A pesar de que el número de muertes por desastres en América ha disminuido, la cifra de afectados ha crecido. América, con un promedio de 40 desastres al año, ocupa el segundo lugar después de Asia en cuanto a vulnerabilidad de desastres, de acuerdo con datos de la Federación Internacional de Cruz Roja y la Media Luna.
Los desastres relacionados con el clima se han vuelto más frecuentes desde los 80 han pasado de un total de 1,409 a 3,432 en el periodo 1998-2007, según el Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres.
México es un país de alta vulnerabilidad, ya que de acuerdo con el Índice de Riesgo de Desastres del ONU, se encuentra entre los 15 países con mayor población absoluta expuesta al peligro de terremotos, ciclones tropicales y sequías.
En el país, la temporada de huracanes inicia oficialmente en el Atlántico el 1 de junio y en el Pacífico el 15 de mayo, para finalizar el 30 de noviembre en ambas zonas.
Evidentemente el costo de la prevención es más reducido en el mediano plazo que seguir atendiendo año con año los desastres que se generan en el país.
En 2010, lo huracanes que más afectaron al país fueron Alex y Kart, este último impactó a 150,000 personas y los daños se estiman en 3,900 millones de dólares (mdd).
Alex tuvo un saldo de 12 muertos y el costo se calcula que fue de 800 mdd. Ambos suman un total de 4,700 mdd, sin contar los otros sucesos ocasionados en dicha la época.
Ante tales sucesos Oxfam México ha implementado el Modelo local participativo de gestión de riesgos en los estados de Chiapas y Tabasco, porque sabemos que una población preparada tiene mayores posibilidades de sobrevivir ante los desastres y los costos son menores.
Nuestra intervención inicia en 2007 y 2008, en los estados de Chiapas y Tabasco, en tres líneas de acción que van desde la atención a la emergencia, la prevención y, ahora en 2011, en la rehabilitación de medios de vida, generando una alianza estratégica con la Fundación del Empresariado Mexicano (Fundemex).
La apuesta conjunta ha permitido reducir la vulnerabilidad de los municipios donde se ha trabajado este proceso, además de contar con actividades de mitigación de riesgos, también se rescata el valor de la producción de traspatio, generando un círculo virtuoso que permite la seguridad alimentaria de dichas comunidades.
La prevención va acompañada de mapas de riesgo, planes de contingencia, plantas potabilizadoras de agua y la organización a través de los comités de gestión de riesgos, que saben cuándo y cómo actuar ante desastres. Los recursos utilizados en la prevención y la rehabilitación con mitigación ascienden alrededor de 400,000 mdd.
Evidentemente el costo de la prevención es más reducido en el mediano plazo que seguir atendiendo año con año los desastres que se generan en el país, el modelo pretende abarcar otros estados como Veracruz, Oaxaca y Guerrero que son estados considerados con un alto índice de vulnerabilidad.