En Perspectiva

Ahí vienen “Los Verdes”: La Guardia Nacional

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ÉRASE UNA VEZ, en Sinaloa, cuando al llegar la tarde, el Papá Alberto repasaba con calma el periódico que había ojeado rápidamente por la mañana para tener una idea general de las noticias del día; pero, era al terminar la faena, que había tiempo para tumbarse en la hamaca, detenerse en algunas notas y reflexionar sobre ellas.

En estos días la nota era la “Guardia Nacional”. Era una nota que le interesaba, pues con sus más de noventa años el Papá Alberto le había tocado vivir las secuelas del proceso de pacificación posterior a la Revolución mexicana y escuchar de su madre historias sobre el México anterior a la Revolución.

Esto de la Guardia Nacional le recordaba mucho a “Los Rurales”, de los que hablaba su madre Doña Isaura. Los formalmente llamados “Cuerpo de Defensas Rurales” o “Guardia Rural” fue una fuerza montada mexicana que operó en todo el territorio nacional desde 1861 a 1914, y en algunos estados hasta 1947.

 

El Papá Alberto había sido educado por los gobiernos postrevolucionarios, consecuentemente su posición política era nacionalista y naturalmente socialista. Durante su vida, vio florecer a México, y atestiguó cómo sus hijos y nietos encontraron en la educación pública el trampolín para ascender socialmente y tener una vida más cómoda en las ciudades. En consecuencia, pese a que había sido casi toda su vida priista “de hueso colorado”, en la pasada elección votó discretamente por Andrés Manuel López Obrador. Simpatizaba con el hombre, dotado de un carisma y un estilo personal que lo acercaba a la gente sencilla del pueblo.

Sin embargo, había algo que lo intrigaba. ¿De qué se enteró López Obrador al llegar al poder que decidió correr a los brazos de los militares? Los militares son buenos, pensaba el Papá Alberto, año con año nos asisten con su Plan DN-III, cuando los huracanes nos  arrasan o el río Piaxtla se crece en demasía.  Pero son buenos porque el General Cárdenas había tenido la sabiduría y la fortaleza de marginarlos de la política nacional, porque sabía que ésta, por definición, divide las consciencias y México necesitaba, y aún lo necesita, unidad para superar sus problemas.

Guardia Nacional y política de AMLO

Curiosamente fue Benito Juárez, a quien tanto admira López Obrador, el que al término de la Guerra de Reforma, creó el Cuerpo de Policía Rural, a imagen y semejanza de la Guardia Civil Española. El objetivo fue controlar la inseguridad en los caminos y zonas rurales. Su segundo gran impulso se lo dio Porfirio Díaz, quien en 1889 dotó a “Los Rurales” de dos mil efectivos permanentes. Con el tiempo, “Los Rurales” adquirieron fama de operar al margen de la Ley; aplicar la Ley Fuga, ideada por Juárez; y funcionar como un grupo represivo al servicio del Gobierno de la República y para la protección de la inversión extranjera y los caciques locales.

Curiosamente, ya con la Revolución mexicana, “Los Rurales” fueron incorporados nuevamente al Ejército Federal. Y es aquí donde aparece otro prócer de nuestro presidente López Obrador, Francisco I. Madero, que cae ingenuamente a manos de su propio ejército, liderado por Victoriano Huerta Márquez, a quien, tras sucesivas muestras de traición, volvió a poner al mando del Ejército Federal. Sin embargo, fue el Mayor Francisco Cecilio Cárdenas Sucilla, ex miembro de “Los Rurales”, el autor material del asesinato del presidente Madero; de la tortura y muerte de su hermano Gustavo A. Madero; y del homicidio del vicepresidente José María Pino Suárez.

EN PERSPECTIVA, como en esta frase que se atribuye en primera instancia a Napoleón Bonaparte: Aquél que no conoce su historia está condenado a repetirla. Esperemos que los más de 50 años de vida en los cuarteles hayan curado a nuestra fuerza castrense del embrujo adictivo del poder político. Por el bien de México, así lo esperamos.

