Dice un refrán de Estados Unidos desde luego en inglés que le traduzco al español, el jardín del vecino se ve siempre más verde y así parece acontecer con un crítico taurino español de gran prestigio, Manuel Moles, el que semana a semana, en su longevo programa de A los toros, comenta que en Latinoamérica existen un gran número de patrocinadores publicitarios para los toros a diferencia de España y no teniendo datos de Colombia o de Ecuador, le aseguro que en México, no es el caso.
El programa de Manolo y su muy buen equipo de colaboradores en el mundo taurino, pasa los lunes en España de 2 a 4 de la madrugada y la verdad no sé si a esas horas en la península exista una gran audiencia en vivo para un programa de gran calidad y contenido; las voces de todos los protagonistas de la fiesta siempre se expresan lo que hace muy rico el contenido y la participación del matador, Juan José Padilla, expresa lo que un torero en activo opina y pregunta desde el punto de vista del actor y no solo del periodista.
En México los programas de televisión y radio cuentan con muy poco o nulo patrocinio, para dar una idea hace unas semanas el único programa diario radiofónico conducido por Marysol Fragoso por las noches a las 20 horas y en el que tenía el gusto de colaborar desde hace un año, fue retirado de la programación de Radio Mil en A.M, por razones económicas y también por qué las políticas de la estación y de otras estaciones, es retirarse de la difusión por ausencia de quién patrocine y también por francamente, oponerse al toreo.
Si lo que Moles afirma en España con relación a los patrocinadores es cierto, menudo problema tenemos para difundir los toros, pues cada vez más las empresas no quieren ser relacionadas con la fiesta con ejemplos de excepción como la empresa vitivinícola Nubori o GNP, sean los diferentes y pongan su pauta de publicidad en lo que aman y por ello lo difunden.
Lo escribo, por qué a muchos taurinos españoles se les hace fácil opinar que en otros países es menos complejo que en España apalancar económicamente al toreo y cuando menos en México no es así. Aquí desde hace años, la lejanía de la afición pasa como allá, por un cambio de costumbres sociales captadas por el entorno político y económico que les permiten ser pasivos ante la tradición del toreo pues ya no les es rentable.
Hoy los espacios de comunicación tradicionales están alejados del toreo y cercanos a otros espectáculos como el fútbol nacional e internacional y otros deportes como el fútbol americano o el béisbol de los Estados Unidos, que ocupan espacios y reciben ingresos publicitarios por ese concepto de empresas que no van a invertir en un espectáculo que en asistencia claramente ha disminuido y además suponen que vulneran su reputación empresarial.
Lo que me preocupa y por eso me atreví a escribir estas líneas es que por ser tan escuchado el espacio de Manolo Moles en España y otros países taurinos, es que los profesionales supongan que en México estamos en jauja y que por ello sus pretensiones económicas para actuar las aderecen con honorarios fuera de cacho y con exigencias de ganado absurdas, sustentados en que ese toro lidiaban en su época gloriosa Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera y otros quienes por cierto abarrotaban las plazas a diferencia de casi todos los toreros en la actualidad de España y de México.
Estamos hablando de hace casi cuarenta años y desde entonces en el mundo, las condiciones han cambiado, así como las preferencias populares.
Uno que pudiera hablar muy bien del tema es Pablo Hermoso de Mendoza que con base en organizar sus corridas anuales a manera de evento en cada localidad, ha logrado mantener el caché y tener un número de actuaciones importantes cada año.
En fin lo escribo para que se tome nota, como diría Juncal, ya que inferir que es muy fácil convocar a plaza llena a los menos aficionados taurinos de los países como México y criticar a las empresas mexicanas taurinas es ser trivial e injusto y no querer entender que el problema de la fiesta no solo es de forma, sino desafortunadamente de fondo y que no lo comprendan quienes se supone son expertos, debería preocupar y mucho.