Observador Auto-referente

¿Quién se ha llevado mi queso?

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Aprovechando la noticia de moda acerca de la suspensión en la venta de algunas marcas y tipos de queso, ¿qué oportunidad podemos observar sin polarizarnos?

Hace ya tiempo que el consumidor busca que los quesos y otros productos sean más naturales y bajos en grasa por enterarse de que los alimentos industrializados pueden dañar la salud. Se han puesto de moda, inclusive en grandes ciudades de México, las personas que te venden el queso desde su auto o su casa ofreciendo productos frescos, de rancho o simplemente más natural en su proceso de fabricación por ser en algunos casos artesanales. Aun así, los quesos del supermercado y tiendas de conveniencia se siguen consumiendo sin mucha preocupación.

El nuevo etiquetado que nace en junio y que debe de cumplirse por los fabricantes a más tardar en diciembre de este mismo año, ha traído una nueva oportunidad para identificar qué ingredientes no saludables contienen en exceso algunos de los productos que consumimos. Esto por supuesto que ayuda a la consciencia del consumidor, aunque estará por verse, ya que en el anaquel todos muestran casi los mismos sellos.

prohibicion de quesos
Imagen: J. Enríquez.

Estamos frente a un cambio de paradigma interesante en cuanto al consumo de alimentos. El reto es que en paralelo exista una innovación para el desarrollo de nuevos productos saludables. Si esto no sucede habrá una mayoría que seguirá consumiendo lo mismo olvidándose de su salud como hasta ahora. Podemos observar que con la pandemia del Covid-19 nuestro país fue impactado con una cantidad importante de enfermos y muertes debido al nivel de diabetes y otras enfermedades relacionadas con una mala alimentación.

El anuncio de la cancelación en la comercialización de los quesos es un llamado también para muchos otros productos que rebasan los porcentajes máximos de ingredientes no saludables. Existen otros casos en donde mienten en la mercadotecnia del producto mismo, posicionándolo como saludable en el empaquetado cuando en realidad no lo es. Esto que está sucediendo es una forma de despertar la consciencia del fabricante y del consumidor.

Seguro hay mejores maneras para manejar el comunicado de nuestro gobierno, ya que impactó de forma negativa a marcas reconocidas de productos lácteos en México. Al final esperemos que los que están bien puedan reivindicar su posicionamiento y los que no han cumplido se enfrenten a la ley. Sin embargo, esto debe hacerse con mayor cuidado porque también de estas empresas dependen miles de empleos que pueden quedar en riesgo.

Este “parteaguas” servirá para que todos los otros productos de alimentos que se comercializan cumplan con las reglas y no abusen del consumidor. Es momento de un cambio de cultura en la alimentación de los mexicanos, desde la fuente de fabricación hasta la consciencia de consumo.

abuso del consumidor
Imagen: Patricio.

Hoy tenemos la oportunidad de empezar a modificar la forma en que nos alimentamos. Principalmente, en cómo nos organizamos para que la mayoría de la gente que no tiene acceso a la información pueda empezar a construir una cultura de consumo saludable. Esto es responsabilidad de todos. Es entendible que no se puede cambiar un producto de la noche a la mañana, pero sí se puede rediseñar la industria de los alimentos centrando la estrategia de desarrollo de nuevos productos en la salud del ser humano en vez de únicamente centrarse en la ambición de mercado y las utilidades.

Estamos frente a cambios globales de consciencia. Si no lo hacemos en este rubro, también nos quedaremos atascados en el mismo lugar como lo menciona el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson. Estaremos paralizados sin ir a buscar algo nuevo y perderemos la oportunidad de construir una mejor calidad de vida para los mexicanos. Tendremos que romper los paradigmas de la alimentación y empezar a consumir diferente para que se inicie un proceso de cambio. No son cambios radicales los que se requieren, lo importante es empezar a intentarlo, consiguiendo un equilibrio saludable en todo aquello que producimos y consumimos. Aprovechemos a las nuevas generaciones para impulsarlo y lo demás se irá construyendo en el camino que habrá que tomar. ¿Ya sabes dónde encontrar tu queso?


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La respuesta está en nuestro interior

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Estamos luchando por un mejor mundo desde un frente meramente físico, mientras nuestro inconsciente colectivo crea un plan del futuro para atraer problemas e injusticia. ¿Por qué no lo podemos observar tan fácilmente?