Con los abuelos ¡No! El caso de las guarderías

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ÉRASE UNA VEZ, en México, cuando el abuelo Renato estaba descansando en su mecedora y escuchaba el noticiero vespertino en su estación de radio favorita. Era un momento apropiado para ponerse al día de los acontecimientos de México y el mundo. Esta mañana ya se había levantado a hacer su rutina de ejercicios que le había prescrito el médico para mantenerse en forma, sin excederse, y en lo que él bien sabía era la recta final de su vida. Había checado su inventario de alimentos, acudió al supermercado por lo necesario, y visitado el banco para pagar servicios y checar el estado de sus ahorros. Todo parecía estar bien, y bien sabía que, en su rutina, después de comer, era el momento de descansar. Una rutina que estableció desde que se jubiló y a la cual ya estaba adaptado.

Por la tarde, como a las cinco, iniciaba el noticiero y escuchaba con atención, “el presidente Andrés Manuel López Obrador decretó la suspensión del apoyo económico a guarderías”. A partir de ese momento, los recursos se distribuirán directamente a los padres de familia, quienes decidirán el destino del dinero. Las opciones parecen ser únicamente dos: entregar ese dinero a familiares, vecinos o amigos desempleados para que se ocupe de la tarea o pagar una estancia infantil privada. El argumento de la decisión presidencial fue la existencia de irregularidades en el manejo de los recursos por parte de las estancias infantiles, mismas que son operadas por organizaciones privadas en la modalidad llamada ”subrogación”. Es decir, empresarios que prestan complementariamente los servicios que las instituciones de seguridad social no tienen capacidad de brindar; pero que, sin embargo, son parte de las prestaciones sociales a las que tienen derecho los trabajadores formales.

guardería infantil

El asunto no es menor, estamos hablando de más de 160.000 niños al cuidado de 10.000 guarderías financiados por este esquema en números redondos, mismas que probablemente generaban al menos 100 mil empleos formales.

De pronto irrumpió precipitadamente en la habitación Juanito, uno de sus nietos favoritos con quien siempre había sentido una afinidad natural.

―Abuelito, abuelito… ¿qué estás haciendo?

―Escucho las noticias, como siempre, ¿no lo ves Juanito?, contestó el abuelo Renato.

―Pero te veo preocupado abuelito, ¿pasa algo mal?

―Sí Juanito, quizá estés un poco joven para comprender o interesarte en estos temas, pero veo con preocupación cómo nuestro nuevo presidente ha tomado una decisión más en las rodillas; esto es, sin haberlo pensado bien o haberse hecho asesorar con suficiencia. ¿Cómo es posible que de un plumazo deje a 160.000 niños como tú o más pequeños sin personas que los cuiden? Dice que las personas que operaban esos lugares se robaban el dinero. ¿Habría sido más sensato identificar a esas personas, aclarar las cuentas y, si fuera el caso, quitarles la concesión de la guardería y hacerles pagar con la ley por el dinero que se hayan robado?

“Y sí Juanito, estoy preocupado. Porque sabemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador es padre de varios hijos, ¿cómo pudo plantearse la idea de que estas familias que se quedarán sin ese servicio encontrarán fácilmente quien cuide adecuadamente de sus hijos? Si cuidar de unos pequeños es mucho más que darles de comer, cambiar los pañales y mantenerlos vivos. En general, los primeros años de la vida de un ser humano, como tú lo sabes Juanito, son fundamentales en su desarrollo mental, moral y cívico. Y eso es algo que no todos, o más bien muy pocos, estamos en posibilidad de brindar con calidad  y suficiencia a esos pequeños mexicanitos”.

guardería suspensión económica

“Y ese dinero, Juanito, que servía para dar empleos formales a personas especializadas o con experiencia en la atención de niños, llevaban a sus familias no sólo unos pesos para su sustento, sino las posibilidades que un empleo formal da. Es decir, les permitía tener servicios de salud, acceso a créditos de vivienda, pensión en caso de accidente e, incluso, como en mi caso, hasta una jubilación. Ahora ese dinero no rendirá lo que antes. Y si están pensando en que nosotros los viejos jubilados nos hagamos cargo de la tarea, pues ya pueden irse olvidando de ello; pues si bien sé que muchos de mis contemporáneos lo hacen. Deben de entender que nosotros los viejos ya nos hemos ganado el derecho a descansar, y que tampoco tenemos la agilidad necesaria ni la formación para hacernos cargo nuevamente de criar a otros hijos. Y eso, con todo el cariño que te tengo, mi querido Juanito”.

