persona.
• El apoyo económico de familiares fuera del hogar o instituciones gubernamentales, resulta ser de gran valía en los gastos que realizan los integrantes del hogar donde reside un adulto mayor. De acuerdo con la información de la ENIGH 2016, del total de adultos mayores, 6.7% recibe remesas, 28.8% recibe donativos de otros hogares e instituciones públicas, mientras que 49.2% recibe apoyos por programas gubernamentales.
• Es importante señalar que en la Carta de San José, existe el compromiso de “promover la universalización del derecho a la salud de las personas mayores” como un aspecto intrínseco de su calidad de vida.
• Dos aspectos que se distinguen de la población ocupada que tiene 60 y más años (4.8 millones), es que prácticamente la mitad labora por cuenta propia (49%) y aunque la proporción no es tan grande, existe población que no percibe remuneración alguna por su trabajo (4.4 por ciento).
• En general, la evidencia disponible demuestra de forma contundente que, en comparación con los adultos mayores menos activos (hombres y mujeres), las personas mayores físicamente activas: presentan menores tasas de mortalidad por todas las causas.

Victimización, Percepción y Desempeño

Lectura: 3 minutos

Delitos del Orden Común al 2016

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó la séptima edición de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE) 2017. La Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida afirma que la seguridad pública es uno de los aspectos más importantes que inciden en un entorno propicio para el bienestar individual y colectivo. Por lo anterior, resulta interesante contrastar la brecha entre el comportamiento objetivo de la delincuencia, expresado en la medición de victimiación; la percepción de la sociedad sobre el fenómeno; y finalmente el desempeño efectivo de las autoridades en su combate o contención.

Es importante destacar que las estimaciones estadísticas sobre victimización se refieren principalmente a los delitos del orden común (competencia de las autoridades locales) robo total de vehículo; robo parcial de vehículo; robo en casa habitación; robo o asalto  en calle o transporte público; robo en forma distinta a las anteriores (como carterismo, allanamientos con robo en patio o cochera, abigeato); fraude; extorsión; amenazas verbales; lesiones y otros delitos distintos a los anteriores (delitos sexuales). No incluye delitos federales como narcotráfico, delincuencia organizada, robo de combustible y trata de personas.

Principales resultados

  • Victimización

La encuesta muestra 24.2 millones de víctimas de 18 años y más, lo cual representa una tasa de prevalencia delictiva de 28,788 víctimas por cada cien mil habitantes durante 2016, cifra estadísticamente equivalente a las estimadas de 2013 a 2015. Lo que en otras palabras significa que si bien no existe una mejora significativa, la incidencia tampoco muestra un incremento estadístico destacado.

La tasa de incidencia delictiva por cada cien mil habitantes en 2016 fue de 37,017, cifra estadísticamente superior a la estimada en 2015 que fue de 35,497; y estadísticamente menor a la registrada en 2014, cuando llegó a 41,655.

Después del robo o asalto en la calle o transporte público, la extorsión sigue siendo el segundo delito más frecuente, pues representa 24.2% del total de los delitos ocurridos durante 2016. Sin embargo, el pago del monto solicitado en la extorsión continúa con tendencia a la baja, al pasar de 4.7% en 2015 a 4.4% en 2016.

También lastima el hecho de que, en un contexto de ingresos insuficientes para la población, en 2016, el costo total a consecuencia de la inseguridad y el delito en hogares representó un monto de 229.1 mil millones de pesos, es decir, 1.1% del PIB. Lo cual equivale a un promedio de 5,647 pesos por persona afectada por la inseguridad y el delito.

Percepción

La percepción de inseguridad de la población de 18 años y más, en las entidades federativas al momento del levantamiento de la encuesta (marzo-abril 2017), se ubicó en 74.3%. Asimismo, la sensación de inseguridad en los ámbitos más próximos a las personas se ha incrementado en 2017, llegando a 66.3% y 46.0% de la población de 18 años y más que se siente insegura en su municipio o delegación y en su colonia o localidad, respectivamente.

Desempeño

La cifra negra, es decir, el nivel de delitos no denunciados o que no derivaron en averiguación previa fue de 93.6% a nivel nacional durante 2016, mientras que en 2015 fue de 93.7 por ciento.