No importa que tanto discutamos o protestemos, ni las campañas de comunicación que lancemos para intentar cambiar la situación que vivimos hoy. Mientras se siga existiendo el enojo, el rechazo, la separación y la resistencia en el interior de nosotros, no se creará la posibilidad para transformarnos y vivir un verdadero cambio.

Podemos observar que esto se ha repetido constantemente en la historia de la humanidad. Resolvemos un problema y uno nuevo nace gracias al mismo estado de ánimo colectivo que creo el primero. Y si a esto le sumamos que hay grupos con ese entendimiento y acceso al poder, la humanidad se convierte en un sistema de manipulación.

buscar nuestro interior
Imagen: Paweł Jońca.

Hemos caído en el paradigma de que para lograr el cambio se requiere luchar por ello. El reto es que, como buscamos resolverlo desde la parte física, y percibirlo a través de nuestros sentidos, no somos conscientes de que en realidad aquello que debemos cambiar no viene de un estado físico-concreto sino de uno abstracto que no vemos.

Al querer controlarlo todo, nos hemos convertido en una sociedad ansiosa que intenta modificarlo desde ese estado de ánimo y, como consecuencia, inconscientemente creamos un caos mayor. Este sistema que alimentamos cada momento nos bombardea con estímulos que nos mantienen viviendo de forma divergente. Un pequeño cambio en el equilibrio de nuestro estado de ánimo puede cambiar el resto de nuestro día.

Es muy claro que hemos llegado al punto donde la humanidad está viviendo más hacia afuera que hacia adentro de nosotros mismos. Esto termina generando ansiedad por no poder controlarlo todo. Debido a que ponemos nuestra atención en el exterior es como creamos nuestros peores adversarios: la culpa del pasado, el apego del presente y el miedo del futuro.

La oportunidad que hoy tenemos como humanidad es aprender a detenernos y observarnos en autoreferencia. Ver lo que está sucediendo en nuestro interior. Entender y asumir lo que estimula al estrés, a la ansiedad y a la tristeza; cada uno creciendo a mayor velocidad desde el inicio de este siglo. Si estamos creando nuestra realidad desde un estado abstracto, significa que lo que pensamos y sentimos tiene una fuerza de creación más allá de lo que hacemos.

ansiedad
Imagen: Pinterest.

Esto no significa ser pasivos sino todo lo contrario. Al existir la coherencia entre lo abstracto y lo concreto nos permitirá fluir hacia un nuevo camino para la evolución consciente del ser humano. Es actuar de una forma centrada en nuestra vida para crear un futuro coherente para el planeta.

¿Cómo podemos empezar a fluir más en nuestras vidas? La meditación es una herramienta al alcance de todos y es importante para ayudarnos a mantener el equilibrio. Vale la pena entender que no consiste en callar la mente sino en observarla. Por lo tanto, es de suma importancia desarrollar un auto-observador sin juicio ni culpa que nos muestre desde dónde estamos actuando. Esto nos permitirá liberar las emociones negativas al no rechazarlas y aceptarlas como parte de lo que ya estamos viviendo. Descubrir que nosotros estamos creando inconscientemente la realidad que vivimos es la llave para traspasar la puerta hacia la evolución de la consciencia.

En un mundo que cada vez va más rápido, y que por ello nos perdemos de vivir en el presente, detenernos, auto-observarnos y hacer momentos de silencio son el mejor regalo para encontrarnos con nosotros mismos. De esta forma abrimos la oportunidad para re-escribir un mejor plan para el futuro de la humanidad. ¿Estás listo para bajarte del tren bala y disfrutar este momento?


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El grito del inconsciente colectivo

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¿Desde dónde festejamos la Independencia de México? ¿Hasta dónde el orgullo se convierte en una máscara para borrar el semblante de la libertad que no tenemos? Son las preguntas que este 15 de septiembre me venían a la cabeza y que dejé pasar para no influir en las respuestas. No sé cuál es la respuesta correcta, lo que sí sé es que estamos viviendo un momento en donde todo está cambiando a nuestro alrededor y pareciera que sólo unos pocos están dispuestos a fluir con ello.

