En marzo del 2018 la estación espacial china Tiangong-1 caerá a la Tierra por lo que cientificos advierten las consecuencias que esto podría provocar en las zonas donde aterrice.
Aun cuando desde el 2016 no se tiene control del laboratorio espacial lanzado por China, el Tiangong-1, los cientificos asiáticos no han logrado predecir el lugar y el momento en que la nave espacial dejará su orbita, para caer en la superficie terrestre pero aseguran que el suceso ocurrirá en marzo del 2018.
Mientras que una reciente predicción del Centro de Estudios de Órbitas y Reingreso de Escombros de la corporación Aerospace (CORDS), indicó que el laboratorio chino, de 8 toneladas y media, podría portar a bordo restos de un peligroso combustible denominado hidracina.
“Potencialmente, a bordo de la nave espacial puede haber una sustancia altamente tóxica y corrosiva llamada hidracina, que podría sobrevivir al reingreso a la atmósfera. Para su seguridad, no toque ningún residuo que pueda encontrar en el suelo ni inhale los vapores que este pueda emitir”, señaló en un comunicado el instituto.
Por su parte la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA) indicó que el contacto con esta sustancia puede provocar una serie de síntomas que incluyen convulsiones, ceguera temporal y daños en el cerebro de los seres humanos. En febrero de 2008 la fuerza aérea de Estados Unidos destruyó un satélite espía fuera de control alegando que su depósito de combustible estaba lleno de hidracina, recordó RT.
Los científicos que han estado monitoreando la nave intentaron pronosticar dónde podría chocar, pero solo han podido reducirlo a un área entre los 43 grados Norte y los 43 grados Sur. La mayor parte de esa área está cubierta por el océano, pero aún hay una probabilidad de 1 en 10 de que los escombros aterricen en un área poblada, lo que podría dañar tanto estructuras como personas.