Los resultados de la encuesta arrojan como principales motivos que llevan a la población víctima de un delito a no denunciar son circunstancias atribuibles al mal desempeño de la autoridad, tales como considerar la denuncia como pérdida de tiempo con 33.1% y la desconfianza en la autoridad con 16.5 por ciento.

Mensajes clave

Con la información antes expuesta podemos concluir básicamente lo siguiente:

  • La prevalencia delictiva es estable, en términos estadísticos, en cuanto a víctimas de delitos del orden común. Esto es 28,788 víctimas por cada cien mil habitantes durante 2016. Lo que en términos absolutos significa 24.2 millones de víctimas del delito.
  • La percepción de inseguridad a la alza en las entidades federativas, ubicandose en 74.3 por ciento. Lo cual contrasta con 34 por ciento de hogares que efectivamente han sido víctimas del delito.
  • La cifra negra, es decir, el nivel de delitos no denunciados o que no derivaron en averiguación previa fue de 93.6% a nivel nacional durante 2016, mientras que en 2015 fue de 93.7 por ciento. ¿Qué han hecho las autoridades estatales y municipales con el incremento exponencial de recursos que han recibido en estos años para alcanzar tan mediocres resultados?

Finalmente, en beneficio de nuestros lectores, es importante distinguir entre la incidencia objetiva del delito y el desproporcionado reflejo en la percepción de la sociedad. Asimismo, es necesario que la sociedad distinga los ámbitos de competencia entre los órdenes y ramas de gobierno, sólo así podremos asignar los recursos presupuestales donde se requiere, exigir cuentas a nuestros gobernantes sobre su desempeño, y asegurarnos… Vivir con Sentido.

Reserva Moral

Lectura: 3 minutos

Mucho se ha dicho sobre los recientes sismos, temblores, terremotos que acosan a nuestro país. México, como siempre, ante la tragedia se crece y pone a disposición una Reserva Moral, que creíamos haber perdido.

La reacción inmediata de muchos, muchísimos, de miles, de millones de mexicanos es: “¿Cómo ayudar?”. La organización de la sociedad civil inmediata, dispuesta a dejar las uñas, las manos, horas y horas de desvelo, por aquel vecino que cotidianamente ni siquiera saludaba al cruzarse con él en la calle o en los pasillos de su edificio de apartamentos, o por alguien más que ni siquiera conocía. Hoy, por esa misma persona, a quien sólo definen como “uno de los nuestros”, estaba dispuesto a poner en juego, lo más preciado, la vida. Sólo por ser mexicanos, gran parte de lo mejor de la condición humana.

Ahora, a diferencia del pasado, el gobierno mexicano se hizo presente desde el primer momento. El presidente Enrique Peña, desde ese avión “que no tiene ni Obama”, dio media vuelta de su viaje a atender a los damnificados de Oaxaca e hizo de inmediato un sobrevuelo sobre la Ciudad de México, para tratar de dimensionar los daños en la Capital de la República. Convocó urgentemente al Comité de Emergencias y la mecánica de prevención de desastres se puso en marcha. Una de las más profesionales y experimentadas del mundo. Los políticos prestos a dejar sus posiciones para iniciar sus campañas de 2018 por el siguiente cargo en su carrera política anunciaron, “no dejaremos nuestras posiciones hasta que el país recobre la normalidad”. Entre ellos, los grandes ausentes, el Congreso. Diputados y senadores se declararon desaparecidos, ausentes en sus cámaras, ausentes en sus distritos. Muy pronto la sociedad les pasará la factura por su comportamiento. Lo probable, una sensible disminución de los gastos de campaña y las asignaciones a los partidos políticos para el siguiente año electoral.

La comunidad internacional veía con admiración y asombro a México. ¿Ése es el México del cual hace escarnio Estados Unidos y, en particular, el presidente Donald Trump? ¿Es ése el México de ladrones y violadores al que John Kelly, jefe de gabinete de Trump, denomina un “Narco-Estado fallido”? ¿Es ése el México en descomposición social? Definitivamente no es lo que hemos visto en estos días, en estas semanas cuando terremotos y ciclones acosan al país por todas las costas e incluso, desde abajo, desde el centro de la tierra.

Sólo hay que salir a las calles de la Ciudad de México, Puebla, Morelos o Oaxaca para darse cuenta que los mexicanos nos son de este mundo, que están hechos de un material que vuelve gruesa su piel ante la tragedia, mientras su corazón se expande a tamaños insospechados, narra Alexandre Vidal-Naquet, ciudadano francés que vive aquí en México.