Desde hace ya varios años descubrí que existe una gran diferencia entre sentir orgullo por ser mexicano y amar a México. Esto me hizo reflexionar y dejar de ver esta fecha como algo que festejar desde el orgullo. Parte de mi decisión está basada en lo que aprendí de la Neurociencia en donde, con ensayos científicos, se demuestra que el sentimiento de orgullo genera una energía muy baja en nuestro cuerpo la cual te abre a ser influenciado fácilmente. Por otro lado cabe destacar que el amor es la energía más alta que te abre a poder conectarte con todo y fluir.

amar a Mexico
Imagen: El Heraldo.

Sumado a esto y al investigar sobre nuevos documentos que han salido de la historia de México –fuentes como la UNAM hasta historiadores serios que hoy lo comparten–, observé que no concuerdan con la narrativa que nos contaron, ya que gran parte de lo compartido e instalado como cultura en nuestro país, fue escrito por los que tuvieron el poder y decidieron relatar lo que les convenía en ese momento. Ellos tuvieron la libertad de decidir e indicarnos quién era el traidor y quién no. Inclusive modificaron partes de la historia con el fin de hacer sentir orgullo a la gente y de ahí partir para tener el control. Nada más real que lo ejemplificado en la película “La ley de Herodes”.

El enfoque innecesario en recordar una y otra vez el orgullo de ser un país libre gracias a esa lucha por la Independencia nos mantiene encadenados. Es como querer sentir lo que vivieron nuestros antepasados sin darnos cuenta de que no es necesario que nosotros lo experimentemos una y otra vez. Esto lo tenemos instalado en el inconsciente colectivo y es por ello que constantemente buscamos “iconos de orgullo” (como la selección de futbol o a los mexicanos de éxito) fuera de nuestro país. El reto individual de todo esto es vivirlo lejos del orgullo y cerca del amor por México, sólo así puedo amar al mexicano que triunfa y reconocer que lo único que me está recordando es que yo también soy libre de triunfar.

¿Qué queremos gritar los mexicanos? ¿De qué queremos liberarnos? De la incertidumbre, del miedo, de los problemas económicos, de la inseguridad, de la pobreza, del maltrato a la mujer y a los niños, de los que quieren controlarnos, finalmente la lista puede ser interminable. Por lo tanto, ¿Realmente somos libres o queremos ser libres? ¿Queremos seguir viviendo en un país donde rige el control, la separación y la desconexión?

lucha social
Imagen: Cherry.

Es momento de cambiar el grito de “Viva México” por “Amo a México” y de ahí hacerlo realidad. Construir un nuevo escenario para nuestro país no es posible lograrlo desde el orgullo sino desde el amor. No es un amor romántico, es un verdadero estado de nuestro ser que nos permite conscientemente respetar la tierra en la que vivimos y a todos los seres en que ella habitan. Es abrazar a México porque nos une como región y nos da la oportunidad de vivir en comunidad y crecer haciéndonos fuertes entre todos. Es saber que si uno falla en lo individual es porque estamos fallando en lo colectivo. Es momento de dejar de decir “esto está mal” o “lo hacen mal” y ponernos a desarrollar un nuevo recurso que nos permita cambiarlo.

Todo esto es una forma de amar a México y de festejar la unión, la tierra y el valor humano que sumamos todos los que habitamos este país; teniendo esto en cuenta, podemos creer que la libertad y la certeza de un mejor futuro es alcanzable para todos. Si alguien piensa que no se puede, es que vive en el paradigma del pasado. El reto es iniciar en coherencia con uno mismo para sumar poco a poco en colectivo y así llegar al inicio de una verdadera transformación… Es momento de preguntarnos: ¿desde dónde sería mejor gritar nuestra independencia?, ¿desde el orgullo o el amor?


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México y su realidad social

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¿Alguien sabe exactamente qué está pasando en nuestro país? El reto que tenemos en este momento va más allá de ver todo lo que hoy está impactando en la crisis sanitaria, identificada como la iniciadora de este tsunami. Hay un ejercicio que podemos hacer para poder entender en qué realidad estamos viviendo.

La realidad individual se crea de acuerdo a la percepción de cada uno. El que no exista un camino claro que unifique a todas esas percepciones, desde un entendimiento colectivo, nos ubica en una ruta de realidades hacia diferentes rumbos. Lo que sí está claro es que existe una realidad social, generada hoy por el miedo, que sólo nos puede anticipar que las cosas no están bien y que no lo estarán si seguimos en ese estado de ánimo.

