“La gata sobre el tejado caliente”: “Raspar el colmillo”

La gata sobre el tejado caliente

Sinopsis

Brick y Maggie son un matrimonio en crisis; a partir de la muerte del mejor amigo de Brick, éste empieza una  separación amorosa y sexual con su mujer. En una noche tienen una confrontación donde los verdaderos intereses de la pareja salen a flote y ponen en riesgo los intereses de la familia del esposo.

 

Para hacer “La gata sobre el tejado caliente” se necesitan horas de vuelo sobre un escenario; cualquiera, desde la dirección o la actoralidad, que se tope con esta obra se enfrenta a una prueba de fuego: o vives o mueres en el intento. No hay puntos medios. Aplaudo, en primer lugar, el aventarse a tomar este toro. No cualquiera se decide a hacerlo.

Me inquieta saber cuáles fueron las motivaciones de los productores para montar esta obra de Tennessee Williams. Es acertadísima la decisión, en cuanto a su pertinencia a las audiencias mexicanas, porque pisa callos. La tesis de Williams es devastadora: la mentira es la única manera de poder lidiar con este mundo; la sociedad no está diseñada para ser honestos.

En todas las sociedades se vive una doble moral pero la de México se parece mucho a la recreada en “La gata…”. Las manipulaciones de lenguaje, clase e intimidad que hacen Brick y Maggie resuenan con nuestras propias manipulaciones a nivel individual o colectivo. Todo se vuelve más aterrador cuando Williams hace de este texto su mejor radiografía de la pareja; supera, en este sentido, a “Un tranvía llamado deseo”.

Esta obra es incómoda (y lo digo en el mejor de los sentidos) porque no hace concesiones para hablar de la simulación. Todo el tiempo pasaba por mi cabeza esta idea de “alguien pare a estas personas, por favor”; porque la doble moral de la pareja es un kraken que devora a los padres, los hijos, los hermanos, la familia, las instituciones.

Williams es ácido para hablar del mundo de las apariencias; este no-pasa-nada porque estamos-donde-debemos-estar es una camisa de fuerza para los verdaderos deseos de los personajes; sin embargo, conforme pasa la historia, te cuestionas: ¿en serio puedes escaparte del “closet” social? ¿qué tantos compromisos estás dispuesto a perder si decides liberarte? “La gata…” al ser una pieza deja más hundido al protagonista en su propia miseria que como empezó; esto es un gancho al hígado del espectador.

El texto es una proeza y Enrique Singer, el director, hace del trabajo con los actores la guía del montaje. Desde “La mujer justa”, último montaje que vi de él, perfeccionó sus recursos para meterse de lleno al mundo interno del actor e intensificar la construcción de personaje; en “La gata…”, hace una prueba de lo aprendido con extraordinarios resultados. Lo más admirable de la propuesta es el trabajo de contención y la irradiación emotiva del ensamble actoral.

Luis Roberto Guzmán está jugando en las grandes ligas al interpretar a Brick; para su buena fortuna tiene el peso actoral para hacer frente a uno de los personajes masculinos más complejos de la dramaturgia occidental aunque faltan matices por encontrar. Iliana Fox, como Maggie, la siento ligeramente perdida en la primera parte de la obra al abordar el problema sexual de la pareja en cuanto a la intención y el gesto.

Cuando sale Rafael Sánchez Navarro a escena, al representar al padre de Brick, la obra sube de nivel. Tiene los contrapuntos más difíciles, mantiene todo el tiempo el tono de la pieza y, sobre todo, hace un manejo excepcional del cuerpo y la energía. Williams escribió la obra pensando en Brick pero se le salió de la manos el personaje del padre; éste se llevó la mejor parte del pastel.

Amanda Schmelz, Verónica Terán, Carlos Corona y Pablo Bracho están en un ejercicio actoral fuerte y contundente. En lo personal, me conmovió muchísimo Verónica Terán, como la madre de Brick; hace un trabajo cercano y lo que hace con la voz y el cuerpo es estremecedor.

El único elemento que me perturbó fue la escenografía. Todo sucede, en la habitación de Brick y Margaret, pero con el paso de las escenas esta imagen se pierde y no queda claro si existen cambios y límites espaciales. Tal vez la presencia de una cama en el centro del escenario todo el tiempo no ayuda; cuando se está en la habitación no hay ningún problema pero cuando se intuye que están en otro lugar y tratan de integrar la cama a este nuevo reacomodo es disonante.

“La gata sobre el tejado caliente” es un trabajo valioso: no sólo por montar a Tennessee Williams (eso es un logro en sí mismo) sino por hacer un montaje sólido. Me preocupan las fotos de la publicidad ya que no reflejan el espíritu de la obra; si alguien, sin la más remota idea del autor o del texto, decide comprar un boleto por las imágenes de la campaña publicitaria podría salir confundido (o hasta defraudado) porque esos ganchos visuales no se ven en el montaje.

Traspunte

¿Qué habrá hecho Felipe Fernández Del Paso en “Myst”? Tal vez dirigir conciertos sea algo más genuino en él.

“La gata sobre el tejado caliente”

De: Tennessee Williams

Director: Enrique Singer

Foro Cultural Chapultepec (Mariano Escobedo 665, colonia Anzures)

Viernes 18:45 y 21:15 p.m., sábados 18:15 y 20:45 p.m., domingos 17:00 y 19:30 hrs.

 

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