Qué viene para México

Este año la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos cumplió 100 años, un siglo de enmienda tras enmienda que ha trasformado buena parte del espíritu que la impulsó como producto de la Primera Revolución Social del siglo XX. Mucho en ella es letra muerta, otro tanto ha sido transformado. Ésa ya no es más la Constitución que nos une como mexicanos.

México demanda una Nueva Constitución Política. Una Constitución basada en principios, que atienda desde lo cosmético hasta lo estructural. Una Constitución efectiva que siente las bases del México que queremos ser en el siglo XXI, construyendo desde nuestra realidad presente. Nunca más una Constitución masónica, mediocre copia mal parchada de la de nuestro vecino incómodo, ajena a nuestra realidad e identidad cultural.

Esta nueva Constitución tiene que reafirmar la obligación de todo ciudadano de contribuir al sostenimiento del aparato público que nos garantice seguridad interior y exterior, que consolide las bases de un estado de bienestar indefinidamente pospuesto para millones de mexicanos, que responsabilice a los estados y municipios de sus ámbitos de competencia en cuanto a recaudación, administración y cumplimiento del Estado de derecho; una Constitución que garantice justicia pronta y expedita, como ha sido el eterno anhelo que ya mencionada José María Morelos. En una frase: una constitución realista, responsable y con visión de futuro.

Esta Constitución del siglo XXI para México debe responder a nuestras fortalezas, corregir nuestras debilidades y dar garantías de libertad y calidad de vida para nuestra población. No debemos pretender incluir en su texto todas y cada una de nuestras problemáticas a regular, para eso están las leyes y reglamentos. Sin embargo, habremos de asegurarnos que esta Constitución sea redactada por ciudadanos notables, ilustrados y libres de ataduras. La corrupción no puede escapar de este nuevo cuerpo normativo, recuperemos lo que sea útil de lo avanzado hasta el momento, pero la corrupción debe ser sujeta de las mayores penas posibles, es un acto vil de traición a la patria y no debe dejar espacio a la amnistía de lo ocurrido en administraciones pasadas.

México, estamos en emergencia. Ciudadanos, necesitamos de su Reserva Moral, esta vez no será para salvar vidas, esta vez será para salvar generaciones, así y sólo así podremos asegurar que hemos podido…Vivir con Sentido.

¿Hacia dónde vamos en educación?

Lectura: 4 minutos

Cuando hablamos de los problemas nacionales en México, un lugar común es mencionar a la educación como el origen y destino para resolver todos los pesares de nuestro país. Por ello, de cuando en cuando, es conveniente regresar a los datos y ver cómo andamos en el tema.

No hay mejor recurso que la revisión de los resultados de la Encuesta Intercensal puesta a disposición por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con información de 2015, y compartida por Parametría, para saber dónde está situado el país en materia educativa.

La buena noticia es que México mejora

Los datos nos muestran que el porcentaje de población en edad escolar ha aumentado; que el promedio de años de escolaridad crece consistentemente; que el porcentaje de analfabetismo disminuye; y que las mujeres mejoran su desempeño en cuanto a alfabetismo frente a los hombres.

En términos internacionales, recurriremos como referencia válida a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la cual México es miembro desde 1994, que tiene el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés). La referencia es relevante toda vez que el programa tiene por objetivo evaluar qué tanto los alumnos cercanos al final de su educación obligatoria han adquirido los conocimientos y habilidades necesarias para su participación en la sociedad. En otras palabras, la prueba PISA nos da una idea de la calidad y efectividad de la educación que están recibiendo los estudiantes en áreas como ciencias y lectura.

En este contexto vale la pena mencionar que México se sitúa por encima de países emergentes como Brasil (407) y Argelia (357). Destacando que las niñas superan a los niños en lectura por 16 puntos en promedio.