La construcción de la realidad social es un libro escrito por el filósofo estadounidense John R. Searle, en el comparte que “la realidad social es posible dado que existen intencionalidades colectivas para imponer funciones”. Nos dice que las relaciones sociales están basadas en esto. Inclusive en el conflicto se necesita que las partes tengan la intención de combatir para que se pueda realizar tal acción y así uno batir al otro.

John Rogers Searle
John Rogers Searle es profesor de filosofía.

Hoy México no tiene una fuerte intención colectiva para sostener una mejor versión de lo que nos está sucediendo. No hemos logrado concluir el “hacer juntos” para poder avanzar de forma distinta en medio de la crisis. Esto se da por la falta de liderazgo coherente que venimos padeciendo en las últimas décadas.

Actualmente el país está sostenido mediante una realidad contada por nuestros gobernantes que no coincide claramente con lo que estamos viviendo. Cuando se dice que todo está bien en medio de una crisis llena de incertidumbre, se define una realidad no verdadera o alucinación que sólo anticipa algo peor de lo que la percepción individual está recibiendo.

México está siendo sacudido por sus peores miedos y sus vicios. Si le temíamos a ser controlados, y nunca hicimos nada por evitarlo, hoy tenemos una realidad que nos muestra que el destino nos tenía preparada una broma muy pesada. El reto es entender que el destino lo hemos creado nosotros.

Si nuestro presidente tiene una realidad que no concuerda con la verdad de lo que sucede, y si no existe una figura que permita en colectivo crear una mejor certidumbre para el mañana, podemos interpretar que vamos en un barco a la deriva sin darnos cuenta de que entraremos muy pronto en una zona de alto riesgo que nos llevará al naufragio. Claro, a cada quién le afectará según el lugar que ocupa en el barco, pero el impacto será para todos.

indiferencia
Fotografía: Animal Político.

Hoy tenemos la oportunidad de construir algo distinto desde lo individual hacia lo colectivo. Se requieren líderes que no se dejen llevar por la corriente del miedo o de sólo juzgar y quedarse como espectadores de lo que realmente sucede. No hablo de invitar a salir a las calles a protestar. La propuesta es empezar a construir realidades locales. Fortalecer regiones para no permitir que las crisis desestabilicen más de lo debido. Esto únicamente se puede construir mediante líderes conscientes y decididos a lograrlo.

No es mi realidad, ni tu realidad, ni tampoco la realidad de nuestros gobernantes; es la realidad de México la que nos debe interesar, ya que es la que realmente nos impacta a todos. El unirnos para hacerlo juntos y dejar la separación. Posiblemente logremos hacerlo unos cuantos, empezando entre familias y amigos, entre comunidades o regiones, y esto será suficiente para demostrar que se puede construir una mejor realidad social desde un presente consciente. Serán pasos que debemos dar para no quedarnos en el camino, hacia ese destino que ya hemos definido con nuestro pasado y que sabemos que no viene nada bien.

Hoy existen esas pequeñas regiones o comunidades del mundo que han demostrado hacer lo mejor frente a la crisis. No hay por qué no podamos llevarlo a cabo en nuestro país. El primer paso es dejar de competir con las realidades de otros para poder observar y asumir la responsabilidad de la realidad que estamos viviendo cada uno en lo individual, y cómo podemos unirnos con otros para construir un nuevo destino. El juego se llama “Vamos juntos”. ¿Estás listo para cambiar del “voy” al “vamos”?


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México y el efecto del “Factor Combi”

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Después de que la pandemia encerró en su casa a una mayoría de mexicanos creando una incertidumbre colectiva, aparece el “Factor Combi”, mostrándonos realmente lo que se ha estado tejiendo en el inconsciente colectivo.

Me refiero al video en donde unas personas deciden tomar la justicia con sus propias manos –y pies– frente a un intento de robo dentro de una combi de transporte público. La paliza que le propinan al extorsionador es tal, que cualquiera que lo ve puede pensar que perderá su vida.

Este video, que se volvió viral muy rápidamente, empezó a mostrar el descontento, enojo y desesperación del colectivo mexicano que lo reflejaba en sus comentarios. Los mensajes de apoyo a los defensores eran sin duda de la mayoría, sumados a los que decían “ojalá que se muera esa rata”. Por supuesto los “memes” no pararon, se hizo un corrido y una poesía para comunicar el suceso, dejándolo como un posible parteaguas en el tiempo de la pandemia.

corrupcion en transporte publico
Ilustración: Iván Vargas.

