Cuando se trata de percibir el mundo que nos rodea, ¿cuánto se debe a los datos sensoriales que recibimos y cuánto proviene de las predicciones que hacemos, puede la relación de ambos conducir a alucinaciones?
Muchos asumimos que percibimos el mundo como realmente es, con nuestros ojos y oídos actuando como ventanas que nos permiten acceder a una realidad objetiva. Pero la percepción no siempre es un reflejo exacto de nuestro mundo real.
Anil Seth, profesor de neurociencia cognitiva y computacional en la Universidad de Sussex, explica el vínculo que existe entre la percepción y la realidad. Él cree que la realidad tal como la conocemos proviene de la actividad de nuestro cerebro. En un intento por desentrañar la relación entre la percepción “normal” y la alucinación “anormal”, el Dr. Seth revela que los dos podrían ser más parecidos.
¿Cómo sabemos que experimentamos el mundo real? Probablemente no lo hacemos. Todo lo que percibimos, todo lo que experimentamos, es el resultado de que el cerebro interpreta la información sensorial que llega de una manera particular.
Él afirma que la percepción y la alucinación tienen mucho en común y piensa que todas nuestras experiencias son alucinadas, y que solo cuando nos gustan y aceptamos esas alucinaciones, le llamamos realidad.
El cerebro aporta sus expectativas previas acerca de lo que existe para interpretar esta información sensorial masiva, ruidosa y ambigua que encuentra continuamente. La percepción, en lugar de ser un reflejo de lo que realmente existe en el mundo, es siempre este proceso activo de interpretación. Es fácil asumir que vemos con nuestros ojos. De hecho, vemos con nuestros cerebros.
De acuerdo a su teoría, nuestros ojos son necesarios, pero lo que realmente percibimos es producto de cómo nuestro cerebro interpreta toda la información que nuestros ojos reciben. Cuando se altera el equilibrio entre cómo el cerebro interpreta la información sensorial y lo que realmente es la información sensorial, es cuando las personas comienzan a ver cosas que otras personas no ven, y eso es lo que llamamos alucinaciones.
Uno de los ejemplos que da es cuando miras una nube y algunas veces puedes ver caras en ellas, siendo esa una especie de alucinación. Hay personas que ven cosas que otras personas no ven, esto se debe a que tienen un equilibrio diferente de cómo influyen sus expectativas previas en los datos sensoriales.
También mencionó el uso de drogas psicodélicas, que llevan a las personas que las consumen a tener experiencias inusuales, a ver cosas que no están ahí. Estas alucinaciones no son reales, pero el cerebro está funcionando de una manera diferente, de modo que sus expectativas previas dominan esta información sensorial.
Cuando nuestro cerebro se encuentra bajo los efectos psicodélicos, su actividad se vuelve desorganizada. Normalmente, diferentes partes del cerebro tienen una actividad que se correlaciona, mientras que bajo los efectos estas áreas están activas al mismo tiempo, y luego disminuyen su actividad al mismo tiempo. La forma en que se producen las alucinaciones visuales en el estado psicodélico podría deberse a que en el estado psicodélico, lo que se percibe depende más del cerebro que los datos sensoriales que llegan a través de los ojos y los oídos, pero lo que experimentamos como real es una construcción del cerebro.
Cuando experimento un color en particular, eso no significa que el color exista en el universo, que una jarra roja esté pintada de un color que existe independientemente de mi mente y mi cerebro. No, el rojo es algo que mi cerebro construye para interpretar la información visual. Esto lleva a la pregunta, ¿es algo real? ¿Hay algo realmente allí?.
Si bien no deja muy en claro las bases de su teoría, el Dr. Seth expone un tema que ya se ha mencionado anteriormente. Otra de las teorías sobre nuestra realidad afirma que vivimos en una simulación, incluso mentes brillantes como Elon Musk y Stephen Hawking hablaron sobre ella.
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