La tarea escolar pendiente

La educación es un eficaz instrumento de movilidad social entre las capas socioeconómicas, pero también debe ser un medio para disminuir la desigualdad entre las regiones del país. Actualmente es evidente que los números entre las entidades del país no son homogéneos. Los estados que presentan las cifras más bajas de niños y niñas en las escuelas –entre 93% y 95.9%‒ son Chihuahua, Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Campeche. La encuesta arroja que los municipios con la menor cantidad de población en escuelas son Riva Palacio (Chihuahua), San Simón Zahuatlán (Oaxaca) y Batopilas (Chihuahua). En contraste, existen estados que presentan una población de niños entre 6 y 14 años mayor al 97% en las escuelas, estos son: Baja California Sur, Sinaloa, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México y Yucatán. Como se observa las regiones centro norte y centro sur son las que concentran más niños y niñas en el aula, a diferencia de los estados ubicados en el occidente y suroeste del país.

Por otra parte, si bien es cierto que el promedio de escolaridad ha aumentado con el tiempo, para 2015 el promedio fue de 9.1 años, 0.5 puntos más que en 2010. Esta escolaridad equivale a secundaria concluida. Un nivel notoriamente insuficiente para la creciente sofisticación industrial y de servicios que demanda el mercado laboral.

Sin embargo, para bien y para mal, la escolaridad promedio no refleja la realidad nacional por estado o por regiones. Este índice también presenta diferencias entre los estados de la República. La Ciudad de México lidera con la mayor cantidad de años de escolaridad en el país (11.1), en segundo lugar, está Nuevo León (10.2) y Sonora (10). Con una diferencia de 3.9 años de escolaridad respecto a la Ciudad de México, está Chiapas que ocupa el último lugar (7.2), seguido de Oaxaca (7.5) y Guerrero (7.7).  Estos estados coinciden con las zonas con menos cantidad de niños, entre 6 y 14 años, que asisten a la escuela.

También, pese a los avances del alfabetismo, en 2015 existían 644,608 personas que aún no sabían leer ni escribir. Ahora no hablaremos del analfabetismo funcional que merece una colaboración aparte, pero hay que ver la calidad de escritura que tenemos en general.

Y finalmente, en términos internacionales, queda claro que los resultados promedios obtenidos por los estudiantes mexicanos (423 puntos) son, si bien similares a economías emergentes comparables, se sitúan por debajo de la media de los países de OCDE (493) y muy por debajo de los países desarrollados que encabezan la lista como Japón (503) y Finlandia (526).

Mensajes clave

  • Los datos nacionales muestran un país que avanza en alfabetismo y escolaridad, pero con notables contrastes entre los estados del país. Chiapas, Oaxaca y Guerrero son las entidades con menos avance en educación.
  • La educación está entregando dividendos al favorecer una mayor equidad de género. En particular las niñas y mujeres parecen estarse aplicando para mejorar su competitividad social y laboral por la vía de los estudios acreditados.

La educación y el ambiente escolar son centrales para el bienestar de nuestra población. Los adolescentes que se sienten parte de una comunidad escolar y disfrutan de buenas relaciones con sus padres y maestros son más propensos a desempeñarse mejor académicamente y tener una mayor calidad de vida integral.

Saber lo anterior sobre la educación, nos permite confirmar que invertir en ella es un camino cierto para lograr… Vivir con Sentido.

Fuentes:

Secretaría de Educación Pública (SEP). Nuevo Modelo Educativo.

INEGI. Encuesta Intercensal 2015.

OECD. Programme for International Student Assessment 2015 (PISA).

Cuando el suicidio es la respuesta

Lectura: 4 minutos

Recientemente el Instituto Nacional de Geografía y Estadística de México (INEGI) liberó las cifras nacionales sobre la magnitud del fenómeno del suicidio en nuestro país. Las revelaciones presentan diversos aspectos que muestran un panorama de claro-obscuros que merecen un análisis e interpretación independiente desde la perspectiva de las políticas públicas de bienestar.

De entrada, es necesario definir el concepto y su contexto. Suicidio es el “acto de quitarse deliberadamente la propia vida”. Situación generada como consecuencia de desesperación, derivada o atribuible a una enfermedad física o mental, y en el que frecuentemente influyen diversos factores estresantes como dificultades financieras o problemas en las relaciones interpersonales.

A nivel mundial

Actualmente, a escala global, aproximadamente 800,000 personas se quitan la vida cada año. Esto surge de una tasa anual mundial de suicidio, ajustada según la edad, de 11.4 fallecidos por cada 100,000 habitantes.