EN PERSPECTIVA, sí estoy preocupado. Y no sólo porque esta decisión del presidente sobre las guarderías pueda ser errada o imperfecta, sino porque estoy empezando a encontrar un patrón de comportamiento en López Obrador, un modelo de toma de decisiones impulsivo, irreflexivo y errático. Quiera Dios que me equivoque.

De Juárez a Morelos

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Érase una vez, en la Ciudad de México, cuando Paquito, un chico de clase media, pero precozmente interesado en temas de política y economía, le trataba de explicar a su abuelita Carmelita, cómo iban las cosas en el país.

Doña Carmelita estaba muy contenta, pues el gobierno de la Cuarta Transformación había ofrecido un incremento importante en su pensión, que era su único ingreso y con el que solventaba todos sus gastos. Especialmente, los varios medicamentos que le recetaba su médico del sistema público de salud, pero que, sin embargo, tenía que comprar en farmacias privadas, porque no estaban disponibles en las propias instituciones públicas.

Paquito se esforzaba por explicarle a su abuelita Carmelita, que las cosas no estaban tan bien. Que al menos para el primer año de la administración del presidente López Obrador, la economía sufriría al menos un poco, creciendo más lento que como lo venía haciendo en gobiernos anteriores. Esto es, claramente por debajo del 2% de crecimiento del Producto Interno Bruto, probablemente entre el 1.5 y el 1.7 por ciento.

“Y ¿qué es eso del Producto Interno Bruto?”, preguntaba la abuelita Carmelita a Paquito. “Abuelita, es básicamente la suma de la producción de todos los bienes y servicios que hacemos los mexicanos”. “¿O sea que vamos a producir menos?”, preguntaba la Abuelita Carmelita. “Así parece”, contestaba Paquito. “Especialmente, si el presidente López Obrador no logra sacudirse el chantaje de todos los grupos radicales, que fueron sus aliados en el pasado, y la oligarquía empresarial con la que tuvo que pactar para asegurar su llegada a la presidencia”.

Eso sí queda claro, que la inflación, es decir, el precio de los productos y servicios que normalmente consumimos subirá más que en otros gobiernos. Y eso va para todos Abuelita, los precios suben para ricos y pobres. Y los salarios no lo harán en la misma proporción. Peor aún, recientes estudios demuestran que, cada vez más, el que pone el dinero (el empresario) se lleva una proporción mayor de los beneficios, que el que pone el trabajo (los empleados).

Sin embargo, no te preocupes abuelita, mientras los gringos sigan creciendo y consumiendo nuestros productos, aunque su presidente se dedique insultarnos, a México le seguirá yendo razonablemente bien. Y más aún, si los Estados Unidos siguen metidos en guerritas por todo el mundo. Lástima que parece que el conflicto por venir será con Venezuela.

Lo que queda claro abuelita, es que problemas de autoestima no tienen nuestro actual presidente. Y pese a los errores de diseño e implementación de sus decisiones, estas parecen gustarle a la mayoría de la población.

La que sigue siendo nuestra mayor debilidad, y aquí no hay sorpresas para nadie, es la seguridad pública y la impartición de justicia. La Guardia Nacional militarizada; el Fiscal General, con cuestionable autonomía; y la posibilidad de ampliar la Prisión Preventiva, cuando tenemos los penales sobrepoblados, son la fórmula de un fracaso anunciado. Porque ¿para qué queremos al gobierno, abuelita, si no es para que nos de justicia y seguridad? Porque no entiende algo tan simple nuestro presidente y nuestros legisladores. Cambiaríamos playas urbanas, pistas de hielo y becas si tan sólo nos garantizaran un país en que las leyes se cumplen y la justicia es pronta como lo prometiera José María Morelos y Pavón.

