Se vive un entorno global de creciente complejidad en el mundo que afecta directamente la perspectiva de México tanto en el corto como en el largo plazo.
Después del referéndum del BREXIT, es cada vez más claro que esta decisión va a generar graves consecuencias económicas y políticas tanto para el Reino Unido como para la Unión Europea. La llegada al poder de la nueva Primer Ministra del Reino Unido, Theresa May se caracterizó por nombramientos desconcertantes como el de Boris Johnson como Ministro de Asuntos Exteriores y David Davies como encargado de operar la separación del Reino Unido de Europa. Mucho se discute sobre cuál es la intención de la Señora May al designar a Boris Johnson, una de las cabezas de la campaña por el BREXIT, a través de argumentos falsos y dando al electorado información deliberadamente equivocada para conseguir sus propósitos.
Además, la semana que pasó complicó mucho más la situación europea. El nuevo atentado terrorista islámico en Niza, Francia revive los temores europeos a la migración y al terrorismo, motivos que influyeron fuertemente en el referéndum británico.
Asimismo, el intento de golpe de Estado militar en Turquía contra el Presidente Recep Tayyip Erdogan vuelve a afectar la perspectiva futura de la Unión Europea. Si bien el golpe se frustró y triunfó el gobierno legítimo de Erdogan, no se puede olvidar que éste evoluciona cada vez más hacia un régimen autoritario, en un país de vital importancia tanto por su poderosa presencia en la OTAN, como por el papel de Turquía en la relación entre Europa y Asia, así como por la ambición turca de integrarse en la Unión Europea.
Para complicar más las cosas en Europa, es cada vez más claro el riesgo de una nueva crisis de la banca italiana. De igual forma, España aún se encuentra ante el riesgo de la inestabilidad política ante las dificultades que encuentra, después de esta segunda elección para lograr formar gobierno. En suma, Europa sigue sumando elementos hacia la desaceleración económica y la inestabilidad política.
Estados Unidos vive, de cara a las elecciones presidenciales del martes 8 de noviembre, una creciente polarización. La campaña política de Donald Trump basada en buena medida en el odio, el racismo y la xenofobia ha incrementado la tensión social hacia niveles no vistos en décadas en la sociedad estadounidense.
En el caso de América Latina también existe un panorama complejo. Frente al desastre social y económico que vive Venezuela y que conlleva una crisis humanitaria, está el colapso económico y político de Brasil que puede afectar profundamente a varios países del Cono Sur, y la difícil situación por la que pasa Argentina, en buena medida por la grave situación heredada del gobierno de Cristina Fernández, por mencionar sólo algunos de los casos de países en más grave situación.
Esta convulsa situación me hace recordar dos recientes artículos de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, quien señala nuevamente que los beneficios de la globalización han beneficiado a algunos sectores pero dejan fuera a otros vastos grupos sociales, sin que los políticos muestren capacidad ni sensibilidad para afrontar y resolver esta problemática.
En el caso de México, el entorno económico global continúa amenazando las perspectivas del crecimiento económico. Retomar el camino del crecimiento del producto sigue siendo la tarea pendiente, aunado al combate a la pobreza y las desigualdades. El país vive en un entorno global de desaceleración económica, con un importante aumento de la deuda pública y la caída del consumo interno. En el aspecto social el efectivo combate a la pobreza y las desigualdades va más allá de las discusiones técnicas para medir estas materias entre el INEGI y CONEVAL, o entre las diferencias de criterios entre SEDESOL y CEPAL. Asimismo, el país enfrenta la urgencia de lograr un verdadero Estado democrático de Derecho, con respeto a los Derechos Humanos para todos, no sólo para los grupos más rijosos y con la eficaz aplicación del Sistema Nacional Anticorrupción, que se promulga hoy 18 de julio.