Científicos europeos presentaron la nueva edición del Atlas Mundial del Brillo Artificial del Cielo Nocturno, el cual mide el resplandor de la luz artificial que se esparce por la atmósfera en todo el mundo.
La primera versión del Atlas apareció en el año 2001, “pero estaba basado en un sistema de medida satelital menos preciso”, comentó Fabio Falchi, director del proyecto y principal autor del artículo publicado en Science Advances, donde se detalla cómo se reunieron las imágenes que conforman el mapa.
“Para la compilación se utilizaron mediciones tomadas por el satélite Suomi Asociación Nacional de órbita polar, que orbita a 800 kilómetros sobre la Tierra y toma fotografías de su superficie por la noche”, detalló Falchi, a la BBC.
El satélite puede percibir la intensidad de cualquier fuente lumínica que detecta y señala su ubicación. Con las fotografías se produjeron coloridos mapas de cada parte del mundo que muestran el nivel de brillo lumínico sobre ciudades, pueblos y campos adyacentes.
Para los investigadores este resplandor lumínico es consecuencia de la contaminación lumínica, o del exceso de luz eléctrica durante la noche producida por las ciudades, la cual impide a los pobladores percibir el cielo nocturno.
Por ejemplo, señala el artículo, la Vía Láctea ya no es visible para una tercera parte de la humanidad. “El 60 por ciento de los europeos y un 80 por ciento de los norteamericanos ya no pueden ver la constelación por la noche”, detalla el texto.
Este fenómeno también a comenzado a afectar la salud de la gente, considera Fabio, “los humanos tenemos un ciclo construido de patrones de sueño y de vigilia, el ciclo dura unas 24 horas y la luz, sobre todo la del sol, y la oscuridad son importantes para su funcionamiento”.
El brillo del cielo que muestran este atlas probablemente afecta directamente a nuestros ritmos circadianos, consideró el investigador, “recientemente hemos comenzado a teorizar que algunos trastornos graves podrían ser el resultado de la interrupción de los ritmos circadianos, como la falta de sueño, la obesidad, algunos tipos de cáncer y alteraciones del estado de ánimo”, finalizó el científico.