EN PERSPECTIVA, querida abuelita, la economía no irá tan mal, pero no esperes mejoras al menos en 2019. Y en seguridad y justicia, para qué te miento, estamos metidos en un problema de grandes dimensiones, y lo peor es que el gobierno no parece tener la menor idea de cómo abordarlo para resolverlo con éxito. Ojalá nuestro presidente López Obrador cambiara de héroe de referencia, y dejara de lado a Benito Juárez que nos ofrecía “Para los amigos justicia y gracia; Y para los enemigos la ley a secas”. Ése no es el fundamento de una sociedad democrática que brinde justicia para todos. Más bien parece el basamento de un gobierno autoritario que creíamos los mexicanos haber superado.

La tecnología 5G

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ÉRASE UNA VEZ en la Ciudad de México, donde vivía Salvador, un hombre muy afable y apegado a su madre. Chava, como le decían familiares y amigos, era un adulto de la “Generación X” y su madre “Martha”, como era de esperarse, es una “Baby boomer”.

Antes de continuar con nuestra historia aclaremos unos conceptos, ¿qué significan estos términos que cada vez más oímos por todas partes? Básicamente, los “Baby boomer” son la generación de la postguerra, refiriéndose a la Segunda Guerra Mundial, caracterizada por el repunte en la tasa de natalidad de esos años; por su apego a empleos estables a largo plazo, sin que necesariamente amaran lo que hacían; poco ocio y recreación; y con mujeres que permanecían en el hogar apegadas al ideal de familia tradicional. En contraste, la “Generación X” (nacidos entre 1965 y 1981), según un estudio de la Universidad de Michigan, son los hombres y mujeres que trabajan mucho, pero logran un equilibrio, son felices con sus propias vidas; son los que vieron el nacimiento del Internet y los avances tecnológicos; fueron marcados por grandes cambios sociales; son una generación de transición que ha podido hacer convivir equilibradamente tecnología y vida social activa “presencial”; son propensos a estar empleados y equilibran la energía entre el trabajo, los hijos y el tiempo de ocio.

Sin embargo, Chava, un poco tardío en su paternidad, es padre de una hermosa “Centennial”, por lo que hace continuos esfuerzos para adaptarse a la velocidad de esa generación que siguió a los “Millennials”, de los cuales no hablaremos en esta ocasión. Los “Centennials” o “Generación Z” nacieron a partir de 1995 y hasta el presente. Son verdaderamente “nativos digitales” (desde su niñez usan Internet); autodidactas (aprenden por tutoriales); creativos (incorporan rápido nuevos conocimientos y relacionan bien) y están sobreinformados (alta propensión al consumo de información y entretenimiento). Visitan redes que sus padres no, “Facebook es de rucos”, suelen decir. Un ejemplo es Snapchat, comparten contenido de su vida privada, aspiran a ser YouTubers. Su vida social pasa en un alto porcentaje por las redes.

La tecnología 5G
Foto: Puebla Noticias.

Esto parece ser ya demasiado para Chava, pero no duda en compartir sus hallazgos con su madre, ya que se ha propuesto que Martha goce de los beneficios tecnológicos del siglo XXI. Sin embargo, grande fue la sorpresa de Chava, al enterarse que los avances siguen y que la tecnología 5G está por llegar. ¿Qué es la tecnología 5G? Es el despertar de una nueva civilización, no sólo es una nueva generación de teléfonos celulares, es la implementación de lo que será una nueva forma de vivir: ciudades inteligentes; coches sin chofer; cocinas automáticas; lavadoras; quirófanos y hasta drones todos conectados a la misma red que tendrá una capacidad increíble. La 5G además será un nuevo poder militar, quien controle 5G controlará el mundo y ¿adivine quién es el país más avanzado en ello? Sí, adivinó, es China.

