La democracia en un “clic”

Convoco a Nietzsche en esta mañana en que se asoma discreta la primavera, y lo hago con aquella frase categórica de su obra Así habló Zaratustra en la que dicta sentencia contundente en contra de esa institución decimonónica: el estado, el más frío de los monstruos fríos.

Y lo hago además, porque a lo largo de mi vida me inclino cada vez más por ese espíritu dionisíaco que el filosofo alemán defendió hasta la extenuación; en este caso frente a una moral decadente en el ámbito político que nos invoca a la resignación; por eso yo abogo por la lucha y el vitalismo, y porque nuestro contexto histórico lo demanda con mayor insistencia cada vez más. Por eso aunque esa frase fue producto del pensamiento decimonónico, quizás sea este siglo XXI el que la recupere como impulsadora de cambios.

Además porque creo igualmente, que una gran mayoría de la clase política aún no ha tomado conciencia de ese movimiento sutil y soterrado que cambiará las estructuras de las democracias occidentales, me estoy refiriendo a internet y las redes sociales: herramientas revolucionarias, capaces de accionar en un clic procesos ciudadanos insospechados hasta hace poco tiempo. Ya que esa acción de pulsar el botón del mousse o ratón, esa simple operación libre, sin filtros de partidos, generará un sistema a través de una simple operación, que detonará múltiples posibilidades en el sistema democrático; pulsaciones que generarán acciones simples, dobles, triples…múltiples.  Que al igual que ese clic o pulsador y a modo de metáfora, provocará un contacto eléctrico que desencadenará en un cierre del circuito al pulsar, o al relevo o apertura del circuito al liberar el pulsador.

Por eso hace poco días, las declaraciones de  Gianroberto Casaleggio, el gurú de internet en Italia y creador del producto Beppe Grillo y el M5S ( movimiento cinco estrellas ), no me dejaron impasible, ya que en ellas se entre lee una suerte de profecía que establece que en el año 2018 el mundo se dividirá en dos grandes bloques: el Oeste, con un sistema de democracia directa y con acceso gratuito y universal a la red, y el Este, dividido en tres áreas: China, Rusia y Oriente Medio, donde se controlará el acceso a Internet y la dictadura de esta manera realizará en una vigilancia continúa a la ciudadanía.

Ni tampoco me ha dejado indiferente, la gira de la bloguera cubana Yoani Sánchez, quien ha recibido desde el premio Ortega y Gasset por parte del diario español El País en el año 2008, o el reconocimiento por parte de TIME o la CNN de que su blog es uno de los 25 más influyentes del planeta. Estoy segura por ello de que la Radicalidad democrática y la participación ciudadana tienen en este momento de la historia, las armas más potentes de destrucción masiva para transformar un sistema democrático inservible: internet, y las redes sociales, que por cierto aún no cumplen una década desde su nacimiento.

La libertad individual podrá y deberá ejercerse directamente  a través de un clic, de una simple pulsación que derroque al viejo sistema democrático que ya no nos representa. Evidentemente yo no creo en los redentores, pero sí en una ciudadanía libre e informada; por eso estos nuevos movimientos rupturistas del actual sistema democrático actual, así como las nuevas herramientas que la tecnología y la ciencia nos ofrecen, no son compartidos por “vieja izquierda” ni por supuesto por la “vieja derecha” que como siempre comparten amplios espacios de intersección ideológica; porque estos escapan de su control y les crean grandes contradicciones. Así que estos movimientos hay que dejarlos fuera de la toxicidad del etiquetado demasiado manido y absurdo de la izquierda derecha, y romper con el paradigma de una vez.

Es el momento de dejar el ostracismo sobre el que cimienta su permanencia el viejo sistema, un poder político que no ejerce la ciudadanía y que está detenido, fosilizado en el tiempo. Lo que tenemos ahora no nos engañemos es solo fe democrática, que es ejercida o delegada a través de un voto que depositamos cada ciertos años, pero que utilizan a su antojo instituciones y partidos; no es una herramienta de control continuo.

Por lo tanto es el momento de luchar por ejercer el poder, y poder así, desapoderar a la clase política. Porque si podemos a través de ese clic hacer desde transacciones comerciales, desarrollar nuestras profesiones, o establecer relaciones sociales, por qué no lo hacemos con la política y delegamos las decisiones que más impacto tienen en nuestras vidas a través de unos representantes que en la mayoría de las ocasiones lo ejercen en beneficio propio.

No es un absurdo tener que reunir miles de firmas para poder presentar una iniciática legislativa popular en un Parlamento o Congreso, cuando los que allí se sientan están por delegación nuestra?. Por qué con un sistema de voto electrónico no podemos nosotros mismos ir legislando? Estas cuestiones son compartidas por amplios sectores sociales, y esta en nosotros el darles las respuestas más comprometidas y responsables.

Yo por lo de pronto y seguramente como efecto de la primavera, invoco la frase del poeta Walt Whitman para rematar.

 Retumba! ¡Avanza! Democracia: ¡pega con golpe vengador! 

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