En las siguientes 24 horas, se presentaron varios casos en comercios y taquerías, donde los presentes decidían aplicar la ley ante los asaltantes asombrados. Estos incidentes muestran lo que estamos viviendo hoy como sociedad ante la multicrisis que no parece tener fin. Estamos ante un México desesperado y es momento de actuar para que no termine en una depresión colectiva, la cual crece día a día en silencio.

¿Qué es lo que estamos reflejando como sociedad ante estas reacciones? Parece que estamos en un punto de no retorno donde vamos encaminados al precipicio sin darnos cuenta. Ante una justicia ausente en nuestras autoridades, esto se puede convertir en la bola de nieve que desentierre todas las emociones que se tienen contenidas en los mexicanos. Hay una frase de Aristóteles que refiere a esto claramente: Así como el ser humano, cuando alcanza su perfección es el mejor de los animales, así también, fuera de la ley y la justicia es el peor de todos.

La práctica de justicia por mano propia está vinculada a una reacción de indignación por parte de un grupo. Si bien puede contar con un primer personaje que propicia el acto de “justicia”, es una reacción inconsciente que normalmente responde a la indignación, que se detona cuando una comunidad ha estado expuesta a la violencia y que sobrepasa de alguna manera su capacidad de tolerancia.

Podemos observar que hay una mayoría de personas que están hasta la madre de la inseguridad y de la injusticia en México. Gente que sí trabaja, sí estudia y sí da su mejor esfuerzo para salir adelante. Una parte de nuestro país, más que justicieros, quisieran vivir en paz. Al final la reacción ocurrida en este evento es natural del ser humano cuando se tiene que entrar en defensa propia por la supervivencia. El enojo colectivo es el que hay que observar, porque es lo que se encuentra detrás de nuestra realidad.

asalto en la combi
Ilustración: @monerorictus.

Llevemos el Factor Combi a nuestras vidas. ¿Qué o quién estamos dejando que nos haga enojar? ¿Hasta dónde nos convertimos en malhechores o justicieros de aquello que nos rodea? ¿Estamos viviendo en coherencia con lo que enjuiciamos del exterior? Lo que estamos viviendo y observando es un reflejo de lo que hemos creado en lo individual y colectivo.

Es duro porque no nos gusta observarnos en lo individual y ver que uno se siente bien cuando alguien se defiende y le hace daño al “malo”. Al final, desde el lado humano, todo hubiera estado mejor si lo contienen y no le ponen tal golpiza. Sin embargo, fue diferente porque todos teníamos algo que aprender. Incluyendo nuestras autoridades que han perdido la credibilidad de su función.

Esto ya ha sucedido antes en México, pero hoy se vuelve relevante por todo lo que estamos viviendo a gran escala. Es momento de hacer consciencia de que podemos crear un mejor futuro dejando de ser malhechores y justicieros de nuestros propios actos y de los demás. Está claro que se requieren también nuevos y mejores liderazgos que permitan conducir a México en medio de este trayecto y la mejor posibilidad para todos es que no lo caminemos en piloto automático.

 ¿Ya te viste dentro de la combi?


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Todo pasa tan rápido que parece que no tenemos el tiempo para detenernos a observar qué es lo que realmente está sucediendo hoy. Buscamos un medicamento para detener el esparcimiento del coronavirus con el fin de continuar con nuestras vidas como veníamos haciéndolo, sin darnos cuenta de que cambiar ese pasado es la oportunidad para transformarnos como humanidad.

La llamada “nueva normalidad” no debe quedar sustentada solamente en las nuevas reglas de comportamiento social. Ésas llegaron para quedarse y blindarnos de cualquier otro “bicho” que quiera montarse a nuestra forma de relacionarnos socialmente. La oportunidad que tenemos es ver más allá de sacarle la vuelta a la crisis sanitaria. Es momento de hacernos responsables y enfrentarnos a lo que nosotros mismos hemos creado.

La historia tiene mucho que mostrarnos, sin embargo, no se trata únicamente de poner atención en cómo enfrentamos el pasado, también está el reconocer conscientemente el impacto emocional colectivo para la generación que lo vivió. A ese daño, miedo, trauma o herida emocional que se queda en nuestro inconsciente y que se va pasando de generación en generación se le llama Sombra Colectiva.

jovenes figuras, vintage
Imagen: Revista Telos.