¿Cómo la 5G cambiará al mundo? 50 mil millones de aparatos estarán conectados a nivel masivo; con una velocidad de respuesta y transmisión de datos, increíble. Todo estará conectado: refrigeradores; pantallas; edificios; automóviles; PCs, tablets y drones estarán conectados a la misma red. 5G permitirá avances maravillosos como el automóvil sin conductor; y la cirugía robótica total remota. Más aún, según el científico israelí Paul Ben-Ishai, del Departamento de Física de la Universidad Hebrea, las ondas 5G tienen la misma frecuencia de las armas ultrasónicas y pueden paralizar a grandes multitudes en protestas y manifestaciones. Además, las ondas 5G interactúan con la piel humana a través de los conductos de sudor que tenemos, y los cuales debido a su forma actúan como antenas. Como puede verse, estamos en una situación en donde se invertirán miles de millones de dólares para construir una fantástica infraestructura que, si bien nos puede hacer la vida más fácil, también puede servir para atacarnos y limitar nuestras libertades civiles con longitudes de onda que interactúan con la estructura geométrica de nuestra piel.

La empresa encargada de introducir esta red de control y espionaje parece ser el gigante tecnológico chino Huawei. Por lo que Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Reino Unido ya han tomado medidas contra Huawei. ¿Y que ha hecho México al respecto? Es una respuesta que demandamos de nuestras autoridades inmediatamente, antes de que esta tecnología avance aún más en nuestro territorio. Ya que sabemos que a partir del 2019 iniciará en México la cobertura 5G, esto a partir de la liberación de más espectro a través de bandas adicionales, como lo afirmó el Instituto Federal de Telecomunicaciones.

EN PERSPECTIVA, será mejor que Chava le hable a su madre de los beneficios y calle un poco de los aspectos militares y represivos de la 5G. Sin embargo, dada la situación de México, no estaría mal considerar a la 5G como un instrumento más para que el gobierno nos regrese la paz y la seguridad pública a lo largo y ancho de nuestro país. Quizá acá en México pueda ser conveniente darle la bienvenida a Huawei. ¿Y tú que piensas?

Del Pueblo Sabio

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ÉRASE UNA VEZ, un pequeño pueblo de Sinaloa de nombre Ixpalino, en donde iban caminando con rumbo a la Guaidoma, Renato y su abuelo, “El Papá Alberto”. Era temprano y no les había dado tiempo de desayunar, a Renato ya le rugían las tripas de hambre, y de pronto vio en el camino que colgaba de una rama un par de mangos, un poco verdes, pero listos para comer con buena hambre. Pronto, trepó dos peldaños de la cerca y los tomó. Inmediatamente corrió a compartir su hallazgo con su abuelo. Y le dijo, “Papá Alberto, Papá Alberto, aquí te traje un mango para que lo desayunes en el camino”. El Papá Alberto volteó a ver a Renato con rostro serio y de molestia, y le preguntó, “Renato ¿De dónde has tomado esos mangos?”. Renato sorprendido respondió, “De una rama del camino”. Entonces Papá Alberto cuestionó a su nieto, “¿Y las raíces de ese árbol estaban dentro o fuera del cerco?”. Renato empezaba a comprender el punto del abuelo y contestó con temor: “…dentro del cerco Papá Alberto”. No había acabado de responder Renato, cuando recibió un fuerte cuartazo en el rostro. El “Papá Alberto“ jamás le había golpeado, era la primera vez, pero era una lección de vida. “Lleva esos mangos al dueño de la propiedad donde nacieron, entrégaselos con estas monedas y ofrécele una disculpa, de tu parte y de toda la familia. Y entiende de una vez: ‘sólo es tuyo lo que has comprado y ganado con tu trabajo’. Lo demás no lo es y siempre tiene dueño. Sí lo tomas es robo. Y en esta familia no somos ladrones. ¿Entendiste Renato?”. Así lo hizo el muchacho y tal experiencia habría de marcarlo toda la vida.

Esa lección de vida ha venido a mi mente con los recientes acontecimientos trágicos por su resultado en pérdidas humanas, pero no menos trágicos por mostrar una vez más la torcida moral de nuestro “Pueblo Sabio”; en un país donde la ley es letra muerta y la incompetencia del gobierno federal deforma incluso la moralidad de sus decisiones.

pueblo sabio
Ilustración: El Viaje de Odiseo.

