¿Por qué se violan los derechos humanos?

¡Felicidades a mi querido hermano gemelo Efrén Manuel por nuestro próximo cumpleaños!

¡También a Güicho!

De rápido, nos podrían venir a la mente tres respuestas que resuelven la interrogante: 1. Porque el gobierno ejerce el poder para alcanzar sus objetivos por encima del respeto a los derechos, ya sea consentidamente o por desconocimiento de lo que son éstos (por falta de profesionalización y capacitación); 2. Porque es incompatible la norma jurídica con la realidad y; 3. Porque en realidad son sólo una ficción que sirve al poder político.

Hablar del punto 1 sería aceptar que México tiene un gobierno totalitario que efectivamente sobrepasa cualquier tipo de derecho y la ley misma para implementar rumbos ideológicos, políticos, sociales y jurídicos que alcancen los objetivos fijados aun y en contra de las libertades y derechos de sus gobernados, lo cual queda descartado para el caso de nuestro país.

Como norma jurídica, en el punto 2, me quiero referir a ella en su sentido amplio; es decir, a cualquier regla jurídica nacional o internacional de la que México sea pactante, acto u omisión de autoridad o a cualquier institución gubernamental. Por consiguiente, si reflexionáramos en relación al derecho humano, por ejemplo, del debido proceso, nos percataríamos que en la realidad es muy probable que dicho derecho sea vulnerado una y otra vez por las autoridades encargadas de garantizar el orden, sobre todo, como ya he comentado en anteriores entregas, por el policía: mal formado, mal capacitado, mal pagado; con horarios laborales terribles e ineficaces y con mínima o nula seguridad social, entre otras muchas más circunstancias adversas. Además de que, por otro lado, el debido proceso ha sido en los hechos proclive al acusado de haber cometido el delito; pudiera ser que dicha violación a este derecho humano, dentro de la lógica y lo racional, no sea argumento suficiente para anular todo un juicio penal y, por lo tanto, dejar en libertad al acusado. Es evidente que de ser lo anterior estaríamos ante un desequilibrio de la relación víctima y victimario, lo cual contradice uno de los principios del derecho que es la igualdad ante la ley. Pero por alguna razón, seguimos con policías que no “darán el ancho” ante las exigencias del nuevo sistema de justicia penal acusatorio, el cual, precisamente, maximiza ese derecho humano y todos en general. Al respecto cabe una pregunta: ¿fue intencional no actualizarnos, profesionalizarnos y capacitarnos debidamente o simplemente fue mero descuido? Resulta más perspicaz la pregunta si la relacionamos con la infinidad de recursos humanos, materiales y económicos destinados a la capacitación de todas las autoridades, defensores de oficio y de la población a través de un permanente bombardeo comunicativo en los medios impresos, electrónicos, televisivos y de radiodifusión y, en términos generales, recursos destinados para todo lo que tenga ver con la seguridad pública, incluyendo los recursos otorgados por gobiernos o instituciones u organismos extranjeros.

Finalmente, desde una reflexión cultural de los derechos humanos y su contrastación con lo jurídico y el ejercicio de la política, vemos que en la realidad éstos no logran concretarse por más que estén señalados en las Constituciones Generales de casi todos los países y tratados internacionales, por más que sean asiduos en los discursos y retóricas de las autoridades y por más que todos estamos de acuerdo que deberían ser realidades y no sólo ilusas promesas. Sin embargo, en los hechos éstos derechos no llegan a ser: el derecho a la igualdad  y prohibición a la discriminación, la igualdad entre mujeres y hombres, la igualdad ante la ley y al debido proceso; también el derecho al trabajo, al salario y vivienda (dignos); el derecho a la salud y a la educación (de calidad); inclusive, también, uno muy peculiar que es el derecho a la verdad.

Tal parece que los derechos humanos son sólo una realidad lingüística idónea para hacer discursos bonitos y políticamente correctos; para justificar una supuesta democracia y con ello apaciguar los ánimos reales, legítimos y sinceros de la liberación de las personas; tal parece que es sólo un ideal que pretende comprobarse a través de un método científico experimental y que al ser sólo eso, ideas, jamás podrán ser refutables en los hechos de la vida de las personas. Porque, es cierto, aparentemente tenemos esos derechos, pero también cierto que no lo son de calidad: ¿60 pesos de salario por 8 horas de trabajo? ¿Créditos del FOVISSTE y del INFONAVIT para vivienda de 300 mil pesos? ¿El derecho al trabajo sin estabilidad laboral? ¿Debido proceso, igualdad ante la ley y seguridad jurídica? ¿Nuestra educación y servicios de salud son para todos sin excepción y de calidad? ¿Realmente nos dicen la verdad? Pareciera que todo es sólo un discurso bondadoso que hábilmente tiene el propósito de ocultar, precisamente, la verdad; dado así para violar esos derechos humanos y justificar la existencia de aparatos burocráticos para su defensa, pero que en realidad son parte de ese discurso de dominación de las personas.

cruzvazquezmanuel@gmail.com

marcialmanuel3@

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ELISABET

EN EL TITULO DICE PORQ SE VIOLAN LOS DERECHOS HUMANOS BPERO EN TODO EL TEXTO NO VI LA RESPUESTA

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