Rusia inician las pruebas clínicas de vacuna covid-19
La vacuna del covid-19 se ha convertido en la piedra preciosa más buscada en el mundo y científicos se enfocan en encontrar la sustancia que podría salvar millones de vidas de una pandemia que ha obligado a un confinamiento global.
Rusia se colocó entre los países líderes en esta interesante búsqueda y parece ser que cada vez se acerca mas al descubrimiento de la anhelada vacuna del covid-19.
El ministro de Industria y Comercio de Rusia, Denís Mánturov, hizo una trascendental declaración el miércoles 10 de junio en la Duma Estatal, la Cámara Baja rusa, señalando que en el país ya han comenzado los ensayos clínicos de la vacuna del covid-19.
“En lo que concierne al tema de la vacuna que les interesa a todos, puedo decir que este mes nuestras farmacéuticas han iniciado los ensayos clínicos junto con las organizaciones del Ministerio de Salud y del Servicio Federal de Rusia para la Supervisión de la Protección y el Bienestar del Consumidor (Rospotrebnadzor)”, ha afirmado Mánturov, citado por Interfax, prometiendo que las autoridades van a ir informando sobre el proceso.
De momento, distintos equipos de científicos tratan de desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus en Rusia. Uno de ellos, el Instituto de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, expresó la esperanza de registrar la vacuna ya en agosto, mientras que los investigadores del centro de virología y biotecnologías Véktor planean registrar su vacuna contra el SARS-CoV-2 en septiembre.
A diferencia de los fármacos, cuya eficacia es estimada por sus efectos en las personas que ya tienen cierta enfermedad, las vacunas experimentales se administran a personas sanas que luego se ven expuestas al microorganismo nocivo. Después de meses o años de observación, los científicos pueden considerar su invento como exitoso si aquellas personas no se contagiaron tras la inyección.
Normalmente las vacunas experimentales son probadas en miles de personas que residen en zonas de contagio, aunque también es común que estos estudios involucren a unas decenas de voluntarios que son vigilados por los médicos por si presentan síntomas de la enfermedad tras ser infectados.
De esta manera, los investigadores pueden decidir si merece la pena seguir con el desarrollo de la vacuna probada o si es mejor buscar otro remedio.
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