Este lado oculto de la naturaleza humana crea una presión psicológica sutil y condiciona nuestro comportamiento inconsciente ante lo que vivimos día a día. Hoy podemos ver las noticias y darnos cuenta de que nos enfrentamos cara a cara con los aspectos más obscuros de la naturaleza humana. El mundo se ha convertido así en el escenario de la Sombra Colectiva que reclama por doquier nuestra atención. Alza la voz desde los titulares, miente para mantenernos sumisos, nos muestra la polarización, juega libremente con nuestros bienes y deseos desde las instituciones financieras, alimenta la sed de poder de los políticos, conduce ejércitos a la guerra, contamina nuestros ríos y océanos, y envenena nuestros alimentos con pesticidas invisibles. Nuestra época nos ha enfrentado a ser testigos de este espectáculo sin precedentes.

Mientras que algunos individuos y grupos viven los aspectos socialmente más benignos de la existencia, otros en cambio, siendo la mayoría, padecen sus facetas más desagradables y terminan convirtiéndose en el foco de las proyecciones grupales negativas de la Sombra Colectiva. Ambas partes suman por igual al inconsciente colectivo para continuar construyendo situaciones que no nos gustan y nos retan una y otra vez.

Carl Jung dijo: La regla indica que cuando no se toma conciencia de una situación interior, ésta se da exteriormente como destino, es decir, que cuando el individuo no toma conciencia de sus contradicciones internas, el mundo se ve forzado a expresar el conflicto y a romperse en mitades opuestas.

consciencia colectiva
Imagen: elEconomista.es.

Para entender cómo es que estamos viviendo hoy nuestra sombra, podemos empezar por preguntarnos: ¿Cómo es que respondemos ante la información que consumimos día a día? ¿Somos conscientes de que sin importar lo lejos que se encuentre una situación crítica todos formamos parte de la misma? ¿Qué podemos hacer ante un mundo que sistemáticamente parece que no puede transformarse?

Lo primero que podemos observar es que somos nosotros mismos los que estamos construyendo el caos. No son los monstruos de las películas, ni los alienígenas que nos atacan y muchos menos una secta que controla el mundo. Todos los días tenemos opción de no sentirnos controlados, pero salir de la comodidad y seguridad de nuestras vidas nos mantiene acorralados. Por el contrario, entregamos el control a quien quiera tomarlo y lo hacemos inconscientemente cada vez que decidimos consumir cualquier producto que la mercadotecnia nos trae como la panacea para estar mejor en nuestras vidas. Estamos lejos de un consciente colectivo.

El médico y antropólogo Melvin Konner narra en su libro, The Tangled Wing, la historia de aquél hombre que fue al zoológico y acercándose a un cartel que decía: “El Animal Más Peligroso de la Tierra”, descubrió asombrado que se hallaba ante un espejo. Más que preocuparnos, es momento de ocuparnos de la humanidad. Seguro necesitaremos años o décadas para iniciar un consciente colectivo que comience una nueva etapa del ser humano, pero es preciso iniciarla ya.

colectividad aislamiento
Ilustracion: Damián Lluvero (Forbes).

Es momento de construir lo que podríamos llamar un “Legado Colectivo”. Utilizar de forma grupal el relacionarnos profundamente para reconstruir la vida en el planeta. Por medio de ecosistemas humanos que puedan iniciar una transformación local para ir sumando hacia lo colectivo. Pareciese una utopía, pero no lo es. Alguna vez vivimos en cuevas y no teníamos ningún vehículo y hoy podemos volar entre continentes. Aunque para esto pasaron muchos años, hoy tenemos la tecnología y la información biológica de lo que ya hemos hecho por miles y millones de años. Es momento de usarla a nuestro favor.

Hagamos una sola cosa; atender conscientemente el pasado desde nuestro presente y asumamos nuestra responsabilidad ¿Ya te observaste como parte de la Sombra Colectiva?


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La visita presidencial no es lo que importa

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Empecemos definiendo nuestra posición por medio de la siguiente pregunta: ¿Estás contento con los resultados de la visita presidencial a Estados Unidos o estás en contra y descalificándola?

Al final, lo que sí sucedió de nuevo fue el fortalecimiento de la polarización de los mexicanos. ¿Acaso sabemos todo lo que hubo detrás de esta visita? ¿Realmente podemos dejarnos llevar por nuestras emociones de acuerdo a una postura polarizada?