Más de 70 muertos van por haber hecho un acto contra toda lógica… jugar, nadar, recolectar un producto de alto riesgo, que prende con facilidad incluso en sus vapores. ¡Cómo el colapso moral de nuestro pueblo lo ha llevado a actuar contra la ley natural más básica! Temerle al fuego, al dolor más fuerte, y a la muerte más horrorosa… Morir quemado. Y aún así, el “Pueblo Bueno y Sabio” hizo lo ilógico… nadar en su botín líquido con destino a su propia muerte.

Caso no menos terrible es el sucedido en la carretera hacia Veracruz. Un accidente vehicular provocó que un camión cargado de vacas obstruyera el camino… Y como marabunta salieron a depredar todo y contra todos… a matar y destazar una vaca a pie de carretera como si fuera una escena apocalíptica de zombis…

Éste es el mismo “Pueblo Bueno y Sabio” de las normales de Ayotzinapa que secuestraron autobuses y conductores por semanas. El mismo que si les da hambre asaltan trenes con granos o el camión de Bimbo, Coca Cola o Sabritas… bajo el pretexto de ser estudiantes o pueblo pobre perseguido por el capitalismo depredador… ¿Y qué es lo que ellos hacen? ¿Acaso no es la depredación más salvaje e inmoral?

EN PERSPECTIVA, no podemos olvidar que si queremos salvar a México tenemos que anteponer el interés general sobre el individual. Y esto va para cada uno de nosotros, pero muy especialmente para las autoridades. ¡No se confundan!

Discapacidad 4T @ CDMX

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ÉRASE UNA VEZ en México, un país grande y generoso, donde vivía Juan Pueblo, o el “Abuelo Juan”, como le decían con cariño familiares y amigos. Juan estaba emocionado porque estaba confiado en que la Cuarta Transformación les daría más oportunidades a las personas como él, aquellos con alguna discapacidad y en situación de pobreza.

Juan sabía que no era el único, como él más de siete millones de personas padecen alguna discapacidad, y la mayoría son Adultos Mayores Pobres; sin embargo, día con día salía a ganarse la vida vendiendo algo en las esquinas o si tenía suerte, encontrando algún empleo temporal en Empresas Socialmente Responsables.

Su vida no era fácil, la discapacidad motriz que lo aquejaba había llegado con la edad, y transitar en las calles de la Ciudad de México hacía cada uno de sus días una actividad de alto riesgo. Desde las intransitables banquetas de las calles de la Gran Metrópoli hasta el transporte público malo e insuficiente, hacían de su vida una aventura cotidiana, donde el retorno a casa a salvo no estaba garantizado.

Desde hace varios años que en su familia estaba ocurriendo algo a sus espaldas. La Familia Pueblo estaba ahorrando para comprarle al Abuelo Juan un coche, un automóvil que, aunque fuera modesto, le ayudara a exponerse menos al salir a la calle todos los días a trabajar. La Familia Pueblo sabía que no era justo, el Abuelo Juan ya estaba en edad de descansar, pero los pocos pesos que traía a casa, sumados a su modesta pensión, obtenida después de 40 años de extenuante trabajo, eran una contribución importante al ingreso del hogar.

Por fin, la Familia Pueblo logró reunir la cantidad para comprarle un auto usado, mismo que cumplía con el propósito que se habían fijado. Hacerle al Abuelo Juan más cómoda la faena.

abuelos
Ilustración: Martes de Cuento.

Y llegó el gran día, en su cumpleaños 70, en el que al Abuelo le harían entrega del modesto sedán, el cual lograron adquirir entre toda la Familia Pueblo, después de cinco largos años de ahorro colectivo.

Paquito, su nieto favorito, fue el encargado de, en presencia de toda la familia y después de haber partido el pequeño pastel que mostraba un brillante número 70, hacerle finalmente la entrega del fabuloso presente. Y Paquito decía “Ven Abuelo, Ven… Te tenemos una sorpresa que no la vas a creer”. Paquito llevó al abuelo a la calle, y ahí estaba frente a su edificio de departamentos, un viejo automóvil sedán con un gran moño rojo. ¡Ése es tu regalo abuelo!, le decía Paquito con entusiasmo.

