IFETEL y SCT: compartir no es competir

“La Red Compartida”, es el proyecto que nace de la Reforma de Telecomunicaciones y que consiste en desarrollar una red de telecomunicaciones a nivel nacional utilizando la frecuencia de los 700 MHz, disponible a raíz del apagón analógico.

El nombre de “Red compartida” busca comunicar al público una atribución noble, es decir, una red para todos.  La realidad es que la Red oculta una enorme miopía en materia de políticas públicas y de desarrollo de competencia. Un proyecto que nace como monopolio en un sector definido por la innovación tecnológica, es difícilmente compartido y muy probablemente poco competitivo en el corto y mediano plazo.

Hace varios años, llegó a mis manos un documento que describía lo que es hoy la llamada Red Compartida.  El documento tenía una muy buena narrativa, ofrecía una especie de “bala de plata” para recuperar el tiempo perdido en el desarrollo de las telecomunicaciones en el país y sugería, bajo el principio de “compartición” que este era el modelo ideal para invertir los recursos existentes del gobierno y del estado (red fibra CFE-Telecom y la banda de los 700 MHz.  La realidad es que el documento al ser leído por gente con poca experiencia en el sector le hacía sentido, le hacía creer que entendía la problemática del sector y cómo resolverla.

Monica Aspe (foto: Mediatele.com).

Es así como ese primer documento y la narrativa que proponía,  hizo de la Red Compartida un proyecto central de la Reforma de Telecomunicaciones, el cual hizo posible que una reforma que buscaba darle competitividad a un sector carente de ella, gestara en el mismo acto legislativo un nuevo monopolio, uno “compartido”.

Hasta el momento la Red Compartida es y será retórica.  Los grupos interesados, así como el proceso de licitación del mismo arrojan enormes dudas en cuanto a su capacidad y transparencia. La narrativa de la Red sigue empujando cada vez más concesiones a fin de darle una viabilidad que no tiene.  Su capacidad de tener éxito no depende de la voluntad de la SCT ni del IFETEL, ni de que tanto promuevan en sus giras y discursos Monica Aspe y Gabriel Contretaras, dependen de lo que depende todo servicio basado en el cambio tecnológico, de incentivos a la innovación, de incentivos a la inversión, y estos incentivos son fundamentalmente generados en un marco de competencia.

Entre la narrativa de “compartir” y la de “competir”, prefiero la segunda, de la primera mi generación ya tiene muchos ejemplos como la CFE y Pemex, entre otros. Cuantos más fracasos en nombre de la colectividad en materia productiva necesitamos para aprender que una economía de mercado es donde la competencia es la que genera valor y riqueza para la sociedad.

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