El suicidio no sólo se produce en los países de altos ingresos, sino que es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, por el contrario, en 2015 más del 78% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos. Y no son países desarrollados ni subdesarrollados los que presentan las más altas tasas de prevalencia, sino una combinación de éstos, lo que disminuye considerablemente la significancia de la variable económica como causal principal del suicidio.

En contraste, la variable de relaciones personales, cobra más sentido cuando confirmamos que la discriminación se establece como una de las principales causas probables del suicidio. Lo anterior destaca en las elevadas tasas de este fenómeno entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes; las comunidades indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales; y los reclusos.

En México

En nuestro país durante 2015 se registraron 6,285 suicidios, esto representa una tasa de 5.2 fallecidos por lesiones autoinfligidas por cada 100,000 habitantes. Es necesario destacar que si bien esta tasa no varió con respecto al año anterior (2014); deriva de una tendencia a la alza originada en el año 2000, cuando la tasa era 3.6 suicidios bajo el mismo parámetro. Esto significa una alarmante tendencia al alza del 31% en 15 años, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el propio Instituto Nacional de Geografía y Estadística de México (INEGI). Por cierto, llama la atención que coincide el periodo con el proceso de alternancia partidista en el Poder Ejecutivo Federal, quizá la incertidumbre e inseguridad pública iniciada en ese periodo pudo causar algún efecto en la estabilidad emocional de la población (sólo una hipótesis de trabajo).

No obstante, si bien es cierto que el crecimiento que experimenta nuestro país en este fenómeno es notable; vale la pena contextualizarlo con las cifras existentes de 2012, puestas a disposición por la Organización Mundial de la Salud en referencia a otros países. Para ese año, países como Guyana (44), India (21), Rusia (19), Japón (18), Chile (12), Estados Unidos 12), Francia (12), Argentina (10), China (7) y Brasil (5), por mencionar sólo algunos,  ya experimentaban tasas superiores de suicidio respectivamente.

Tabla, gráfica de suicidios
Fuente: OMS.

 

Tasa de suicidios
Fuente: INEGI, CONAPO, OMS. Proyecciones de la población de México 2010 a 2050.

A nivel subnacional

Las entidades federativas que en 2015 tuvieron mayores tasas de suicidio por cada 100,000 habitantes, fueron Chihuahua (11.4), Aguascalientes (9.9), Campeche (9.1) y Quintana Roo (9.1). Por su parte, Guerrero (2.1), Morelos (2.3) y Veracruz (3.0), presentaron las tasas más bajas.

Al comparar con las tasas presentadas en 2014, se observa que las entidades federativas que presentaron mayor crecimiento fueron Chihuahua, Zacatecas y Colima, en tanto que la Ciudad de México, Campeche y Veracruz presentaron una menor tasa en relación al año previo.

Nota: Suicidios por entidad de ocurrencia. Fuente: INEGI. Estadísticas de mortalidad, 2014 y 2015. Base de datos. CONAPO. Proyecciones de la población de México 2010 a 2050.

Lo anterior, cuestiona la preponderancia de la situación económica como principal variable explicativa del suicidio, al menos en México, ya que estados con importante dinamismo económico como Chihuahua, Quintana Roo, Sonora y Guanajuato presentan tasas superiores a la media nacional; mientras que otras entidades copadas por la pobreza, la delincuencia y la descomposición social como Guerrero, Morelos, Veracruz, Michoacán o Oaxaca, presentan un mejor desempeño.

Mensajes clave

  • La tasa de suicidios es un indicador relevante para explicar los procesos de evolución del bienestar social integral y el impacto de las políticas públicas en nuestras sociedades.
  • El incremento del nivel educativo y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales en las comunidades son medidas preventivas efectivas en la reversión de la tendencia al suicidio.
  • Pese al sensible incremento de la tendencia al suicidio en México, las cifras nacionales colocan a nuestro país a la mitad de la media global, lo que debe interpretarse como una expresión positiva de nuestro modelo de desarrollo, pese a las distorsiones prevalecientes.
  • Es necesario una segunda valoración de los modelos paradigmáticos de desarrollo existentes en otros países, cuando vemos que Chile, Estados Unidos o Francia presentan tasa de prevalencia del suicidio que duplican la existente en México.

Finalmente, no podemos olvidar que las decisiones de política pública terminan impactando a seres humanos, con emociones y aspiraciones, con miedos y necesidades, gobernar pensando en ellos nos permitirá brindarles la oportunidad de . . . Vivir con Sentido.