El Abuelo Juan no lo podía creer, habían pasado muchos años desde que vendió su viejo automóvil para completar para los gastos de los estudios de sus nietos, y ahora de nuevo tendría un auto. ¡No lo podía creer! Revisó con cuidado su nuevo automóvil, le dio la vuelta una y otra vez; se subió a la posición del conductor y acarició el tablero, cual si fuese un gran tesoro. Abrió la guantera y revisó los documentos. ¡No lo podía creer! Los muchachos habían tomado la precaución de gestionar para su nuevo auto placas para personas con discapacidad.

Y, EN PERSPECTIVA, el Abuelo Juan, bajó del auto, con los ojos llorosos de emoción, y le dijo a la Familia Pueblo reunida en pleno frente a él: “Aprecio mucho este regalo, hijos míos. No sólo por mi, sino por todos los viejos con discapacidad que, como Yo, aún andamos por la vida. Es una pena que las autoridades, empresas y personas no se esfuercen más en hacer respetar nuestros derechos como personas con discapacidad. Sin embargo, me llena de orgullo que la Familia Pueblo ponga el ejemplo de buena ciudadanía, cumpliendo con la ley. Así se los he enseñado y ése es mi mejor deseo para todo México, que también es mi Gran Familia. ¡Gracias!”.

México Mágico

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ÉRASE UNA VEZ, en México “El país de la X”, un pueblo mágico, conocido en el mundo por sus playas, por su música, por su literatura, por su comida y, especialmente, por la calidez de su gente. A ese pueblo mágico tengo el gusto de pertenecer. Lo he recorrido por 50 años, por tierra, por aire y por mar; de Sonora a Yucatán, de Chetumal a Tijuana, en sus pueblos y sus ciudades. A ese pueblo me debo, me enorgullece pertenecer, y lo conozco profundamente.

En los últimos 50 años, México ha culminado su transformación. De un país basado en el campo es ahora uno de ciudades y metrópolis. Hemos pasado de ser hacendados y campesinos, a empresarios globales y empleados profesionales orientados a prestar servicios. Hemos pasado también de un México autoritario a uno democrático, donde después de 200 años de vida independiente, podemos pasarnos el poder político sin revoluciones y cuartelazos. En una frase, por fin, ese México Mágico ha arribado a su madurez.

Estas palabras nostálgicas nos remiten necesariamente a la sabiduría popular que acuñamos muchas veces en “Las palabras del Abuelo”, porque como él decía, “Hacía atrás… Ni para agarrar impulso”. Qué importante es conservar esa sabiduría, porque si bien es cierto que “Las escaleras se barren de arriba para abajo”, también es cierto, que “Las escaleras se suben, escalón por escalón”.

En estos años he trabajado profesionalmente desde el gobierno y frente a él; desde el municipio a la federación; con gobiernos de todos los colores; con políticos de rancio abolengo partidista y con “chapulines mutantes”. En todos ellos he encontrado la diversidad de nuestra nación; sus mejores virtudes y sus peores defectos, tanto de la izquierda como la derecha. Y créanme, ninguno es mejor que otro.

pueblo mágico
Pátzcuaro, Michoacán, México (Foto: TripinMéxico).

Por eso, lo que puede garantizar que México avance es la continuidad de sus políticas públicas. especialmente aquellas orientadas a cerrar la enorme brecha de desigualdad entre ricos y pobres, entre la ciudad y el campo, y, no menos importante, las que le permiten a nuestra gente gozar de sus libertades, gozar de su propio país, a través de su diversidad de climas, gastronomía y cultura.

