El término de la Segunda Guerra Mundial dio lugar a la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948 y con este acto, al surgimiento del Derecho Internacional de los derechos humanos.
Ciudad de México.- El día nueve de mayo se cumplieron 70 años de la rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, frente a los aliados. Esta rendición incondicional fue firmada por el almirante Dönitz, jefe del gobierno alemán y por otros jefes militares en diversos frentes, a raíz del suicidio de Adolfo Hitler el 30 de abril de 1945. Fue en palabras de William Styron el final de ‘la negra noche del alma humana, cuando millones de inocentes sufrían y morían bajo la dominación total de los nazis’.
Con este acto se pone fin a las hostilidades en Europa y otras regiones en el mundo. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial no terminaría sino hasta la rendición de Japón, después de la detonación de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, el seis y el nueve de agosto de 1945. El fin de la Segunda Guerra Mundial significó la derrota definitiva del nazismo alemán, el fascismo italiano y el imperialismo militarista japonés.
La derrota de Alemania, Italia y Japón finalizó la guerra más violenta que ha conocido la humanidad, con una secuela de más de 60 millones de muertos, buena parte de ellos civiles, y con los genocidios más grandes de la historia como el Holocausto.
El término de la Segunda Guerra Mundial dio lugar a la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948 y con este acto, al surgimiento del Derecho Internacional de los derechos humanos, el movimiento jurídico político que rescata el valor de la dignidad de la persona humana, vértice de la construcción de los sistemas democráticos modernos.
Asimismo, la post-guerra trajo consigo la descolonización y desarticulación de los imperios británico y francés. Las dos superpotencias emergentes al final de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos y la Unión Soviética, provocaron la tensa guerra fría con la constante amenaza subyacente de la destrucción masiva por el uso de las armas nucleares. Este conflicto llegó a su fin con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la Unión Soviética.
A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial el mundo conoció el más acelerado desarrollo de la ciencia, la tecnología y la industria. Se lograron los niveles de progreso y bienestar más elevados, nunca antes conocidos, aunque en un contexto de desigualdad extrema, ya que en numerosas sociedades y en diversas regiones del mundo ha persistido la pobreza.
De igual forma, la población mundial se incrementó varias veces entre 1940 y 2015 al pasar de 2,300 millones de personas, a alrededor de 7,325 millones de habitantes en 2015, con una perspectiva de alcanzar más de 9,550 millones de personas en 2050, y con un escenario de continuar aumentando hacia el 2100 hasta 10,900 millones de habitantes, antes de comenzar a decrecer. Además, el perfil de la población ha variado en virtud del sensible envejecimiento de la misma.
Asimismo, el proceso de la destrucción de la naturaleza en las últimas décadas no tiene precedente en la historia de la humanidad. El daño al medio ambiente es ya irreversible en diversas áreas, constituyendo el principal peligro para la sustentabilidad de la vida humana en el planeta.
La sociedad mundial contemporánea enfrenta también la persistencia del fanatismo político y el resurgimiento del fundamentalismo religioso, así como la permanencia de la demagogia populista en regiones como América Latina.
La gobernabilidad de los asuntos públicos pasa por el diseño de nuevos esquemas de organización democrática nacionales e internacionales.
En suma, hace 70 años la humanidad venció graves peligros para la vida con dignidad. Hoy enfrenta nuevos retos no menores.