Reforma Socioemocional

Lectura: 3 minutos

Ahora que tenemos en curso la aplicación de la Reforma Educativa, hay un aspecto que resulta central para la educación de los niños y jóvenes mexicanos. Éste es la incorporación de las habilidades socioemocionales a la curricula escolar. Es ésta una oportunidad inigualable para restablecer valores cívicos y establecer ciudadanía a partir de nuevos valores acordes a una sociedad democrática, plural y multicultural.

Cuando se plantea esto a los maestros tradicionales irremediablemente responden que “No hay tiempo”. Una y otra vez, los maestros dicen que es por eso que no pueden enseñar habilidades sociales y emocionales a sus estudiantes, y no es de extrañar, pues en el fondo no tienen la menor idea de cómo hacerlo.

Pero mientras que una lección de aprendizaje social-emocional de 30 minutos podría ser imposible de encajar en una semana, deslizar algunos conceptos socioemocionales en el contenido del plan de estudios ya existente no es tan difícil. Siempre me pregunté cómo es que los jesuitas transmiten tan efectivamente sus valores a sus estudiantes, pues bien, es así como lo hacen. Lo supe muchos años después cuando me tocó ser profesor en una de sus universidades.

Gran parte de los planes de estudios de las escuelas ya tienen el potencial de ofrecer lecciones sobre cuestiones sociales, emocionales o morales, si los maestros hacen estas conexiones. Y esa conexión faltante, ayudará mucho en la didáctica de sus clases, porque les permitirá crear una narrativa que capture la atención de sus estudiantes.

¿Cómo integrar el Lenguaje Socio Emocional (LSE) en el contenido curricular?

Las escuelas que quieren enseñar habilidades socioemocionales, pero que se encuentran limitadas por el tiempo en el aula pueden, en cambio, tener un inventario social, emocional y moral de lo que los estudiantes están aprendiendo actualmente. Por ejemplo, muchos temas, libros, personas y conceptos en los planes de estudios ya implican:

habilidades socioemocionales

Dilemas éticos están implícitos en temas propios de la Ecología, Historia o el Derecho. Por ejemplo, como señaló un maestro de matemáticas, las fracciones subyacen en la práctica de las comunidades que dividen los recursos. Cuando los estudiantes aprenden acerca de las fracciones de un pastel o de una pizza, también podrían preguntar: ¿Cómo podría dividirse la pizza con base a quién era el más hambriento o desnutrido?, una impresionante introducción a la idea de equidad y sus consecuencias en la distribución de la riqueza.

Además, el simple hecho de trabajar en una lección particular podría plantear desafíos sociales, emocionales o morales para los estudiantes que fomenten en ellos el juicio crítico, la libertad de pensamiento, así como el respeto a la autoridad y la tolerancia a la diversidad. Al diseñar una lección, los maestros también pueden hacer preguntas como:

  • ¿La lección involucra conversaciones desafiantes que podrían surgir en un choque de valores?
  • ¿Se requiere que los estudiantes trabajen con autonomía, en pareja o en grupo?
  • ¿La asignación demanda que los estudiantes presten atención a sus emociones, mantengan atención plena y/o muestren perseverancia?
  • ¿Necesitan exhibir autoconfianza ‒por ejemplo, durante una presentación oral‒ o fijar metas a largo plazo, o tomar decisiones éticas?
  • Al integrar el LSE en el contenido curricular, los maestros no sólo están dando a los estudiantes oportunidades para practicar sus habilidades socioemocionales, sino también mostrándoles cómo estas habilidades son integrales en nuestra vida cotidiana y relevantes para su vida como ciudadanos.

Reconociendo que estas preguntas pueden causar controversia, los nuevos modelos educativos deben incorporar un momento de reflexión consciente en las lecciones, junto a las habilidades socioemocionales como la escucha activa, la tolerancia y la toma de perspectiva.

Ver a la Reforma Educativa como una oportunidad histórica de rediseño socioemocional y cívico a gran escala, como no hemos visto otro quizá desde el movimiento cultural posrevolucionario, nos permitirá que los estudiantes comiencen a examinar su educación, sus decisiones, sus intereses y sus relaciones a través de este lente, ayudándoles a cultivar un enfoque más reflexivo y más exigente que les permita… Vivir con Sentido.