Estos eran los objetivos del Programa de Pueblos Mágicos, un programa de la Secretaría de Turismo orientado a embellecer una centena (121) de pueblos dispersos a lo largo y ancho del país. La visión estratégica de este esfuerzo fue, desde 2001, incrementar el turismo tierra adentro, tanto de nacionales como de extranjeros. Esto permitiría arraigar a la gente en sus pueblos creando empleo local bien remunerado y mejoraría la experiencia turística de los millones de mexicanos que, hoy por hoy, recalan al terruño campirano cada fin de semana o cuando las vacaciones en su empleo en la ciudad se lo permiten.

Con la desaparición de este programa en el Presupuesto Federal 2019, el Gobierno de la República echa por tierra 18 años de esfuerzo continuado (tres sexenios), renunciando a la rectoría de una política pública exitosa, reconocida por propios y extraños, por nacionales y extranjeros.

EN PERSPECTIVA, como se suele decir, las prioridades de un gobierno se ven en su presupuesto. Quiero creer que la nueva administración federal no fue informada con suficiencia de las implicaciones sociales de su decisión, y/o fue presionada por la estrechez de maniobra impuesta por el presupuesto. Sin embargo, en este sector como en otros, aún hay espacio para un poco de “HONESTIDAD VALIENTE”.  ¿No lo creen?

Oye Nene, ¿Qué vas a hacer…?

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ÉRASE UNA VEZ en Puebla, cuando un joven, talentoso y ambicioso, se forjaba su carrera política, porque quería ser Presidente de la Nación. ¿Cuántos mexicanos sueñan o hemos soñado en ello? Muchos probablemente. Especialmente provenientes de ciertos campos del conocimiento, como la milicia, el derecho, la economía o la ciencia política.

Pero ¿qué se necesita para ser Presidente de México? Las leyes, en particular la Constitución Política, no ofrecen retos insalvables. Una vez que naces en el país y tienes 35 años, lo demás es manejable: residir en el territorio un año antes de la elección; no ser religioso, militar; o servidor público de alto rango; todo ello en servicio activo seis meses antes del día de la votación.

Entonces ¿cuál es la dificultad para presidir el país? Bueno, en realidad es variable. Mucho tiene que ver con el momento histórico y, otro tanto, con el perfil social del aspirante. En cierto momento, como el siglo XIX y primeras décadas del XX, necesariamente había que ser militar y abogado; más tarde con la estabilidad y la democracia, al término del siglo XX y XXI, la oportunidad se abre a otros perfiles como administradores de empresas y politólogos. La formación académica que se toma también importa en el juego político. La universidad pública o privada, con posgrados en México o en el extranjero, termina de amueblar el perfil del candidato.

Claro, pero Puebla es otro mundo; otro México, por decir lo menos. Un estado con una ciudad capital dominada por un grupo de familias de rancio abolengo; de perfil hispano; conservadoras al extremo; enriquecidas hasta la extravagancia. A la élite poblana sólo había dos maneras de ingresar, por poder político o por dinero, y sobre el origen de esos activos, sus miembros podían ser condescendientes. También, para ser justos, excepcionalmente el talento abría algunas puertas.

Todo lo anterior, lo revisó en su momento nuestro personaje y quedó encantado. Cumplía sobradamente con los requisitos. Lo que faltaba era diseñar y ejecutar un plan minuciosamente. Para ello se rodeó de talentosos muchachos, los más de ellos locales, algunos de ellos los mandó traer de la Ciudad de México y del extranjero. Hecho lo anterior, el plan estaba en marcha.

Durante 20 años trabajó con temeridad; alcanzó casi todo lo que se propuso, según lo programado. La gubernatura se le fue una vez, para caer más tarde en sus manos y se propuso no dejarla ir. Haría de Puebla, su tierra natal, el trampolín a la soñada Presidencia de la Nación.

Sin embargo, y EN PERSPECTIVA, el 24 de diciembre, día en que nos reunimos para celebrar la llegada del mesías y cultivar nuestros valores familiares; en un evento fortuito, un “Acto de Dios” como se dice en inglés, fallece nuestro personaje en un terrible accidente de helicóptero. El lamentable acontecimiento no puede menos que recordarme que no siempre los mejores ganan; y como la absoluta capacidad corruptora del poder se cierne sobre nuestra nación. Esto pasó en Puebla, y te lo digo a ti, México entero.