Las redes sociales se han encargado de mostrarnos el encanto y desencanto de los polos. Esa polarización fue la que generó las emociones radicales para hacer más grandes los éxitos ante los ojos de los seguidores o los errores ante los adversarios.

La historia a estas reacciones se empezó a escribir con antelación. Los detractores del presidente de México advertían los errores o descortesías del mandatario estadounidense y los que estaban a favor buscaban adivinar la importancia de su visita. Por supuesto que nadie sabía realmente lo que sucedería. La agenda oculta no es para todos.

visita presidencial
Ilustración: Rosario Lucas.

Todo aquel que ejecutó juicios, adivinanzas, comentarios polarizados, o simplemente dedicó tiempo a lo que dijo la gente y medios más allá de sólo enterarse, cayó en el juego de distracción sin valor alguno. De entrada, no sabemos ni sabremos lo que sucedió ahí. Es más, nunca hemos conocido la historia completa de lo que sucede en una visita de un presidente de México a Estados Unidos. Con mayor razón ahora, cuando las redes sociales pueden transformar cualquier dato en nota de éxito y fracaso al mismo tiempo.

Algunos podrán descifrar los intereses que están a la vista, observando los tiempos que se viven en la política de ambos países. Inclusive pueden declarar que hubo intereses de ambas partes ya sean políticos o empresariales, pero no podrán precisar el intercambio más allá de los bates de beisbol. Eso siempre quedará en resguardo de unos cuantos, así que de nada sirven las suposiciones sin fundamento real. Todo esfuerzo extra no genera ningún resultado ya que al final así hemos construido la política en México. La política donde se cree que los acuerdos son de amigos y no de líderes que representan al Estado.

Mas allá de nuestro lente polarizado veamos la cena y a sus invitados. Se vivió una dinámica integrada por declaraciones de algunos de los liderazgos empresariales más importantes del mundo, en donde se afirmó la intención de invertir en México. Lo valioso es que estos líderes representan a empresas públicas que no pueden hacer declaraciones fuera de contexto y por lo tanto son reales. Éste es un ejemplo claro de cómo podemos observar algo que sí sucedió a la vista de todos de una forma centrada, sin polarizarlo al hacerlo plausible o verlo con simbolismos para sacarlo del contexto con el que se dio.

Cuando nos polarizamos lo que vemos está diseñado por nuestro contexto personal. Nuestro ego impulsado por las creencias, paradigmas, miedos y sobre todo deseos, los cuales nos muestran el lugar que ocupamos en el juicio de cualquiera de los dos lados, y no lo que realmente somos. Lo importante de esto es que ninguno de los polos está mal, simplemente están ejecutando su lente por el que ven la vida de acuerdo a su pasado y deseos del futuro.

sociedad polarizada
Ilustración: Davide Bonazzi.

¿Dónde está la oportunidad para todos? Empezar a observar las situaciones desde el centro, ya que sólo desde ahí se puede atender mejor la realidad y dejar el pasado en su lugar para descubrir algo nuevo que es posible llevar a cabo con lo que está sucediendo ahora.

Podemos seguir perdiendo el tiempo polarizados en discusiones y en guerra de redes sociales, o podemos ver qué se puede construir o aprovechar de lo que ya sucedió y que no podemos cambiar. No se trata de ganar desde un polo, sino que gane México con algún punto de valor que se haya sostenido en las reuniones bilaterales políticas y empresariales. Seguro hay un grupo muy pequeño de mexicanos que tiene una lectura más profunda y que aprovechará para sus propios intereses, pero eso por igual no cambiará nada de lo que ya sucedió.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ya fue a Estados Unidos, ya aduló al presidente Donald Trump y Joe Biden ya lo registró, pero no pasará nada como hasta ahora no ha sucedido por eventos similares en el pasado. Serán cartas que tal vez se tendrán que jugar en el futuro como en cualquier relación y hasta ahí. Es momento de enfocarnos en México, en la gran crisis que viene creciendo y que impactará a todas las clases sociales. Ahora sí tendremos que lidiar todos con lo que está ocurriendo sin esperar a que alguien lo resuelva. Esta bola de nieve sí nos debe interesar en vez de distraernos con nuestra polarización. ¿Cuánto tiempo le has dedicado a resolver lo que verdaderamente importa?


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2020 el año perdido, ¿es en serio?

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Cada vez podemos ver más mensajes en las redes sociales y medios electrónicos acerca de que el año 2020 es un año perdido y yo me pregunto, ¿perdido por qué?