Mujeres en Riesgo: 2018

Lectura: 3 minutos

Cuando una sociedad quiere prosperar, el esfuerzo más certero será analizar la situación de sus mujeres y poner en práctica políticas públicas que generen la oportunidad de mejora. Las mujeres por su naturaleza y papel social es el grupo demográfico que mayor retorno social a la inversión brinda. Por lo anterior es muy importante saber dónde estamos parados en cuanto a las condiciones de las mujeres en nuestro país.

Recientemente el INEGI liberó los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2016). La información permite dimensionar y caracterizar la dinámica de las relaciones que mantienen las mujeres con las personas que integran sus hogares, particularmente con su esposo o pareja, así como sobre las relaciones que han establecido en los centros educativos y laborales o en el espacio comunitario. Lo anterior, con la finalidad de identificar si han experimentado situaciones adversas como agresiones de cualquier tipo, amenazas, coerción, intimidación, privación de su libertad o abusos verbales, físicos, sexuales, económicos o patrimoniales que les causaron un daño directo o tuvieron la intención de hacerlo.

Lamentablemente los hallazgos son escandalosos. De los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que residen en el país, se estima que 30.7 millones de ellas (66.1%) han padecido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación en los espacios escolar, laboral, comunitario, familiar o en su relación de pareja.

Violencia mujeres

Ámbito de pareja y familiar

La relación donde ocurre con mayor frecuencia la violencia contra las mujeres es en la pareja y, por ende, el principal agresor es o ha sido el esposo, pareja o novio. El 43.9% de las mujeres que tienen o tuvieron una pareja, sea por matrimonio, convivencia o noviazgo, han sido agredidas por su pareja en algún momento de su vida marital, de convivencia o noviazgo.

Ámbito comunitario

El segundo ámbito de mayor violencia contra las mujeres es en espacios como la calle, el parque y el transporte, entre otros, donde 38.7% de las mujeres fueron víctima de actos de violencia por parte de desconocidos. De los actos de violencia más frecuentes destaca la violencia sexual, que han sufrido 34.3% de las mujeres de 15 años y más, ya sea por intimidación, acoso, abuso o violación sexual.

Ámbito laboral

El 26.6% de las mujeres que trabajan o trabajaron alguna vez, ha experimentado algún acto violento, principalmente de tipo sexual y de discriminación por razones de género o por embarazo. La discriminación, las agresiones sexuales y las de tipo emocional como las humillaciones, degradación e intimidación son los tipos de violencia más frecuentes en el trabajo.

Ámbito escolar

De las mujeres que han asistido a la escuela, 25.3% enfrentaron violencia por parte de compañeros, compañeras y maestros, entre otros, durante su vida de estudiantes. Las más frecuentes fueron las agresiones físicas (16.7%) y sexuales (10.9%). Entre las mujeres que asistieron a la escuela en los últimos 12 meses, 10.7% fueron agredidas sexualmente.

Situación en las entidades federativas

Diez entidades están por encima de la media nacional, tanto para la violencia total a lo largo de la vida, como para la violencia reciente ocurrida en los últimos 12 meses (octubre de 2015 a octubre de 2016): Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Durango, Coahuila de Zaragoza y Baja California.

Hacia el 2018

No es posible continuar así. Es necesario exigir a nuestros candidatos a gobernantes en 2018 un esfuerzo especial y prioritario para mejorar la condición de las mujeres en nuestro país. Propuestas integrales alcanzables hacia el fin de la administración, con metas anuales supervisadas por un grupo de expertos ciudadanos con credibilidad y sin vinculos partidistas. Políticas que impliquen el compromiso de los legisladores de endurecer las penas contra la violencia hacia la mujer, de asignar presupuesto suficiente a un esfuerzo prioritario, y de supervisar su ejecución desde el Congreso. Asimismo, se requiere el compromiso del Ejecutivo de aplicar políticas públicas integrales; y del Poder Judicial de castigar ejemplarmente la violencia hacia las mujeres.

Sólo un México sin violencia hacia las mujeres nos permitirá… Vivir con Sentido.

Las cifras aquí referidas pueden ser consultadas en la página de Internet del Instituto: http://www.beta.inegi.org.mx/proyectos/enchogares/especiales/endireh/2016/