Después de los cincuenta lo mejor de la vida está por venir. El alma, la creatividad y el impulso no se jubilan nunca.
Ciudad de México.- Iniciamos, después de un período de vacaciones, el ciclo escolar; todos los niños mexicanos empezaron clases, el pasado 24 de agosto regresaron al cole 25 millones 900 mil alumnos y más de un millón 212 mil maestros en Educación Básica, dando inicio del ciclo escolar 2015-2016, en las 228 mil 269 escuelas de educación preescolar, primaria, secundaria, normal.
Empezamos también porque el Señor Presidente Peña Nieto hizo finalmente los esperados cambios en su Gabinete que, entre otras cosas, dan claramente inicio a la carrera de la sucesión “Prisidencial”.
Empezamos también porque dos partidos estrenan líder, un Panista tierno y recién cocinado frente a un Priista con una larga muy larga historia.
En esta ocasión, sin embargo, mi atención va sobre todo a los casi 19 millones de personas mayores de 50 años para decirles que aunque el patrón cultural imperante suele ubicarlos en la puerta de salida, la realidad puede ser muy distinta.
Lo mejor de la vida suele venir después de los cincuenta. Las grandes obras de ser humano han sido realizadas por personas de al menos 5 décadas. Basta asomarse a la vida de Churchill o Thatcher, a la de Miguel de Cervantes, Teresa de Calcuta o Gandhi, aunque igualmente podríamos mencionar a Mandela o a Da Vinci que si no se hubiera mantenido activo hasta el final no tendríamos a la Gioconda.
Pero así como afirmamos que después de los 50 puede llegar lo mejor, afirmamos también lo contrario y lo digo no solo por lo que asegura la señora @MariasunMara le dijo hace días el periodista @lopezdoriga, sino porque si nos asomamos a la Historia, los peores episodios de la humanidad los han generado hombres o mujeres con más de 50 años.
Después de los cincuenta lo mejor de la vida está por venir. El alma, la creatividad y el impulso no se jubilan nunca.
El 23 de mayo 2013, el japonés Yuichiro Miura se convirtió en la persona de mayor edad en alcanzar la cima del Monte Everest a la edad de 80.
La condición, no dejar de soñar nunca…
No se vale apagar el switch antes de tiempo, Tercera llamada, ¡empecemos!