Mientras una inmensa mayoría de personas en el mundo se quejan de lo mal que ha sido perder tanto tiempo encerrados, existe un selecto grupo que en silencio continúa la vida. No hablo de aquellos que más dinero tienen para enfrentar esta crisis, me refiero a los que realmente pueden decir que el 2020 ha sido un año extraordinario y lleno de aprendizajes. En este pequeño clan, también hay personas que perdieron seres queridos, su empleo o su negocio. Una minoría que ha decidido asumir la realidad que cada uno está viviendo, para reinventarse y seguir adelante.

El año 2020 corre la primera mitad y seguro nos faltan cosas difíciles por navegar como resultado de todo lo que trajo la pandemia. No hay un post-corona hay un “con-corona”. No podemos cerrar los ojos a la realidad, esto llegó para quedarse y lo que sucederá después de todo el proceso difícil es que estaremos ante la oportunidad de una gran transformación.

nueva normalidad, covid
Ilustración: Central Zine.

No estamos perdiendo el año, estamos ganando años. Hace tres meses no sabíamos qué pasaría y hoy estamos viendo cómo cambiar las cosas. No se trata de intentar entender el proceso sino de caminarlo y encontrar las respuestas adecuadas a preguntas como: ¿Qué nos sirve de lo que hoy tenemos para acompañarnos a un nuevo futuro?, ¿qué podemos construir para obtener mejores condiciones de vida?, ¿en qué nos tenemos que reinventar?, ¿cómo vamos a tomar cuidado del ser humano, de nuestro planeta, de nuestro propósito y de nuestra prosperidad?

Este alto que nos ha traído el 2020 va más allá de un tiempo perdido. No lo observamos porque nos escondemos atrás de la realidad por el miedo a enfocarnos en nosotros mismos. Inclusive seguimos usando nuestra cultura del humor como una salida de distracción rápida a los problemas que, al final, no desaparecen con esto. Hay que aprender a reír sin dejar de enfrentar la realidad.

el futuro y el covid, encierro
Ilustración: Damián Lluvero (Forbes).

Lo mejor que hemos perdido en este año es la velocidad que traíamos por conquistarlo todo. Por buscar la felicidad en lo material o en la experiencia. Es claro que esta desaceleración es una gran oportunidad para parar y observarnos. Es un momento para tomar consciencia de que no es necesario ir tan rápido en una vida que se disfruta en el presente. Detenernos es un regalo para observarnos y reconocer que algunas cosas que hemos hecho no nos sirven para continuar en el camino que queremos construir. Antes de avanzar hay que hacernos la pregunta de “¿qué futuro queremos?”.

El destino aún no está escrito y podemos definirlo en cada instante. Hoy podemos decidir entre el rechazo de la realidad 2020 o la aceptación de los nuevos retos que nos ha regalado. Ambos son caminos con rumbos diferentes. Rechazar nos dejará ciclados haciendo más de lo mismo y aceptar nos permitirá ver cómo construir un nuevo futuro. Al final, escogeremos desde el inconsciente colectivo lo que necesitamos aprender como humanidad. La diferencia será para quien escoja de manera consciente en lo individual y, por lo tanto, lo experimente diferente.

nueva era pandemia, cientificos estudian covid
Ilustración: El Mundo.

Cada presente nos regresará a las mismas preguntas que hemos tenido en el pasado y que hoy nos escoltan para intentar entender nuestro propósito. El tablero de la vida nos posicionará en dónde debemos estar y no dónde creemos estar. Ante todo esto, siempre estaremos frente a la oportunidad de descubrirnos como seres humanos que venimos a vivir la vida con todo, sin quitarle nada.

El 2020 ha sido un año lleno de tropiezos, perdidas y aprendizajes. Hemos tenido que cambiar nuestra aclamada normalidad por una vida con mayor incertidumbre que antes. Vivimos refugiados en la tecnología para poder comunicarnos con los demás. Añoramos lo que sentíamos antes al hablar con las personas físicamente. Nada de esto nos gusta, pero no ha venido para hacernos sentir mejor, sino para hacernos ver como seres humanos. Duele, preocupa, altera, conmueve, enoja y desespera. No sabemos hacia dónde vamos, pero tenemos un ligero presentimiento de que debemos cambiar. Es por eso que nos encontramos frente a nuestra mejor oportunidad para responder quiénes somos y hacia dónde queremos ir.


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