El bajo perfil ya no es una opción propia

¿Alguna vez se ha buscado usted mismo en Google? ¿Qué aparece al teclear su nombre? ¿Le gusta o no le gusta lo que ve?

Mantener un bajo perfil es cada vez más mito y un reto para todos en esta nueva sociedad hiperconectada; lo mismo de difícil es para una organización multinacional que para un magnate del mundo financiero que no le gustan los reflectores, o para usted y para mí que no buscamos fama.

Sin embargo, no dejo de escuchar frecuentemente que diversas organizaciones solicitan estrategias para mantener un perfil bajo que, sin duda, es una petición válida, pero resulta una tarea casi imposible de llevar a cabo. El argumento que recurrentemente expongo en esas conversaciones es que llega un momento en la vida de una organización, marca o persona, que ha alcanzado tal influencia o relevancia en su círculo de competencia, que ya no depende de sus propios medios decidir si puede tener o no un perfil alto.

El punto de análisis para comenzar, debería ir en tres vías:

  • ¿Qué hago yo o dejo de hacer para ser parte de la conversación que defina ese posicionamiento?,
  • ¿en qué canales se da esa conversación y quiénes influyen? y,
  • ¿de cuánto tiempo dispongo para diseñar mi propio posicionamiento?

ceo

En la nueva era de la información, el reto está en cómo modular el ruido (que no tiene que ser necesariamente negativo) para construir una imagen o posicionamiento que sea afín a nuestros intereses. Sin embargo, también hay consideraciones que deben tomarse en cuenta como, por ejemplo, en una situación de riesgo o crisis reputacional no es posible pretender incidir de la noche a la mañana en un posicionamiento que nunca se tuvo con anterioridad. Es decir, una percepción que se construyó en tiempo y forma de manera orgánica, difícilmente podrá revertirse en horas bajo nuestra voluntad ‒a favor‒. Es evidente que no hay fórmulas mágicas. Aunque desafortunadamente sucediera lo opuesto, una percepción positiva delineada y construida en el tiempo, sí puede ponerse en riesgo de manera rápida.

El reto está en cómo las organizaciones y las personas nos preparamos para esas indeseadas situaciones. Si bien una buena reputación puede sufrir daños ipso facto, es cierto que también ayuda tener un track récord óptimo para recuperarse de forma más eficiente. Las organizaciones que hoy día siguen argumentando que tener un bajo perfil es lo mejor para sus fines, lo que van haciendo también es ir asumiendo paulatinamente mayores riesgos reputacionales en diversos frentes, y creo que está claro que la reputación afecta directamente al negocio.

El filtro decisivo puede ser una simple reflexión: “Hoy, nos guste o no, existe una conversación sobre nosotros, ¿queremos contar nuestra propia historia o dejaremos que alguien más lo haga?”.

Al final del día, el que calla otorga.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
1 Comentario
Más viejo
Nuevo Más Votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Ramon Rodriguez

Debemos adaptarnos a los nuevos tiempos…..Lo que no cambia !desaparece!

1
0
Danos tu opinión.x