Durante las últimas semanas el gobierno de México y de Estados Unidos han mantenido tensas negociaciones para satisfacer las exigencias del presidente Donald Trump para que México haga más por contener la inmigración ilegal proveniente de Centroamérica y el Caribe. Esto bajo la amenaza de imponer aranceles incrementales del 5 al 25% a los productos mexicanos exportados a ese país.
El tema para mala suerte de México se discute en el proceso preelectoral del país vecino. En este contexto México será el blanco favorito de las diatribas del presidente estadounidense. Incluso si sus amenazas carecen de fundamento legal y del apoyo del Congreso. Sin embargo, hemos de reconocer que el presidente Donald Trump siempre ha sido transparente en cuanto a su concepto y relación con México. Entre otras cosas, ha dicho que “México no es un amigo de Estados Unidos”; a su electorado le ha dicho “no se equivoquen”.
Finalmente, el pasado viernes 7 de junio de 2019, los equipos negociadores de ambas naciones alcanzaron cuatro acuerdos:
- El primer acuerdo tiene que ver con el compromiso de México de desplegar la Guardia Nacional en los 11 municipios de la frontera sur, comenzando hoy lunes 10 de junio de 2019. Esto como parte del programa mexicano que ya estaba en curso, sostienen las autoridades mexicanas.
- El segundo acuerdo se refiere a la disposición de Estados Unidos de aplicar la Sección 235 en la frontera con México, misma que ya está en curso en dos puntos y se irá extendiendo. Lo anterior implica que las personas que lleguen solicitando asilo en Estados Unidos vía la frontera sur, serán retornados a México, donde esperarán la resolución de su petición.
- El gobierno de Estados Unidos le da la bienvenida al Plan de Desarrollo Integral de la región sursureste de México y Centroamérica para realizar inversiones en la región que le permitan a la gente obtener oportunidades de trabajo en los lugares donde residen actualmente, en lugar de buscar en la emigración una solución a sus necesidades; y finalmente,
- México diseñará un programa para proteger los derechos humanos de los inmigrantes que esperan en su territorio la decisión de Estados Unidos de ofrecerles asilo, así como generar para ellos oportunidades de trabajo.
En consecuencia, y aunque no se menciona como un “acuerdo”, el presidente Donald Trump anunció que no aplicará las medidas arancelarias a partir del lunes 10 de junio de 2019, concediendo a México un plazo de 90 días para demostrar el éxito de sus medidas en la contención del flujo migratorio hacia su frontera sur.
Claramente estamos ante una situación en donde Estados Unidos ha forzado a México, con la presión de medidas arancelarias, a canalizar sus menguados recursos fiscales a atender las prioridades de su país. Sin duda un hecho incontrovertible de claudicación de nuestra soberanía nacional ante el vecino, y no el amigo, del norte.
Curioso, la recomendación al gobierno de la 4T es seguir los pasos de la política exterior conservadora implementada por el expresidente Porfirio Díaz Mori y buscar balancear y diversificar las relaciones exteriores a paso acelerado. Los adversarios geopolíticos de Estados Unidos (China y Rusia, por mencionar los principales) están más que dispuestos. Si Donald Trump piensa que México no es un país amigo de Estados Unidos, vamos haciéndole realidad su diatriba: disminuyamos la cooperación en inteligencia antiterrorista; diversifiquemos nuestras compras de todos los productos provenientes de Estados Unidos (especialmente el material bélico); diversifiquemos el destino de nuestros productos y servicios; desarrollemos una política multilateral más proactiva e independiente; y pongamos todo eso en la mesa de negociación. A fin de cuentas, México es una potencia emergente y Estados Unidos una superpotencia en declive. ¿O acaso estamos mancos?, o ¿somos simplemente cobardes? ¿Usted qué cree?